miércoles, 15 de noviembre de 2017

El Caballero Oscuro III: La raza superior.

Tras un largo tiempo de espera y con un número más del previsto, (algo que se esta convirtiendo en costumbre en los cómics estrellas de las majors) por fin ha concluido en España el esperado retorno, (con todos los matices que se quiera) de Frank Miller al particular Universo DC que el mismo concibiera con su ya lejano El regreso del Caballero Oscuro.

Jugando tal vez más un papel de inspirador que de creador, el DK III es, claro, el menos milleriano de los DK, pero no por ello deja de ser estimable. Brian Azzarello un excelente guionista (obras tan importantes como 100 Balas lo atestiguan), consigue aquí imitar la voz del autor de Ronin sin perder la suya propia mientras que Andy Kubert adapta su estilo al del maestro muy ayudado por las tintas de Klaus Janson. Con todo leyendo DK III uno tiene la sensación de estar ante algo muy distinto a lo construido en los anteriores DK.

Es curioso porqué el número uno parece tirar por un camino que no seguirá luego la miniserie, en este primer número volvemos a ver una Gotham totalmente corrupta con una policía en la que nadie confía y en la que de nuevo Batman aparece como fuerza moral que se niega a rendirse a la evidencia de una ciudad que parece insalvable. De nuevo la policía persigue a Batman y esta vez consigue detenerle solo para mostrar que no es Bruce Wayne quien esta tras la mascara...

Sin embargo la trama no ira por ahí y de nuevo al igual que sucedía en DK II el cómic se torna pronto más en una historia de la JLA con Superman como figura central casi por encima de Batman. Destacan aquí las nada disimuladas referencias a una de las obsesiones de Miller en los últimos años cuando un grupo de fanáticos religiosos superpoderosos ponen en jaque al mundo cometiendo por el camino actos de terrorismo suicida (el paralelismo es evidente) y que encontraran en Batman casi la única oposición real ante un mundo que parece dispuesto a claudicar.

Hay en DK III también un papel clave para el concepto de legado, tan descuidado en el DC últimamente pero tan clave en su esencia, por un lado estará Lara la hija de Superman y Wonder Woman presentada en DK II y que aquí, con un padre ausente al principio dudara de su identidad, poniendo en solfa el amor por la humanidad de su padre y enfrentándose físicamente tanto a su padre como a su madre. Por otro lado tenemos a Carrie Kelly que se convertirá en el corazón de la obra y en el fondo en el foco sobre la que esta pivota.

Resulta interesante ver como Carrie ha ido cobrando cada vez más fuerza y protagonismo en cada DK y más teniendo en cuenta que su creación fue casi una casualidad, no hay que olvidar que Miller no quería a Robín en su primer DK y que fue John Byrne quien le convención de la necesidad de incluirla. Además en su primer DK los diálogos de Carrie estaría escritos por Lynn Varley para buscar más autenticidad en el personaje. De nuevo y como viene siendo habitual en los DK, el final es optimista y esperanzador de cara al futuro con una imagen muy incónica en la que Carrie ocupa el papel central que sin duda se ha ganado.

Cabria señalar que aunque DK III es un sin duda un excelente tebeo que se sitúa sin duda entre lo mejor que se ha podido leer este año en el terreno superheroico esa lejos de ser lo revolucionaria e influyente que fue el primer DK y más lejos aun de lo anticipada en el tiempo, atrevida y desafiante que fue el DK II. Un buen tebeo sin duda pero lejos de lo que supone que ha de ser un DK.

Capítulo aparte merecen los minicómics que acompañan la historia principal, son tebeos en formato reducido de unas 12 páginas que dan trasfondo a la trama mostrando mostrando la situación de varios personajes del UDC frente a lo que esta pasando en la historia principal. De los nueve, Miller dibuja en siete (y los co-guioniza siempre con Brian Azzarello) con ese estilo tan feista y tendente a la abstracción pero plagado de fuerza y dinamismo que le acompaña últimamente y que tanto rechazo parece haber generado. Personalmente creo que alguno de estos minicómics son pequeñas joyas que muestran la vigencia y fuerza de un autor que por suerte aun tiene mucho que contar.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Daredevil: Arte oscuro.

Tercer tomo ya de la nueva etapa del Hombre sin miedo con el regreso de Garney y la presencia una vez más de “artista invitados”. Sería bueno que Panini se pusiera un poco las pilas con esta colección que no hace más que acumular retraso con respecto a su edición americana.

A estas alturas con dos tomos ya publicados en España, (nueve números USA, un cómic introductorio, un especial con Masacre y un anual) parecía claro que la etapa de Charles Soule y Ron Garney no pintaba muy bien, y eso que la idea del guionista de recuperar la identidad secreta del personaje, volver a sus raíces más millerianas, entroncando así de paso con el tono de la serie de tv y dejando de lado la vertiente más netamente superherócica ensayada durante la larga etapa Waid, no era ni mucho menos mala.

Bien es cierto que Waid había demostrado que se podía recuperar la vertiente más colorista y hasta (relativamente) alegre del personaje sin dañar su esencia, pero estaba bastante claro que desde que Frank Miller lo toco, Daredevil era en ante todo un cómic de tono cercano al noir, de un héroe callejero enfrentado a criminales de corte más realista (todo lo realista que puede ser un tebeo ambientado en el Universo Marvel) y con la oscuridad y el drama como elementos centrales. Etapas como la de Waid o la de Kesel en los 90, funcionaban casi como contrate frente a esto, sin embargo y como el show televisivo había demostrado, el personaje en mucho más reconocible en otros ambientes.

Además Soule contaba a su favor con la presencia de Ron Garney un espectacular narrador que por una razón u otra nunca ha conseguido convertirse en una superestrella pese a tener todo (en términos de estilo, fuerza, narración...) para serlo. Sin embargo durante sus primeros números y pese a captar muy bien desde el principio “la voz” del personaje no había conseguido que la colección tuviera interés. Jugando desde el principio con el misterio de como había conseguido recuperar su identidad, ni esto, ni la creación de Punto Ciego como pupilo, ni el nuevo papel como fiscal de Matt, habían conseguido que la serie terminase de despegar frente a la abulia narativa en la que la colección parecía sumirse a pasos agigantados, sin que trucos como la aparición de Elektra o Spiderman lo evitase.

A este panorama se unía la aparente indiferencia de Panini en España para con la colección, que con este tomo se sitúa a cerca de un año de distancia con respecto a la edición original americana, muy lejos de otras colecciones del Universo Marvel que están a apenas 3-4 meses. Así las cosas el anuncio de un nuevo tomo de la colección, “Arte Oscuro” (con los números USA 10-14 del volumen 5) solo podía ser recibido con una mezcla de perece y apatía a la altura del “espectáculo” ofrecido en los dos primeros tomo de esta etapa.

Hete aquí que contra todo pronostico este “Arte oscuro” ha resultado ser un cómic tan estimulante como relevante, tanto para el personaje principal como para su nuevo entrono y es que por primera vez Soule consigue algo de lo que había carecido por completo hasta ahora: pulso narrativo, lo que le pone por fin a la altura de su compañero al dibujo un Garney tremendo que aquí retorna tras unos meses de descanso. El escalofriante enemigo creado para la saga, un asesino psicópata extremadamente violento que se ve a si mismo como un artista y que hace de sus asesinatos toda una performance, ya presenta de por si una novedad con respecto al tipo de villanos que se suelen ver, no ya en DD si no en casi todo el Universo Marvel. El que Punto Ciego adopte un papel más activo y tenga por fin relevancia por si mismo, las terribles consecuencias que ambos han de afrontar y el que incluso los Inhumanos hagan acto de presencia en una historia así (sórdida, oscura y por momentos de autentico terror) sin que se resienta el conjunto dicen mucho a favor de la labor de un guionista, que a partir de ahora deberá demostrar si esto ha sido flor de un día por la temática y el villano elegido o si, por contra, la etapa termina de despegar y puede llegar a la altura de sus predecesores.