miércoles, 19 de agosto de 2015

Daredevil: Pecado Original.

Séptimo tomo de la etapa de Mark Waid en Daredevil, a uno solo del final de la misma que recopila en este caso los Daredevil volumen IV 6 a 10 USA. Acompañan al guionista los habituales Javier Rodríguez (autor de los lápices de los dos primeros números) y Chris Samnee (los tres siguientes).

Aunque el evento Pecado Original ha sido uno de los más flojos de los últimos años en Marvel, su premisa (muchos de los secretos del Universo Marvel salen de repente a la luz, queriendo reflejar en cierta medida el escándalo de la NSA destapado por Edward Snowden) ha permitido a muchos guionistas ahondar en el pasado de los personajes contestado a preguntas que habían estado largo tiempo sin respuesta.

Tal es el caso de Daredevil y de los dos primeros cómics incluidos en este tomo, donde Waid afronta de manera directa una de las grandes preguntas sin respuesta del personaje: el motivo que llevo a su madre a abandonarlo siendo apenas un bebe. Aunque parezca mentira y más allá de insinuaciones aquí y allí esta pregunta no había tenido nunca hasta ahora una respuesta clara como la que se ofrece en este díptico. Waid afronta la tarea con inteligencia y misterio, jugando a la ambigüedad con respecto al papel del padre en todo el asunto a la par que, siendo como es eta etapa, ahonda en el carácter superheroico de la misma llevando a Daredevil a Wakanda donde tendrá un enfrentamiento con la nueva Pantera Negra para rescatar a su madre. La solución de la trama, plenamente satisfactoria, deja a las claras que la retrocontinuidad bien empleada es un arma excelente que permite enriquecer el background de los personajes.

La historia dibujada por Rodríguez cuenta con planchas realmente espectaculares como la del descenso en paracaídas de Daredevil en plena selva wakandesa, o el combate entre este y Pantera Negra a modo de baile entre dos magníficos guerreros. Destacan también las excelentes composiciones de página ambientadas en el pasado donde las viñetas imitan el sentido del radar del protagonista (hay que ver la de juego que ha dado esto a todos los dibujantes que han pasado por esta etapa) o se fragmentan en multitud de pequeñas viñetas en el momento de la revelación final para plasmar el caos y el impacto de la misma. Una elección narrativa elegante e inteligente.

La segunda historia del tomo ya con Samnee a los lápices (desde luego el nivel gráfico de esta etapa es espectacular ya desde sus mismos inicios) supone el regreso de El Hombre Purpura, personaje que Brian Michael Bendis transformara de apenas un chiste recurrente a psicópata violador en serie y amenaza a tener muy en cuenta. La trama ahonda precisamente en su faceta más tenebrosa cuando Zebediah Killgrave decide recuperar a los hijos que ha ido dejando abandonados a lo largo de los años con el fin de extender y prolongar su siniestro legado.

La historia juega con el terror con unos niños que cuando están todos juntos parecen extraídos de El Pueblo de los Malditos y muestran una vez el prodigio narrativo y de creación de atmósferas de Samnee, que consigue crear una sensación de miedo e indefensión difícil de transmitir en un cómic. A esto se añade además el hecho de que la monstruosidad de Killgrave lleve a Daredevil a tener que enfrentarse a unos niños (que pese a todo siguen siendo eso, niños) que son capaces de llevarle al limite y poner delante del sus peores miedos. Lo que hace que el personaje parezca encontrar la horma de su zapato poniendo en peligro la estabilidad y equilibrio (conseguido a base de pura fuerza de voluntad) que Matt había alcanzado en esta etapa. Por suerte para él, Kirsten McDuffie estará cerca para recordarle que no esta solo, dando así un paso adelante en una relación que no hace más que crecer número a número y que se esta revelando como uno de los grandes aciertos del trabajo de Waid. Etapa, la suya que al borde ya del final va a quedar como una de las más relevantes e influyentes (así como largas) de la historia del personaje.