domingo, 28 de agosto de 2016

Daredevil: Chinatown, back in black.

Decíamos no hace mucho por aquí que desde la llegada de Frank Miller a la colección del hombre sin miedo casi todas las etapas del personaje se había construido o bien siguiendo la estela de este (en mayor o menor medida) o bien por oposición a este (siempre con matices claro). Este nueva etapa de Daredevil, tras busca acercarse más al grim and gritty millerioano...sin demasiado éxito de momento.

Charles Soule, abogado de formación y ejerciente durante años había mostrado en el pasado su interés por el personaje de Daredevil, el cual había co-protagonizado una interesante saga durante su corta pero sustanciosa etapa en Hulka, por su parte el veterano Ron Garney también se había acercado brevemente al personaje en los 90 y su estilo parecía ajustarse como un guante al scope tradicional del cuernecitos. De entrada estábamos pues ante un sólido equipo que podría traer una nueva gran etapa al personaje tras el excelente trabajo de Waid y Samnee. Así las cosas la decepción de este primer tomo no puede ser mayor.

Si bien es cierto que Garney cumple con creces y su trabajo claramente influenciado por el del Miller más ochentero es más que notable con un rediseño del traje no muy original pero en cualquier caso afortunado, es Soule el que al menos en esta saga inicial esta lejos de cumplir las expectativas. Ambientado como todo el Universo Marvel actual, ocho meses después de la última vez que vimos al personaje nos encontramos con que el estatus de DD ha cambiado radicalmente, ha tomado un pupilo al que pretende guiar en el complejo mundo del superhéroismo, ha vuelto a New York trabajando ahora para la fiscalía y parece haberse roto el equilibrio alcanzado en los estertores de la etapa Waid, estando Matt más solo y aislado que nunca sin Kirsten a su lado y con su relación con Foggy atravesando un mal momento.

Lo cierto es que como decíamos arriba, las bases sobre las que se asienta la etapa son interesantes, es cierto que falta una pertinente explicación a lo que ha pasado en estos ocho meses para que se justifique semejante cambio de estatus, pero a parte de eso la idea de un sidekick para DD no deja de tener su gracia y es que aunque no somos pocos los que nos gustaría que se hubiera recuperado a Tyrone, el olvidado niño de la era Nocenti/Romita Jr. al que Matt trataba de ayudar tras quedarse ciego, el personaje creado por Soule y Garney (Punto Ciego) y su contexto (inmigrante ilegal asentado en el Chinatown neoyorkino) no deja de tener potencial (resulta curioso observar como la idea de legado, tan propia de DC, esta tomando cada vez más fuerza en el Universo Marvel). Como también lo tiene la idea de ver a Matt como fiscal, acusando en vez de defendiendo y como por enésima vez intenta recomponer su vida sin volverse loco.

Entones, si tenemos un muy buen dibujante, unas sólidas e incluso novedosas bases sobre las que construir la etapa, ¿que es lo que falla para hablar de decepción? Pues varias cosas, para empezar el villano de esta primera historia, que tiene un uso puramente funcional para presentar el entorno y la vida de Punto Ciego, deja bastante que desear, para continuar Soule intenta establecer paralelismos absurdos entre el villano y DD para lo cual trae incluso al Capitán América en una historia que salvo momentos puntuales (como Soule muestra la enorme desventaja que supone que DD sea ciego pese a sus poderes, algo que no todos los guionistas terminan de tener en cuenta) resulta ridícula con momentos de verdadera vergüenza ajena, a esto se añade unos diálogos forzadisimos que carecen de toda credibilidad y un desarrollo global de la trama que solo puede ser calificado de aburrido, ni siquiera el retorno de un viejo y no tan añorado (por sobreexplotado) enemigo hace que la valoración global mejore un ápice y menos con el absurdo y ciertamente incoherente final.

Estamos pues ante un cómic que aunque cuenta con muchos elementos a su favor resulta globalmente insatisfactorio y que a falta de una explicación creíble para el nuevo estatus (que bajo ninguna circunstancia puedo imaginar coherente con el scope de la serie) parece haber optado por el camino más fácil para cortar el nudo gordiano que atenazaba al personaje tras la etapa Bendis, nudo que por otra parte no hay que olvidar Waid casi había deshecho del todo con habilidad e inteligencia, no con trucos baratos. En fin veremos como sigue, pero de momento la cosa no pinta demasiado bien.