domingo, 16 de diciembre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Bullseye, corriendo con el diablo.

Con este tomo, Panini completa en España la fracasada iniciativa de, al albur de las series de Marflix, crear toda una franquicia entorno a Daredevil bajo el lema de Corriendo con el diablo. Más allá de esta ausencia de éxito, la idea ha dado de momento lugar a una obra notable (Kingpin) y a una autentica aberración (Elektra). Falta por ver que tal le ha ido a Bullseye.

No es Bullseye un personaje especialmente agradecido a la hora de formular sus “aventuras” en solitario y es que el psicópata de la puntería perfecta más allá de su labor como mercenario y su presencia como contrapunto casi cómico (y terrorífico) en grupos como Thunderbolts o Los Vengadores Oscuros, ha funcionado siempre mejor como enemigo implacable y sin escrúpulos de cualquiera que sea el héroes que se topara por el camino. Como sucede con la mayoría de los grandes villanos el exponerlo demasiado trae consigo una banalización de su figura o incluso la tentación de convertirlo en (anti)“héroe” para justificar su protagonismo. Casos así hay muchos en el Universo Marvel y no siempre han salido bien.

Esto no ha impedido sin embargo que Bullseye haya disfrutado de varias miniseries desde que empezó el siglo XXI (narrando sus orígenes y motivaciones, enfrentándolo al Punihser o asumiendo el papel de Ojo de Halcón durante el Reinado Oscuro). Así las cosas esta nueva miniserie (fallido proyecto de serie regular en realidad) opta por el camino más sencillo, el ya mostrado en las anteriores aventuras del personaje en solitario y decide centrarse en su labor de mercenario, poniendo el foco en su total carencia de empata y en su macabro sentido del humor,

Al guión tenemos a Ed Brisson (Old Man Logan) uno de esos nuevos escritores que Marvel se esta empeñando en promocionar ante el abandono masivo de talento que la editorial ha sufrido en los últimos años, al dibujo esta el español Guillermo Sanna con un trazo simple, algo feista y tremendamente expresivo. Hay además una (simpática) historia de complemento a cargo del creador literario del personaje (Marv Wolfman) y el dibujante Alec Morgan que ahonda en el peculiar carácter del villano y en como pese a estar presuntamente contra las cuerdas siempre tiene un as en la manga.

El guión de Brisson parte de la premisa de un nuevo encargo para Bullseye, en este caso rescatar al hijo de un mafioso retenido por un cartel de la droga colombiano y de paso arrasar con los líderes del mismo por atreverse a llevar a cabo semejante acción. La cosa se complica cuando una agente del FBI inicia, casi en solitario, la caza de Bullseye responsable de la muerte de su marido en un encargo anterior y cuando el líder de los narcos colombianos resulta ser tan brutal y despiadado como el propio Bullseye. Brisson tiene ademas el acierto de recuperar a dos personajes como Bala o Shotgun que jugaron un papel más o menos relevante en el añorado Daredevil de Nocenti y Romita Jr. todo un guiño a los lectores veteranos que es de agradecer (incluso recupera al atribulado hijo de Bala, aquí aparentemente feliz por fin).

Con estos mimbres lo que nos trae el cómic es un ensalada de tiros con momentos plagados de momentos de acción espectacular (aquí es donde mejor luce Sanna) y donde se muestra a un Bullseye que es tan capaz de planificar todos sus movimientos como de improvisar cuando la situación así lo requiere. Además el cómic presenta un curioso giro final que nos muestra un Bullseye tan cabrón como jugentón. En definitiva estamos antes cómic tremendamente desenfadado, plagado de acción en el que Brisson es lo suficientemente inteligente como para no buscar la identificación con un protagonista que aquí es tratado más como unan granada tirado en medio de una fiesta, No es un cómic tan interesante y con segundas lecturas como los es el de Kingpin, pero como espectáculo de acción, de puro entretenimiento, es infinitamente superior a Elektra,

domingo, 9 de diciembre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil la serie, tercera temporada.

Amalgama de influencias, la tercera temporada de Daredevil (y que a la postre ha resultado ser la última) no ha sido la esperada adaptación de Born Again, aunque sí ha tenido mucho de ella, como también toques del Diablo Guardián de Smith/Quesada o incluso de la visión más cotidiana e implicada socialmente del Daredevil de Nocentii/Romita Jr

A nivel de producción, planificación, guion y puesta en escena, se nota prácticamente desde el minuto uno que esta es la serie estrella de Marflix y donde más se han centrado sus esfuerzos y es que aunque la serie haya tenido su tercer showruner en otras tantas temporadas, su solidez como conjunto no es equiparable a ninguna de las otras series de la plataforma. Así la labor de Erik Oleson como conductor del show (primero no ligado al buffyverso de una forma u otra) solo puede calificarse de ejemplar, y es que en términos de solidez y finalización esta tercera temporada de la serie del hombre sin miedo ha sido sin duda la más completa. Sin el desequilibrio que tuvo la segunda, con esas dos historias de calidad e interés tan descompensadas y sin ese final tan precipitado que lastro un poco a la primera, la tercera temporada ha sabido explotar la dimensión trágica del personaje, sus limitaciones y defectos así como sus innegables virtudes, mejor que ninguna otra.

Empezamos la temporada con un Matt Murdock derrotado física y mentalmente tras los acontecimientos de los Defensores, un Matt al que todo el mundo cree muerto y que busca recomponerse acudiendo a sus esencias. Pero el odio y la amargura son demasiado grandes como para avanzar. Por otro lado Wilson Fisk inicia una larga y peligrosa partida de poker con las autoridades en la que poco a poco se va mostrando que juega con cartas marcadas. Mientras Karen y Foggy (con Deborah Ann Woll y Elden Henson detrás, ambos muy bien en su papel) intentan seguir adelante con sus vidas sin terminar de creer que Matt haya muerto pero sin bases para pensar otra cosa. Con estos mimbres se construye una temporada en la que los personajes son el foco central de una nueva batalla entre Fisk y Murdock que ira mucho más lejos que nunca.

La manera en la que se introduce a Benjamin 'Dex' Poindexter (interpretado por un muy acertado Wilson Bethel al que nunca se le llega a llamar Bullseye en la serie, pero vamos tampoco hace falta) sólo puede calificarse de brillante y su evolución de leal sin matices al FBI hasta sicario a la ordenes de Fisk es ejemplar, con una construcción muy cuidada del personaje y sus motivaciones. Algo que también se hace con la figura de Ray Nadeem (papel encarnado por un magnifico Jay Ali ) personaje creado ex profeso para el show y que también es un ejemplo de cómo presentar y desarrollar a un personaje. Pero si hay un personaje (y un actor) que roban el show este es Wilson Fisk (con un hipnótico Vicent D´Onofrio detrás) que aquí se muestra más Kingpin que nunca con una inteligencia y crueldad sin parangón, tanta que para poder hacerle frente Daredevil (de nuevo un excelente Charlie Cox) ha de recurrir (como el Daredevil de Miller) a tácticas de moralidad cuando menos dudosa.

El tema central de la serie gira en torno al amor que Fisk siente por Vanessa (magnética actuación de Ayelet Zurer ) y lo que está dispuesto a hacer y sacrificar por ella y la amistad que Matt necesita para conseguir la victoria. La cabezonería de Matt y sus problemas para confiar en los demás le harán chocar una y otra vez con un muro en sus solitarios intentos por derribar a Fisk, sólo cuando aprenda a confiar en los demás (algo que en cierta medida recuerda a las conclusiones de la potente etapa de Morrison en Batman) tendrá alguna oportunidad de conseguirlo.En fin, una temporada sobresaliente con una concepción de la acción espectacular (para el recuerdo queda ese brutal plano secuencia del cuarto episodio) y tremendamente física y con un final que si bien deja alguna puerta abierta por si se quería continuar, supone un broche de oro a una serie que ha sabido estar a la altura del personaje con el que estaba tratando.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Elektra, corriendo con el diablo.

Proyecto de serie regular que por ventas quedo en miniserie de cinco números, esta Elektra que ahora recopila Panini en un solo tomo forma parte junto a Kingpin y Bullseye del fallido intento por expandir el universo del hombre sin miedo en los cómics al albur de la exitosa serie de Netflix y enlazando con ideas del actual guionista de Daredevil: Charles Soule.

¿Quien es realmente Elektra Natchhios? Cuando Frank Miller la creo en los albores de los años 80 nos la presento como una despiadada asesina con entrenamiento ninja con un solo punto débil: amaba a Matt Murdock y eso termino costándole la vida. En otras obras de Miller, como en Elektra Asesina, era mostrada como una mujer enigmática (casi ausente) y poderosa, con un pasado problemático y que se mostraba esquiva y lejos del alcance de cualquier hombre a los que sin embargo era capaz de manipular a su antojo.

Todo este enigma acabo en los 90 con su retorno de la mano de D.G. Chichester y Scott McDaniel, primero como estereotipo de mujer dura pero sexy de los 90 y luego ya como autentica bomba sexual de la mano de un extremadamente noventero Mike Deonato Jr en su primera (e infame) serie regular, donde Peter Milligan y sus sucesores la transformaron en una heroína de tres al cuarto sin personalidad, lo que sus sucesores no arreglaron ni mucho menos.

Seria en su segunda serie regular, ya en siglo XXI donde primero de la mano de Bendis, y luego (y sobre todo) de la de Greg Rucka se intentaría recuperar la visión de Miller del personaje e incluso hacerla evolucionar, siendo Rucka en este aspecto ejemplar. Su frase “has tenido dos vidas y en ambas has sido una asesina, ¿es eso todo lo que quieres ser?”, demuestra a las claras sus intenciones y su trabajo con ella...algo que sólo duro mientras que estuvo al frente del personaje, ya que en cuanto se fue, Elektra volvió a ser una asesina despiadada y dura...a la que nadie sabía realmente como tratar.

Apariciones aquí y allí, una película de por medio y una nueva serie regular, mostraban a las claras como Elektra caía cada vez más en el camino de convencionalización dejando claro que ningún guionista salvo su creador, y quizá Greg Rucka entendían y sabían que hacer realmente con el personaje. En estas llego la segunda temporada de Daredevil que nos mostraba una Elektra cercana a la que Miller reflejo en la miniserie El hombre sin miedo” (y sensiblemente distinta a la mostrada por él mismo años antes) y de la que, en cierta medida, surge esta nueva miniserie que acaba de publicar Panini.

Su relación con la serie de televisión se aprecia ya en la misma elección del (horrible) traje que luce la protagonista ya que es el mismo que esta lucio durante la segunda temporada de Daredevil, a esto se añade que el guionista, Matt Owens sale del mismo “universo Marflix” donde colaboraba en los guiones de la recientemente cancelada Luke Cage. A los lápices tenemos al español Juann Cabal, dotado de un estilo limpio y claro aunque con una particular aversión por los fondos, lo que no impide que sea lo más rescatable del cómic.

Entrando en la miniserie en si, esta adolece de lo mismo que casi todos los acercamientos al personaje desde su regreso en la ya lejana Caída del Paraíso, la nula visión de Elektra como un personaje complejo y con entidad propia. Aquí de nuevo la vemos como una reticente heroína que para mas inri en este caso carece de todo contexto mientras se enfrenta a un personaje tan fuera de su scope como es Arcade en una nueva versión de su Mundo Asesino en pleno Las Vegas y donde Elektra llega a vestir una suerte de armadura virtual (sic) para enfrentarse a un robotizado Arcade. Un despropósito que además se trata de enlazar ridículamente con todo este evento de “corriendo con el diablo” mencionando de pasada a Kingpin.

El problema de la miniserie (que si se medio salva es debido al dibujo) es que muestra a Elektra como un personaje más, lejos queda su misterio, su compleja personalidad, su capacidad manipuladora, su brillantez estratégica o la tragedia que siempre debería envolverla, que sea Elektra o cualquier otro personaje (masculino o femenino) el que protagonizara este cómic no marcaría diferencia alguna, seguiríamos estando ante una miniserie convencional y absolutamente olvidable a la que solo merece la pena acercarse como coleccionista ya que el material que hay dentro esta muy por debajo de la media (y ya es decir) de lo que se puede encontrar en la Marvel actual.

domingo, 21 de octubre de 2018

Xerxes , la caída de la casa de Darío y el ascenso de Alejandro.

Publicado por fin tras largos años de espera desde que el proyecto fuera anunciado, con Xerxes Norma recupera el tan largo tiempo olvidado formato grapa (eso si, en ese oximoron que es en si mismo el concepto de “grapa de lujo”) y en esperar que salga el tomo en formato apaisado, tenemos ya publicados los cinco números que componen la serie limitada.

En los últimos tiempos la figura de Miller ha estado envuelta en la polémica, ya sea por sus declaraciones, ya sea por la forma en que ha derivado su actual estilo de dibujo, la figura de unos de los autores de cómics más relevantes de la historia, ha estado rodeada de reacciones encontradas de amor/odio que por otro lado al autor parecen darle un poco igual. Solo así se entiende que lejos de amilanarse, Miller haya profundizado en su estilo de dibujo, dejando claro el mensaje , “este es quien soy ahora, y no tengo razones para cambiar”. Xerxes es, en fondo y forma una de sus obras más maduras, donde encontramos a un Miller seguro de sus habilidades y donde busca ante todo dar un discurso visual sobre la forma en la que entiende el medio y la manera en la que ha evolucionado su propio estilo.

Es inevitable, a la hora de escribir sobre Xerxes, referirse a 300, la obra con la que Miller dio un golpe encima de la mesa explorando las posibilidades visuales del medio y llevando su dibujo más lejos de lo que nunca lo había hecho hasta ese momento. Así las cosas, y partiendo de esos postulados visuales ya ensayados en 300, Miller vuelve a dar un paso adelante, radicalizado su discurso narrativo, yendo aún más lejos que nunca en su obra y rozando por momentos la abstracción, en un dibujo que sin perder nunca su fuerza y su sentido narrativo, busca más el simbolismo que la representación de la realidad. Una obra por tanto coherente como enlace con 300 y con lo que esta supuso. El color de Alex Sinclair, aunque lejos de aportar los valores narrativos que aportaba en el Lynn Varely, si entiende en todo momento lo que pretende el autor de El regreso del Señor de la Noche y sabe acompañarle a lo largo de la obra con inteligencia y elegancia.

También y al igual que sucedía en 300, Miller se muestra en Xerxes más interesado en la vertiente mítica y simbólica de la caída de Persia y el ascenso de Alejandro que no en su lado más historicista, algo que simplemente ignora cuando no lo necesita. Así de Darío I el grande pasamos a Xerxes, su “transformación” en dios y su caída traicionado por los suyos y de ahí saltamos directamente a Dario III y su guerra con Alejandro Magno. Aquí, Miller no esta tan centrado en un acontecimiento o batalla concreta si ni en mostrar el gran cuadro del enfrentamiento entre el Imperio Persa y las polis griegas a los largos de decenas de años hasta una suerte de culminación final con el triunfo de Alejandro. Es Xerxes, y no solo en este aspecto, mucho más ambiciosa de lo que en su día fue 300.

Aunque de nuevo el punto de vista adoptado es el de los griegos, en Xerxes, al no ser un relato contado por un soldado a otros soldados antes de la batalla, los persas son humanizados y el mismo Xerxes es reflejado tanto en su carácter más, supuestamente divino, como en su vertiente más humana. Lo mismo sucede con Alejandro Magno, tratado como un genio casi tocado por los dioses pero a su vez completamente humano en su comportamiento y reacciones ante los acontecimientos que se narran en los cómics. Una humanización que sin embargo no es óbice para ahondar en el elemento más grandilocuente y si, definitivamente mítico (lo que sin duda más interesa al autor), en el que Miller se explaya sobremanera a lo largo de la obra, consiguiendo transmitir la fascinación que siente por este periodo histórico.

Así, como decía más arriba, lo que Xerxes viene a dejar claro, es que el estilo, supuestamente “feísta” de Miller, y tan criticado desde los defensores de la ortodoxia en el cómic, esta aquí para quedarse. Esa es la forma en la que Miller concibe ahora su arte y si eres capaz de vibrar con la fuerza que transmite su dibujo, de maravillarte con la inteligencia expositiva de su brillante narración, Xerxes en si duda un cómic que vas a disfrutar ya que es donde Miller alcanza la perfección de su estilo actual. Si por el contrario no puedes entrar en el juego visual que propone Miller, si necesitas un dibujo de acabado más convencional o “bonito”, Xerxes es un cómic al que no merece la pena que acerarse. Por mi parte solo puede añadir que difícilmente podría haberla disfrutado más.

sábado, 13 de octubre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Kingpin corriendo con el diablo.

A mediados del año pasado tres de los principales personajes enraizados en el entorno de Daredevil (Kingpin, Elektra y Bullseye) recibieron tres series regulares que al final acabaron en miniseries de apenas 5 números. Parecía que iban a quedar inéditas en España pero al final un año después de su finalización, Panini ha decidido recuperarlas empezando por Kingpin.

Matthew Rosemberg es a día de hoy una estrella ascendente dentro del panorama marvelita, su nombre esta asociado principalmente a la franquicia mutante donde ha escrito uno de los cómics más importantes de la misma el presente año, La resurrección de Fénix, hace un año no lo era tanto, aunque ya apuntaba maneras . Su elección como guionista tenía todo el sentido del mundo al haber escrito él mismo la miniserie del personaje ambientada en Civil War II. En los lápices tenemos a dos dibujantes, pero el principal será Ben Torres que hará cuatro de los cinco números que al final compusieron la fallida serie regular. Aunque no es dibujante que se haya prodigado demasiado, al menos hasta ahora, su manejo de luces y sombras y su forma de componer la página recuerda poderosamente a Frank Miller lo que le hacen ser una excelente elección para este cómic. Miguel Sepúlveda será el otro dibujante que en este caso se hará cargo del número cuatro de la colección. Su estilo es muy diferente del de Torres, pero el color conseguirá que la cosa no moleste demasiado.

El acercamiento de Rosemberg a una figura tan compleja como la de Wilson Fisk no puede ser más inteligente, consciente que si enfoca la historia desde su punto de vista corre el riesgo de hacer que el personaje pierda fuerza, ya que en su dobles intenciones, en no saber que pretende realmente, esta gran parte de su impulso, el guionista decide enfocar la historia desde el punto de vista de un outsider. Alguien que sabe quien es Kingpin por lo que se dice de él pero que no lo conoce realmente. Para ello se vale de un personaje de nuevo cuño, Sarah Dewey, una excelente periodista caída en desgracia por su alcoholismo y atrapada en un divorcio brutal que de repente recibe un encargo que puede cambiarle la vida: Wilson Fisk le pide que escriba su biografía., en intento descarado de “lavado de cara” que enlazara perfectamente con los acaecido en Imperio Secreto y con la trama de Alcalde Fisk en Daredevil.

Pese a sus defectos Dewey es una persona ética que cree saber quien es Fisk y que no parece muy dispuesta a entrar en el juego con un Fisk que supuestamente desea dejar atrás todo lo relacionado con el crimen. Pero, por un lado su curiosidad periodística le lleva en primer lugar a querer descubrir que hay de verdad en esas intenciones de Fisk, y por otro lado va cayendo poco a poco en la magnética y arrolladora personalidad del antiguo Kingpin de Nueva York. Es en este juego psicológico donde Rosemberg demuestra una gran pericia, Dewey conduce al lector a lo largo de su investigación para mostrarnos la aparente sinceridad de Fisk, que financia clínicas medicas para ayudar a los más desfavorecidos y que parece rehuir la violencia como método de resolución de conflictos, incluso cuando Daredevil haga acto de presencia para advertir a Dewey donde se esta metiendo, desde su punto de vista (y así lo que el lector percibe) estamos ante un matón disfrazado que pretende amedrentar una periodista que solo esta haciendo su trabajo.

La brillantez de la propuesta del guionista va creciendo poco a poco a medida que van pasando los números y nos muestra ante todo la corrupción y la perdida de la inocencia de una persona, llena de defectos y problemas, pero esencialmente buena que se ve metida en un mundo que le supera, llegando un momento en el que solo tendrá dos opciones: o salirse con los enormes problemas que eso conlleva (incluso para su misma vida), o sumergirse de lleno en el con todas las consecuencias. Su decisión, vendrá a mostrar la verdadera (y monstruosa) dimensión del poder del Kingpin, su verdadero calado (a)moral. Él nunca obliga a Dewey a nada, solo le muestra un camino cuya salida cada vez se va estrechando más, pero en el que pese todo hay elección, una elección que será ella la que tenga que tomar y con la que tenga que vivir lo que le quede de vida.

martes, 18 de septiembre de 2018

Daredevil: Alcalde Fisk.

Dentro de la iniciativa Marvel Legacy, la antigua Casa de las Ideas ha decidido retomar la numeración clásica de sus personajes. Este tomo de Panini es el primero embarcado como tal en dicha iniciativa incluyendo así los Daredevil 595 a 600 USA.

Dejando atrás sus titubeantes inicios, la de etapa de Charles Soule continua dando buenos cómics y solo se ve lastrada por la ausencia de un dibujante regular (algo que no le pasaba al personaje desde hace años) ya que Ron Garney (que se despide aquí) ha sido de todo menos eso. Tras dar la vuelta al sistema judicial de todo el Universo Marvel en una saga de tribunales como hacía mucho tiempo que no se veía en la colección., Soule pasa ahora a centrarse en la política con la inevitable respuesta de Wilson Fisk a lo que Matt había conseguido durante la saga Tribunal Supremo.

Si a estas alturas algo ha quedado claro en la etapa Soule es que el guionista no da puntada sin hilo y todo lo que pasa en la colección tiene su importancia números más tarde cuando ya no lo esperas. Así si tras Tribunal Supremo, el de Milwaukee había recuperado a Punto Ciego, la Mano y la Bestia a la que estos adoran, en unos cómics que todo hay que decirlo habían bajado el interés de lo que se venía contando, ahora consigue enlazar esa trama y esos personajes con una historia de corte político donde Murdock y Fisk juegan una partida de ajedrez en la que entran en juega fuerzas no esperadas.

La idea de convertir a Fisk en alcalde de Nueva York no es en si original, aunque el Universo Marvel siempre se ha preciado de estar más o menos pegado a la realidad, ya en el pasado hemos visto por ejemplo a Jameson como alcalde de la Gran Manzana. Tampoco que un villano alcance semejante posición de poder es algo raro, el propio Fisk estuvo a punto de conseguir algo parecido (marioneta mediante) en la etapa Miller y su derrota a manos de DD terminaría llevando a la muerte de Elektra. En el Universo DC Lex Luthor ha llegado ser presidente de los USA y sin salir de Marvel, Norman Osborn recibió el control de SHIELD durante el Reinado Oscuro. Así que el triunfo de Soule no esta en la originalidad si no en como ha sabido llegar a este momento de manera orgánica y aprovechando las sinergias que le ofrecía el Universo Marvel.

Durante el advenimiento del Imperio Secreto, Fisk consciente de que antes o después los héroes iban a ganar se puso del lado del pueblo de Nueva York, protegiendo y ayudando a los más perjudicados por la situación lo que le permitió asentar una imagen que después sería clave para su triunfo electoral. A esto se unió el que más tarde Daredevil estuviera atrapado en Japón durante meses lo que facilito que Matt desde su posición de fiscal no pudiese hacer nada para impedir el triunfo de Fisk. Por último, y aunque es innegable que es una analogía un tanto simplista, no por ello deja de ser relevante, y es que el triunfo de alguien como Fisk y sus promesas simplistas de empleo y orden tiene ecos claros del triunfo de Trump en la elecciones presidenciales, con lo que Marvel puede jugar de nuevo la carta de “metáfora” de la realidad.

Así las cosas con Matt fuera de juego, Soule muestra la inteligencia de ambos personajes al proponer Fisk a Murdock ser su vicealcalde, si Matt acepta conseguiría dar una patina de credibilidad a su administración y de paso podrá enterrar en papeleo a un más que posible rival dándole por otro lado un puesto que ante todo se presupone simbólico, si no aceptas su imagen quedará a salvo ya que él lo ha intentado y será Murdock quien quede como sectario. Por otro lado Matt sabe que si acepta se usara su imagen para blanquear a Fisk, pero también es consciente de que el estar cerca de este le permitirá espiarlo y encontrar algo con lo que acabar con su mandato de manera mucho más rápida.

Dispuesto el tablero ambos enemigos inician una partida en la que pronto Fisk demuestra ser mucho más hábil que Matt, ya que consigue inculpar a Daredevil de atacarle justificando así que este en busca y captura y de paso emprendiendo una enmienda a la totalidad contra los superhéroes que encuentra su publico al estar el recuerdo de lo que paso en Imperio Secreto aún muy cercano. A esto se añaden elementos disruptores como el regreso de Musa o la reacción de los capos del crimen de la ciudad, elementos que ambos intentaran aprovechar en su favor y donde Fisk demuestra una vez más ser más hábil en el juego de engaños y traiciones...hasta que los avatares del destino conducen a un inesperado (y muy inteligente) final que deja con enormes ganas de saber a donde va a a parar todo esto. Sin duda la etapa Soule esta resultado ser mucho más interesante de lo que sus muy deficitarios primeros números hacía prever.

lunes, 30 de julio de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Estos no son Los Defensores de tus padres.

Apenas diez números, nueve en España, ha durando una colección nacida al albur de la serie de Netflix y que apuntaba a llegar muchos más lejos, Sin embargo que haya durado menos de un año no significa ni mucho menos que la colección carezca de interés.

Se ha hablado mucho y más en los últimos tiempos de como el cine y la TV han influido e incluso condicionado mucho de los argumentos o ideas que se han visto en los cómics del Universo Marvel, ahí esta el ejemplo del hijo negro de Nick Furia, para atestiguarlo. Sin embargo poner estos Defensores como otro ejemplo de ello es un error. Si, el nombre esta tomado claramente de la serie de Netflix que Jessica Jones, Luke Cage, Danny Rand y Daredevil compartieron, pero la esencia de todos esto esta en la cabeza de su escriba y durante tantos años arquitecto del Universo Marvel del siglo XXI: Brian Michael Bendis.

Desde las páginas de Alias y Daredevil primero y más adelante en las de Los Nuevos Vengadores, el de Cleveland fue creado un “Bendisverso” de héroes urbanos, con clara influencia del concepto de Héroes de Alquiler y donde Jessica, Danny, Luke y menor medida Matt (siempre tan solitario, casi alérgico a los grupos) se fueron consolidando como una suerte de no-grupo (aquí si enlazamos con el concepto clave de los Defensores clásicos del cómic) que lo mismo estaban en los Vengadores, lo mismo realizaban una intervención para convencer a Matt que la idea de autoproclamarse rey de la Cocina del Infierno no era buena.

Así las cosas, que aprovechando las sinergias transmedia se usase la unión más o menos temporal de estos cuatro para juntarles en un grupo llamado Defensores no podía ser más natural, y más si al frente de los guiones estaba el ínclito Bendis acompañado para la ocasión por una habitual compañero de armas, el excelente dibujante David Marquez. La marcha (por mucho que marvelitas de pro hablen de forma un tanto despectiva de fuga) del guionista a DC ha provocado que la colección se haya quedado de proyecto a largo plazo en maxiserie de 10 números, ya que Marvel en un raro ejercicio de coherencia ha optado por cancelar el cómic al dejar de contar con el alma mater del mismo.

¿Y que tal estén estos 10 números?, pues muy bien gracias, un mero apunte del potencial que tenía la colección en el que se nota que los autores han disfrutado y han querido hacer disfrutar a los lectores. En todo ello ha sido clave, claro, el desempeño al dibujo de David Marquez, uno de los mejores dibujantes actuales de la antigua Casa de las Ideas que uno sospecha no tiene el reconocimiento que merece su excelsa labor y que realiza en estos Defensores su mejor trabajo hasta la fecha, con la dificultad adicional que implica trabajar en una serie de grupo.

Si por algo destacan estos Defensores de Bendis/Marquez es por lo tremendamente desenfadados que resultan, si, se esa contando una historia muy seria, con vidas en juego y peligros por doquier, pero la espontaneidad, la química (aquí si) que trasmiten los personajes, lo dinámico de la acción y el tono en general es el de unos amigos que se juntan para conseguir detener una amenaza para su ciudad pero que pueden pasarlo bien por el camino. La trama se desarrolla con un Wilson Fisk dejando (una vez más y van...) de ser Kingpin y con ella la aparición de toda una serie de aspirantes al trono que traerán el caos a las calles.

De entre los presuntos herederos destacaran tres, Iguana, venido del pasado del Luke Cage y aparentemente muerto, regresa ahora más poderoso que nunca y con conexiones y apoyas difíciles de explicar. Será la principal amenaza durante estos 10 cómics y tendrá momentos de autentico impacto disparado a quemarropa a Jessica Jones, envenenando a Luke Cage y en apariencia rompiendo la espalda (en un escena muy en plan Bane) a Danny Rand. En segundo lugar estarán la Gata Negra y su lugarteniente Cabeza de Martillo que vivirán un enorme cambio de estatus y que están atrapados entre dos fuegos. Por ultimo y casi a modo de epilogo tendremos a Parker Robbins, alias El Encapuchado, uno de los villanos fetiches de Bendis y que descubrirá que si él tiene muchos conexiones con los villanos, estos Defensores las tienen con los héroes. Por supuesto el propio Fisk tendrá también un papel destacado en la sombra, como marionetista supremo.

A lo largo de estos 10 números Benids y Marquez no dudaran en usar a todo aquel personaje que pueda encajar en la serie y/o les apetezca tratar, así personajes como Masacre o el Punisher (que no sale nada bien parado en manos de Bendis) jugaran un papel de contrapunto cómico (si el Punisher también) y gente como Misty Knight o Elektra (brutal su combate con Danny, lastima que lleve el traje de la serie de TV) jugaran también su rol. El enfoque desenfado de la colección, al que se hacía alusión más arriba se puede ver también en como Bendis juega con la identidad nuevamente secreta de DD (que para disgusto de Luke resulta no ser Gary el boxeador) pese a que esta claro que el autor de Torso no se esta leyendo la etapa de Soule con el personaje y no sabe muy bien como debería funcionar el desenmascaramiento del mismo. También juega con el nombre del grupo aludiendo a que estos nos Los Defensores de la Gárgola...personaje que sin embargo terminará apareciendo en la colección en todo un homenaje al mítico grupo de los 70/80 de Marvel.

En definitiva, los Defensores es una colección fresca, que pese a que trata temas graves (drogas, delincuencia, guerra de bandas...) lo hace con un tono desenfadado a lo que contribuye un dibujo más luminoso de lo que cabría esperar, que se aleja de la sordidez y el tono más noir de, por ejemplo, la etapa de Bendis en DD y que muestra el potencial de un concepto y unos personajes para hacer algo divertido e interesante y que tal vez en algún momento pueda ser rescatado. Sea como sea estos 10 números han estado francamente bien y es una gran despedida/homenaje a los más de tres lustros el guionista lleva, de una forma un otra, trabajando con ellos.

miércoles, 11 de julio de 2018

Daredevil: Tribunal Supremo.

Panini por fin ha decido meter el acelerador a la edición de Daredevil en España y las distancias con los USA se van reduciendo. Este tomo recopila dos sagas, con 8 números USA de la colección del personaje, en concreto los 21 al 28 del volumen 5 del personaje.

A estas alturas de su etapa Soule ha conseguido dejar ya varias cosas claras, primero tiene un plan a largo plazo en el que las piezas van encajando poco a poco, segundo le encanta jugar con las expectativas del lector y con las ideas preconcebidas en torno a su etapa y tercero que el inicio haya sido flojo no significa que su etapa a nivel global este siendo así, ya que su crecimiento en fuerza e interés es innegable.

Cuando se supo que Soule iba a ser el guionista de Daredevil, siendo como es abogado (y ejercitante) se pensó que el tema legal iba a estar en primer plano y que la faceta como abogado de Matt iba a ser central. Las expectativas fueron desafiadas desde el principio cuando Soule hizo que Matt se pasase a la fiscalía de Nueva York y pronto esta nueva faceta del personaje quedo enterrada en un segundo plano mientras se iba desarrollando el misterio en torno al principal foco de atención de la primera parte de su etapa: como Daredevil había conseguido recuperar su identidad secreta.

Resuelto con acierto el gran misterio es ahora si, entrado el segundo año de su etapa, cuando Soule decide centrarse en la nueva vida de Matt como fiscal, lo hace una vez más desafiando las expectativas y creando una situación que potencialmente puede tener importantes repercusiones en todo el Universo Marvel. Lo hace además jugando con las reglas no escritas en torno a la “alegalidad” con la que operan los superhéroes en el UM siempre en esa fina línea que separar el vigilantismo de la colaboración ciudadana, Matt se marca un órdago a la grande (lo que también viene a mostrar el carácter del personaje) y lo hace además recuperando la relación con uno de los secundarios clave de la serie: Foggy Nelson. No será el único regreso, también lo hará el clásico (e insuperable, por muy chulo que sea el diseño de Garney) traje rojo de Daredevil cuando este ha de declarar ante el tribunal para conseguir un precedente histórico.

Varias cosas son interesantes en esta saga, para empezar la relación entre Matt y Foggy y la explicitación, por fin, del motivo de su enfrentamiento: Foggy no entiende como Matt ha dejado pasar la segunda oportunidad que ha recibido al recuperar su identidad secreta, como ha vuelto a ser Daredevil mintiendo a todo el mundo y como ha podido dejar a Kirsten sin más. Matt por su parte lo ha apostado todo a esta jugada y de la misma forma que si triunfa puede cambiarlo todo, si pierde habrá renunciado a su vida por nada. Por otro lado la saga consigue transmitir también,sin hacerse pesada o aburrida la fascinación del guionista por el sistema legal americano y la reverencia casi religiosa ante el Tribunal Supremo del mismo. Lo mejor es que también se deja a la claras las limitaciones del sistema y sus contradicciones y múltiples taras.

El tomo como decíamos arriba incluye también una segunda saga, de tres números en este caso. En ella regresa el supuesto dibujante regular de la colección, un magnifico Ron Garney que apenas si ha dibujado 1/3 de los cómics de esta etapa. En la saga, se recupera a la Mano y la Bestia y se reestablece la relación entre Daredevil y Punto Ciego tras lo acaecido en Arte Oscuro. La historia tiene en si mucho menos interés que la de Tribunal Supremo que da titulo al tomo (aunque esta mucho mejor dibujada), pero es importante para alejar a Matt de Nueva York el tiempo suficiente como para que no pueda hacer nada para evitar la bomba con la que se cierra el tomo y que ya apunta cosas muy interesantes para el siguiente.

martes, 29 de mayo de 2018

Daredevil: Identidad.

Cuarto tomo de Panini de la etapa Soule al frente de los guiones del hombre sin miedo, que recopila en este caso los números 15 al 20 USA y que viene a responder la gran incógnita que ha configurado esta nueva etapa desde el principio.

El relanzamiento de Daredevil tras la etapa Waid de la mano de Charles Soule y Ron Garney tuvo como principal foco de atención el que el personaje recuperaba su identidad secreta, perdida de la cual se había convertido de una forma u otra en el centro de la colección desde la ya lejana etapa Bendis. Volver a meter al genio en la botella y sobre todo la forma en la que esto se hacía, era el punto de interés focal de una etapa que se veía de nuevo lastrada por una decisión que seguía condicionado la colección sin visos claros de resolución.

La idea de revelar la identidad del héroe, que tanto juego dio durante la época Bendis/Maleev, se había convertido en un lastre para un personaje que al quedar expuesto había perdido parte de su esencia. Sin embargo parecía que Waid y Samnee habían conseguido equilibrar la situación y por fin había hecho que el personaje mirara hacía adelante. El que Soule empezase su etapa agitando de nuevo el avispero no era buena señal y más tras unos primeros números en la serie en la que lo único destacado era el excelente dibujo de Garney, con un guionista que no terminaba de pillarle el punto a la colección.

Sin embargo sin aún con sus peros, ya en el tomo anterior Soule parecía ir creciendo y supo construir una saga interesante, es en este tomo cuando viene a confirmar que su etapa en Daredevil puede que no sea el desastre que en un principio apuntaba. Lejos de mefistazos ridículos que van contra la misma esencia del personaje (gracioso el guiño al tema cuando Matt trata de buscar ayuda para recuperar su identidad y le sugieren a Mefisto...”no gracias, no estoy tan desesperado”), Soule hunde sus historia en acontecimientos narrados en la etapa anterior y de forma totalmente lógica consigue tanto recuperar la identidad secreta del personaje como dotar a toda la etapa de un peligroso villano de fondo que es consciente de todo lo que ha pasado y que intenta jugar con la vida de Matt/Daredevil.

Lo mejor de este tomo sin embargo no esta en la brillante forma en la que Daredevil recupera su identidad, si no en como, por fin, el guionista demuestra haber pillado el punto al personaje con un viaje al interior de su cabeza en el que se da un repaso a sus diferentes “identidades” y se muestra la tremenda fuerza de voluntad de un héroe que ha hecho de eso su seña de identidad desde el tan mítico como lejano Daredevil #7 (fecha de portada de abril de 1965).

Ahora soltado ya el lastre del gran secreto que había configurado el inicio de la etapa, Soule será más libre para poder contar su historia sin tener esa bomba de relojería condicionando todo lo que escribía. Y es que si bien es cierto que la idea de primero dejar crecer el nuevo estatus que el guionista deseaba crear antes de soltar la “bomba” tiene sentido argumentalmente, su etapa ha estado totalmente condicionado por la necesidad de respuestas ante la recuperación de al identidad secreta de Daredevil. Dada esa respuesta es momento, ahora si, de mirar hacia adelante.

En el debe si acaso señalar el dibujo, no por su falta de calidad, ni mucho menos, si no por el continuo baile de artistas que aunque cortados por un mismo patrón ha impedido que la colección tenga una estabilidad necesaria para crecer y consolidarse como una etapa solida. Y es que en los últimos años del cuernecitos si encontramos esa solidez en etapas tales como Bendis/Maleev, Brubaker/Lark o más recientemente Waid/Samnee. Es unas lastima que un dibujante de la talla de Ron Garney no haya podido dar esa estabilidad y más ahora que el propio dibujante ha anunciado su marcha de la colección. Esperemos que con su sustituto llegue al fin la anhelada estabilidad.

domingo, 21 de enero de 2018

“Mis Comis” de 2017.

Este año, tal vez porque me he centrado más en las reediciones y en conseguir material antiguo de Marvel que en las novedades propiamente dichas me ha costado algo más elaborar un top. Pero siempre acaban saliendo maravillas que destacan y al final estas han sido las cinco novedades que más me gustaron del mundo del cómic el año pasado.

5.- Klaus de Gran Morrison y Dan Mora (Panini/BOOM! Studios): No es desde luego el mejor trabajo de Morrison, es más está lejos de ser un cómic que represente lo que suele hacer Morrison en el medio, y sin embargo es un cómic maravilloso. Contribuye mucho a ello el magnífico trabajo de Dan Mora, todo un descubrimiento, un autentico portento narrativo que un estilo claramente influenciado por la animación disneyana consigue dar al cómic un acabado formal que le hace destacar en un simple vistazo. Además Morrison traza un guion donde la aventura y la lucha contra la injusticia están en primer plano. Un cómic simple, pero tremendamente bien escrito, con un interesante subtexto sobre el paganismo, el autentico origen de la navidad y el control y oscurantismo traído por la iglesia.

4.- El caballero oscuro III: La raza Superior de Brian Azzarello/Frank Miller y Andy Kubert (ECC/DC Comics): Si ya el año pasado logro entrar en el top cinco este año con su conclusión no podía ser menos. Está claro que este DK III está muy lejos de la influencia y relevancia del DK original, no es desde luego un cómic adelantado a su tiempo como lo fue el DK II. También está claro que más allá de su labor (desatascada casi siempre) en las historias de complemento, en DK III el trabajo de Miller ha sido más el de consultor y el de diseñador global de la trama que no es de guionista. Todo esto no impide que este El caballero oscuro III: La raza Superior sea un magnifico cómic de superhéroes muy bien escrito y muy bien dibujado donde Superman tiene tanto protagonismo o más que Batman y donde los héroes han de hacer frente a una peligrosa amenaza fundamentalista lo que en cierta medida enlaza con Holy Terror pero de manera mucho más sutil e inteligente.

3.-Omega Men de Tom King y Barnaby Bageda (ECC/DC Comics): Realmente potente el año de Tom King en España, no solo hemos visto la conclusión de su soberbia Visión con su segundo tomo a primeros de año si no que también ha arrancado con fuerza su muy interesante etapa en Batman tras un inicio algo titubeante, además claro de la publicación del segundo tomo de la también magnifica El Sheriff de Babilonia. De todo su trabajo publicado este año me quedo sin embargo con estos Omega Men que tanto ha tardado ECC en traer a España. Una amarga historia de marcado tono político sobre las dictaduras, el genocidio y las revoluciones que no deja títere con cabeza mostrando como el ejercicio del poder sin control solo lleva al desastre. Además sin Dan Mora en Klaus fue un descubrimiento Barnaby Bageda lo es aún más con un dibujo brutal tanto en fuerza como en narración.

2. - The Wiked and the Divine de Kieron Gillen y Jaime McKelvie (Norma/Image Comics): Desde su colaboración en la muy sorprendente Jóvenes Vengadores de Marvel, la pareja Gillen/McKelvie ha sido una de las parejas artísticas que con más interés he seguido, a la altura de la Brubaker/Philips y quizá solo un poco por debajo de la de Morrison/Quitely. Este The Wiked and the divine es una obra de marcado carácter pop, donde la música, el fenómeno fan y la sociedad tremendamente mediática y tecnológica en la que vivimos se mezcla con éxito e interés con la magia y los dioses. Partiendo de una idea típica en torno a quien lo hizo, el cómic aparece como un certero reflejo de nuestra época de adoración a los famosos y ultrainformación. Dos tomos han caído este año a cada cual mejor.

1.- Provindece Lo innombrable de Alan Moore y Jacen Burrows (Panini/Avatar Press): Un poco lastrado por el excesivamente estático dibujo de Burrows, Alan Moore propone una relectura de la obra de Lovecraft en clave no solo sexual, pero si situando el sexo en el cetro que consigue tornarse en una de las más complejas, inteligentes y fieles interpretaciones del creador de los Mitos de Cthulhu. Providence aparte de cómo cómic funciona como ensayo sobre el trabajo de Lovecraft y el tipo de terror que este escribía tan diferente del de sus antecesores, consigue en su final englobar casi todo el trabajo de Moore sobre Lovecraft en una única visión teniendo un cierre tan satisfactoria como sorprendente. Sin duda el cómic del año.

Fuera se han quedado cosas tan interesantes como el Trees de Warren Ellis y Jason Howard una obra compleja que apenas si presente el escenario en su primer tomo pero que deja con ganas de más, The Unwritten: Tommy Taylor y el barco que se hundió dos veces, un portentoso cómic de Mike Carey y Peter Gross que sirve de precuela a esa maravilla que es The Unwritten (cuyo último tomo también cayó este año) pero que conviene leer después, La Patrulla Condenada de Gerald Way y Nick Derrintong un precioso homenaje a la Patrulla de Morrison con entidad propia, o las nuevas entregas que han caído este año de varias series de Image todas ellas de enorme calidad, Lazarus, Paletos Cabrones, Inyección, Ciencia Oscura, Saga o Paper Girls. Además claro de la nueva y muy esperada entrega de Invencible. Si, al final podría haber hecho un top ten pero prefiero hacer un solo post y no tan largo.

viernes, 12 de enero de 2018

2017 un año de cine.

Cuarenta y seis películas de estreno he visto finalmente este 2017 recién finalizado, tres más que el 2016. Como aquel ha sido también un año muy interesante en el que elaborar el top cinco ha resultado complejo. Como siempre el orden del top es descendente de la quinta a la primera película del año y esta representado por los carteles que ilustran el post.

Empezó potente el año con una delas películas más interesantes del mismo, Silencio de Martin Scorsese, una película dura y compleja, como el tema que trataba: la esencia misma de la fe, del acto del hombre de creer. Al final sin embargo, termina recompensando al espectador su fe en el cine. Le siguió La, la, land La ciudad de la de estrellas, otro de los estrenos más interesantes del año que con su precioso envoltorio escondía un amargo de relato de renuncia en pos de conseguir unos sueños que a veces tienen un precio demasiado elevado. Pasamos luego a Múltiple una escalofriante y claustrofobica propuesta de un renacido Shyamalan cuyo guiño final ha sido de lo más celebrado del año. También a principios de año llego otro de los estrenos más interesantes de este 2017, Trainspoptting 2 un desgarrador ejercicio de antinostalgia que se revela desde el principio, con acierto y valentía, contra la moda imperante en una época donde la nostalgia se ha convertido en la razón de ser de tantos productos culturales.

A partir de aquí entramos de lleno en el cine de superhéroes inaugurado con la muy mediocre Batman Lego, que si, esta plagado de guiños graciosos y luce como homenaje al personaje y a toda su trayectoria audiovisual pero que su desarrollo tan brutalmente conservador y tópico termina lastrando. Siguiendo con DC pero en este caso dentro de su Universo Cinematográfico brilla con luz propia Wonder Woman, más que por su película en si, que pese a momentos puntuales de brillantez es en general bastante mediocre, por como ha conseguido calar el personaje en el publico y como ahora si, se ha convertido por derecho propio en miembro de esa Trinidad de DC que hasta ahora parecía más bien un dueto. La Liga de la Justicia por su parte si por algo destaca es por su pequeñez. Más allá de sus errores (muchos) Batman vs Superman era una película grande y plagada de ambición, la JLA debería haber sido aun más grande, corrigiendo claro, los defectos de su predecesora pero al final resulta ser una mera aventurilla que en cómic hubiera ocupado una o dos grapas de una etapa de transición entre autores.

Entrando ya dentro de Marvel (aunque este caso de la mano de la Fox) empezamos con la interesante Logan, si bien es cierto que el concepto “crepuscular” se ha usado en exceso para hablar de esta película no lo es menos que le viene como anillo al dedo. En el debe de la misma esta en que pese a sus muchos e innegables aciertos, el tedio se apodera de ella en no pocos momentos. Algo que no encontramos en Guardianes de la Galaxia 2, y es que el espíritu festivo de esta franquicia es contagioso, aunque quizá cabe decir por otro lado que es demasiado formulaica en su semejanza a la primera. Muy distinta por contra a todas las películas de Spiderman realizadas hasta la fecha es Spiderman Homecoming que de tanto querer diferenciarse se pasa de frenada, y es que si bien es cierto que lo que menos necesitaba el personaje era que se volver a contar su origen, no hubiera estado mal dotarlo de motivaciones y no convertirlo en una caja vacía y menos aun en un mini Iron Man. En el haber de la peli esta el casting y el ambiente de instituto, así como el villano, en su debe destaca el que aunque la peli gira con acierto en torno a la idea de poder y responsabilidad tan central en el personaje, lo cierto es que parece que Peter no llega a aprender la lección. Cerrando Marvel Studios ya a final de año llego Thor Ragnarok, una suerte de comedia en el que sus múltiples y potentes momentos épicos quedan lastrados por un humor que no sabe cuando frenar.

Siguiendo con el mundo del cómic pero lejos ya de los superhéroes cuatro ha sido las adaptaciones que he visto este año, Ghost in the Sell que pese a su pirotecnia visual y su claro homenaje a Robocop se queda finalmente en nada. A otro nivel, algo parecido le pasa a Valerian y la ciudad de los mil planetas, visualmente es una autentica maravilla, pero al final termina quedando enterrada por un desarrollo previsible y manido. Kingsman y el circulo de oro, peca un poco de lo mismo que Guardianes 2, es demasiado parecida a la primera y ya no sorprende, lo que no quita que sea, al igual que aquella, una película tremendamente entretenida y disfrutable. Quedaría por mencionar Atómica una película de espías por momentos ininteligible y en la que sus escaso aciertos no compensan sus visionado, por suerte se olvida al poco de acabarla.

Pero no solo de cómics viven los blockbuster y Star Wars Episodio VIII: The last Jedi así lo demuestra. Enorme controversia la creada por una película que en todo caso es innegablemente superior en todos los aspectos a su predecesora y que cuenta con alguno de los momentos más impactantes del año. Cabe apuntar también aquí la excelente Guerra del Planeta de los Simios, un tipo de blockbuster a contracorriente de la forma en la que hoy se conciben y hacen este tipo de películas, aquí es la historia y los personajes las que que conducen a los set-pieces y estos no tiene valor por si mismos fuera de su lugar en la película. Una película que como toda la trilogía se centra más en el desarrollo y evolución de personajes que no en la pirotecnia que promete el titulo. Por presupuesto e intenciones comerciales, Blade Runner 2049 es sin duda un blockbuster aunque aun más que la Guerra del Planeta de los simios, es un blockbuster muy distinto, tanto por ritmo como por concepción de la acción/espectáculo del mismo. Centrado sobre todo en la historia, con una puesta en escena heredera del Blade Runner original pero a la vez con personalidad propia la película de Villeneuve es sin duda el flim del año. No lejos le andaría Dunkerque una autentica experiencia inmersiva de puro cine donde Nolan demuestra ser de los pocos directores capaz de arrasar en taquilla sin tener una marca/franquicia detrás. Mucho menos interesantes resultaron tanto La Momia, intento al parecer frustrado de Universal de crear un Dark Universe y Kong Island intento parece que con éxito de crear un Monster Universe, ambas películas con sus puntos de interés son francamente olvidables, siendo en todo caso la de Kong más salvable. Por peso del material que adaptan y por las intenciones originales La Torre Oscura debería haber sido un blockbuster, algo que sin embargo no fue, quedando en una adaptación de discutibles valores artísticos y de muy escasa ambición de una saga que debía dar para más. Más interesante es Alien Covenant secuela de la muy apreciable Prometheus y precuela de la seminal Alien, en Covenat hay una afortunada mezcla de los mejores elementos de ambas películas que dan como resultado una obra que sin ser plenamente satisfactoria, si resulta muy estimulante.

En un espectro muy distinto y en una de las grandes polémicas del año encontramos los estrenos de Netflix, de los cuales he podido ver tres este año muy distintos, todos muy distintos entre si. Dejando de lado la (muy) absurda polémica sobre si esto es cine o no, la película que más me ha interesado de la plataforma de streaming ha sido sin duda la española Fe de etarras, una amarga reflexión en tono de comedia negra sobre el fin de ETA, los nacionalismos y la convivencia. Okja, bienintencionado aunque extramadamente manipulador alegato ecologista esta muy por debajo de las expectativas creadas. Lo mismo pasa con Bright, donde pese a que el guión es de Max Landis, los temas e ideas de a misma entrocan de manera clara con el mundo de su director un David Ayer que tiene en su haber películas mucho más interesantes que esta.

Sin ser un gran fan del cine de terror son varias las películas de este genero las que acabado viendo en 2017. Más allá de la ya mencionada Múltiple, empezamos por Life, un claro homenaje a la original Alien que cuenta también con elementos de La Cosa de Carpenter y que ha sido una de las grandes sorpresas del año por la enrome tensión que consigue crear y por lo amargo de su final. También muy satisfactoria resulta la morbosa La cura del bienestar quizá algo lastrada por su excesiva duración y su perfeccionismo formal, pero en todo caso una de la películas del año. Al igual que lo fue la española Verónica que cuenta con una de las imágenes más potentes del 2017. Más decepcionante es sin duda It la película de terror más taquillera de la historia pero que pese a su acierto en el retrato de los personajes y su mundo, falla en su transmisión del terror por lo de manual, casi de pura formula que resulta en su planteamiento.

Entramos ya en el terreno de producciones más independientes/pequeñas de presupuesto y ambiciones comerciales más limitadas que corren el riesgo de ser desterradas de la cartelera ante la proliferación de marcas y franquicias como centro de las mismas. Dentro de este tipo de películas encontramos gran variedad entre las que se incluyen algunas de las más relevantes del año. Tal es el caso de Madre! la valiente y compleja película de Darren Aronofsky que puede ser tanto interpretada como una fabula ecológica como defiende el autor, como también como una suerte de estudio del proceso de inspiración/creación/autodestrucción que no pocas veces acompaña al arte. En otro estilo pero también fundamental encontramos a Detroit donde la extraordinaria dirección de Kathryn Bigelow consigue introducir al espectador en la historia de tal modo que parece estar viviendo en sus carnes todo el terror y angustia de un acto extremo de brutalidad policial y racismo por desgracia tan de actualidad incluso hoy en día. En realidad, nunca estuviste allí es otro tipo de película de gran potencia visual y con un cierto cuestionamiento de la masculinidad como subtexto sostenida por una desgarradora interpretación de el siempre excepcional Joaquin Phoenix. También espectacular es la interpretación de Casey Affleck en la interesante Manchester by the sea, drama sin concesiones, bastante deprimente y que basa toda su fuerza en el trabajo del actor. Entraría aquí también la oscarizada pero terriblemente aburrida Moonlight , película no carente de valores que sin embargo no logran superar el tedio de su visionado. Todo lo contrario sucede con The Disaster Artist otro tour de force interpretativo en este caso de James Franco que en su reflexión del cine dentro del cine consigue hacer de Tommy Wiseau alguien con quien simpatizar en cierta medida más allá de sus defectos y fobias. Lady Macbeth por su lado presenta un personaje con el que es casi imposible empatizar en un flim de nuevo sostenido por la portentosa actuación de una actriz, Florence Pugh en este caso. Una historia de ambición, control, poder y deseo llevados al extremo. También como historia de poder, control, ambición y falta total de ética o escrúpulos hay que mencionar El Fundador, atractiva película sobre los orígenes de McDonalds. En La seducción Sofia Coppola consigue un ejemplar remake de la original de Don Siegel sin aportar, eso si, nada que no estuviera ya en aquella.

A ghost story como reflexión sobre el paso del tiempo y lo liquido de los tiempos que nos ha tocado vivir rima con la francesa Personal Shopper donde  Olivier Assayas con su habitual pulso narrativo consigue trazar un afortunado retrato de la sociedad que estamos construyendo. También de Francia llegó la provocadora La amante doble, película de retorcida morbosidad que consigue atrapar al espectador en su tela de araña arratrandolo hacía el inesperado giro final. Quedan para acabar cuanto películas muy distintas entre si, primero el gran fracaso del año Vivir de Noche de Ben Affleck un neonoir que pese a su elegancia termina cayendo por sus interpretaciones muy planas y por una historia carente de verdadero interés. No es el caso de Baby Driver, película de marcado tono pop con magnificas interpretaciones y personajes cargados de interés que ademas supone un autentico disfrute visual y sonoro. Como disfrute visual es John Wick: Pacto de Sangre, tal vez no tan estimulante como la primera entrega pero aún así tremendamente entretenida y dinámica. Colossal por su parte como película sobre el maltrato y el empoderamiento de la mujer a través de una historia de monstruos supone una propuesta tan original como interesante.

lunes, 1 de enero de 2018

Mis series de 2017.

Cada año escribo por aquí mi top personal de las tres principales opciones de ocio que se reparten mi tiempo libre: cómics, series y cine. El año pasado empece por los cómics y acabe con las series, este voy a hacerlo al revés.

Las distintas plataformas de streaming facilitan el acceso a una gran cantidad de series a las que es muy fácil acceder sin complicaciones prácticamente en su estreno sin importar el idioma. Esto ha condicionado que este año hayan sido múltiples las series que he visto y en consecuencia más complicada la elección. Aunque eso es lo divertido de este juego, claro. Sin más mis cinco series favoritas el año:

5,- Glow: Diez episodios de apenas media hora de duración en torno al surgimiento de un programa de lucha libre femenina que alcanzo cierto culto en los 80, La mano de Jenji Kohan creadora de esa maravilla que es Orange is the New Black se deja sentir en el retrato de toda una serie de mujeres que tratan de abrirse camino en un mundo despiadadamente masculino y donde la ironía y el humor son los hilos conductores de una trama esencialmente dramática. Imposible no encariñarse con los distintos personajes que pueblan esta serie de Netflix plagada de perdedores en busca de su oportunidad.

4,- Mindhunter: De nuevo de la mano de Netflix y con la figura de David Fincher detrás llego esta serie que narra los orígenes de la criminología moderna y como esta impacto tanto a sus creadores como al mundo que intentaban transformar. Desoladora por momentos, profundamente humana en otros, los dilemas que plantea la serie y el impacto de sus protagonistas tuvieron en el mundo tal y como lo conocemos hoy en día son algunos de los elementos que hacen de esta serie algo tan especial.

3,- The Deuce: Definir la nueva serie de David Simon y George Pelecanos para HBO como una serie sobre los orígenes del porno es casi reducirla al absurdo. Si claro eso esta ahí, pero la serie es eso y mucho más. La serie es el retrato de una época y lugar concretos y de como el capitalismo es capaz de adaptarse a todo para seguir engordando su cuenta de resultados. Y la cosa no ha hecho más que empezar, deseando ver la segunda temporada.

2,- Twin Peaks 3: Probablemente la mayor revolución televisada de lo que va de siglo XXI, todo un paso adelante a la que se adivina sin embargo muy poca influencia (¿como se puede imitar algo así?) y una muestra de lo lejos que puede llegar la ficción televisada si se le da un autor libertad y medidos para contar una historia de más de 17 horas dividida por comodidad en 18 capítulos pero concebida como un todo. Si alguien esperaba que David Lynch se refugiase en la nostalgia y recuperase sin más lo que fue el Twin Peaks original se llevara toda una sorpresa. Esta nueva Twin Peaks más que verla hay que sentirla. Las serie de Showtime en los USA se pudo ver en Movistar Televisión en España.

1,- Por 13 Razones: Y hablando de sentimientos, hay sin duda en este lista (y probablemente fuera de ella) series mejores que Por 13 razones, pero desde un punto de vista de impacto emocional ninguna serie me ha llegado tanto al alma como esta de Netflix. La profunda humanidad de sus personajes centrales, la inteligencia y valentía a la hora de tratar un tema tan complejo como el suicidio, las actuaciones y la estructura misma de la serie han echo de esta la única serie que he visto dos veces este 2017. Al final las dos veces me dejando congelado en el sitio.

Hay muchas más series, Manhunt: Unabomber con ecos de Mindhunter es otra maravilla, la segunda temporada de Stranger Things es aun mejor que la primera, pese a sus pegas me ha encantado Juego de Tronos este año, al igual que Feud o la distopica The Handmaid's Tale pero había que elegir y esta ha sido mi lección.