miércoles, 29 de junio de 2011

Holy Terror, Frank Miller jugando con fuego.

Diez años después de los atentados del 11-S (supongo que no es casualidad), se anuncia la llegada el próximo Septiembre a la librerías americanas de Holy Terror, el por el momento último trabajo de Frank Miller en el mundo del cómic, y tal vez el más polémico de un autor acostumbrado a vivir en la polémica.

El propio Frank Miller ha reconocido más de una vez que el 11-S le impacto enormemente tanto que le llevo a modificar lo que inicialmente tenía pensado para DK2, quedando de esa forma la obra un poco descompensada, tras dos primeros números magníficos y un tercero (que más allá de su excelente final) no parecía estar a la altura.

Fue en ese contexto cuando surgió la idea de Holy Terror, obra que en un principio iba a estar protagonizada por Batman y que iba a ser algo así como el cruzado de la capa contra Al Qaeda, Miller señalaba que su país estaba en guerra y consideraba que los cómics podían jugar un papel en todo esto, al igual que lo habían hecho en la II Guerra Mundial cuando los distintos superhéroes no dudaban en pelear contra Hitler o los japoneses, los cómics se convirtieron en medio de propaganda más y se unían en la medida de sus posibilidades, al esfuerzo bélico de su país, Miller consideraba que había llegado la hora de recuperar ese espíritu.

Pese a lo delirante y peligroso que puedan sonar todas estas cosas, lo cierto es que hubiera sido curioso ver a un Miller desbocado (y probablemente desquiciado) manejando a Batman en semejante berenjenal, claro que todo esto tenía sentido en su contexto, en su momento, a medida que el tiempo fue pasando y con los desastres de Afganistan e Irak de por medio la idea detrás de Holy Terror fue perdiendo todo su sentido.

Para sorpresa de propios y extraños, y pese a que Miller parecía más metido en otras cosas, el propio autor decía que seguía trabajando en la obra y que ni mucho menos había abandonado el proyecto, aunque este si se había transformado, Batman dejaba de ser el protagonista pasando a serlo un nuevo personaje The Fixer, aunque la idea tras todo parecía seguir siendo la misma, ahora el cómic esta terminado y para Septiembre se anuncia su salida en los USA.

¿Que podemos esperar de Holy Terror?, es difícil decirlo, Miller es un autor acostumbrado a los excesos, un autor que a estas alturas de la película puede hacer lo que quiere sin tener que rendir demasiadas cuentas, si Holy Terror hubiera salido en su contexto original, con Batman como protagonista, el mismo autor reconoce que estaríamos ante una obra muy airada, tal vez demasiado airada, ahora 10 años después y aunque Miller señala que la perspectiva que le da el tiempo le ha permitido crear una obra más “cohesionada”, no movida a base de ira e impulsos, es complejo adivinar que saldrá de todo esto, pero una cosa esta clara, Miller juega más que nunca con fuego y esta vez se puede quemar.

Salga lo que salga de Holy Terror, y aún reconociendo que la cosa tiene muy mala pinta (eso si la portada me ha gustado, me ha parecido la mar de llamativa...aunque parece anticipar demasiado por donde van a ir los tiros) yo no pienso poner a parir al autor de obras como Born Again o DK antes de haber leído su trabajo, cierto es, que los últimos antecedentes (el desastre de Spirit en el cine, y la extremadamente divertida pero claramente menor, además de inconclusa, All Star Batman y Robin en los cómics) no son los más halagüeños, cierto es también que la temática de la obra y los principios sobre los que se sustenta, suenan bastante mal, pero creo que si alguien se ha ganado un margen de confianza y cuando menos un poco de respeto ese es Frank Miller, sea como sea esperemos que Holy Terror llegue a España pronto y podamos juzgarlo por su méritos o desméritos y no por la pinta que tiene o deja de tener.

lunes, 27 de junio de 2011

La JLA de Grant Morrison.

Uno de los pocos títulos realmente estimulantes del recién anunciado relanzamiento del Universo DC, es la JLA de Geoff Johns y Jim Lee, habrá que ver si al final están a la altura de las expectativas, pero de las diferentes etapas por las que ha pasado la JLA a lo largo de sus historia, hay una en especial que me gustaría que sirviera de referencia a este nuevo equipo creativo: la JLA de Grant Morrison.

Si algo ha demostrado Grant Morrison a lo largo de su trayectoria, cuando ha trabajado con personajes ajenos, es inteligencia y atrevimiento, sabiendo jugar con la esencia de alguno de los principales iconos de la industria, llevándolos a su terreno y haciendo cómics de autor en el mismísimo corazón del mainstream, así por ejemplo, en los X-Men partiendo casi de los mismos esquemas de la clásica etapa Claremont-Cokrum-Byrne supo hacer una obra personal y cambiar el paradigma de los mutantes, de temidos y odiados a herederos del futuro, en Batman partiendo de la historia misma del personaje ha buscado integrar en un todo los 70 años de tebeos del mismo a la par que trata de hacerlo crecer; su etapa en la JLA no sería muy distinta.

Cuando uno piensa en la JLA, piensa a lo grande: Superman, Batman, Wonder Woman, Flash, Green Lantern, Aquaman y el Detective Marciano (los llamados 7 grandes del UDC) en aventuras más grandes que la vida, luchando contra enemigos imposibles, con el destino de la Tierra, cuando no del Universo mismo, en juego.

Sin embargo cuando Morrison se hizo con la colección, a finales de los 90, la cosa hacía mucho que no era así, ya antes de las Crisis originales el grupo había perdido sus raíces y salvo la sempiterna presencia del Detective Marciano, La Liga estaba más compuesta por secundarios que otra cosa, tras las Crisis, la Liga de la Justicia vivió una de sus más interesantes etapas de la mano de Giffen y DeMatties, el grupo más importante del Universo DC se convirtió en una de las mejores colecciones de la casa en una de sus etapas de mayor esplendor, sin embargo, una vez más las presiones editoriales y el enorme peso de sus propias colecciones fue alejando a la mayoría de los 7 grandes, con las excepciónes de Batman (y solo al principio), Flash y el Detective Marciano.

La JLA de Giffen y DeMatties tuvo por fuerza que alejarse del concepto fundacional de la Liga, y partiendo de una base desmitificadora, paso a centrarse más en las relaciones personales y la caracterización de personajes secundarios en el UDC, pero que pronto se hicieron con un hueco en el corazón de todos los aficionados, su sentido del humor, sus ágiles diálogos y lo desenfadado de su propuesta, hizo de esta todo un éxito...que solo duro lo que permanecieron estos autores en la colección, ninguno de sus sustitutos (Dan Jugers o Gerad Jones) consiguieron hacer que la cosa funcionara como antes y la JLA, sin los personajes principales de la casa y sin verdadero talento en sus equipos creativos para saber jugar con otros personajes, se fue poco a poco hundiendo en la nada.

Cuando Grant Morrison acepto el reto de relanzar la JLA tenía muy claro que lo que había que hacer era ir a la esencia, había que recuperar a los 7 grandes y había que enfrentarlos a amenazas cada vez más gargantuescas en un continuo “más lejos todavía” que mostrara a las claras porque la JLA era el grupo más importante y poderoso de todo el Universo DC.

Desde un enfoque puramente icónico (curiosamente en el extremo opuesto de la otra gran etapa de la JLA en al era moderna, la ya mentada de Giffen y DeMatties), donde las relaciones personales o la caracterización de los personajes tenían menos relevancia, al fin y al cabo la mayoría de los miembros contaban con serie propia, la JLA narraría aventuras más grandes que la vida luchando contra enemigos de enormes poderes con el destino de la Tierra cuando no del Universo mismo, en juego, lo que se suponía que era la JLA y lo que tal vez nunca debío dejar de ser.

Así Morrison, en realidad no inventó nada, sin embargo supo adaptar con acierto el planteamiento fundacional de La Liga a los nuevos tiempos sabiendo, una vez más dejar su sello personal, sobre todo en unos excepcionales primeros números, (los mejores de toda la etapa), donde además de mostrarnos un Batman gigantesco (que adelanta su visión actual del personaje), o anticipar lo que sería Crisis Final (en la excelente saga La Roca de la Eternidad), marco la senda a seguir para uno de los cómics más influyentes de la década pasada: The Authority, que copia con descaro el planteamiento del autor escoces, y lo lleva aún más lejos, al no tener que lidiar con el control editorial que supone tratar con personajes tan reconocibles.

Tal vez el principal problema de la etapa, este en el dibujo, con un Howard Potter (que no fue el único, pero si el principal dibujante) excesivamente noventero y que nunca termina de estar a la altura de los guiones de Morrison, en todo caso estamos ante una etapa ejemplar, que recupera la quintaesencia del grupo más importante de los cómics de superhéroes y marca el camino a seguir para cualquier acercamiento a este que merezca la pena ser recordado.

Queda por ver lo que harán Johns y Lee en el nuevo relanzamiento del grupo, es difícil que lleguen al nivel de esta etapa, pero si la tienen presente y la usan como base, las posibilidades que de ahí salga un gran cómic aumentaran exponencialmente.

sábado, 25 de junio de 2011

Gene Colan ha muerto, su obra permanencerá para siempre.


Se nos ha ido uno de los más grandes creadores de la Era Marvel, el señor de las luces y las sombras, aunque realizó trabajos en multitud de géneros y editoriales para mi su nombre siempre estará ligado a la, en sus años si, Casa de la Ideas.

Namor, el Capitán América, Iron Man o sobre todo la Tumba de Drácula son alguno de los personajes a los que este genio del lápiz aporto su inmenso talento, sin embargo para mi Gene Colan siempre será el que supo ver el potencial de Daredevil para las sombras, el artista que aunque los diálogos y las historias fueran por otro camino supo anticiparse visualmente a Miller y sumergir a Daredevil en los claroscuros de una ciudad, Nueva York llena de héroes de colores, el Daredevil de Colan, era un personaje que convivía con las sombras, que se sentía agusto en la oscuridad, un personaje que a falta todavía de un identidad argumental había encontrado en sus lápices el soporte necesario para destacar, para no ser uno más y es que aún hoy Gene Colan sigue siendo de los mejores (si no el mejor) lápiz con el que haya contado el hombre sin miedo.

Es curioso el caso de Gene Colan en España, sin el aura mítica de autores como Jack Kiby, Steve Ditko, John Romita sr. o John Buscema (los otros cuatro pilares de la Era Marvel), Colan en nuestro país alcanzo su merecido reconocimiento gracias en gran medida a las hoy tan denostadas Bibliotecas Marvel, formato cuya ausencia de color, lejos de perjudicarle (como si sucedía con otros autores) llego a engrandecer un dibujo tan marcado por los claroscuros y el dominio de las luces y las sombras.

Gene Colan se ha ido, si, pero su obra quedará como huella imborrable de su paso por este mundo, una obra a la altura de los más grandes que harán que Gene Colan nunca sea olvidado.

viernes, 24 de junio de 2011

Friends, ¿la reina de las sitcom?

Zapeando el otro día a la hora de comer, por entre la maraña de canales TDT que hoy tenemos, me encontré con una más que agradable sorpresa, un episodio de Friends, y no pude evitarlo, la nostalgia me invadió.

Si el otro día decía, con el Superman vs Muhammad Ali, que hay comics con un aura especial, es conveniente señalar que tambén hay series así, series que por un motivo u otro conectan con el publico y se tornan en referentes para una generación, Friends es ese tipo de serie, un autentico gigante de las sitcom cuyo impronta aun se palpa hoy en día, 7 años después de su final y 17 desde que se iniciara.

En mi caso, mi experiencia personal con esta serie es un tanto curiosa, recuerdo que la primera vez que la vi fue en la sobremesa de Canal +, esperaba ver una serie que llevaba bastante tiempo siguiendo, Caroline in the city, una serie la mar de simpática sobre una dibujante de una tira cómica de éxito, que tenía un ayudante (Richard, creo) borde y resabido que era la monda, la serie me encantaba y solía verla casi todos los días, cuando en lugar de ella me encontré con una serie nueva llamada Friends, mi cabreo fue enorme, “¿pero que mierda es esta?”, “¿donde coño esta Caroline?”, son alguna de las lindezas que pasaron por mi cabeza, no me lo podía creer, me quitaban mi serie favorita cuando ni siquiera había acabado, el caso es que, pese a todo, empece a ver Friends de mala gana y con bastantes prejuicios.

El primer episodio no me gusto mucho, “esto son una panda de pijos que se creen muy guais por hablar de sexo y decir chorradas, yo quiero a Caroline pensaba, por una razón u otra la seguí viendo y...quede irremediablemente atrapado, la serie no era buena, no, era genial, no solo le daba mil patadas a Caroline si no que era adictiva como pocas, no podía perderme ni un solo episodio, si un día no lo podía ver lo grababa y lo veía al día siguiente, me convertí en un fan irredento.

En esa época (la serie se estreno en 1994, no me acuerdo cuando llego a España pero no creo que mucho más tarde) ser una fan de una serie era una putada, no solo estabas a expensas de que el canal que la emitía dejara de hacerlo por cualquier motivo, si no que incluso no tenías la garantía de que no dieran episodios repetidos o de que empezaran desde el principio sin saber porque, en el caso del Canal + la putada era que como la serie tuvo éxito, las nuevas temporadas las daban primero codificadas y más adelante en abierto, y claro con los continuaras brutales de algunas temporadas esto era un sin vivir, ¡ lo que hubiera dado por tener Internet esos años y poder acabar con la dictadura televisiva!

Vista con la perspectiva que da el tiempo, lo cierto es que diez años son muchos años, y en la serie hay altibajos y cosas como las eterna relación entre Rachel y Ross se llegaron a hacer pesadas, pese a todo la serie sigue siendo un referente entre las sitcom, y tiene en su haber uno de los finales más conmovedoramente nostálgicos que uno recuerda haber visto en una serie de televisión, la primera vez que lo vi una lagrimita se me escapo y todo oigan.

Muchas son las claves que explican el éxito de la serie, pero personalmente me quedo con dos: su coralidad, al contrario que series actuales como How i met your mother, Dos hombres y medio o Big Bang Theroy, Friends no baso su éxito en la existencia de un personaje principal que centrara los gags o se convirtiera en el alma de la serie, plenamente coral, Friends tenía un reparto equilibrado, donde todos los personajes tenían su peso y sus momentos de gloria, el otro aspecto fundamental es su sinceridad, Friends era una serie que narraba la vida seis amigos en su camino hacía la madurez plena, lo hacía sin edulcorantes, eran simplemente seis personas que se reunían en un café para compartir sus vidas mientras se enamoraban, se casaban, tenían hijos o cambiaban de trabajo, Friends iba de frente, no pretendía ser (ni lo era) políticamente correcta o blanda, solo, usando como principalmente herramienta el humor, contaba la vida de seis personas que podíamos ser perfectamente tu o yo.

Esa posibilidad de identificación, ese creerse a los personajes, son lo que tornaron a Friends en un éxito tan rotundo y hacen que hoy la serie no solo se aguante perfectamente, si no que la sitúa bastante por encima de la mayoría de sitcom, (y eso que muchas son muy buenas) que hoy se emiten, al menos de las que un servidor sigue, claro.

Decía al principio, que Friends tiene un aura especial, un algo que hace que se convierta en un referente generacional, que hace que los años no pasen por ella, ese algo tan difícil de conseguir y a la que muy pocas llegan, ese algo tiene un nombre, se llama magia, y Friends la posee a raudales.

miércoles, 22 de junio de 2011

Superman vs Muhammad Ali: Entre la realidad y el mito.

Hay cómics que tienen un aura a su alrededor, comics especiales que por una u otra razón parecía que nunca íbamos a poder leer, entre esos comics encontramos cosas como Miracleman (menos mal que existe internet), Cerebus (que por fin ha llegado a España) y este Superman vs Muhammad Ali que hoy nos ocupa.

Este cómic es especial por muchos motivos, primero tenemos lo bizarro de su propuesta que incluso hoy en día tiene por fuerza que llamar la atención, Superman y Muhammad Ali en una pelea de boxeo en mitad del espacio y con el destino de la Tierra en juego, ¿quién da más?, por otro lado claro, esta el tema de que, por problemas de derechos (siempre es por problemas de derechos) parecía que el cómic jamás se podría volver a publicar en España desde lo que lo sacara Novaro a finales de los 70 y por último y más importante, porque Neal Adams considera este trabajo el mejor, o al menos el que más orgullo le produce, es su dilatada y espectacular carrera.

Y eso amigos míos son palabras mayores, y es que como señalaba Mo Sweat en su interesante blog Comic is Art, Adams es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el genero superheroico, revolucionario y rompedor, Adams con su estilo hiperrealista, con su arriesgada composición de página, con su fuerza narrativa creo escuela siendo maestro y referente de toda una generación, dejándose sentir su influencia incluso hoy en día.

Obras como sus colaboraciones con O´Neil en Green Lantern/Green Arrow o Batman o sus colaboraciones con Thomas en La Guerra Kree/Skrull o la Patrulla X son claros ejemplos de la inmensa calidad de este artista, que el mismo considere este Superman vs Muhammad Ali su mejor trabajo, hace que cuando menos echarle un vistazo sea algo casi obligatorio.

Y eso que la edición Absolute de Pda no invita demasiado a ello inflada como esta de precio, pero bueno es un comic único y es una oportunidad que no se podía dejar pasar, hojeando el cómic uno se da cuenta de que el orgullo de Adams esta bien justificado, el dinamismo de sus composiciones, la ferocidad de lo combates con coreografias que parecen querer salirse del papel, el planteamiento de las páginas y la composición de las viñetas hablan de un artista que quiso volcar lo mejor de si en una obra que sabía era especial, cuenta además con la ayuda de su cómplice habitual el legendario Dick Giordano a las tintas, Giordano con quien ya colaborara en sus obras más destacadas para DC, se ajusta una vez más como un guante a los expresivos lápices de Adams, el elenco de autores legendarios se completa con Terry Austin (mítico entintador de Byrne en Uncanny X-Men), que en uno de sus primeros trabajos en la industria, entintaría los fondos.

Leyendo el cómic, que de nuevo cuenta con guiones del no menos legendario Denny O´Neil, (pese a que sería el propio Adams quien esbozará el argumento y completara el guión) uno se encuentra con una entretenida, aunque sobada historia que sin embargo tiene el merito de saber meter a Ali en el mundo superheroico y hacer que este funcione, además claro de permitir a Adams lucirse en todo su esplendor, tiene además un (muy limitado, eso si), cariz social que enlaza con la reivindicación por los derechos civiles defendidos por Ali.

Así pues con este Superman vs Muhammad Ali estamos ante una autentica joyita, yo le tenía muchas ganas y no me ha defraudado en absoluto y es que a veces la realidad si esta a la altura del mito.

lunes, 20 de junio de 2011

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil, de crisis en crisis.

Personaje siempre al filo, si por algo se ha caracterizado la trayectoria vital del hombre sin miedo, desde que Frank Miller cogiera las riendas del personaje, ha sido por sus casi permanentes ciclos de crisis/renacimiento que no parecen tener fin siendo Shadowland y la próxima Reborn el ultimo caso, hoy vamos a hacer un breve repaso por alguno de los ejemplos más destacados.

La originaria etapa de Miller, es en muchos aspectos la iniciadora de todo esto, Miller cambio para siempre el scope del personaje, transformándolo de un héroe en esencia optimista a un personaje torturado, que en su peor momento llego a arrojar a la muerte a su principal nemesis.


Miller se valió de dos piezas claves para transformar a Daredevil, por un lado Elektra, amor de juventud que regresaba ahora a su vida convertida en una mercenaria asesina, por definición debería ser enemiga natural de Murdock, pero este al ser incapaz de dejar de amarla se ve atrapado en una espiral de la que ya no podrá escapar, por otro lado Kingpin, enemigo implacable, que nunca se mancha las manos y que bajo una apariencia de respetabilidad controlaba con mano de hierro el crimen de Nueva York, Murdock incapaz de vencerlo, se ve en no pocas ocasiones obligado a aliarse con él cuando no a recurrir a sus mismas tácticas para asestarle derrotas más o menos menores.

La muerte de Elektra y el enfrentamiento definitivo con Bullseye, dejaban a Murdock derrotado y casi sin posibilidades de seguir adelante, la primera gran crisis del personaje había llegado, aunque en este momento no hubo renacimiento en sentido estricto, o no lo hubo hasta que Miller acompañado de Mazzuchelli regreso, en Born Again, saga que prácticamente se puede leer después de la primera etapa de Miller, de la que es continuadora espiritual ya que retoma al personaje tal y como el mismo lo dejo sin que fuese necesario sabe nada de lo que había pasado en medio.


Born Again, probablemente el mejor cómic que ha publicado Marvel en su historia, sienta las bases del futuro del personaje, cuando más bien debería haber puesto fin a su trayectoria, sometido a la mayor prueba de toda sus historia, Murdock es destrozado hasta su mismo esencia solo para levantarse más fuerte que nunca y mostrarse casi invencible, Miller dejo a Murdock completo, sin embargo la historia que debía haber puesto fin a la trayectoria del personaje (¿qué más se podía contar después de algo así), no hizo más que iniciar el ciclo de crisis/renacimiento en el que desde entonces esta metido el hombre sin miedo.


No habría que esperar demasiado para asistir al siguiente ejemplo, protagonizado en este caso por Ann Nocenti y John Romita Jr., Murdock volvería a ser puesto a prueba, de nuevo con Kingpin de por medio y con la dualidad María y Tifoidea como estilete, Daredevil, asistiría a una nueva derrota tanto física como espiritual, que encontraría su cura (renacimiento) gracias a un viaje por la América profunda que llevaría al personaje literalmente al infierno, para luego (ya con Lee Wecks a los lápices) encontrase a si mismo y aceptarse de nuevo con sus virtudes y defectos, la etapa, una de las más interesantes de la trayectoria del personaje, tuvo la virtud, de, pese a lo que pudiera parecer, encontrar sus propia voz y alejarse de la imponente sombra de Miller, aunque para ello (no podía ser de otra manera) tuviera que traicionar, al menos a nivel espiritual, las consecuencias de Born Again.

Nocenti sería sustituida por D.G. Chichester a los guiones, el cual iniciaría también su propio ciclo de crisis/renacimiento (aunque sin poder concluirlo) acompañado en este caso de Scott McDaniel.


No fue aquí Kingpin el desencadenante de la nueva crisis de Daredevil, al fin y al cabo, Chichester ya se había encargado de que este derrotara definitivamente (eso se decía entonces) a sus poderoso enemigo, no, en este caso el motor de la nueva caída en desgracia del personaje sería el descubrimiento de sus identidad secreta, que llevaría al personaje a fingir su propia muerte para proteger a sus seres queridos y a crearse una nueva identidad con la que empezar de cero, la idea que sustentaba todo era modernizar al personaje (de ahí el nuevo traje/armadura tan noventero el) y crear todo un nuevo entorno para él.


Chichester no pudo, por diversos motivos que no vienen al caso concluir su trabajo, y sería Jean Marc DeMatties, acompañado fundamentalmente de Ron Wagner el encargado de narrar el nuevo renacimiento del héroe sin miedo, DeMatties, experto en el tratamiento psicológico de sus personajes, encontró en Murdock una autentica mina de oro, sus contradicciones (abogado-justiciero, católico que se disfraza de diablo), sus múltiples identidades (Matt Murdock, Daredevil, Mike Murdock. Jack) y su aislamiento de sus principales amigos terminaron hundir de nuevo al personaje (ni el mismo sabía ya quien era), el tratamiento de sock al que le sometería el guionista le permitía renacer otra vez limpio de polvo y paja y tal vez ya sin la necesidad de volver a recurrir a este esquema, de nuevo al personaje volvía a reconciliarse consigo mismo y a encontrar el apoyo de sus entorno.


No duraría mucho la cosa, el relanzamiento del personaje que supondría la llegada del sello Marvel Knights traería consigo al cineasta Kevin Smith a los guiones, que en un confeso homenaje a Born Again, vuelve a sumir a Daredevil en una profunda crisis, que le lleva a cuestionarse sus creencias y su misma esencia, y de la que de nuevo a base de fuerza de voluntad llegaría a salir no sin pagar un elevado precio con la muerte del verdadero amor de su vida: Karen Page.


El ciclo estaba de nuevo en marcha y sería la excelente etapa Bendis/Maleev la que seguiría por este camino, tomando elementos de la etapas de Miller (el tono fundamentalmente), Chichester (el descubrimiento de la identidad secreta del personaje) y Smith (el brutal impacto de la muerte de Karen), Bendis y Maleev construyeron una interesantísima historia-rió en la que el personaje era una y otra vez sometido a pruebas cada vez más duras, sin que (pese a reconocer que probablemente estuviera pasando por una crisis nerviosa) llegara nunca a doblar del todo la rodilla, siendo este tal vez el elemento clave de toda la etapa.


Muy distintas serían las cosas con Ed Brubaker y Michael Lark, si con Bendis, Daredevil estaba en permanente crisis siempre al borde del colapso total, pero manteniéndose de pie por pura fuerza de voluntad, el indomable espíritu de Murdock se quebraría bajo la dirección de Brubaker, que de nuevo volvió a recurrir a la eliminación de su pareja (en este caso no física, pero si mental) para iniciar una espiral de autodestrucción y aislamiento que al final le llevarían al frente de La Mano, donde ya con Diggle, Daredevil volvería a sufrir su enésima crisis que tendrá sus despertar en Reborn de cara a la llegada del nuevo equipo creativo, con Mark Waid, Marcos Martín y Paolo Rivera a la cabeza.

Este continuo e interminable ciclo de crisis/renacimiento parece que va encontrar un paréntesis en esta nueva etapa que se abre, o al menos esas son las intenciones de Waid, pero uno que ya ha leído demasiados comics sabe de sobra que solo es eso, un paréntesis antes de que Daredevil vuelva a caer para levantarse con más fuerza que nunca, algo que a estas alturas, y para bien o para mal, es una de las señas de identidad más relevantes del personaje

viernes, 17 de junio de 2011

Blanco Humano, la serie de televisión.

Dentro de la ola de series canceladas que últimamente se ha vivido en los USA ha estado Blanco Humano, adaptación del personaje de DC comics y que solo ha durado dos temporadas en la pequeña pantalla.

Inicialmente concebido como un detective privado y guardaespaldas especializado en disfrazarse de su cliente para, convirtiéndose en un autentico “blanco humano” salvar su vida y averiguar quien deseaba arrebatársela, Christopher Chance, se convirtió en manos de Peter Milligan en más, mucho más.

Peter Milligan, como casi todos los grandes escritores (y Milligan, aunque lleve demasiado tiempo de capa caída, lo es), es un autor plagado de obsesiones, la mayor de las cuales probablemente sea la de la identidad, ¿qué configura la esencia de una persona?, ¿se puede cambiar de personalidad como de camisa?, ¿hasta que punto el yo, esta configurado por el entorno, la experiencia?, todas esas preguntas plagan las mejores obras de Milligan y hace que Christopher Chance, aunque creado en los 70 por Len Wein y Carmine Infantino (ni más, ni menos), parezca un personaje concebido por y para Milligan.

A lo largo de una miniserie, una novela gráfica y una serie regular de 21 números y bajo la libertad que otorgaba el sello Vertigo, Milligan convirtió Blanco Humano en toda una reflexión sobre la identidad y sus limites, con un Christopher Chance incapaz no pocas veces de dejar atrás las identidades que asumía, todo esto aderezado por adrenalíticas dosis de acción y plasmado por algunos de los mejores talentos (el desgraciadamente fallecido, Edvin Biuković, el español Javier Pulido o Cliff Chiang son algunos ejemplos) que han pasado por el sello para adultos de DC.

Con estos mimbres, Blanco Humano se convirtió en un comic de culto, sin ser un éxito arrollador, ni alcanzar la aureola de prestigio y fama de las grandes del sello, el Blanco Humano de Milligan era un cómic especial que una vez leído no podía dejarte indiferente.

Con estos mimbres cuando se anuncio el lanzamiento de una serie de televisión sobre Christopher Chance, uno tenia la esperanza que se basara más en la obra de Milligan que no en la fallida serie noventera o en el enfoque más conservador de los demás comics del personaje.

El problema estaba en que por su propia esencia Blanco Humano se prestaba como pocos al esquema de serie formula en plan “esta semana me disfrazo de.....y salvo la vida a....”, una tentación que si la serie quería triunfar debía de evitar a toda costa.

Los resultados, con la serie cancelada con apenas dos temporadas, muestra a las claras el enfoque elegido por la productora: episodios cargados de acción que buscan emular a 24, aunque sin una de las claves del éxito de esta, sus devastadores continuaras (24 es una serie de temporadas formulas) que obligan al espectador a esperar con ansiedad la llegada del siguiente episodio.

Blanco Humano con sus episodios autocontenidos, y su formula, tan obvia como repetitiva, termina convirtiéndose (por mucho que se quiera crear todo un trasfondo detrás, sobre el pasado de Chance, que no termina de funcionar) en una serie absolutamente convencional abocada al fracaso desde el principio.

Lo peor de todo es que teniendo el material de Milligan delante, uno no deja de preguntarse porque los creadores de la serie, no fueron más valientes, porque no se arriesgaron y trataron de ir un paso más allá.

Falta de ambición, falta de talento, estrechez de miras o simple elección de enfoque, lo cierto es que esta adaptación televisiva de Blanco Humano suena más a oportunidad perdida que a otra cosa.

miércoles, 15 de junio de 2011

La importancia de las portadas.

Uno de los elementos históricamente más importantes del comic-book, ha ido perdiendo fuerza y representatividad con el paso de los años, acompañado en su paulatino descenso al formato grapa, más como modo de concebir las historias que como formato en si, lo que también valdría para las propias portadas.

Con la sobreabundancia de tomos y la concepción de la portada más como pin-up que como un elemento de introducción a la historia, las portadas de los cómics-books han ido perdiendo toda su importancia, tanto que en recopilaciones como la de Los muertos vivientes ni siquiera se incluyen (vale, ahora las van a sacar, pero totalmente fuera de contexto, de nuevo como si fueran pin-ups), y en otras se incluyen en cualquier lugar, al final, al principio, en mitad de un episodio, en pequeñito etc.

Resulta un poco tonto a estas alturas decir que las portadas forman parte del cómic, y que como tal deberían ir al principio de cada cómic, y ya que no son pin-ups, deberían ir tal y como fueron concebidas, con sus títulos, créditos y textos explicativos.

En este aspecto resulta modélico el tochal de Panini de La Patrulla X de Claremont, Cokrum y Byrne: cada portada en su sitio y con todo lo que incluían estas en su momento, (algo que no pasa con la edición de Starman de Pda, supingo que siguiendo la americana, donde si, las portadas están en su sitio, pero a modo de ilustraciones y no tal y como salieron al mercado), por el contrario en esta misma editorial encontramos el ejemplo justamente contrario, la recopilación de las portadas de los X-Men de Thomas y Adams solo puede calificarse de desastrosa, combina portadas en pequeño con portadas en grande y están en cualquier lugar del cómic incluso en mitad de los episodios.

Es evidente que en un tomo las portadas pierde su función de reclamo, ya que estas están en el interior, pero también es evidente que si, como decía antes, la portada forma parte del cómic, lo más lógico es que esta se situara en su lugar correspondiente, sin embargo, si tenemos en cuenta que algunos editores han justificado estas decisiones con cosas como; “no queremos que el lector piense que esta ante capítulos recopilados, si no ante una obra global”, el tema adquiere matices realmente difíciles de entender, aunque claro visto así es normal que las portadas se usen como meros pin-ups.

Hablando de pin-ups, esto me permite enlazar con otro tema referido a las portadas, y es que estas, que en su momento pretendían anticipar lo que pasaba en el cómic llamando la atención del lector, ahora han pasado a ser en no pocos casos meros pin-ups del personaje/personajes posando en una postura más o menos icónica que intenta destacar más por su calidad (aunque por desgracia esto no es siempre así) que por tener algo que ver con el cómic que avanza.

En esto influyen sobre todo dos factores, primero que el portadista no sea el dibujante interior y segundo, que el portadista no tenga ni la más minima idea de que va el cómic, el primer elemento ha pasado siempre, y no tiene porque impedir que la portada sea más que una mera ilustración sin relación con la historia de dentro, el segundo elemento es la clave de todo, si el portadista no recibe información sobre lo que va a tratar el cómic malamente va a poder hacer nada más que una mera ilustración más o menos llamativa, lo que nos llevaría a recalcar la necesidad de que las editoriales cuiden más este tipo de aspectos, para al menos dar algo de entidad propia a la portada y que no sea intercambiable por cualquier otra.

En todo caso, aún hay portadas que no solo anticipan lo que va a ocurrir en el cómic (siempre lejos de caer en el spoiler y si dándote ganas de pillarlo), que además tiene una imagen icónica que ya como ilustración resulta brillante, son ese tipo de portadas que tiene algo especial que hace que trasciendan, ejemplos hay muchos y cada uno tendrá los suyos (un día tengo que hacer un top de portadas), pero hoy he elegido la que George Pérez realizo para JLA/Avengers 4, una portada que ilustra este post y que personalmente me encanta: anticipa la épica de lo que hay dentro, tiene una imagen icónica y poderosa y es todo un homenaje al primero de todos los superhéroes sosteniendo dos de los símbolos más representativos de dos de los héroes más relevantes de la competencia, todo un lujo y una de mis portadas favoritas de la década pasada.

lunes, 13 de junio de 2011

X-Men: Primera generación, recuperando el rumbo

Es curioso esto de las expectativas, esperaba mucho de Thor tanto por el director como por el personaje, sin embargo al final resulto ser bastante decepcionante, carente de ambición y casi realizada con un molde, no esperaba nada por el contrario de esta precuela de los X-Men y sin embargo me ha encantado.

La franquicia cinematográfica de X-Men languidecía (creativa, que no comercialmente) por el espanto que fue X-Men 3 y la mediocridad absoluta de Wolverine, nada parecía indicar que este relanzamiento en forma de precuela fuese a marcar realmente una diferencia que retomara la senda de la excelencia alcanzada en X-Men 2.

Había brotes verdes, como que Bryan Singer regresara, pero claro no lo hacía como director lo que no parecía una buena noticia, por otro lado ni los trailers ni los diseños de personajes parecían anunciar gran cosa para una película que tenía toda la pinta de ser una más de un genero, el superheroico, que ha dado muy pocas películas que realmente merezcan la pena.

Con todos estos condicionantes, iba a ver la película más porque había que verla, (al final y al cabo son los X-Men) que por otra cosa, pero hete aquí que empieza la película y ya desde el principio engancha con una poderosa escena retomada de X-Men, con un joven Magneto siendo separado cruelmente de su familia por los nazis, lo que contrasta con un Xavier solo, si, pero rodeado de lujos y confort en su mansión de las afueras de Nueva York.

Ya desde el principio la película marca las diferencias entre sus dos personajes principales, Xavier y Magneto, cuyo conflicto fuera motor durante tantos años del cómic así como lo ha sido de las tres primeras películas de la saga.

Este conflicto, surgido primero de una intensa amistad y marcado por la profunda diferencia de las vidas que han tenido ambos personajes, (no es banal en este aspecto cuando Magneto ve por primera vez la mansión de Xavier y exclama irónicamente “veo que has tenido una vida muy dura”) es el foco central de la película, lo que no impide sin embargo que tengamos villanos enloquecidos con planes gargantuescos de conquista mundial, espionaje al más puro estilo James Bond, peleas puramente superheroicas y escenas espectaculares que hablan de un presupuesto inteligentemente gastado.

Ante la convencional, pero eficaz dirección de Matthew Vaughn, la película centra su éxito primero en una historia inteligente y llena de matices que mantiene el delicado equilibrio entre el delirio pop al que a veces se aproxima y la trascendencia de un conflicto de ideas francamente estimulante y segundo, en unos actores que bordan sus respectivos papeles, (lo que habla muy bien del casting) en especial unos James McAvoy (Xavier) y Michael Fassbender (Magneto) que son los que realmente dan entidad a la cinta.

Sin ningún tipo de complejos, desenfada, y con algo que contar, X-Men: Primera Generación vuelve a demostrar una vez más que ante el infinito potencial de estos personajes, se puede hacer mucho más que mostrar un mero espectáculo pirotécnico o hacer una suerte de episodio piloto sin sustancia; se puede hacer una magnifica película que, sin estar a la altura de cosas como X-Men 2, Spiderman 2 o Dark Knight, si las puede mirar a la cara sin complejos.

viernes, 10 de junio de 2011

Treme: Historias de Nueva Orleans.

Septiembre del 2005 con más del 80% de Nueva Orleans hundida bajo el agua, con la tardía y lenta reacción de una administración pública perdida y desborda y con un éxodo masivo no visto en el país del dólar desde la Guerra Civil, todos podían imaginarse que reconstruir la ciudad iba a ser difícil, aunque nunca pensaron que tanto.

El desastre del Katrina tuvo proporciones casi bíblicas, los antiguos y deficientes diques se mostraron impotentes para contener la más despiadada fuerza de la naturaleza y los políticos del país más poderos del mundo se mostraron incapaces de gestionar una tragedia de tal magnitud.

Tal vez lo peor del caso tal vez no fue la tragedia en si, ni siquiera la pésima gestión de la misma, lo peor fue que ya en frío, con la ciudad despoblada y con miles de personas regresando (o deseando hacerlo) a sus hogares para encontrarlos destruidos, cuando más ayuda necesitaba la ciudad y su gente, una pregunta empezó a recorrer el país ¿por qué deberíamos reconstruir Nueva Orleans?

Esta escalofriante premisa, y las circunstancias que rodean el intento de vivir en una ciudad arrasada y casi olvidada son el punto de partida de Treme, la nueva serie de David Simon, creador de la insuperable The Wire, de donde por cierto salen un buen número de actores, a él se une Eric Overmyer, también guionista en The Wire y viejo amigo de Simon, que además vivió bastante tiempo en la ciudad.

Viniendo la serie de donde viene, la lucha por salvar el alma de Nueva Orleans se narra a pie de calle, personajes afanados en sobrevivir que tratan de recuperar su vida, mientras que se encuentran con la espalda de quienes deberían ayudarles y con la presencia de buitres que ven la oportunidad de forrarse a costa del dolor ajeno a la par que tratan de cambiar el perfil social y político de la ciudad, todo esto mientras la inseguridad reina en las calles y la policía parece más parte del problema que de la solución.

Treme, barrio popular y obrero de la ciudad centra el foco de una historia coral, de personajes que lejos de los grandes tejemanejes que se mueven alrededor de la reconstrucción de la urbe, tienen que decidir si seguir adelante e intentar sobrevivir en una ciudad donde hacerlo es muy difícil o rendirse y dejar atrás una forma de vida que ha sido tanto para ellos, como no podía ser de otra manera estamos ante personajes bien construidos e interpretados que conforman un mosaico de puntos de vista a la hora de encarar el futuro realmente estimulante.

Y luego esta la música, esencia misma de la serie y tal y como se nos muestra en ella, alma de Nueva Orleans, la música se convierte en un personaje más, tal vez en el más importante, con ella se consigue evadirse de la oscura realidad, pero también denunciarla, a la par que da una contundente respuesta (más allá de las obvias) a las crueles preguntas sobre la necesidad o no de reconstruir Nueva Orleans.

A pie de calle, como decía antes, Treme permite dibujar un completo panorama de los juegos de poder, de la corrupción y de la ineficiencia que rodearon la llegada de la “Nueva” Nueva Orleans, la serie se toma su tiempo, y como no puede ser de otra manera, unas historias, unos personajes, son más interesantes que otros, pero su honradez, su compromiso y sobre todo su música, hacen de Treme una serie muy especial, merece la pena comprobarlo.

miércoles, 8 de junio de 2011

Historia de un hombre sin miedo especial: El Daredevil de Andy Diggle, Roberto De La Torre y otros II; Tierra de Sombras.

El que sin duda es el mayor crossover de la historia de Daredevil con varias miniseries, one shots y personajes implicados ha tenido su foco central en la miniserie de cinco números Sadowland y en la propia serie regular del personaje.

Sadowland 1-5, Daredevil 508-512 y Shadowland: After the Fall componen los elementos clave de una saga que en realidad (pese a tener múltiples) no necesita más complementos.

Publicados con fecha de portada de Septiembre de 2010 a Febrero de 2011 todos los comics cuentan con guiones del británico Andy Diggle que recibe la ayuda de Antony Johnston tanto en el one shot After the Fall como en la serie regular del personaje, a los lápices tenemos a Billy Tan en la miniserie, mientras que Roberto De La Torre comparte cartel con Marco Checchetto tanto en la serie regular como en el especial, los comics han sido publicados en España en un voluminoso tomo 100% Marvel de Panini que incluye todo lo aquí mentado.

Habiendo ya señalado brevemente la trayectoria de Diggle y De La Torre conviene si acaso reseñar que Billy Tan dibujante de origen malayo y responsable del especial que abrió la etapa (Daredevil: The List) con su estilo algo abigarrado y de clara influencia y estética noventera, se ha ido abriendo paso en el comic comercial americano donde empezó en Image (y de donde todavía conserva la clara influencia del actual Marc Silvestri) bajo el sello de Top Cow, para luego dar el salto Marvel donde su trabajo más destacado aparte de este Shadowland, ha sido los inicios de la decepcionante etapa de Ed Brubaker en los X-Men, Marco Checchetto por su parte es un dibujante de origen italiano que ha realizado diferentes trabajos para Marvel (destacando el fallido relanzamiento del Escuadrón Supremo a cargo de Howard Chaykin) y cuyo estilo tal vez demasiado limpio no termina de cuadrar en Daredevil, escasa también es la trayectoria del británico Antony Johnston dentro del comic comercial americano, destacando más su labor como adaptador a formato comic de obras de tipo conceptual de Alan Moore para la independiente Avatar.

Entrando en los comics en si, cabe remarcar primero el nombre, que hace referencia a la fortaleza que Daredevil construye en mitad de la Cocina del Infierno ocupando el lugar del edificio que destruyó Bullseye causando cientos de victimas y que lleva al héroe sin miedo a erigirse en una especie de señor feudal que desde su castillo y con su ejercito controla todo lo que pasa en su reino.

En segundo lugar también seria necesario referirse a la estructura del evento: mientras que en la miniserie se despacha la trama central de Daredevil al frente de La Mano y su paulatina corrupción, así como la reacción de sus diversos amigos y aliados ante este hecho, en la serie regular son los principales personajes secundarios de la saga (sobre todo Foggy Nelson, Dakota North, y el detective Alex Kurtz aportación de Brubaker a la que Diggle saca más partido), los que llevan la voz cantante y tratan de poner algo de orden en todo el caos creado por el cuernecitos, por su parte After the Fall como su mismo nombre indica narra el panorama tras la batalla a la par que sienta las bases de lo que será Daredevil: Reborn.

Con esta estructura y aunque pueda parecer demasiado evidente, la serie regular es sin duda lo mejor de una saga que nace ya con mal pie, y es que lo que Diggle pretendía que fuera simplemente el inicio de su etapa, termina transformándose por designios editoriales en un megaevento dirigido desde arriba que carece de toda fuerza y personalidad, así las cosas los esfuerzos de Foggy y Dakota por llegar a Matt y la frustración del detective Alex Kurtz al ver la Cocina del Infierno convertida en un estado policial suponen sin duda, lo mejor de una saga en la que el tratamiento de los demás personajes brilla por su ausencia, y en la que todo parece consistir en un “más lejos todavía” que cae continuamente en la precipitación y la falta de originalidad.

Esta falta originalidad esta patente casi desde el principio, uno puede observar como todos los elementos que sustentan los mimbres de la obra son ajenos, así el desencadenante que lleva al limite a Daredevil ya lo uso Miller, de manera mucho más conseguida y con el tiempo suficiente como para explayarse en la transformación psicológica del personaje, el tener a Daredevil como “amo” de la Cocina del Infierno y la preocupación que eso genera en sus amigos y aliados ya lo hizo Bendis, de nuevo con más tiempo y de manera mucho más coherente, y el sacar al personaje de su estatus e iniciar una búsqueda personal, recuerda demasiado al tramo final de la colaboración entre Nocentti y Romita Jr..

Con este panorama, Shadowland en su conjunto parece una suerte de “grandes éxitos” remasterizados del personaje pero con la ausencia de la transcendencia de los originales, todo con el objetivo de llevarlo por enésima vez a un limite que a estas alturas hace tiempo que debiera haber sobrepasado.

Si como decíamos Diggle no es responsable de la elefantiasis de su idea inicial, si lo es en cambio de no saber tratar a unos personajes que actúan mecánicamente, de no dar entidad al combate, clave para lo que vendrá después, entre Daredevil y Bullseye y de diseñar una “caída” a los abismos del personaje tan predecible como precipitada y llena de incoherencias.

Todo en Shadowland parece pasar porque si, porque lo necesita la historia, sin tener en cuenta los tiempos necesarios para contar lo que se quiere contar, en una era marcada por el decompressive storitelling, Diggle quiere narrar demasiadas cosas en poco tiempo, haciendo que todo caiga en el ridículo: ni los ninjas de La Mano son una amenaza creíble, ya que en lugar de ante una secta centenaria parece que estamos ante una panda de amigos sin apenas formación física, ni el liderazgo de Daredevil parece firme, siendo engañado fácilmente por cualquier postor, y dejando la seguridad de su teóricamente inexpugnable fortaleza mucho que desear.

Tal vez Diggle este más brillante en el tratamiento de Kingpin, siempre a la sombra orquestándolo todo y con el objetivo de hacerse con el control de La Mano, claro que a estas alturas uno ya se pregunta si el premio merece la pena ante la tamaña incompetencia mostrada por los miembros de la secta, en todo caso el estatus con el acaba Fisk y las aliadas que le acompañan dibujan una vez más un panorama interesante para el rey del crimen.

Cuando Brubaker se fue lo dejo muy difícil a su sucesor, pero también dejo abierta una puerta llena de posibilidades, con DD al frente de La Mano, podíamos verle triunfar y convertir a la secta en una fuerza del bien, por el contrario podíamos verle caer en el más hondo de los abismos y tornarse en uno de los villanos más peligrosos (e interesantes) de todo el Universo Marvel…claro que también podía tomarse el camino elegido por Diggle, la decepción apenas puede ser mayor.

lunes, 6 de junio de 2011

DC: Reiniciando sobre la nada.

Si ha habido una noticia que ha causado revuelo en las últimos días es la renumeración de ¿todas? las series DC, un relanzamiento a lo bruto con hasta 52 (¿tantas series tiene DC?, quien lo diría) números 1.

Maniobra de marketing o muestra del permanente estado de crisis de una editorial que más allá de Geoff Johns y Grant Morrison no parece saber que hacer y que no duda en escribir y rescribir su continuidad tantas veces como sea necesario, lo cierto es que DC ha conseguido un protagonismo y un revuelo mediático que ha permitido centrar los focos en la editorial de Superman, aunque una vez más por la razones equivocadas.

Las continuas renumeraciones de las distintas series que tanto Marvel, como ahora DC llevan a cabo en sus principales cabeceras no tienen otro objetivo que llamar la atención y aumentar las ventas, siempre superiores en ese relanzado número 1, eso en si no tiene nada de malo, incluso autores como Peter David señalan que si por él fueran todos los años se renumerarían sus colecciones si con ello se conseguía atraer más lectores.

El problema claro estriba en que una renumeración implica meramente un cambio cosmético que no va al fondo del problema: la brutal y casi imparable perdida de lectores, la falta de un relevo generacional y el condicionamiento de los personajes y su evolución a un entramado audiovisual con demasiado dinero en juego.

¿Tiene algo de malo que DC pretenda sacar más pasta renumerando todas sus series?, en principio no, si acaso la perdida de cierto valor simbólico, las numeraciones altas implican la existencia de toda una historia detrás y da un peso “espiritual” por así a decirlo a comics con más de 70 años a sus espaldas, pero como decía antes, es ante todo un elemento cosmético que además tiene fácil arreglo recuperando las numeraciones antiguas en uno o dos años, aquí el problema es ¿qué pasará cuando ya en el número 2 la práctica totalidad de esas 52 nuevas series no llegue a los 100.000 ejemplares vendidos?, ¿cuándo muchas se cancelen?, ¿cuándo los equipos creativos cambien de un número a otro sin criterio fijo?, ¿volverán a renumerar todo otra vez?

Independiente de si estamos o no ante un reboot (la editorial dice que no, pero lo que se anuncio en un principio de personajes más jóvenes parece indicar que si), este movimiento por parte de DC (igual pasa con los múltiples relanzamientos marvelitas) no será más que una mera anécdota mientras no se vaya a la raíz del problema que esta haciendo que mientras que las películas de superhéroes recaudan cientos de millones sus comics venden menos que nunca en su historia, claro que el principal problema son las editoriales en si y su inmovilismo, y eso tiene difícil arreglo.

Otro tema destacable de todo esto, es el anuncio por parte de DC de sacar los comics digitales a la vez que su versión en papel, eso si al mismo precio, ya que aunque las editoriales se ahorran en los comics digitales a los intermediarios, no esta la cosa para molestar a los libreros único sostén de un modelo de negocio en franca decadencia .

El movimiento de DC tiene lógica y trata de ir en la dirección de no quedarse atrás cuando el salto tecnológico llegue definitivamente a los comics, en realidad no son pocas las voces que señalan que los comics digitales son el futuro destino de las grapas, mientras que los recopilatorios serían los que llegarían en papel a los distintos puntos de venta.

Es posible que termine siendo así, no lo se, pero lo cierto es que de momento y pese a que como decía el movimiento de DC tiene sentido, parece bastante complicado que si los comics en papel valen lo mismo que los digitales la cosa vaya realmente a tirar hacía delante, en fin habrá que verlo.

viernes, 3 de junio de 2011

Espartaco, mucho más que sangre y arena.

Una de las series más polémicas por su alto contenido de sexo y violencia ha sido también una de las más agradables sorpresas que ha deparado esta edad de oro de la ficción televisiva y eso que al principio no parecía tenerlas todas consigo.

Cuando se anuncio la serie había varios factores que jugaban en su contra, su estética casi calcada de 300 pero con muchos menos medios, su fisicidad extrema (en el más amplio sentido del concepto) que parecía colocarla más de lado del exhibicionismo chabacano que no de la creación de una historia épica y el tema elegido (todo lo que se haga sobre Espartaco a nivel audiovisual tendrá enfrente el inalcanzable referente de la película de Kubick) hacían que la serie se antojase más como un espectáculo sanguinolento que buscaba llamar la atención, que no como una de las series más interesantes del panorama televisivo actual.

Lo peor de todo fue que el capitulo piloto parecía confirmar al 100% todos estos prejuicios, resulta curioso observar como un capitulo destinado a captar al público a llamar su atención (no son pocas las series con un piloto magnifico, que luego se deshinchan cosa mala) consigue casi lo contrario y resulta más curioso comparando el piloto con lo que vendrá después, en ese primigenio capitulo, la estética es cutre, los personajes están mal presentados, la violencia es meramente morbosa sin función narrativa y la historia aparece  presentada sin atisbo alguno de originalidad.

Justo todo lo contrario de lo que luego terminara siendo la serie, con personajes magníficamente construidos (uno de sus principales valuartes), con una historia que lejos de centrarse meramente en la conocida lucha por la libertad del gladiador tracio, nos muestra las conspiraciones palaciegas y la lucha por el poder de unos personajes tan mezquinos como atractivos, la estética termina siendo un vehiculo fundamental para mostrarnos la violencia sin limite del mundo de los gladiadores y el sexo se convierte en un arma de poder y control como pocas ha habido.

La serie, que crece episodio a episodio (y que cuenta con precuela ya sin apenas fisuras), narra tanto una historia de amor como de conspiraciones palaciegas, de ambición desmedida, de ansias de libertad y al final de venganza, de dura, cruel y expeditiva venganza con todo lo que ella conlleva, y lo hace con una fuerza y una épica que se vuelven adictivas a medida que la tensión crece episodio a episodio hasta su expeditivo final.

Excesiva de principio a fin, Espartaco: Sangre y Arena consigue hacer de ese exceso una de sus principales virtudes y tal vez la clave fundamental de que adquiera la suficiente personalidad y entidad propia como para que se haya convertido en todo un referente.

Su precuela como decíamos antes esta a la altura, breve (apenas seis episodios) pero intensísima narra el como se produce el estatus quo con el que nos encontramos en la primera temporada, sin que, el saber cual es el destino al que llegar condicione una mini-temporada con varias sorpresas y continuos giros en la trama, que incluso enriquece el trasfondo de la serie presentando personajes que bien pueden reaparecer en futuras temporadas.

Gran serie sin duda, quien nos lo iba a decir viendo el episodio piloto….

miércoles, 1 de junio de 2011

Universo Ultimate: Diez años después.

Con fecha de portada de Octubre del año 2000 salía la venta el número de 1 de Ultimate Spider-man, colección que iniciaba el camino de un nuevo proyecto tan ambicioso como pretencioso: la creación de un Universo Marvel Definitivo.

Parece que, los por entonces casi cuarenta años del Universo Marvel tradicional, que el trabajo de Stan Lee, Jack Kirby, Steve Ditko o Gene Colan, no era “definitivo”, parece que el Daredevil de Miller, el Thor de Simonson o la Patrulla X de Claremont/Cockrum/Byrne no eran “definitivos”, no, eso solo eran estaciones de paso hasta llegar a esto, al Universo Ultimate, tan definitivo como su mismo nombre indicaba.

Algo así debía pensar Bill Jemas, por entonces jerifalte de la antaño conocida como Casa de las Ideas cuando concibió esta recreación desde 0 del Universo Marvel, Jemas que llego a co-escribir con Brian Michael Bendis la primera saga de Ultimate Spider-man, estaba convencido de que entre manos tenía la solución a todos los males que parecían asolar Marvel.

¿Qué la continuidad era confusa y nadie se podía enterar de que iba la vaina?, no pasa nada, el Universo Ultimate empieza de 0, aquí no tendrás que leer nada antes para enterarte de que va todo, ¿qué hay un mogollón de crossovers sacacuartos?, no pasa nada, el Universo Ultimate no tiene crossovers, ¿qué hay demasiadas series de Spiderman o de los X-Men o de....?. no pasa nada, aquí apenas hay tres, cuatro series a lo sumo, ¿qué a veces los comics parecen dibujados/guionizados por el primero que pasaba por ahí?, no pasa nada, en el Universo Ultimate solo tendremos a lo mejor de lo mejor...

Diez años después, Bill Jemas ya no esta en Marvel tras sus mil y un desmanes, la continuidad del Universo Ultimate es, si no tan intrincada como la del Universo Marvel tradicional si lo suficiente como para que no sea fácil entrar a ciegas, ha habido un monton de crossovers sacacuartos y guionistas y dibujantes de medio pelo han pasado por sus páginas, de su filosofía inicial apenas si se ha mantenido la contención en el número de series.

Resulta curioso observar como en su culmen, cuando el Universo Ultimate era el símbolo máximo del “comomolismo”, (con los Ultimates de Millar y Hitch siendo lo más de lo más y series como Ultimate Spider-man, Ultimate X-Men o Ultimate Fantastic Four copando las listas de ventas) había un debate entre los aficionados (alimentado por panfletos como la extinta revista Wizard) sobre si el Universo Marvel tradicional seguía siendo necesario o sobre si los esfuerzos editoriales se debían centrar exclusivamente en el Ultimate.

El tiempo ha terminado por poner a cada uno en su sitio y ahora diez años después, con dos relanzamientos en apenas dos años (uno por ponerse en manos de Loeb, otro ahora con la marcha de Millar y la llegada de Hickman como nuevo mesías) y con las series Ultimates muy lejos de los primeros puestos de ventas, ya nadie se pregunta si el Universo Ultimate sustituirá al tradicional, si no más bien la pregunta es ¿hasta cuando durara el paciente con aspiración asistida?

Este nuevo relanzamiento que asoma ahora en el horizonte se antoja como la ultima oportunidad para un universo alternativo que va camino de ser una variante, más exitosa eso si, de experimentos marvelitas como el Nuevo Universo, el Universo 2099 o el MC2, líneas alternativas de menor o mayor duración que a diferencia de este no vampirizaban de manera tan descarada conceptos preexistentes para presentarlos como nuevos.

Con todo, y esto es lo más importante, el Universo Ultimate deja a lo largo de estos diez años un buen puñado de comics que merecen mucho la pena: casi todo el Ultimate Spider-man donde Bendis demuestra que con sus reglas si es capaz de escribir muy buenos comics de superhéroes, el espectacular arranque de Ultimate X-Men de Mark Millar y Adam Kubert y los dos primeros volúmenes de The Ultimates de Mark Millar y Brian Hitch, que aunque, personalmente no me entusiasman si es cierto que en su momento causaron autentico impacto.

Sin duda por esto y no por su pretenciosidad pasará a la historia un universo de ficción que como decía probablemente se encuentre ante su última oportunidad, veremos si puede aprovecharla.