viernes, 28 de diciembre de 2012

Daredevil: Corazones en la oscuridad.

Segundo tomo de la etapa de Mark Waid publicado en España que incluye los números americanos Daredevil volumen III 7-10 y 10.1 más el Amazing Spiderman 677 con el que el cuernecitos comparte aventura. 

Continua la reivindicación por parte de Mark Waid del Daredevil más heroico y desenfadado que enlaza tanto con sus primeras historias antes de la llegada de Frank Miller, como con las reivindicables (y algo olvidadas) etapas de (sobre todo) Karl Kesel y (en menor medida) Joe Kelly al frente de los guiones del hombre sin miedo. En este caso no contamos con la presencia de Marcos Martin a los lápices adecuadamente sustituido por Kano (y por un sorprendente Khoi Phan en el 10.1) pero si con la del excelente Paolo Rivera. El apartado gráfico del tomo se ve completado por la labor de Emma Rios (con cierto aire de Paul Pope) en el cómic de Spiderman.

Con el buen recuerdo que dejo el primer tomo y con la presencia en este del premiado Daredevil volumen III número 7 lo cierto es que había ganas por ver como Waid seguía desarrollando al personaje. Bajo este prisma hay pocas sorpresas, Waid sigue apostando por un Daredevil que asume su pasado pero que a base de fuerza de voluntad busca mirar hacía el futuro para no tener que pegarse un tiro. En este sentido es brillante la frase de Matt “¿El viejo Matt?, ¿el punching-ball torturado, acomplejado por la culpa y autodestructivo? Odio a ese tipo”. Con ese dialogo Waid además de meter una buena puya a Brubaker (quien nunca entendió el personaje, llevándole a un patetismo impropio de su trayectoria) deja claro cuales son sus intenciones para con el personaje y el camino que piensa seguir. Un camino que ante el abismo al que había llegado DD se antoja como casi el único posible.

Así las cosas y al igual que ocurriera en la primera entrega, el guionista de Kingdome Come cuenta una historia ligera y entretenida que busca más la aventura que el dramatismo y que esta plagada de ideas interesantes como lo son la relación de Daredevil y la Gata Negra o el enfrentamiento con el Hombre Topo, elementos que pese a resultar obvios (sobre todo lo del Hombre Topo) nunca se había visto por estas páginas. Dentro de la reivindicación de Waid del primer Daredevil destaca también como el escriba recurre a viejos trucos no usados casi desde la época de Stan Lee, como el que los enemigos de DD tratan de cegarle creyendo que así tendrán ventaja sobre él....sin saber claro que Daredevil no necesita precisamente el sentido de la vista. Todo esto realizado con la suficiente gracia como para que parezca, si no algo nuevo, si cuando menos fresco y divertido. Resulta también notable la labor del guionista como dialoguista, en especial en las conversaciones que mantienen Spiderman y Daredevil por lo mucho que dicen sobre ambos personajes.

En cualquier caso si esta serie es lo que es, si ha generado las buenas criticas que ha generado sin duda se debe a la espectacular labor gráfica con la que cuenta. Ya desde el diseño mismo de las portadas que busca resaltar toda la iconografia ligada al personaje, Daredevil es una serie que visualmente llama la atención. El magnifico trabajo (en este caso sobre todo de Paolo Rivera) de los dibujantes de Daredevil se plasma desde la original y llamativa visualización del sentido radar, hasta la concepción de la página como unidad narrativa capaz de contar una historia con total ausencia de texto (brillante en este aspecto la página 14 del número 9). Daredevil ha sido un personaje que por regla general, incluso en sus peores momentos, ha tenido suerte con los dibujantes que han pasado por sus páginas. Esta etapa no esta haciendo más que confirmar esta aseveración.

En definitiva Waid y sus múltiples colaboradores están construyendo una etapa interesante, desenfadada, de momento no demasiado trascendente (aunque ya con subtramas y argumentos a largo plazo) y excepcionalmente dibujado, que brilla con luz propia en el panorama comiquero actual. Con ganas estoy de ver como sigue el asunto.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Batman Tierra Uno de Geoff Johns y Gary Frank.

En su permanente afán por buscar nuevos lectores, la majors están cada poco recontando el origen de sus principales personajes, como si esa fuera la clave para atraer sabía nueva al endogámico mundo de los cómics de superhéroes. Enmarcado en esta tipo de iniciativa, DC ha lanzado bajo el titulo de Tierra Uno diversas novelas gráficas, que con autores supuestamente de primera fila, pretendía presentar una actualización de los orígenes de sus más grandes iconos. Tras el Superman de J.Michael Straczynski y Shane Davis le toca ahora el turno a Batman de la mano de Geoff Johns y Gary Frank.

Hasta ahora siempre había tenido la impresión de que a Geoff Johns no se le daba demasiado bien escribir Batman. Su diferentes apariciones en algunos de los cómics que había guionizado por todo el Universo DC no le había dejado muy bien parado y si algo había confirmado su trabajo en la Liga de la Justicia con Jim Lee es que no sabía dialogarlo. En manos de Johns, Batman no parecía alguien preparado para todo y contra todo, si no más bien un arrogante personajillo que se creía a la altura de los dioses. Esta sensación esto se veía aumentada porque a lo largo de su ya extensa carrera en el UDC, Johns había demostrado su gran talento en personajes mayormente luminosos, con un componente superheróico mucho más claro (Superman, Green Lantern, Flash, la JSA). Parecía como si la oscuridad de Batman le disgustase y solo lo usase para asustar a Los Nuevos Titanes, comportarse como un payaso con Hal Jordan o dejarse chulear por este en la nueva JLA.

Por todo esto he de reconocer que si le tenía ciertas ganas al Batman Tierra Uno que ECC acaba de publicar en España. Sentía cierta curiosidad por ver como Johns se defendía en un obra enteramente protagonizada por el Señor de la Noche, y la verdad es que la cosa ha sido bastante decepcionante. Decía yo no hace mucho que Batman es uno de los personajes que más enfoques, interpretaciones y puntos de vista aguanta en el género superheróico, así que no seré ahora yo quien cuestione la visión dada por Johns en cuanto a su interpretación del personaje, pero si es cierto que la considero bastante menos interesante de lo que para un personaje como Batman y un autor del prestigio de Johns cabria esperar. Y es que el Batman que nos muestra Johns es un personaje débil, poco preparado, no muy inteligente y movido más por la ira irracional, que no por una obsesión pacientemente reconducida con años de estudio y entrenamiento. Con esto cuando al final de la historia se intenta forzar una excusa para que Batman siga su cruzada esta queda forzada y poco creíble. Repito la visión de Johns, perfectamente valida me parece muy poco interesante, hace de Batman un personaje mediocre y le resta gran parte de su fuerza al “marvelizarlo” demasiado, en el sentido de que sus debilidades se antojan mucho más grandes que sus (escasas, muy escasas) virtudes.

Así las cosas las cosas lo mejor de la obra es sin duda Gary Frank, cuyo trazo, firme y realista funciona muy bien en la historia que Johns pretende contar. Una historia por otra parte, como siempre que se pretenda recontar el origen de Batman, que palidece en comparación con esa maravilla que es el Año Uno de Miller y Mazzuchelli. La comparación tan injusta como inevitable da como resultado que Tierra Uno esta muy lejos tanto a nivel gráfico, donde los esfuerzos de Frank son notables pero en ningún momento sentimos, palpamos esa Gotham corrupta hasta la médula que Mazzuchelli trasmitía en cada página, como a nivel de guión. El Batman que Miller nos mostraba, joven, si, inexperto también, atisbaba ya esa fuerza de al naturaleza en la que se iba a convertir. El Batman que Johns nos muestra no parece que nunca vaya a llegar a ser ni una mera sombra de aquel.

El resultado global pues es un trabajo decepcionante e innecesario que surgido al albur de las películas de Nolan, carecen de la fuerza y el dramatismo de estas mientras que no aportan nada significativo al mito del personaje. Si acaso para algo ha servido este cómic es para mostrar que Johns no sabe manejarse en ambientes urbanos y oscuros más cercanos al noir que al genero superheróico y que desde luego no termina de manejar a Batman tan bien como al resto de los personajes del UDC.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Historia de un hombre sin miedo especial: Pantera Negra, el hombre sin miedo.

Con dieciocho números americanos recopilados en España en dos tomos Pantera Negra, el hombre sin miedo (en sus últimos números Pantera Negra, el hombre vivo más peligroso) supone la principal, por no decir única, consecuencia de Tierra de Sombras más allá de Daredevil.

Heredera directa de la numeración original de Daredevil (el último número del anterior volumen de Daredevil fue 512, el primero de Pantera Negra, el hombre sin miedo fue el 513) a imagen y semejanza de lo que se hiciera con Hércules en Hulk tras World War Hulk o más recientemente con Journey into Mistery y Thor. Pantera Negra, el hombre sin miedo surge directamente de lo narrado tanto en Tierra de Sombras, donde DD necesita alejarse de Nueva York para replantearse su vida, como del anterior volumen de la Pantera Negra, donde tras destruir todas las reservas de Vibranium del mundo, Pantera se encuentra en una situación similar.

La elección de Pantera Negra como guardián temporal de La Cocina del Infierno tiene bastante sentido: por un lado el parecido estético entre DD y T´Challa es evidente, por otro su relación con Murdock siempre fue muy buena y ya en época de de Roy Thomas como guionista del cuernecitos se narro un encuentro entre ambos héroes donde quedo clara su sintonía y confianza mutua, no en vano el rey de Wakanda era entonces de los pocos que conocían la doble identidad de Matt. A esto hay que añadir que a lo largo de su trayectoria Pantera ha sido visto bajo muchos prismas: rey, político, defensor de los derechos civiles, líder carismático...Aproximarlo a La Cocina del Infierno, acercarlo al género negro y alejarlo de la corte de Wakanda era un oportunidad sin duda interesante para ver como se manejaba el héroe en un mundo que le quedaba ya muy lejos.

El escritor elegido para llevar a buen puerto el proyecto fue David Liss mucho más conocido por su labor como novelista que no por su trabajo en el campo de los cómics. En los lápices encontramos toda una pléyade de artistas de lo más variopinto, con gente como el italiano Francesco Francavilla (artista regular de la colección y dibujante de la primera y más interesante saga). Jeff Palo dibujante no especialmente dotado y más próximo a la caricatura. Shawn Martinbrough junto a Francavilla el dibujante más interesante que paso por la colección y Michael Avon Oeming, cocreador de Powers y cuyo estilo cartoon no termino de funcionar en exceso aquí. En todo caso, a nivel visual tal vez lo más llamativo sean las espectaculares portadas de Simone Bianchi.

La colección se inicia bastante bien con una saga llamada Jungla Urbana que asienta firmemente las bases de lo que será el proyecto. T´Challa fuera de su ámbito, ferozmente independiente (se niega aceptar la ayuda de sus amigos) se enfrentara a una organización mafiosa de origen rumano que pretende tomar el control de La Cocina del Infierno ante la ausencia de DD. La saga que se inicia con el “traspaso de poderes” entre T´Challa y Murdock, presenta los que serán los personajes secundarios de la colección (algunos heredados de Daredevil, otros nuevos) y marca un tono urbano y noir que sin ser nada del otro mundo, si suponen lectura agradable y amena. Algo que por desgracia se perderá a a partir de aquí. La segunda saga de apenas dos números, dibujada por un Jeff Palo de trazo bastante desagradable a la vista y en todo caso inferior a al de Francavilla, afronta las consecuencias de la primera y trae de visita a Tormenta, esposa de Pantera que no esta demasiado dispuesta a respetar la soledad autoimpuesta de su marido. La historia, que demuestra unas carencias en el dominio del medio que Liss no mostró en Jungla Urbana tiene como villano principal a Kraven, traído con una excusa cuando menos rocambolesca y que parece tener como único fin enfrentar a este con T´Challa en una lucha desarrollada y resuelta de manera un tanto ridícula.

El regreso de Francavilla no supone, por desgracia recuperar el tono y las intenciones de la primera historia, ya que la siguiente saga de tres números supone un crossover con Miedo Encarnado que por desgracia resulta tan flojo como este. La saga, que tal vez busque enlazar con los Jungle Action de Don McGregor de los 70, donde el mítico guionista uso a la Pantera como un vehículo para trasladar al papel sus preocupaciones sociales como la lucha por los derechos civiles o contra el racismo, resulta en cualquier caso decepcionante. El reflejo del miedo al extranjero, del racismo, exacerbado por la figura del Aborrecedor (un viejo villano del Capitán América) que busca una América “pura y blanca”, es mostrado aquí de la manera más simple posible, siendo apenas una excusa para desencadenar la acción y situándose por ello a años luz del trabajo de McGregor.

Con la colección ya herida de muerte creativa y comercialmente y con Daredevil presto a la vuelta de la esquina a recuperar sus puesto, el cambio de nombre a El hombre más peligroso vivo no supone más que cosmética para una serie que vive sus últimos momentos y que consciente de ello trata de despedirse a lo lo grande sin lograrlo del todo. Tras un par de números intrascendentes (uno de ellos cruce con el evento arácnido  Spider-Island, otro un point one, un intento desesperado y tardío por atraer público), la última saga, iniciada con un capitulo premonitoriamente titulado “El Kingpin de Wakanda”, busca enlazar las dos almas que conviven en la colección: por un lado La Pantera Negra y su mundo y por otro Daredevil y el suyo. Así la trama comienza cuando Kingpin, que sigue siendo líder de La Mano (estatus heredado de Tierra de Sombras), pretende hacerse con el control del banco nacional de Wakanda para apoderarse de las riquezas del país. T´Challa decidido a impedirlo a toda costa y dejando atrás sus ideas de soledad contara con la ayuda de Lucke Cage, el Halcón, Tormenta y la nueva Pantera Negra, soberana actual de Wakanda. La historia aunque parte de una buena idea carece de ritmo y nos muestra a unos Kingpin, Lady Bullseye o Maria Tifoidea que rozan lo patético ante su incapacidad para hacer nada bien, en ningún momento parecen una amenaza seria y creíble. Especialmente sangrante es el caso de Fisk, que es mostrado como un patético y enamoradizo enclenque que poco tiene que ver con el maquiavelico conspirador que conocemos. La Mano, por su parte, vuelve a ser mostrada como poco más que carne de cañón, lejos de la temible organización criminal centenaria que se supone es.

La historia ahonda en las limitaciones de Liss en el medio, con errores de racord sonrojantes (un cómic acaba con una rehén en manos de Lady Bullseye y la Pantera Negra en una situación comprometida, el siguiente empieza ya con el rehén libre en manos de T´Challa quien domina claramente la situación) y deja a la claras que la colección surgió apenas si como un parche y con una fecha de caducidad no muy prolongada. Un lastima, por que la primera historia es realmente interesante, aunque visto lo visto esta claro que solo fue un espejismo.