lunes, 8 de febrero de 2016

Historia de un hombre sin miedo especial: El Daredevil de Mark Waid II. En compañía de Paolo Rivera y Marcos Martín.

Esta primera fase de la etapa de Mark Waid al frente de los guiones de Daredevil abarca los 11 primeros números del volumen III con presencia de varios dibujantes destacando por encima de todos Paolo Rivera y Marcos Martín.

Con una idea muy clara de por donde ir, Waid encontró sus principales aliados en los artistas que le acompañaron en su primer año de la colección. Con una paleta de colores mucho más luminosa de lo habitual de la serie (a cargo sobre todo de Javier Rodríguez), el estilo de Rivera y Martín, distinto pero complementario se situaba en el espectro opuesto del que autores como Alex Maleev o Michael Lark habían imprimido en la colección los últimos años. El nuevo espíritu de la colección se veía en dos elementos: las portadas que servían como presentación de la serie y que mostraban primero un prodigioso diseño (en especial las dibujadas por Martín) e incluso se permitían mostrar a Daredevil sonriendo. El segundo elemento visual clave fue la forma de afrontar y mostrar los supersentidos y el radar del personaje. Con cuidados y llamativos diseños de página que nunca perdían de vista la narrativa y que nos acercaban como pocas veces antes a la forma en que el personaje percibía el mundo. Algo que Waid también se esforzaba en subrayar en sus textos.

Como decíamos en el anterior post la idea de Waid pasaba por “iluminar” al personaje e integrarlo mucho más en el Universo Marvel. Para combinar ambas circunstancias Waid no dudo en recurrir al tumultuoso pasado del personaje y usarlo a su favor. Por un lado la catarquica experiencia de Shadowland había arrastrado a Matt a una suerte de optimismo existencial como mecanismo de defensa ante tanta oscuridad. Waid se muestra aquí inteligente y verbaliza las dudas que este cambio de actitud podría provocar en los lectores mediante al figura de Foggy Nelson, que sospechando que Matt puede estar viviendo otra crisis nerviosa confronta y se muestra escéptico ante la nueva filosofía de vida de su mejor amigo. La respuesta de Matt dirigida tanto a Foggy como a los lectores no puede ser más clara: “o intento salir adelante o me vuelvo definitivamente loco no puedo seguir como hasta ahora”. Respecto a la mayor integración en el Universo Marvel ya en el segundo número se ven claras las intenciones del guionista con la aparición del Capitán América para pedir explicaciones de lo acontecido en Shadowland, además muy pronto tendremos el primer cruce con otra colección, The Amazing Spider-man escrito para la ocasión por el propio Waid. A esto se añade el enfrentamiento con villanos que o nunca habían pisado esta páginas (el Hombre Topo) o apenas si habían aparecido antes (Klaw), buscando así ampliar los horizontes de la colección alejándola un poco de los crudos ambientes urbanos y de criminalidad “común”. Enfatizando, en definitiva la faceta más superheroica del personaje.

Así lo mejor de esta primera fase de la etapa del guionista de Kingdome Come viene dada por el hecho de que consigue cambiar el tono y el enfoque de la serie de manera totalmente orgánica, sin traicionar nada de lo anterior mostrando así una coherencia que no es tan habitual cada vez que una colección cambia de equipo creativo, destaca aquí también la imaginativa solución que se adopta para que Matt pueda seguir ejerciendo (más o menos) la abogacía, en una vuelta de tuerca a lo que Nocentti hizo en su día, ahora Matt enseñara a sus clientes como defenderse a si mismos. En su debe...vista con la perspectiva que da el haber leído la etapa en su conjunto esta claro que al principio Waid trato simplemente de asentarse en la colección y dar fuerza a su nuevo enfoque, pero leídos en su momento estos cómics, bien escritos y excepcionalmente dibujados eran sin embargo total y absolutamente intrascendentes. Aventuras más o menos entretenidas que no estaban destinadas a dejar huella en el personaje.

La principal trama de estos números gira en torno al Disco Omega un artefacto que cae en manos de Daredevil y que contiene datos vitales de las más poderosas organizaciones criminales del Universo Marvel. Un disco que todos quieren y que convierte a Daredevil en un blanco y cuya posesión es lo único que garantiza que el y su entorno (el tema de su identidad secreta revelada sobrevuela de fondo toda la etapa) estén a salvo. De ahí que no lo entregue a 4F o Vengadores y que no lo use ya que la mera posesión y la amenaza de su uso es más poderosa como arma de defensa. La situación se va complicando y culmina en un evento con Punisher y Spiderman en una saga llamada “El Efecto Omega” co-escrita con Greg Rucka, donde cada personaje tiene su propio agenda y en el que destaca sobre todo la interrelación entre los protagonistas. La trama en torno al Disco Omega no queda resuelta aquí ya que aun quedarían unos números más ya con Samnee a lo lápices, pero la cosa no daba realmente para mucho más. Con todo nos deja situaciones muy interesantes como ese encuentro con La Gata Negra y sus “eróticos resultados”.

De entre estos números destaca con fuerza el número 7 multipremiado cómic y un autentico prodigio visual a cargo de Paolo Rivera y en el que Daredevil ayuda a sobrevivir a unos niños tras un accidente de autobús en medio de una espectacular tormenta de nieve. En fin, este inicio de la etapa de Waid sirve para asentar el tono, presentar personajes (la adorable Kirsten McDuffie, por entonces aún ayudante del fiscal), mostrar pistas de tramas futuras y dejar claro que el tema de la identidad secreta sera un eje (a parte de chiste recurrente) de la etapa. Unos números de gran calidad pero lejos aún de lo que estaba por venir.