domingo, 28 de diciembre de 2014

300: El origen de un imperio.

Todavía inédito, de Xerxes el cómic de Frank Miller en el que supuestamente se basa esta película se pueden ver algunas páginas animadas en los créditos finales de la misma. En espera que el cómic termine llegando algún día a las estanterías (junto al final de All Star Batman & Robin, al fin y al cabo la esperanza es al ultimo que se pierde) la película, estrenada en marzo del 2014, viene a mostrar a la claras que Miller tampoco atraviesa su mejor momento en el campo cinematográfico.

Tras el éxito de critica y publico de 300 y Sin City, a Frank Miller parecía que el cómic se le había quedado pequeño y que su destino era devorar el mismo Hollywood del que tanto renegó en su momento por la escabechina que hicieron con sus guiones para Robocop 2 y 3. The Spirit, su primera película como director enfrió los ánimos (fue un fracaso total tanto de critica como de publico) y su, por ahora último trabajo en cómic, Holy Terror, vino a demostrar que el guionista de Born Again no estaba atravesando su mejor momento creativo. Lo que no ha impedido que esta año 2014 dos obras cinematográficas hayan llevado de una manera u otra su sello: esta 300: El origen de un Imperio y Sin City: A Dame to Kill For, secuelas ambas de los filmes que lo lanzaron al estrellato hollywoodiense.

300: El origen de un Imperio no ha sido ni mucho menos un fracaso (eso queda para Sin City 2 de la que ya hablaremos otros día), en taquilla ha ido bastante bien, y a nivel critico, aunque lo que ha predominado es la indiferencia, no ha sido desde luego machacada sin piedad como The Spirit. Pese a todo, y aunque el material de partida era interesante (la continuación de las guerras greco-persas), si de algo adolece la película es de falta de garra. Algo sorprendente, ya que si algo tiene 300 y en general casi todo el trabajo relacionado con el autor de DK2 es garra y energía a raudales.

Ya sea porque la historia carece de la carga épica y sacrificial de 300, ya sea porque ni Miller ni los guionistas del flim (entre los que figura el propio Zack Snyder, director de 300) hayan sabido transmitirlo, 300: El origen de un imperio se queda en la superficie de lo que fue la primera película, copiando apenas si meramente su estética y olvidandose en todo momento de lo que la hizo grande: la inmensa energía que trasmitía. No ayuda claro que su director Noam Murro apenas pase de mero emulador de Snyder, cineasta a día de hoy bastante (e injustamente, al menos para quien esto escribe) despreciado. Lo que de paso viene demostrar que aunque el estilo de Snyder pueda ser fácil de imitar en la superficie, no lo es tanto conseguir dar a las películas el ritmo y la fuerza que el director de Watchmen consigue, casi siempre, transmitir.

Con todo lo que más brilla en la película es un ajustado reparto, donde destaca por encima de todos una magnética Eva Green que interpreta a la líder persa Artemisa, mujer fatal prototipica de Miller y cuya actuación justifica por si misma la existencia de esta película. Por contra quien más sale desfavorecido es su protagonista Sullivan Stapleton, que interpreta al general griego Temistocles, papel que cumple con dignidad pero que esta a años luz del Leonidas de Gerard Butler. No tanto por el actor, como por las bases misma del personaje, que como toda la película resulta mucho menos interesante que su contrapartida espartana. Así las cosas 300: El origen de un imperio, es una propuesta que busca seguir la estela el éxito de 300, algo que no consigue en ningún momento, quedando apenas en un descafeinado intento de construcción de un flim épico que se deja ver pero que si no fuera por la presencia de Eva Green se olvidaría en el mismo momento en el que alcanza su final.

Queda por ver si Xerxes cuando finalmente salga (si es que lo hace) consigue sobreponerse a los múltiples problemas de la película. Vista esta resulta difícil de creer, pero pese a todo Frank Miller tiene tras de si las suficientes obras maestras como para darle un voto de confianza. De momento lo poco del cómic que se ha podido ver en la película presenta un aspecto visual bastante prometedor, claro que Holy Terror visualmente también es muy potente y luego...En fin sea como hay ganas por comprobarlo.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Daredevil: El diablo en la bahía.

Tras los acontecimiento narrados en el anterior tomo, El camino del guerrero, Daredevil se ha visto obligado a dejar Nueva York para ir a San Francisco, circunstancia aprovechad en los EEUU para abrir un nuevo volumen en la serie del personaje (el cuarto ya) cuyos primeros cinco números, más el especial de transición Road Warrior, Panini recopila ahora en este tomo, sexto ya desde la llegada de Mark Waid a la colección.

Aunque manteniendo el mismo equipo creativo (Mark Waid, Chris Samnee y Javier Rodriguez) ha sido un mero cambio de estatus en el personaje lo que ha permitido a Marvel remunerar la colección por enésima vez en los últimos años. Una estrategia con la que la editorial pretende emular el concepto de temporada televisiva y de paso no asustar a los posibles nuevos lectores a los que supuestamente les puede resultar mucho más fácil incorporarse en un número 5 que no es un hipotético 553. En cualquier caso, esta estrategia de marketing (que, para quien esto escribe no tiene en si nada de malo) no ha condicionado el desarrollo natural de una etapa que tras lo narrado hasta ahora, atravesaba su mejor momento. Así, con este nuevo volumen no estamos ante una ruptura si no ante una continuidad lógica de lo que hasta ahora se venia narrando.

Obligado a alejarse de Nueva York para poder seguir ejerciendo la abogacía, San Francisco se antojaba como la mejor opción posible, no en vano Matt ya vivió allí un tiempo durante su relación con la Viuda Negra. Será ahora otra mujer, Kirsten McDuffie, quien le termine de convencer de la necesidad de cambiar de costa, sobre todo dada la delicada situación de salud de Foggy Nelson. Siendo estos dos personajes, junto al propio Matt, los pilares sobre los que se esta construyendo esta etapa. El camino sin embargo no estará precisamente sembrado de rosas y no solo por el accidentado viaje que le llevara a San Francisco (narrado en Road Warrior, con el Pensador Loco y un adaptoide que quiere ser algo más, de por medio) ni siquiera por el hecho de que su identidad sea publica, lo que evidentemente complica las cosas, no, el problema estriba, al menos al principio, en que Nueva York y San Francisco son dos ciudades completamente diferentes, y aunque Matt ya había estado en la ciudad californinana, eso fue hace mucho tiempo.

En Nueva York, Matt conoce de memoria las texturas, los olores, las distancias entre los distintos edificios, es casi uno con la ciudad. Puede saltar de azotea en azotea solo guiándose por sus instintos, en San Francisco, es apenas un turista todavía, casi todo le resulta nuevo y ha de ir conociendo la ciudad poco a poco mientras que se sientan las bases de las que serán las nuevas amenazas a las que ha de enfrentarse (encabezadas por el Búho y por Mortaja, un héroe desquiciado por la perdida de su amor y que no dará precisamente la bienvenida al hombre sin miedo). Esta idea, magníficamente visualizada por el dúo Samnee-Rodriguez es la de mejores que se pueden leer en estos cinco números incluidos en el tomo. Waid consciente de que Daredevil es un héroe quintaesencialmente neoyorkino, juega con la idea de que en San Francisco es poco más que un pez fuera del agua teniendo tanto él, como sus supersentidos que adaptarse a un entorno completamente diferente.

Junto a esto, Waid ahonda en la relación de Matt con las autoridades locales, que al menos por ahora parecen más colaborativas que las neoyorkinas, avanza en su relación con Kirsten y da una solución imaginativa (que curiosamente en época de Chichester ya había usado el propio Matt para si mismo) a la situación de Foggy, para conseguir mantenerlo seguro mientras combate su enfermedad. El tono sigue siendo más aventurero y superheroico de lo que hasta la llegada de Waid era habitual en la colección y en espera de ver lo que realmente se esta construyendo en torno a Mortaja y al Búho, esta etapa sigue siendo a día de hoy de las mejores series que se producen actualmente en la antigua Casa de la Ideas y tiene todos los números para colarse en un lugar de honor entre las mejores etapas de una colección plagada de nombres y épocas ilustres. A nosotros nos toca seguir disfrutándolo.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Robocop vs Terminator de Frank Miller y Walter Simonson, por fin en España.

Recupero y re-elaboro una reseña que hice hace ya la friolera de 6 años aprovechando que por fin se ha publicado este cómic en España de la mano de Aleta, algo que hasta hace no tanto parecía casi imposible.

El contexto.

Publicado en forma de miniserie de 4 números por Dark Horse a la altura de 1992, el cómic cabe enmarcarse tanto en el contexto de las obras que Miller escribió en los 90 para ser dibujada por alguno de los mejores artistas del medio, como en una especie de resarcimiento por no haber podido dar su visión de Robocop ni en Robocop 2 (1989), ni en Robocop 3 (1992). Las lastima es que haya habido que esperar más de 20 años para verla por fin editada en España. Cabria aplicar aquí aquello tan manido de más vale tarde que nunca.

Como siempre en este tipo de proyectos Miller sabe con quien trabaja y no duda en elaborar un guión lleno de acción y de fuerza para que un Simonson inspiradísimo de lo mejor de si. Páginas llenas de onomatopeyas, espectaculares composiciones, y un Robocop que parece comerse la página, son algunas de las virtudes de un trabajo en el que Simonson demuestra estar muy en forma y disfrutar enormemente de la historia concebida por su compañero. Por su parte Miller, plantea un guión desde los parámetros clásicos de la franquicia de Terminator: viajes en el tiempo, futuro apocalíptico, cambiar ese futuro desde el pasado etc, consiguiendo por el camino unir ambos mundos de manera muy lógica y coherente. De paso que se ríe un poco de las posibilidad de estar continuamente viajando en el tiempo y critica sin piedad determinados aspectos de la sociedad americana.

La historia.

En un futuro no muy lejano las maquinas están a punto de ganar la guerra contra el hombre, este al borde de la extinción fija todas sus esperanzas en Florece Langer, una soldado que retrocede al pasado apareciendo, como no podía ser de otra manera, desnuda en medio de Detroit y buscando la muerte de Robocop. El motivo simple a la par que lógico demuestra la inteligencia de Miller al enlazar ambas franquicias: Skynet, la computadora que declaro la guerra a la humanidad adquirió conciencia propia gracias a su unión con Robocop, el cual perfecta simbiosis entre hombre y maquina se convirtió en una especia de “padre” de los Terminators. A partir de ese momento se desarrolla toda una historia plagada de viajes temporales en la que el sombrío futuro de la humanidad parece evitarse solo para que la llegada de nuevos Terminators al pasado terminen por restaurarlo.

El cómic de nuevo esta lleno de arquetipos millerianos, con una mujer dura y segura de si misma (que también enlaza con a mujeres de Cameron en su cine) que termina por descubrir una nobleza inesperada en aquel al que había venido a matar, por su parte Robocop se convierte en el personaje central de la obra. Un héroe muy milleriano, que pese a dudar continuamente de su humanidad (¿es su conciencia solo un programa informático? se preguntara más de una vez) estará más que dispuesto a dar su propia vida para salvar aquello que un día fue y que por mucho que él lo dude sigue siendo. Un tema el del sacrifico heroico central en la obra de Miller. Son temas (como el familiar, al fin y al cabo Robocop es el creador, involuntario de los Terminators) apenas si esbozados, no en vano el guión de Miller esta ante todo puesto a disposición del lucimiento de su pareja de baile a los lápices, pero que muestra que el autor de 300 es ante todo un guionista de obsesiones.

Conclusiones.

Resulta curioso analizar la trayectoria de Frank Miller con Robocop, la película original, evidentemente influenciada por el trabajo del autor de Sin City dio como resultado dos secuelas guionizadas por Miller que vio como en Hollywood el trabajo del guionista es de un mero eslabón (y no de los más importantes) en la cadena de montaje del cine más puramente comercial. Desencantado con el resultado, Miller pudo resarcirse en parte con este Robocop vs Terminator que se antoja a las claras como el mejor trabajo del guionista con el personaje y más viendo la posterior adaptación de sus guiones de cine al cómic, una adaptación que demuestra que las películas podían haber sido mucho más interesantes, pero que se sitúan muy por debajo de este trabajo concebido directamente como cómic, medio donde, al contrario que el cine, Miller es un autentico maestro.

Con todo puede que el guion de esta obra no profundice como en otras en aquellos aspectos que más definen a su autor y con ello se podría considerar que Robocop vs Terminator es un trabajo menor dentro de la trayectoria de Miller. Probablemente lo sea, pero estamos ante un cómic dinámico, lleno de acción, espectacularmente dibujado, con dosis adecuadas de humor e ironía y ante todo enormemente entretenido. Poco más se puede pedir a la que sin duda es una de las novedades editoriales más destacadas del año y que algunos llevábamos mucho tiempo esperando que se publicara en España.

domingo, 7 de diciembre de 2014

El Daredevil de Alan Davis: Daredevil y el Clan Destine.

En los últimos años Marvel ha ido recuperando la tradición antaño olvidada de los anuales. Tradición que en el caso de Daredevil ha supuesto que en el 2012 y dentro del relanzamiento llevado a cabo por Mark Waid y compañía, el personaje haya contado con el que sería su treceavo anual (una cifra más bien escasa en 50 años de historia). Realizado por la ya clásica pareja formada por Alan Davis y Mark Farmer, cuentan para la ocasión con el color de Javier Rodríguez, único lazo de unión autoral con la colección regular del personaje.

Si hay un autor de prestigio casi universal en el mainstream americano actual, ese es sin duda Alan Davis. Autor clave del genero superhéroico desde los años 80, el británico, al contrario de lo que ha pasado con otros mitos de esos años, no ha caído en desgracia para el aficionado actual, sabiendo adaptar su estilo a los gustos del mercado a día de hoy, sin por ello copiar a nadie ni perder su propia identidad, es más es él el que ha creado escuela. Por sus expertos lápices han pasado casi todos los personajes clave de Marvel y DC. Aposentado actualmente en la antigua Casa de la Ideas, su plástico trabajo sigue aportando fuerza y dinamismo a algunos de los eventos y personajes principales de la casa, a la vez que, de vez en cuando tiene manga ancha para afrontar sus propios proyectos personales, siendo Marvel muy consciente de que además de su calidad, Davis aporta prestigio por lo que es mejor tenerle contento.

Dentro de este tipo de proyectos personales es donde entraría este primer (y único) anual del volumen 3 americano de Daredevil, que Panini ha tenido a bien recopilar en un interesante tomo bajo el sobrenombre “El Universo Marvel de Alan Davis”. Aunque como decíamos antes casi todos los grandes iconos de Marvel y DC habían pasado por los lápices de Davis, Daredevil vendría a ser una de la excepciones que confirman la regla y este anual viene a subsanar en gran medida tal situación. Todo un acierto ya que no cabe duda que un personaje tan acrobático, de tanta plasticidad visual y mucho más fibroso que musculado, se adapta como anillo al dedo al estilo del dibujante de Miracleman. El anual se engloba dentro de una trilogía de anuales (junto a Los 4 Fantásticos, donde se inicia la historia y a Lobezno donde concluye) que supone el retorno de la familia Destine, uno de los proyectos más personales que Davis creara en la Marvel de los 90.

Concebida como un linaje superpoderoso, con siglos de vida, que prefieren mantenerse ocultos ante el resto de la humanidad (una mezcla de conceptos entre los inhumanos y lo mutantes), se han de enfrentar ahora a un status totalmente diferente cuando las nuevas generaciones deciden salir a la luz desterrando la mascarada de sus familiares. El Clan Destine tuvo una serie original de corta duración (12 números) de la que Davis se marcho pronto (a los 8) por desavenencias con la editorial y que supuso en sus primeros números una de la joyas de los 90 una década desastrosa a nivel global para Marvel pero que con todo tuvo grandes cómics en su haber. Desde entonces Davis ha ido retomando a los personajes, con plena libertad a través de una miniserie (de cinco números en 2008 ) o especiales (el que les enfrento a los X-Men en 2 números de 1996) como el anual que ahora nos ocupa.

La relación de Daredevil con la trama es tangencial, meramente accidental, pero permite a Davis explayarse agusto con su visión del personaje que luce más superherócio y atlético que nunca. La abundancia de splash-page permiten al autor lucir su inmenso talento para el genero en su vertiente más clásica y espectacular lo que unido a su dominio narrativo muestran una vez más a Davis como el prototipo de dibujante de superhéroes perfecto. Lastima que se haya prodigado tan poco por las páginas del hombre sin miedo. En cualquier caso en el anual de Daredevil se desarrolla el nudo de la antes mencionada trilogía y tiene como hilo conductor la presencia del Doctor Extraño, gran amigo del cuernecitos y un misterio familiar que afecta al mismo corazón del Clan Destine y que no parece que vaya a permanecer oculto mucho más. La aventura es entretenida y aunque intrascendente en la historia del hombre si miedo si es clave para una familia Destine a la que las ventas, por desgracia, nunca han acompañado pese al excepcional talento y mimo de su autor.

domingo, 12 de octubre de 2014

Frank Miller Robocop: Ultimo asalto.

Al igual que ocurriera con su guión cinematográfico para Robocop 2, las ideas que Frank Miller trato de llevar a la gran pantalla en Robocop 3, han terminado viendo la luz en formato cómic con guiones una vez más de Steve Grant y lápices en esta ocasión de Korkut Öztekin.

Resulta curioso observar como de la trilogía original de Robocop, es la primera, la única que no cuenta con el trabajo de Miller a los guiones la que más se ve influida por su mundo y sus ideas, en especial por su trabajo en Dark Knignt. Y es que si ya en Robocop 2 la mano de Miller se intuye más que se ve, en Robocop 3 esta totalmente desaparecida. Del ultraviolento y expeditivo mundo narrado por Verhoeven en la primera, pasamos a un película de marcado carácter infantil que desnaturaliza el personaje y reduce la critica social hasta casi hacerla desaparecer.

Por lo que podemos apreciar en esta adaptación, el guion de Miller para Robocop 3 debió ser bastante más esquemático que el de Robocop 2. Aunque en la adaptación de Grant se aprecian los tradicionales temas del autor de Sin City (la individualidad, el sacrificio, la corrupción del poder institucionalizado...), todo aparece reflejado casi como ruido de fondo en una orgía de caos y destrucción, en una película que de haberse rodado tal cual hubiese sido tal vez un glorioso espectáculo de acción, pero hubiera perdido gran parte de la acidez critica de la primera y lo que Miller quería contar para la segunda.

La trama es ya conocida y heredera directa de la situación dejada en lo que hubiera sido Robocop 2. De nuevo nos situamos en un Detroit destrozado, donde la gente se esfuerza por sobrevivir ante el control total ejercido por una gran megacoporación (OCP) y de nuevo Robocop, dibujado por los medios de comunicación como un terrorista, es la única esperanza de salvación para los habitantes de la ciudad. Un concepto que se va desarrollando ya en al primera parte, donde la OCP aún no es tan poderosa, pero va camino de ello, que Miller pretendía llevar más allá en la segunda y que debía tener su (proverbial) asalto final en la tercera, donde Robocop se convierte en catalizador de la resistencia de una ciudad que se da cuenta que ha de tomar la riendas de su propio destino.

En el cómic se ven ideas interesantes como esos ciborg de ultima generación que parecen más humanos que maquinas por fuera pero que se comportan y actúan como máquinas reflejando la humanidad desnaturalizada de sus creadores, frente a un Robocop que parece más maquina por fuera pero por dentro es más humano que los lideres de la asesina OCP. Destacan también ideas entorno al control mediante el sexo, la posibilidad del amor para Robocop, o la lucha de la gente por no perder sus casas (tema por desgracia de innegable actualidad), sin embargo todo esta en segundo plano frente a la desbocada acción que es el eje conductor principal del guión.

Así las cosas si ya Robocop 3 fue con diferencia la peor de la trilogía original (la segunda aún tenia muchas cosas reivindicables), algo parecido sucede con este cómic que uno tiene la sensación que podía haberse contado en al mitad de páginas. Contribuye también a ello Korkut Öztekin, con un dibujo feista que pretende imitar a Miller sin terminar de conseguirlo y que no logra ser desde luego tan llamativo como es el de Juan José Ryp en la adaptación del guión de Robocop 2, adoleciendo además de problemas parecidos en el ritmo y narración que tenía aquel.

Con todo y pese a sus defectos de lo que no cabe duda es que tras la lectura de Robocop: Ultimo asalto uno tiene la clara sensación de que Robocop 3 pudo ser mucho más interesante de lo que fue y que si no llega a ser por los intentos de infantilizar la franquicia para rentabilizarla por otros lados podríamos estar ante una saga, y no solo ante película (la primera) mítica.

Cabe destacar como reflexión final, la pertinencia de comparar el estado actual de Detroit, antaño orgullosa capital del automóvil estadounidense y actual monumento al capitalismo salvaje, con el Detroit que se muestra en Robocop, tanto en la película original (de evidente influencia milleriana) como en los guiones firmados por Miller. De nuevo la capacidad de anticipación del guionista de Born Again asombra por su lucidez, lo que lleva a preguntarse una vez más como pudo firmar algo tan fuera de su tiempo como Holy Terror, pero eso es otra historia.

domingo, 5 de octubre de 2014

Daredevil especial 50 aniversario.

Cincuenta años ya de nuestro hombre sin miedo, en medio de los aniversarios de Batman, Superman, Spiderman o Los 4 Fantásticos lo cierto es que el cumpleaños del cuernecitos ha pasado algo más desapercibido, lo que no ha impedido que desde Marvel hayan lanzado un especial conmemorando el aniversario incluido por Panini en el tomo El Camino del Guerrero.

El especial estructurado en torno a tres historias tiene como núcleo central el trabajo de Mark Waid y Javier Rodríguez, dos de los responsables de la actual etapa de Daredevil. En el, un Matt cincuentón y padre de familia se ve metido en una suerte de ultima batalla para vencer a la hija del Búho que ha cegado a gran parte de Nueva York. La historia que permite echar un vistazo a alguno de los planes que Waid tiene para el futuro de la serie destaca por su tono optimista y aventurero, a lo que ayuda el dibujo, limpio y dinámico de un Rodríguez que vuelve a dar muestras de su talento más allá de la paleta de colores. El tono es un contraste claro con la serie limitada El fin de los días donde Brian Michael Bendis imaginaba un futuro mucho más oscuro para el hombre sin miedo, un futuro donde por cierto la paternidad también tenia su importancia.

Precisamente Bendis será el guionista del relato ilustrado que compone la segunda historia del especial, una historia que supone la reunión con Alex Maleev y que recupera el tono oscuro y pesimista de su celebrada etapa al frente del titulo. El relato ahonda una vez más en el cruel destino que parece esperar a todas las mujeres que se acercan a Daredevil y se enfoca al igual que en El fin de los días desde la perspectiva que un tercero tiene sobre Matt y lo que hace. Una historia que contrasta enormemente con la de Waid/Rodríguez y que muestra a la claras el amplio scope que admite el personaje.

Mucho más cercana al tono de Waid es la tercera historia, escrita y dibujada por Karl Kesel con tintas del mítico Tom Palmer. La historia recupera una de las situaciones más surrealistas vividas en los 50 años de aventuras del personaje: la invención por parte de Matt Murdock de un hermano gemelo (Mike Murdock) para proteger su identidad secreta. Con Gene Colan a los lápices (al que aquí Kesel trata de imitar con éxito relativo) y con un desbocado Stan Lee a los guiones, Mike Murdock fue una respuesta de emergencia de Matt ante una situación que mostraba a la claras que su identidad secreta era un autentico quebradero de cabeza ya en aquellos primeros años. El que Kesel (precursor en cierta media del tono empleado por Waid en la colección a día de hoy, a lo largo de su breve pero intensa etapa en los 90) recupere esta historia y su misma presencia en este especial es un recordatorio más de que había vida en Daredevil antes de Frank Miller y de que, a parte de la oscuridad y el dramatismo, el humor y la aventura desenfadada también tiene cabida en el mundo del hombre sin miedo.

El especial se completa con multitud de portadas alternativas entre las que destacan con fuerza las cinco compuestas por Marcos Martín que rememoran con elegancia compositiva sin parangón alguno de los highlights del personaje: su origen, su primeros años como abogado con Karen y Foggy, la muerte de Elektra, Born Again y la actual era de optimismo donde el diablo vuelve a sonreír. Las portadas se completan con dos más una, la principal a cargo de Paolo Rivera y otra de Chris Samnee y Javier Rodríguez con lo que los principales artistas que han conducido al personaje en su actual relanzamiento están presentes en el cómic.

Este especial se torna así en una buena muestra del potencial del personaje, a la par que contrata con los fastos y grandes celebraciones de los aniversarios de los principales iconos del genero, dejando claro el perfil más discreto pero de calidad contrastada de un Daredevil que a la chita callando y casi siempre en segundo plano ha conseguido estar de manera ininterrumpida durante 50 años en un mercado tan competitivo y cada vez más raquítico, como es el de los superhéroes. Todo un merito sin duda para un personaje al que a poco que le acompañe la fortuna, puede vivir días de gloria gracias tanto a la magnifica etapa que están construyendo Waid/Samnee/Rodríguez como a la serie de televisión que para el 2015 se prepara sobre el mismo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Daredevil: El camino del guerrero.

Quinto tomo de la etapa Waid, que de la mano de Panini recopila los últimos números del tercer volumen americano del personaje, y lo deja listo para un nuevo relanzamiento a cargo del mismo equipo creativo: Mark Waid, Chris Samnee y Javier Rodriguez.

Superhéroes e identidad secreta.

Si uno piensa en el genero superheróico el tema de la dualidad, de la identidad secreta ha tenido siempre (o casi) un peso fundamental en el mismo, incluso las excepciones (4F) destacaban por eso, por ser excepciones que se mostraban así como revolucionarias. Cuando Bendis y Maleev decidieron que la identidad secreta de Daredevil se hiciese publica, a la vez que Matt por pura fuerza de voluntad lo negara y luchara contra la revelación con todos los medios legales a su disposición, dieron un paso valiente y trazaron una historia relevante para el personaje y su entorno. Cuando no cerraron la historia ni dieron una salida salida definitiva al tema, en un sentido o en otro, condicionaron por completo el futuro del mismo.

Pese a todo dejar el tema de la identidad secreta de Daredevil colgando parecía, al principio al menos, algo positivo: se desterraba la idea de etapa-estanco tan común en los últimos años en Marvel, un concepto según el cual cada nuevo equipo creativo olvidaba lo que había hecho el anterior y se dedicaba a contar su historia y de paso se dejaba un cabo suelto de gran potencial que los futuros equipos creativos podían llevar por múltiples direcciones. El paso del tiempo ha venido a demostrar que tal vez no fuera tan buena idea. El que la identidad de Daredevil fuera semipública había abierto la caja de los truenos y era algo que no se podía deshacer con facilidad. Habida cuenta del tono de la serie y el carácter del personaje soluciones “fáciles” del estilo pacto con Mefisto (Spider-man) o maquina que hace olvidar todo (Iron Man) estaban totalmente descartadas, con lo que la única solución parecía consistir en tirar adelante como buenamente se pudiera con un status quo de difícil resolución.

Cogiendo al diablo por los cuernos.

Cuando Mark Waid llego a la colección, acompañado primero por Paolo Rivera y Marcos Martin y más tarde por Chris Samnee y Javier Rodriguez, el personaje venia de atravesar una época muy oscura, condicionado en fondo y forma por la decisión de Bendis/Maleev. Deseando darle un toque distinto, retornando sus raíces más heroicas y alejándose del noir imperante en los últimos años Waid opto al principio por historias ligeras, sin demasiada trascendencia en las que sin embargo el tema de la identidad secreta desvelada estaba siempre de fondo, como una barrera infranqueable, un peso ineludible, aunque afrontado no pocas veces con sentido del humor, con ese Matt con la camiseta de “No soy Daredevil puesta o las continuas puyas sobre el tema con Kirsten McDuffie. Con todo, lo cierto es que la situación era algo que siempre estaba ahí y que no parecía poder resolverse, como una suerte de nudo gordiano que nadie se atrevía a cortar.

Poco a poco y a medida que Waid fue ganando confianza con el personaje y haciéndose con el control de la colección, el peso dramático fue ganado importancia (la cabra tira al momento y Daredevil es como es) sin perder nunca el trasfondo más netamente superherioco que Waid quería imprimir en la serie. Llegados a este punto (que se alcanzo sobre todo a partir del tomo anterior, El hombre con miedo) y para librarse de una vez del peso de pasado era necesario afrontar y resolver la pesada carga que el personaje arrastraba desde hacía ya tanto tiempo y precisamente eso es lo que pasa en este El camino del guerrero. Waid decide mirar adelante pero sin olvidar el pasado para de una vez por todas desatascar una situación en apariencia imposible, y como no podía ser de otra manera lo hace con valentía tomando tal vez el único camino que se podía tomar, pero que nadie hasta ahora se había atrevido a tomar.

Mirando al futuro.

Así las cosas el tomo se inicia cuando una subtrama que había estado de fondo en los anteriores números pasa ahora a primer plano: la amenaza de la racista Sociedad Serpiente y su infiltración en el sistema judicial de Nueva York. Para detenerlos Matt se vera obligado a afrontar decisiones que le pondrán contra las cuerdas en el peor momento posible y que le llevaran a tomar la única decisión que un héroe como él podría tomar: la de sacrificarse a si mismo por el bien común. Una idea muy “milleriana”, que por tanto va como un guante con el personaje y que aquí el guionista de Kingdom Come adopta sin dramatismos y sin alejarse un ápice del tono que ha querido establecer en la colección desde un principio.

Para tener la oportunidad de vencer a la Sociedad Serpiente, Daredevil contara con la ayuda de personajes tan dispares como Hank Pym, Elektra y el Doctor Extraño, lo que enlaza con la intención de imbricar más al personaje con el resto del Universo Marvel. Habrá de engañar a una renovada Legión de Monstruos a la par que se enfrentara con un enemigo clásico como es El Bufón, lo que de nuevo ahonda en el tono más aventurero que Waid ha establecido desde el principio. Todo para culminar en un final que ahora si, deja al personaje limpio de polvo y paja para afrontar un futuro que por primera vez en mucho tiempo se abre frente a él con esperanza. Y es que si bien es cierto que aún hay muchas dificultades en el camino (la mayor de las cuales es sin duda el estado de salud de Foggy) Matt se ha librado de hipotecas y puede empezar una nueva vida que estará una vez más regida por Mark Waid, Chris Samnee y Javier Rodriguez. No podemos imaginar manos más capaces.

lunes, 4 de agosto de 2014

Los 4 Fantásticos de Matt Fraction y Mark Bagley.

Si bien es cierto que la mayoría de las series relanzadas en la primera fase de Marvel Now han mantenido cuando menos en su faceta literaria, una estabilidad envidiable, no lo es menos que ha habido notables excepciones. Una de las más llamativas ha sido sin duda la de Los 4 Fantásticos. Tras la larga etapa de Hickman al frente de la colección parecía que la relativa inestabilidad de la misma tras la marcha de Mark Waid, había llegado a su fin y que el nuevo equipo creativo, Matt Fraction y Mark Bagley iba a dar lugar a una larga y sólida etapa. La cosa ha quedado sin embargo en apenas dieciséis números con Bagley fuera en los últimos y con Fraction apenas esbozando los argumentos de la fase final.

La etapa como decíamos apuntaba maneras: Fractión aunque irregular y por ello capaz tanto de lo mejor (Ojo de Halcón) como de lo peor (Miedo Encarnado) tenía una idea de partida interesante y que encajaba a la perfección con el scope que uno espera en Los 4F. Bagley por su parte se presentaba como un dibujante cumplidor, no demasiado espectacular pero capaz de entregar un cómic al mes bien hecho y con una solida narrativa, algo de lo que desde luego no pueden presumir la mayoría de los dibujantes hot actuales.

La idea de partida de la etapa se centraba en el descubrimiento por parte de Reed Richards de que los poderes de Los 4F estaban degenerando y lentamente iban a acabar con sus vidas, incapaz de encontrar una solución decide emprender un viaje a lo largo del espacio-tiempo con su familia con el fin de encontrar un remedio a la situación. Tenemos así alguno de los elementos clásicos que definen a Los 4F reunidos en un contexto que daba mucho juego. Por un lado como auténticos imaginautas y exploradores, la idea de recorrer el espacio y el tiempo era no solo perfecta, si no que permitía narrar todo tipo de aventuras y situaciones que podía alargar la etapa, sin aburrir al personal y sin traicionar la esencia del grupo. Por otro el que Reed ocultara a la familia su descubrimiento, mostraba de nuevo a Richards como autentico motor del grupo y sus acciones, a la vez que reflejaba a la perfección su carácter: culpabilidad por la situación en la que se encontraba su gente y cierta desconfianza para con sus seres queridos a la hora de buscar soluciones. Solo él se cree capaz de arreglar el asunto y solo él con engaños y manipulaciones es capaz de convencer a su familia de que le sigan sin rechistar.

Esto último resulta muy interesante, después de todos estos años Reed sigue tomando decisiones unilaterales que, sin consultar con su familia terminan desencadenando conflictos que ponen a Los 4F en situaciones muy complicadas. Sin ir muy lejos lo hemos visto recientemente en la Civil War o en la etapa Hickman con la construcción y utilización del Puente. Sin embargo, en su etapa, Fraction se limita a usar esta faceta del personaje sin profundizar demasiado en ella, es el motor que permite arrancar la historia pero tiene poco incidencia cuando la verdad es revelada.

Con estos mimbres y tras la presentación del concepto en los dos primeros números, la etapa arranca con cómics casi autoconclusivos que permiten ver a los personajes en muy variadas situaciones tanto en el espacio (enfrentados a planetas devoradores o encontrándose con razas desconocidas), como en el tiempo (en la antigua Roma o en el mismísimo fin del tiempo), sin que el motivo de la degeneración de sus poderes se llegue a solventar o al menos a conocer sus causas. Son números entretenidos donde tanto Fractión como Bagley cumplen, aunque sin que ninguno dé el do de pecho, pese lo lo cual la etapa se lee con agrado y cierto interés. Destacan aquí especialmente los episodios centrados en Ben Grimm y su viaje al pasado para reencontrase con alguien al que debe demasiado y al que ahora pretende devolver al menos algo y el de Reed y el propio Ben a sus años universitarios durante los que se gesto el nacimiento del Doctor Muerte, un Muerte que en palabras del propio Richards es inevitable, como inevitable es que cualquiera que se acerque a Los 4F termine haciendo una historia sobre este personaje.

Sin embargo cuando llevamos aproximadamente diez números de la etapa algo parece romperse, Fraction empieza a coescribir el cómic con Christopher Sebela (¿?)  y su compromiso para con la serie parece quedar en nada. Elegido para relanzar a Los Inhumanos tras los sucesos de Infinito y ocupado con sus trabajos en Image, Fraction decide abandonar Los 4F y lo hace de la peor manera posible: sin terminar su etapa (los últimos números son escritos por Karl Kesel bajo argumento de Fraction) y con un cierre ridículo (¿Muerte el Conquistador-Aniquilador?, ¿en serio?, por favor) que torna una etapa que prometía mucho en una de la mayores decepciones de una serie que desde Heroes Return ha sido irregular, con momentos gloriosos (los primeros números de Hickman o Waid) y otros olvidables (la etapa de JMS o los primeros números de Claremont) pero ninguno tan decepcionante y vacuo como estos cómics. Una situación que guarda ciertos paralelismos con la espantada de J.M. Straczynski en el Superman y la Wonder Woman preNew 52.

Tal vez nunca sepamos los motivos reales por los que Fraction dejo Los 4F como los dejo, (arrastrando de paso a Bagley, que cuando vio el percal prefirió irse lejos), ni tampoco cual es su relación real con Marvel (para la que, pese a todo sigue trabando) a día de hoy, no hay que olvidar que finalmente no escribió
Los Inhumanos (salvo en sus dos primeros números). Pero sea como sea, cuesta creer que una etapa que empezó con una idea tan buena y que en sus primeros números era como poco simpática y entretenida terminara degenerando (al igual que la enfermedad que afectaba a Los 4F, cuya explicación si tiene al menos algo de sentido), en algo tan malo y ridículo. Fraction tiene más talento que eso e incluso sus peores trabajos tiene un mínimo de calidad (a veces eso si, muy mínimo como es el caso de Miedo Encarnado), que aquí en su fase final ha brillado por su ausencia. Tiene que haber alguna explicación, pero probablemente que nunca la sepamos.

jueves, 24 de julio de 2014

El Batman de Scott Snyder y Greg Capullo: Antes del origen.

Vamos con mi pequeña contribución al 75 aniversario de Batman con un post sobre una de la etapas (junto a la de Morrison) más interesantes que ha vivido el personaje en años.

Los autores.

Con casi tres años manteniendo el mismo equipo creativo, el Batman de Scott Snyder y Greg Capullo es además de uno de los más grandes éxitos del relanzamiento del Universo DC, una autentica rara avis en el mercado actual, donde y sobre todo (que no solo) en la vertiente artista es complicado ver a una misma pareja creativa rigiendo los destinos de la misma colección durante tanto tiempo.

La apuesta por esta pareja unida a un personaje como Batman (el más rentable con diferencia de la editorial) era casi segura y el éxito de ventas y de publico les ha acompañado desde el principio. Snyder convertido en superestrella desde el éxito de AmericanVampire, ya había escrito al personaje en una estimable etapa en Detective Comics durante los estertores del antiguo Universo DC. Aunque por entonces la capa del murciélago la llevaba Dick Grayson, el neoyorkino había demostrado gran talento para moverse por terrenos oscuros, próximos al terror, la caracterización y el estudio psicológico de los personajes y la creación de misterios donde nada era lo que parecía y la verdad se escondía tras varias capas de mentiras, cualidades todas ellas que casaban a la perfección con Batman. Capullo por su parte tras años “perdido” en los más recónditos lugares del “Mcfarlaneverso”, había evolucionado enormemente sus estilo desde los 90, dejando atrás la rigidez y estatismo que por entonces le caracterizaban. Dinámico y lleno de fuerza su grafismo acostumbrado a trabajar con personajes oscuros le hacían también candidato ideal para Batman. Personaje que el artista sabe captar en toda su icónica grandeza, tornándolo en una presencia imponente, más sólido y macizo que no estilizado, un Batman que recuerda más al que dibujara Frank Miller que no al que nos mostraran Alan Davis o Jim Lee por poner solo algunos y muy diferenciados, ejemplos

El contexto.

Aunque teóricamente New 52 supuso un relanzamiento desde cero del Universos DC, esta idea tuvo varios matices: por un lado, salvo la primera saga de La Liga de la Justicia o el Superman de Morrison, los cómics de New 52 se ambientarían cinco años después de la llegada de los superhéroes, lo que dejaba un margen muy interesante de tiempo con el que los autores podían jugar (algo que el propio Snyder esta aprovechando ahora con la saga Origen). Por otro, la continuidad de Green Lantern y de Batman no se borraba de un plumazo si no que se “comprimía” a esos cinco años. Esta idea, concebida sobre todo para salvar los logros de los últimos años con ambos personajes de Geoff Johns y Grant Morrison respectivamente. se hacía muy complicado de entender en el caso de Batman, donde teóricamente en solo cinco años habría tenido cinco Robins. A lo largo de las diferentes series de la Batfamilia se ha matizado e intentado explicar todo esto, pero a efectos de lo que aquí nos interesa debemos partir de la base de que al contrario que otros autores, Snyder y Capullo no tendrían ante si una pizarra en blanco para reescribir al personaje en función de sus intereses, si no que tendría que respetar una continuidad y unas bases previas. El que la etapa este gustando y sea un éxito viene a demostrar una vez más que no hace falta destruir siempre lo anterior para crear algo nuevo, que respetando lo que otros autores han escrito se pueden hacer cómics que gusten y funcionen. Una lección que DC parece haber olvidado y que esperemos que Marvel tenga en cuenta para no convertir en ciertos los inquietantes rumores sobre su futuro.

Llegados a este punto y entrando en al etapa en si, el trabajo de Snyder y Capullo se ha estructurado hasta ahora en tres grandes sagas (con episodios de descanso entre ellas) que han terminado afectando a toda la franquicia. Por un lado empezamos con El tribunal de los Búhos y su correspondiente crossover La Noche de los Búhos; seguimos con La muerte de la familia con el Joker en el centro de la acción y culminamos con Origen saga aún sin acabar, lo que hará que hoy nos centremos en los dos primeras historias.

El tribunal de los Búhos.

Con el paso de los años siempre hemos visto a Batman como una figura infalible, preparado para todo, con soluciones para el más inesperado de los problemas, que en el caso de Batman no parece ser tan inesperado. Planes y contraplanes, para todas las cosas imaginables o no, Batman ha sido presentado como un implacable estratega casi imposible de sorprender. Con El tribunal de los Búhos, Snyder y Capullo quieren mostrarnos al Batman más humano, indefenso y superado que se ha visto en años y lo hacen recurriendo precisamente a uno de los elementos que siempre le han definido: su relación con Gotham.

Batman conoce la ciudad como la palma de su mano, no guarda secretos para él. Batman y Gotham son uno o al menos eso cree el hombre murciélago, pero ¿y si no fuera así?, ¿y si el mal creciera dentro de su ciudad, en su mismo corazón durante años y años y Batman no lo supiera? Tan sugerente premisa esta detrás del concepto de El Tribunal de los Búhos, una misteriosa y poderosa sociedad secreta que lleva rigiendo los destinos de Gotham desde hace años y que decide que ha llegado la hora de acabar con Batman. Un Batman que será puesto contra las cuerdas y que por momentos no sabrá como salir. Ver a Batman desesperado e incluso con miedo no es habitual pero Snyder y Capullo consiguen que el lector entre en el juego, que sienta la angustia del hombre murciélago y que se pregunte como va a salir triunfante esta vez. La historia contenida en Batman resulta tensa y dramática, ampliada a toda la Bat-familia se vuelve un tanto excesiva, con situaciones innecesarias que no permiten que como conjunto sea plenamente redonda. A esto contribuye también su final donde el supuesto poder, antes reflejado casi como omnímodo, de El Tribunal de los Búhos queda muy desdibujado y donde se vuelve a jugar con el pasado familiar del personaje sin el acierto con el que lo hiciera Morrison en su muy reciente etapa. Pese a lo cual supone un excelente debut que casi ocupa todo el primer año de la colección.

La muerte de la familia.

Acabada la saga, Capullo se toma un número de descanso para que Snyder acompañado de Becky Clooman presenten a Harper y Cullen Row, personajes que volverían después en el epilogo de La muerte la Familia (de nuevo sin Capullo) y que vendría a mostrar una vez la capacidad de Batman como fuerza inspiradora del bien, lo que ha generado un entorno muy rico y variado de héroes inspirados por su labor, la llamada Bat-familia. Precisamente ese entorno, junto con el gran villano de la franquicia el Joker, serán los protagonistas claves de la segunda gran saga de Snyder y Capullo: La muerte de la familia. Una historia que parte de la idea de Grant Morrison de que el Joker tienen diferentes personalidades que se activan (o mudan su piel, en este caso casi literalmente) cada cierto tiempo. El Joker al que ahora se enfrenta Batman es más sádico y cruel que bromista y además parece haber descubierto la identidad secreta de Batman atacándolo directamente donde más le duele: a través de su gente, de sus amigos, de sus aliados. La saga que prometía convertir en literal su titulo (haciendo referencia más a la muerte de la familia como concepto, que no a la de algunos de sus miembros en concreto) ocupa la primera mitad del segundo año de Snyder y Capullo en la colección y vuelve a generar un gran crossover a su alrededor, en este caso con mucho más sentido, siendo como es la Bat-familia la victima elegida por el Joker.

Aunque su intensidad e intereses es menor que El tribunal de los Búhos, La muerte de la familia (de inevitable recuerdo a la saga que supuso la muerte del segundo Robin, Una muerte en la familia) permite ahondar tanto en la relación existente entre Batman y el Joker como sobre todo entre Batman y su peculiar familia y más cuando se descubre que es un error suyo, que decidió ocultar a su gente, el que puede haber llevado al Joker a descubrir su identidad y ponerlos a todos en peligro. Un descubrimiento que en cualquier caso permanece en la ambigüedad durante gran parte de la trama. La saga tiene grandes momentos como esa macabra reconstrucción del Joker de los 120 días de Sodoma en los que el autentico terror sobre lo que el payaso asesino ha podido hacer se apoderan de la historia, pero parece un peldaño por debajo del casi impecable debut de la colección. Tras esta saga y antes de la llegada de Origen aún quedan dos muy entretenidos números con Clayface como protagonista y donde la identidad secreta de Batman vuelve a estar contra la cuerdas. Después llegará Origen, sin duda la más ambiciosa (aunque no por ello la de más calidad e interés) aventura de toda la etapa, pero eso queda ya para otro día.

lunes, 14 de julio de 2014

El Aquaman de Geoff Johns, Ivan Reis, Paul Pelletier y otros.

Articulo originalmente publicado en Zona Negativa.

Un icóno minusvalorado.

Aunque incluido siempre de los llamados siete grandes de DC (junto a Superman, Batman, Wonder Woman, Flash, Geen Lantern y el Detective Marciano) y encarnación icónica de los elementos fundamentales de la vida (el agua), Aquaman ha sido tradicionalmente objeto de todo tipo de burlas que han menospreciado su interés y potencial. Reducido por muchas a una mera caricatura que en realidad “solo sabe hablar con los peces”, todos estos prejuicios olvidan dos cosas: el viejo axioma de Alan Moore “no hay malos personajes, solo malos autores” y el enorme e infinito potencial de un personaje que es soberano absoluto (¿abolutista?) del reino más grande sobre el planeta. El potencial del personaje, ya mostrado a las claras por autores de la talla de Peter David, Joe Kelly o Grant Morrison no le había permitido nunca, sin embargo situarse en primera línea del Universo DC al menos no en solitario, con una colección propia llena de vaivenes, parones e irregularidades. La llegada de New 52 parecía destinada a cambiar todo esto.

Geoff Johns es sin duda uno de los arquitectos fundamentales del Universo DC casi desde principios de siglo, guionista de innegable calidad y de ideas brillantes que no siempre sabe culminar debidamente, Johns siempre ha parecido tener debilidad por aquellos personajes que aunque tienen indudable peso en la compañía, no terminan de encontrar su sitio dentro de la misma. Así tal vez el precedente más claro dentro de la trayectoria del guionista a su labor en Aquaman lo encontraríamos su etapa Hawkman, donde acompañado por Rag Morales consiguió poner orden en la caótica continuidad del halcón deceita creando una etapa sólida y recordada. Con un objetivo similar, Johns se encargaría de presentar al Aquaman del Nuevo Universo DC y lo haría acompañado por uno de los dibujantes más importantes de la editorial: Ivan Reis, espectacular artista de sólida narrativa, con clara influencia del mejor John Byrne, lo que suponía una apuesta clara de la editorial por tornar definitivamente a Aquaman en uno de sus primeros espadas. La marcha de Reis a mitad de la etapa Johns encuentra un digno sustituto en Paul Pelletier, un artista no tan espectacular como el brasileño, pero si un sólido narrador, con un estilo visual agradable y marcadamente superheróico que sabe ser continuista con la labor de su merecidamente prestigioso antecesor.

Un héroe dividido entre dos mundos.

Johns afronta el reto de relanzar Aquaman estructurando su narración en torno a tres ejes: por un lado su relación con Mera, por otro la división entre su herencia “humana” y su herencia atlante, con todo lo que ello implica en lo que a su corona se refiere y para acabar el ahondamiento en su pasado y en la circunstancias que le han llevado a ser quien es. Johns nos presenta un Aquaman plenamente autocosciente (tanto que sabe que para muchos es poco más que un chiste), cansado tanto de las presiones que recibe desde Atlantis como del desprecio de la superficie y que decide tomar la decisión, pese a todo de vivir en esta, en el faro que cuidaba su padre, tratando así de estar lo más aislado posible, pero sin alejarse del todo de su medio natural. Contara para ello con la lealtad inquebrantable de Mera, que sin ningún vinculo con la superficie más allá del propio Aquaman, encontrara difícil adaptarse a la vida que este quiere llevar. Mera será uno de los personajes en los que más profundice Johns a lo largo de su etapa y pasara de ser mera muleta en la que el protagonista se apoya, a un personaje con entidad e interés propio que llegara a robar protagonismo hasta al propio Aquaman.

Las intenciones de Aquaman se verán pronto interrumpidas por la realidad, primero por una invasión de monstruosas criaturas marinas que ponen en jaque el pueblo donde ha elegido vivir y después por la interrupción de Los Otros, un grupo del pasado de Aquaman que ahora reaparece cuando sus miembros son paulatinamente asesinados a la par que se roban poderosas reliquias del pasado atlante, todo ello mientras el antiguo rey de Atlantis va descubriendo más misterios sobre el origen de su reino y reaparece Manta Raya enemigo clásico del personaje y reformado para la ocasión por Johns, que será el gran villano detrás de lo que esta pasando con Los Otros.

Estas sagas, primorosamente dibujadas por Reis que convierte a Aquaman en una de las series visualmente más potente de DC, sirven a Johns para ahondar en temas muy queridos por el guionista que antes o después termina tocando en toda colección que escribe. Primero profundizando en la raíces de los personajes, trastocando su pasado para construir su presente y marcar su futuro, la diferencia en este Aquaman es que no tiene que recurrir tanto a la retrocontinuidad en el sentido clásico ya que el relanzamiento del Universo DC le da un lienzo casi en blanco donde puede configurar todo aquello que necesita sin necesidad de explicar contradicciones con otras historias. El segundo aspecto en el que Johns suele moverse con soltura es en la reimaginación de los vilanos clásicos del personaje/grupo que escribe en ese momento, en el caso de Aquaman se centra primero en Manta Negra al que torna en psicópata vengativo obsesionado con Aquaman al que culpa, no sin razón, de la muerte de su padre. El Manta Negra que nos muestra Johns es un personaje terrorífico, frió y calculador; dispuesto a todo para matar a Aquaman.

El segundo gran villano de la etapa será Orm, rey de Atlantis y medio hermano de Aquaman, Orm es presentado en medio de un gran crossover con la Liga de la Justicia y que sirve para despedida de Reis camino precisamente a esa colección (cuyos números del crossover ya dibujara). La saga de explicito titula: El trono de Atlantis, es uno de los momentos cumbres de la etapa y narra un enfrentamiento entre el mundo de la superficie y Atlantis, tras un devastador ataque a esta proveniente, en principio del los EEUU. La Liga de la Justicia habrá de hacer frente a las encolerizadas tropas de Orm, mientras que Aquaman se verá de nuevo dividido entre sus dos herencias a la vez que trata de averiguar la verdad de lo ocurrido. La saga destaca por el tratamiento de Orm, personaje complejo, que en ningún caso es presentado como un villano, si no como un rey que quiere proteger a su pueblo de lo que considera es una ataque sin provocación. Orm, se muestra incapaz de comprender el mundo de la superficie pero quiere a su hermano y trata de convencerlo de la justicia de su causa.

El fin de El trono de Atlantis deja a Aquaman en una situación muy complicada, traicionado por uno de los que creía más fieles amigos, obligado a dejar su hermano abandonado en la superficie, mirado con recelo por sus aliados en la Liga de la Justicia y puesto en un torno que ni quería, ni gran parte de su pueblo quiere que ocupe. Con este escenario Johns plantea una última saga: La muerte de un rey que ahonda en los tres elementos claves que han configurado la etapa, desvelando un sorprendente secreto sobre el origen y hundimiento de Atlantis y sobre las raíces familiares de Aquaman. La saga supone el cierre perfecto de la etapa, da respuesta a todas las preguntas formuladas desde el principio y plantea un nuevo escenario a explorar.

Conclusiones.

La etapa ha sido quizá algo más corta de los esperado, apenas 24 números y algún especial, lo que una vez más le acerca como referente a su labor en Hawkman mientras le aleja de otras etapas mucho más largas como sus estancias en Flash, Green Lantern o la JSA. Pese a su relativamente escasa duración, el trabajo de Johns si ha servicio para mostrar una vez más el potencial de un personaje que al igual que el marvelita Namor, tiene tras de si todo un mundo de posibilidades para explorar. Johns ha sabido equilibrar las dos facetas del personaje, aunque siempre su relación con Atlantis y todo lo que ello conlleva ha resultado mucho más interesante que no los intentos por quedarse en la superficie, intentos que en nuestra opinión solo sirven para convencionalizar al personaje. Johns así lo ha visto y su etapa se ha centrado sobre todo en la idea de que Aquaman asumiera y aceptara en plenitud, tanto su herencia atlante como sus deberes para con ella, escribiendo una serie de cómics francamente entretenidos y que asientas de manera muy sólida las bases sobre las que ha de moverse el personaje,

Queda ahora lo más difícil, saber si los excelentes resultados en ventas de la colección sirven para consolidara en el mercado o si estos se debían solo al presencia de Johns (y más cuando estuvo acompañado de Reis), autor capaz de arrastrar mucho publico tras si. La respuesta la tienen ahora Jeff Parker (una elección cuando menos sorprendente) y Paul Pelletier, que tienen ante si una tarea difícil, pero sin duda emocionante.

lunes, 7 de julio de 2014

La Patrulla X de Bendis.

Articulo originalmente publicado en Zona Negativa.

Brian Michael Bendis, la evolución de un guionista estrella.

El Brian Michael Bendis que ha desembarcado en los mutantes en los inicios de la segunda década del siglo XXI, es un Bendis muy distinto tanto por la situación que afronta como por su mismo estatus como guionista, al Bendis que inicio su etapa en Los Vengadores a principios del presente siglo. Su llegada a las páginas de los héroes más poderoso de la Tierra, supuso para bien o para mal un cambio de rumbo para una colección que hacía mucho tiempo había dejado de situarse en el corazón del Universo Marvel. Anticipándose al éxito de la película, Bendis configuro una franquicia poderosa y rentable que por primera vez en años se situó en ventas e importancia por encima de los mutantes y lo hizo teniendo un control casi total sobre la misma. La franquicia mutante pese a haberse visto relegada a un segundo plano es una clase de animal muy distinto. Gigantesca y con una continuidad tan rica como compleja de desentrañar, Bendis no va tener el poder casi omnímodo que tuvo en Los Vengadores.

Sin embargo el guionista de Cleveland cuenta ahora con varias ventajas que no tuvo allí. Primero, tras ocho años rigiendo los destinos de los héroes más poderosos de la Tierra, Bendis, ya no es el guionista novato, aprendiendo a base de tropezones de sus primeros números en una colección grupal. Es ahora sin duda, mucho mejor escritor de superhéroes: maneja con acierto la dinámica de grupo y sabe encontrar el punto justo entre acción y caracterización necesario para que una colección de estas características funcione. Por otro lado, si algo le faltó a Bendis en su larga etapa al frente del destino de Iron Man y compañía, fue dominar esas historias con amenazas más grandes de la vida donde el destino del universo se juega a cara o cruz, tan propias de una serie como Los Vengadores, al guionista de Alias siempre se le vio mucho más agusto con la relativa cotidianidad y el cierto carácter outsider de Los Nuevos Vengadores de Luke Cage. Un enfoque este, que se adapta como un guante a una Patrulla X que por concepto esta llena de marginados y donde la cotidianidad y las relaciones personales han tenido siempre tanta o más importancia que las grandes (o pequeñas) amenazas que encontraban por el camino.

El concepto es el concepto: la idea detrás de la llegada de Bendis.

El guionista, uno de los principales arquitectos detrás del Universo Marvel, pudo controlar al menos hasta cierto punto el estatus que se iba a encontrar nada más llegar a La Patrulla X. Un estatus por cierto, bastante similar al que ya manejo en Los Vengadores post-Civil War, con La Patrulla X divida en dos bandos más enfrentados que nunca tras los sucesos de Vengadores vs X-Men donde Cíclope, poseído por la Fuerza Fenix asesino a Charles Xavier.

Por un lado estaría Lobezno y sus seguidores (la inmensa mayoría de los mutantes, todo hay que decirlo), que vendría a representar el papel “oficialista” que Iron Man y los suyos jugaron tras Civil War, por otro lado estaría Cíclope y los suyos (gente en general “poco recomendable” con ex-villanos como Emma Frost y Magneto o la medio demoníaca Magik) perseguidos y odiados por todos, pero dispuesto a luchar por lo que consideran justo. Un papel que salvando las distancias recuerda el de Luke Cage y los suyos en el escenario posterior a la guerra civil marvelita.

Bendis por supuesto se encarga de regir los destinos de Cíclope y compañía. Un Cíclope más agresivo, dispuesto a liderar una suerte de “revolución mutante”, mucho más interesada en la lucha por los derechos civiles y por evitar que esta segunda oportunidad para los mutantes en el escenario posterior a Dinastía de M acabe otras vez en desastre, que no en crear una suerte de dictadura mutante, rechazando así caer en la dialéctica que desde el gobierno americano y Los Vengadores se quiere imponer, según la cual Cíclope sería el nuevo Magneto, como paradigma de terrorista mutante y racista, mientras que Lobezno sería el nuevo Xavier como símbolo de la integración (él mismo es también vengador) y la convivencia. Dialéctica esta que como decimos Cíclope rechaza de plana por palabra y acción.

En este escenario Bendis añade un nuevo elemento que lo cambia todo, Hank McCoy, principal aliado de Lobezno y cerebro en la sombra de su facción, decide traer a la Patrulla X original del pasado para que Cíclope se enfrente a aquello en lo que se ha convertido (o lo que McCoy cree que se ha convertido, vaya) y cambie de actitud. Dejando aparte la cuando menos sorprendente lógica de McCoy, que acusa a Cíclope de irresponsabilidad por todo lo que ha pasado con el Fenix y para arreglarlo no dudar en jugar con el espacio-tiempo con consecuencias cuando menos desconocidas, actitud que es como poco hipócrita, lo cierto es que este movimiento supone un órdago a la grande y abre una nueva etapa plagada de interés.

Como decimos el movimiento de Bendis es muy interesante, por un lado la llegada de la Patrulla X original a la actualidad entronca al perfección con la tradición de la saga mutante de jugar con el tiempo, con todos esos futuros alternativos y apocalípticos surgidos a raíz de Días del Futuro Pasado. Por otro y entroncando con su ultima saga en Los Vengadores (La Era de Ultron) la situación es completamente distinta en esta ocasión: el tiempo esta roto, nada esta escrito y ya no se crearan realidades alternativas diferentes al tratar de cambiar algo, lo que suceda tendrá repercusiones reales en el aquí y el ahora y nadie sabe realmente lo que esta situación puede terminar generando.

Relanzando a los mutantes: las parejas de baile de Bendis.

Planteado así el escenario, Bendis se hacía cargo de dos colecciones, La Nueva Patrulla X, donde contaría con los lápices de Stuart Immonen y La Imposible Patrulla X que en su vertiente artística contaría con la labor de Chris Bachalo. Ambos colecciones se iniciarían con un número uno bien grande en sus portadas, lógico en el primer caso, se trata de una colección nueva, no tanto en el segundo donde Uncanny X-Men había sido ya remunerada hace menos de dos años, pero que entronca con la actual tendencia marvelita de sacar un nuevo número uno no ya solo con el cambio de un equipo creativo, si no también con un mero cambio de estatus (Daredevil).

La Nueva Patrulla X que narra las andanzas de la Patrulla X del pasado en nuestra época, cuenta en su vertiente artista con uno de los autores más sólidos y respetados del mainstream actual. Viejo conocido de Bendis, autor con el que ha colaborado en diversos cómics, Immonen es un excepcional narrador dotado de un trazo dinámico y espectacular, que usando una composición de página generalmente clásica, netamente superheróica, se ha convertido en uno de los artistas más cotizados del momento.

La Imposible Patrulla X que se centra en las andanzas de Cíclope y su revolución mutante tiene en Bachalo a un artista veterano, amplio conocedor de la saga mutante (si no es el artista que más números uno ha dibujado en al historia de la franquicia, no sabemos quien puede serlo), que ha terminado con los años exagerando su estilo y haciéndolo un tanto confuso desde un punto de vista narrativo, pero al que nadie puede negar su plasticidad y personalidad propia. Mucho más dado a composiciones llamativas y arriesgadas, menos clásico en forma y estilo, Bachalo no parece una apuesta tan segura como Immonen, pero si se trata innegablemente de un primer espada del cómic comercial americano de hoy en día.

Como siempre pasa en estos casos y más hoy, donde Marvel publica más de 12 números al año de muchas de sus colecciones, Immonen y Bachalo no ha sido los únicos artistas que han pasado por las paginas de las Patrullas X de Bendis así en La Imposible, al parecer mucho más dada a la experimentación visual hemos visto a artistas de tan marcada personalidad como el siempre interesante Frazer Irving en una saga pensada para él con el limbo de Magik de por medio o el nada convencional Marcos Rudy, en un muy interesante número con una reveladora conversación entre Kitty Pride y Scott Summers. En La Nueva, de corte más clásico como sustitutos de Immonen hemos visto a artistas como David Marquez, muy en la línea de lo que se espera de un cómic de superhéreos. En general sin embargo y por lo menos hasta ahora Immonen y Bachalo han cumplido bastante bien, dibujando la mayoría de los números de ambas colecciones. Como ultimo apunte visual señalar si acaso el rediseño de los trajes clásicos de La Patrulla X original llevado a cabo por Immomen, un resideño que busca combinar clasicismo con modernidad y muy influenciado por los trajes originales de Factor X, que ha tenido resultados cuando menos cuestionables.

La etapa hasta ahora.

Los primeros números de Bendis marcan dos colecciones bien diferencias, por un lado Summers y los suyos atrayendo a nueva generación de mutantes a sus filas, mientras los conflictos internos se suceden y la lealtad de Magneto es puesta en cuestión. Esto último es una idea muy querida a Bendis que ya uso en Los Vengadores con la presencia (o no, siempre cabe la posibilidad del doble juego) de un infiltrado en las filas de los protagonistas. En estos números, Bendis se centra en la relaciones personales de unos personajes que ven como sus poderes se han “roto” y tiene que volver a aprender a usarlos, mientras tratan de ensañar a un nueva generación que no han de rendirse y que merece la pena luchar por aquello que consideran justo, La revolución de Summers no es otra cosa que: coexistencia pacifica si, pero no vamos a dejar que nos masacren y nos persigan de nuevo, esta vez vamos a defendernos.

Por su lado en La Nueva Patrulla X, Bendis nos muestra el terrible impacto que para la joven Patrulla X supone la llegada a lo que es su futuro. Nos narra la división en sus filas entre quienes creen que están jugando con fuego y deben regresar a su tiempo y quienes piensan que han de aprovechar esta oportunidad para hacer las cosas mejor. Cobraran especial protagonismo Kitty, que se convertirá en el referente y guía de los chavales, el joven Cíclope desconcertado e incapaz de creer que se convertirá en aquello que dicen que se convertirá (visión al principio mediatizada por McCoy y Lobezno) y Jean Grey absolutamente desbordada por los acontecimientos y dispuesta a todo para cambiar su destino.

El punto de inflexión de estos primeros números llega con el crossover La Batalla del Átomo, una historia algo fallida, sin la intensidad y fuerza de los primeros números, pero que sirve para converger ambas colecciones hacia un mismo punto alejando a La Nueva Patrulla X de Lobezno y los suyos. La historia que vuelve a jugar con elementos tan característicos de la franquicia como los viajes en el tiempo y las versiones divergentes de los principales personajes mutantes sirve para plantar las bases de lo que esta pasando en las colecciones regidas por Bendis en este momento, con un Cíclope dispuesto a atacar S.H.I.E.L.D para frenar la construcción y el despliegue de nuevos Centinelas de los que la agencia de espionaje parece responsable, mientras que La Nueva Patrulla X se encuentra envuelta en una saga galáctica con cruce con Los Guardianes de la Galaxia de por medio que lleva por titulo el explicito “El juicio de Jean Grey”, saga tras la cual el estatus del grupo sufrirá un drástico giro del que aún quedan muchas cosas por explicar.

En general Benids parece haber hecho los deberes antes de acercarse a los mutantes, conociendo sus historia y sus personalidades, lo que contribuye a que este firmando una etapa francamente entertenida. Queda por ver cuanto tiempo puede alargar la idea de La Patrulla X original en el presente, una idea brillante pero que tal vez deba tener fecha de caducidad y por otro lado habrá que ver cuanto tiempo realmente se puede mantener el estatus actual de Cíclope y los suyos como enemigos públicos números uno del Universo Marvel. En cualquier caso y al menos para el que esto escribe, merece la pena conocer las respuestas a estos y otros enigmas de dos colecciones que están entre lo mejor que Marvel publica a día de hoy.

domingo, 22 de junio de 2014

Tierra 2 de James Robinson y Nicola Scott.

Articulo originalmente publicado en Zona Negativa.

El legado en el Nuevo Universo DC.

El concepto de legado ha sido tradicionalmente una de las bases del Universo DC, así, por ejemplo, si Jay Garrick encontraba su relevo en Barry Allen este hacía lo propio con Wally West. En este aspecto, uno de los paradigmas de esta idea la representaba la JSA, el grupo que anticipo a la JLA y que le sirvió de ejemplo e inspiración. Con la llegada del Nuevo Universo DC (NUDC a partir de ahora) las reglas cambiaron: no había ningún Jay Garrick que inspirara a Barry Allen, tampoco (al menos al principio) un Wally West que le sucediera y en lo que a nosotros nos importa, no había ninguna JSA que inspirara a la Liga de la Justicia. El primer supergrupo de la historia desaparecía de un plumazo dejando su lugar a una Liga de superestrellas reunida ahora para combatir una amenaza que ninguno podía superar por separado. El legado, la tradición, el pasado mismo no parecían tener sitio en este nuevo y remodelado Universo DC.

Esto no quita sin embargo la necesidad de presentar a la JSA en el contexto del NUDC, al fin y al cabo la JSA cuenta con personajes interesantes, tiene detrás un grupo de lectores si no muy numeroso si sólido y en cualquier caso es un grupo conocido e importante. Pero, si la JSA no fue el primer supregrupo, si no inspiraron a la JLA y a toda una nueva generación de héroes, ¿cual es realmente su papel en el contexto actual? La respuesta llego con Tierra 2.

La llegada de Tierra 2: Los autores.

James Robinson es uno de los guionistas más importantes de DC desde finales del siglo XX. Escriba tras la magnifica Starman y pluma de la canónica JSA: La Edad de Oro, Robinson había cimentado su muy bien ganado prestigio sobre las bases mismas del Universo DC: legado, tradición, respeto al pasado pero siempre mirando al futuro. Robinson fue además la clave del exitoso relanzamiento de la JSA a finales del siglo pasado y sin duda parecía lógico que se encargara de presentar el concepto para este NUDC. Su compañera en esta aventura sería Nicola Scott, una artista cumplidora y de sólida narrativa que aunque lejos de la espectacularidad de un Jim Lee sabe hacer sus cómic visualmente atractivos.

El concepto tras el cual surge Tierra 2 resulta realmente curioso: una Tierra paralela a la tierra principal del NUDC sufre la misma invasión de Apokolips que en aquella produjo la llegada de la Liga de la Justicia. Sin embargo en Tierra 2 las cosas son muy distintas, la invasión es repelida solo tras muchos sacrificios y muertes y solo cuando los tres principales héroes (llamados maravillas aquí) de la Tierra se sacrifican de manera, al menos en apariencia, definitiva. Superman, Batman y Wonder Woman mueren para derrotar a Apokolips. Se acaba una era de maravillas...y empieza otra.

No es la JSA pero se le parece mucho: los personajes.

Decíamos antes que era curioso el concepto tras Tierra 2, y es que si en el Universo DC postcrisis, la JSA inspiro y transmitió su legado a un montón de héroes, en el NUDC será la “muerte” de la trinidad original la que inspire y transmita su legado a una nueva generación de maravillas. En un juego metatextual, Robinson sigue recurriendo a la idea de legado y tradición y lo hace para darle la vuelta al concepto de la JSA que el mismo uso de manera brillante en el DC post Crisis, enlazándolo de paso con el DC precrisis donde Batman o Superman fueron los primeros en inspirar a toda la legión de superhéroes que pueblan hoy la cultura popular.

Será Jay Garrick el primero de las nuevas maravillas que Robinson y Scott nos mostraran, heredero de los poderes del dios Mercurio (de nuevo el legado...), Jay será un poco el punto de vista del lector en la colección. Un chico normal, atrapado en una situación imposible con capacidad para maravillarse y ganas de hacer el bien, pero sin mucha idea de como hacerlo. Todo un contraste con el Jay, flemático, reflexivo y ante el que todos buscaban consejo del DC precrisis. Tras Jay asistiremos a la legada de Hawkgirl, una agresiva e inteligente Kendra Saunders que tomara a Jay bajo su ala e intentara enseñarle como funciona el mundo. Green Lantern será el tercero y dejando aparte las polémicas sobre su orientación sexual (tema tratado con elegancia y sentido común por Robinson), Alan Scott será el más reticente de esta nueva trinidad para con su papel como héroe a la vez que el más poderoso.

La historia hasta ahora...

Robinson se toma su tiempo para construir esta Tierra 2, el primer número sirve para presentar el contexto en el que se mueve este nuevo mundo así como para mostrar el sacrificio de Superman, Batman y Wonder Woman. A partir de ahí los siguientes va presentando a los “nuevos” personajes, dejando por el camino alguna subtrama (ese Mr. Terrific perdido, ese Terry Sloan “el hombre más listo del mundo”, presunto traidor a su gente y manipulador acostumbrado a salirse con la suya) para al final del cuarto número mostrar la nueva amenaza que puede acabar con la vida en la Tierra: Solomon Grundy, personaje muy querido al guionista.

La trama de Grundy sirve para mostrar al mundo las nuevas maravillas y a los lectores que esta Tierra 2 es mucho más paranoica y militarizada que la tierra principal del NUDC. La brutal batalla contra Darkseid y sus hordas y el enorme costo de la pírrica victoria ha llevado a la creación de un ejercito mundial que liderado por Amar Khan no esta dispuesto a tolerar la presencia de maravillas sin control. Para ello no dudara en recurrir a Atom (Al Pratt) y a Sandman (Wesley Dodds) y sus Sandmen con el objetivo de controlarlos. Así poco a poco la JSA clásica se despliega ante el elector aunque sin llegar a constituirse nunca como tal.

Tras el fin de la saga con Grundy, Robinson y Scott siguen presentado nuevos-viejos personajes en este nuevo contexto, así llegaran el Doctor Destino, enfrentado a su archienemigo Wotan o el Capitán Acero, en una trama que puede dar mucho juego y que no parece que Robinson vaya a cerrar. Todo ello mientras se deja entrever lo que la invasión de Apokolips dejo detrás. Steppenwolf controlando, primero en secreto, luego ya a plena vista, el país de Dherain, desde donde y con la ayuda de Furia, la hija de Wonder Woman, desatara un conflicto brutal contra el ejercito mundial que servirá de traca final para la etapa Robinson. Sin embargo, Apokolips no trajo solo muerte y destrucción, al menos Mr. Milagro y Big Barda así quieren demostrarlo si es que Furia se lo permite claro.

Por otro lado, cada vez se van dejando caer más pistas sobre que tal vez el destino de la trinidad original (o al menos de parte de sus miembros) no fue el que pensamos, una idea con la que Robnson jugara en estos números y que al parecer cobra cada vez más fuerza tras su marcha.

Conclusiones.

Robinson y Scott han construido un mundo interesante y plagado de potencial, un mundo donde personajes clásicos son barnizados de cara al siglo XXI y presentan diseños que rindiendo homenaje a sus raíces se ve más actuales y llamativos. Un mundo en definitiva que tal vez mereciera la pena seguir si Robinson no se hubiese ido a pastos más verdes tan pronto, y es que fuesen cuales fuesen los planes del guionista (que sin duda, vista la colección, los tenía) estos se han visto interrumpidos por su abrupta marcha en el número 16 americano (que es de prever se incluya en el quinto tomo español). Sin el guionista que imagino esta Tierra 2 y vistos los avances y portadas de lo que depara el futuro la verdad es que la cosa no pinta muy bien.

Sea como sea y en cuanto al concepto en si de la serie, no deja de resultar llamativo como DC tropieza una y otra vez en la misma piedra. Si tras las Crisis en Tierra Infinitas, La Legión de Superhéroes creo no pocos problemas de continuidad y quebraderos de cabeza, en el NUDC ha sido la JSA la que ha quedado en una posición cuando menos complicada. Desplazarla a una Tierra paralela y alejarla de sus esencias, supone, por muy buen trabajo que hayan hecho Robinson y Scott hacerla de menos y dejar a las claras que, al menos para la DC actual, la JSA no es tan importante como su historia y su legado vienen a demostrar. Una lastima, movimientos como este alejan a DC de su esencia y de lo que le diferencia como uno de los universo de ficción más grandes e interesantes jamas creado.

domingo, 15 de junio de 2014

Daredevil, el hombre con miedo, el paulatino regreso a la oscuridad.

Articulo publicado originalmente en Zona Negativa.

Nos vamos acercando cada vez más al final del volumen III USA del personaje con este tomo que recopila los Daredevil USA vol III 22 al 30. Con ese final en el horizonte, parece que el tono de la colección cada vez se va oscureciendo más. Con Daredevil de por medio parece inevitable.

Desde que Frank Miller marcara a fuego su sello en el personaje, la antaño naturaleza optimista de Daredevil había quedado atrás y salvo momentos muy puntuales (la reivindicable etapa de Karl Kesel a los guiones con Cary Nord a los lápices) apenas si se había separado de ese camino. Sin embargo en los últimos años la cosa había ido demasiado lejos. En su excelente y definitoria etapa Brian Michael Bendis y Alex Maleev habían puesto al personaje contra las cuerdas haciendo pública su identidad. Ed Brubaker (que nunca entendió al personaje) y Michael Lark lo habían transformado en alguien irreconocible y dejado en una situación de difícil resolución pero de infinitas posibilidades, ni más menos que como líder de La Mano. Fue Andy Diggle el que acompañado por dibujantes como Roberto de la Torre o Billy Tan permitió al personaje salir del pozo y dejarlo en cierta manera limpio para un cambio de enfoque. Despreciando eso si todo lo que el nuevo estatus del personaje podía dar de si. Con todo, parecía claro que Daredevil llevaba demasiado tiempo viviendo en la oscuridad. Cada vez era más evidente que había llegado la hora de dejar entrar de nuevo la luz.

Con este enfoque el prestigioso guionista Mark Waid inicio un nuevo volumen de la colección del hombre sin miedo. Con los inmejorables lápices de Paolo Rivera y Marcos Martín, que dotaron a la serie de un empaque visual sin apenas parangón en el mainstream actual, el Daredevil de Waid, sin renunciar al eminente carácter urbano del personaje, contó desde un principio con un tono más marcadamente superheróico, frente al noir predominante en los últimos años. Este tono y esa fuerza visual convenció a la critica, lo que se reflejo en los múltiples y prestigiosos premios ganados por la colección. Sin embargo y siendo sinceros el Daredevil de Waid, era en sus primeros números un tebeo sin duda bien escrito y entretenido, un tebeo cuya lectura se tornaba en algo tan agradable...como decididamente olvidable. Si no fuera por su belleza visual, por la arriesgada (para el mainstream) concepción de página de Martin o Rivera, la colección apenas si destacaría por algo. Waid, entiende al personaje y su enorme fuerza de voluntad (no estamos ante el pusilánime que mostró Brubaker), pero sus guiones carecían de toda fuerza dramática. Cómics entretenidos, primorosamente dibujado pero a años luz de las mejores etapas del cuernecitos. Al menos hasta ahora.

Y es que en el último tomo publicado en España por Panini, Daredevil: El hombre con miedo, la cosa empieza a cambiar de manera lenta pero segura. Ya sea porque Chris Samee, aunque un excelente artista, no tiene el nivel ni de Martín ni de Rivera, lo que obliga al guionista a ir más allá, ya que ahora la mediocridad de sus guiones no quedara tapada por al fuerza visual del cómic. Ya sea porque Waid es cada vez más consciente de que, aunque es cierto que Daredevil necesitaba un cambio de rumbo, no lo es menos que la esencia del personaje es la que es y el drama, la oscuridad, han de estar presentes antes o después si realmente quiere dejar huella en la strip; lo cierto es que este tomo supone un cambio bastante claro en las hasta ahora poco trascendentes andanzas del Daredevil de Waid. Sin renunciar al estilo más superheróico, especialidad del guionista , el tono dramático sube en esta historia varios decibelios.

Decíamos antes que Samee, era peor dibujante que Rivera o Martin y la afirmación resulta tal vez, un tanto injusta, ya que potenciado por la excelente labor en el color de Javier Rodriguez (el cual dibuja con enorme acierto dos de los episodios contenidos en el tomo) su factura visual, claramente influencia por David Mazzuchelli no solo resulta perfecta para la colección si no que muestra un dominio de la narrativa a la altura de los más grandes. Sin embargo ni su composición de página, clásica y eficaz, ni su visualización de aspectos como el radar son tan poderosos como lo eran en las manos de Rivera y sobre todo de Martín. Pese a todo resulta innegable que desde un punto de vista artístico Daredevil esta en buenas manos (como lleva estándolo muchos años) con una pareja llamada a figurar entre las más relevantes de la historia del personaje.

A nivel argumental, el tomo esta estructurado entorno a dos facetas bien diferenciadas que terminaran inexorablemente por cruzarse y podrán a prueba el calado moral del personaje. Por un lado, el aspecto más personal, tal vez el punto fuerte del tomo y donde Waid demuestra lo bien que comprende al personaje. Foggy recibirá una terrible noticia. Victima de una devastadora enfermedad frente a la que su amigo del alma se verá impotente. Waid no cae en sensiblerías baratas, pero si sabe tratar con delicadeza un drama humano por desgracia demasiado real. Poniendo por encima de todo la relación existente entre Matt y Foggy, por primera vez en mucho tiempo ahora será Matt quien habrá de apoyar a su amigo, el que habrá de darle fuerzas ante una situación muy difícil intentado hacerle reír y olvidarse, aunque solo sea unos segundos, de una jugada cruel del destino ante la que solo queda luchar y confiar en la medicina. Un papel que desde tiempos inmemoriales había asumido Foggy con respecto a Matt, y que ahora este asume no sin dificultados, pero si con plena entereza. Destaca en este aspecto una situación en concreto, no son más que una pocas páginas, pero demuestra el talento de Waid para conjugar la vertiente más superheróica (los poderes de Matt) con la mas humana (la situación de Foggy). En un momento dado Matt, rodeado de los olores del hospital y de los derivados del tratamiento que recibe Foggy (potenciados al máximo por sus supersentidos), apenas si puede aguantar el vomito, sin embargo sabe que su amigo lo necesita, sabe que él siempre estuvo cuando lo necesito, no va a dejarle solo, no va a rendirse, ni va a caer en el fango de la autocompasión. Sin duda Brubaker debería tomar nota para aprender quien es y como se comporta Daredevil.

La segunda faceta en la que los números contenidos en el tomo centra su atención es, no podía ser de otra forma, la más puramente superheroica.. Bajo este punto de vista asistiremos a los maquiavelicos planes de un misterioso enemigo dispuesto a destrozar la vida de nuestro héroe una vez más. La identidad de este enemigo, una de las sorpresas del tomo, y una más de las genialidades de Waid, sera una de las claves de la historia, pero ni mucho menos la única. Por un lado recuperamos a una de las mejores aportaciones de Brubaker a la mitológica del personaje (a ver si se recupera también a Dakota North), Lady Bullseye y por otro asistimos a la creación de un nuevo villano: Ikari. Un personaje con un diseño fantástico (a medido camino entre un ninja de La Mano y el traje clásico de Daredevil) que tendrá los mismos poderes que nuestro héroe pero digamos...mejorados y que sin duda tiene mucho que decir en el futuro y más visto ese combate, maravillosamente coreografiado por Samee que centra el número 25 USA. Esta trama permitirá ahondar en los orígenes del cuernecitos, en como funcionan realmente sus poderes y en que le hacer ser especial, en contraste con alguien que tiene sus mismas ventajas pero potenciadas, Daredevil deberá dar un paso adelante. La forma de actuar de Daredevil, entroncara en cierta medida con el discurso de Morrsion en El Retorno de Bruce de Wayne. Si allí el genio escoces dejaba claro que Batman no se hizo solo, que tanto en sus orígenes, como ahora, necesitaba la ayuda de sus amigos y aliados, aquí Waid (amigo personal del guionista de Los Invisibles) retoma la idea con Daredevil. Sus aliados, sus amigos sin poderes no tiene porque quedar desprotegidos cuando por fin se decida a actuar contra la misteriosa amenaza que le acosa casi desde el principio de la colección.

Esta actitud más decida, casi proactiva por momentos, será sin duda una de las cosas que más se agradecen de un tomo, que tras tanta intensidad finaliza con una simpática historia que retoma el tono más desenfadado de los primeros números de esta etapa. Una historia que también ahonda en el pasado del personaje, en concreto en aquel matón que en la infancia de Matt le puso el mote de Daredevil y que ahora regresa a su vida solo para demostrale que las cosas siempre tienen dos puntos de vista, y que los recuerdos pueden ser muchas veces muy traicioneros. Una historia que ademas responde a las dudas de, de donde sacan esas grandes organizaciones terroristas estilo Hydra, su carne de cañón. Algo que de nuevo enlaza con Morrison y con aquel mítico episodio de Los Invisibles narrado desde el punto de vista de uno de esos personajes. Queda para el final un número cuando menos extraño en el que el encuentro más aparentemente imposible se hace realidad: Silver Surfer y Daredevil colaboran para enfrentarse con una amenaza galáctica cuando menos...curiosa que permite ver a Daredevil pilotando la tabla de Estela en una doble plancha espectacular del dúo Samee/Rodriguez. Este extraño encuentro ahonda en otra de las intenciones que Waid ha mostrado desde que se hizo cargo de la colección: una mayor imbricación de Daredevil en el Universo Marvel. Esto enlaza con lo que Chichester hizo en los 90, solo que Waid con mayor talento que aquel, sabe utilizarlo con mayor interés. Así, si por las páginas de la colección hemos visto pasar al Capitán América, a la Gata Negra (¡¡con eróticos resultados!!) e incluso hemos tenido un crossover entre Daredevil, Punisher y Spiderman. En este tomo Superior Spiderman o Hank Pyn tendrán también un papel relevante.