Segundo tomo de la etapa de Mark Waid publicado en España que incluye los números americanos Daredevil volumen III 7-10 y 10.1 más el Amazing Spiderman 677 con el que el cuernecitos comparte aventura.
Continua la reivindicación por parte de Mark Waid del Daredevil más heroico y desenfadado que enlaza tanto con sus primeras historias antes de la llegada de Frank Miller, como con las reivindicables (y algo olvidadas) etapas de (sobre todo) Karl Kesel y (en menor medida) Joe Kelly al frente de los guiones del hombre sin miedo. En este caso no contamos con la presencia de Marcos Martin a los lápices adecuadamente sustituido por Kano (y por un sorprendente Khoi Phan en el 10.1) pero si con la del excelente Paolo Rivera. El apartado gráfico del tomo se ve completado por la labor de Emma Rios (con cierto aire de Paul Pope) en el cómic de Spiderman.
Con el buen recuerdo que dejo el primer tomo y con la presencia en este del premiado Daredevil volumen III número 7 lo cierto es que había ganas por ver como Waid seguía desarrollando al personaje. Bajo este prisma hay pocas sorpresas, Waid sigue apostando por un Daredevil que asume su pasado pero que a base de fuerza de voluntad busca mirar hacía el futuro para no tener que pegarse un tiro. En este sentido es brillante la frase de Matt “¿El viejo Matt?, ¿el punching-ball torturado, acomplejado por la culpa y autodestructivo? Odio a ese tipo”. Con ese dialogo Waid además de meter una buena puya a Brubaker (quien nunca entendió el personaje, llevándole a un patetismo impropio de su trayectoria) deja claro cuales son sus intenciones para con el personaje y el camino que piensa seguir. Un camino que ante el abismo al que había llegado DD se antoja como casi el único posible.
Así las cosas y al igual que ocurriera en la primera entrega, el guionista de Kingdome Come cuenta una historia ligera y entretenida que busca más la aventura que el dramatismo y que esta plagada de ideas interesantes como lo son la relación de Daredevil y la Gata Negra o el enfrentamiento con el Hombre Topo, elementos que pese a resultar obvios (sobre todo lo del Hombre Topo) nunca se había visto por estas páginas. Dentro de la reivindicación de Waid del primer Daredevil destaca también como el escriba recurre a viejos trucos no usados casi desde la época de Stan Lee, como el que los enemigos de DD tratan de cegarle creyendo que así tendrán ventaja sobre él....sin saber claro que Daredevil no necesita precisamente el sentido de la vista. Todo esto realizado con la suficiente gracia como para que parezca, si no algo nuevo, si cuando menos fresco y divertido. Resulta también notable la labor del guionista como dialoguista, en especial en las conversaciones que mantienen Spiderman y Daredevil por lo mucho que dicen sobre ambos personajes.
En cualquier caso si esta serie es lo que es, si ha generado las buenas criticas que ha generado sin duda se debe a la espectacular labor gráfica con la que cuenta. Ya desde el diseño mismo de las portadas que busca resaltar toda la iconografia ligada al personaje, Daredevil es una serie que visualmente llama la atención. El magnifico trabajo (en este caso sobre todo de Paolo Rivera) de los dibujantes de Daredevil se plasma desde la original y llamativa visualización del sentido radar, hasta la concepción de la página como unidad narrativa capaz de contar una historia con total ausencia de texto (brillante en este aspecto la página 14 del número 9). Daredevil ha sido un personaje que por regla general, incluso en sus peores momentos, ha tenido suerte con los dibujantes que han pasado por sus páginas. Esta etapa no esta haciendo más que confirmar esta aseveración.
En definitiva Waid y sus múltiples colaboradores están construyendo una etapa interesante, desenfadada, de momento no demasiado trascendente (aunque ya con subtramas y argumentos a largo plazo) y excepcionalmente dibujado, que brilla con luz propia en el panorama comiquero actual. Con ganas estoy de ver como sigue el asunto.
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