jueves, 18 de enero de 2007

El Regreso del Señor de la Noche.

Siguiendo con los post dedicados al Batman de Miller le toca el turno ahora a uno de las obras más importantes de la historia del comic de superhéroes, El Regreso del Señor de la Noche (si, ya se que la traducción de Pda es más correcta pero a mi me gusta más esta, que le vamos a hacer) más conocido simplemente como DK (así la llamare a lo largo del post), una obras destinada a dejar una huella imborrable en el recuerdo de todo aficionado, no solo a este genero, si no al comic en general.

Visto a posteriori, el éxito de DK se antojaba como algo casi seguro, juntar un personaje icónico con un autor de reconocido prestigio suele ser garantía de éxito, sin embargo en esta ocasión ni DC ni Miller las tenían todas consigo, y es que tras su marcha de Marvel la primera obra de Miller para DC, la personalísima Ronin había estado bastante lejos en cuanto a ventas (no en criticas mayoritariamente favorables) de las expectativas de la editorial, a ello se unía el que la propuesta de Miller para DK era cuando menos arriesgada, pretendía introducir un formato nuevo en el por entonces poco dado a los cambios comic comercial USA, (el hoy conocido como formato prestigio), siendo además el punto de partida de la obra (un Batman cuarentón al final de su trayectoria) poco comercial e incluso poco icónico a priori; por su parte Miller, se jugaba gran parte de su prestigio en este comic, dos “fracasos” consecutivos en ventas y en proyectos de esta envergadura no podían ser buenos para su carrera. Así que para que DK saliera adelante tanto el autor como la editorial pusieron muchas cosas de su parte, y el resultado no pudo ser más espectacular.

Publicado a lo largo de 1986, DK supuso una autentica revolución en su momento, junto con Watchmen puede calificarse como el comic que más ha influido en el genero de los superhéroes de los 80 hasta el día de hoy, y aunque los resultados de esta influencia no han sido todo lo positivos que cabría esperar de estas dos grandes obras, lo que resulta innegable es la inmensa calidad de ambas. Es cuando menos curioso, sin embargo, el cierto antagonismo que se puede apreciar en ambas obras, así, mientras que el comic de Moore supuso en gran medida la deconstrucción del mito del superhombre, la obra de Miller es casi lo contrario, el afianzamiento de ese mito, el héroe se convierte en una fuerza de la naturaleza, más grande que la propia vida, más allá del bien y del mal, por otro lado mientras que la obra de Moore apela a la cabeza, a la inteligencia y a la lógica, la obra de Miller apela al corazón, a las vísceras, y lo hace con una fuerza casi arrolladora, rara vez vista en un comic de superhéroes.

DK se inicia con un Bruce Wayne en la cuarentena, hace años que ha dejado de ser Batman, y la sociedad no ha hecho más que pudrirse a su alrededor, la corrupción y las bandas callejeras son los amos de su ciudad y los superhéroes por decreto presidencial han sido prohibidos, sin embargo y por mucho que lo niegue Wayne no existe, Wayne murió en aquel oscuro callejón junto a sus padres la noche en que nació Batman, y aunque haya estado años intentando negarlo, al igual que no se puede negar a un terremoto o a un huracán, Batman sale de nuevo a la luz.

Con esta impresionante premisa se inicia la obra, estructurada en cuatro volúmenes (El Regreso, El Triunfo, La Caza y La Caída), la obra presenta múltiples lecturas y hallazgos, centrándonos en estos últimos, el comic es una autentica lección narrativa, y es que si para muchos Miller nunca ha sido un gran dibujante, lo que nadie puede negar es que es un maestro en la narración, Miller concibe la página como un todo, un todo con el que jugar y experimentar, se permite usar tanto páginas de 16 viñetas como páginas completas de una sola, retuerce la página en función de sus necesidades y en todo caso los resultados son espectaculares, en DK culmina elementos que ya había experimentado en Daredevil, así la televisión se convierte en vehículo narrativo de primer orden a lo largo de toda la obra, en un recurso que el propio Miller usaría de manera reiterada en obras sucesivas, y que ha sido mil veces imitado, aunque nunca con la maestría con que se hace en este comic, la fuerza, el poder, que transmite el Batman de Miller, le convierten en un autentico Señor de la Noche, nunca Gotham pareció tan podrida y oscura; si a todo esto añadimos la labor de Klaus Janson y sobre todo el color de Lynn Varley (con ambos ya había trabajado en Daredevil), nos encontramos ante una obra que gráficamente roza la perfección.

En cuanto a los distintos niveles de lectura, lo cierto es que son varios, desde la denuncia de la hipocresía de la sociedad, el poder de los mass media o la corrupción, pasando por los dos que a mi particularmente más me interesan, por un lado el meramente superheroico; bajo este punto de vista en DK asistimos a la consagración de Batman como Señor de la Noche...y a la de Superman como Señor de la Luz, dos héroes antagónicos por definición destinados a enfrentarse en un combate de connotaciones épicas, además el comic muestra enfrentamientos casi definitivos (y definitorios) entre Batman y sus tal vez más grandes villanos, Dos Caras (que tras una operación que restaura su rostro, decide, en su trastorno que su única cara es la malvada) y el Joker (que despierta de su letargo con el regreso del héroe al que no duda en calificar de “mi amor” y que plantea el debate de si un superhéroe, previene y combate amenazas o en realidad contribuye a crearlas, y que no duda en suicidarse para culpar a Batman de asesinato), y por otro lado la perspectiva política de la obra, el mensaje que transmite la obra en este campo es cuando menos algo confuso y no han sido pocos los que la han calificado de cuasifascista (siempre bajo el prisma de que la obra presuntamente propone que ante una sociedad sitiada, ha de surgir un líder que se auto nombre como tal y ejerce las funciones de salvador, sin responder ante nada ni nadie), personalmente no puedo esta más que en contra de semejante afirmación , y es que dejando aparte la suspensión de la credibilidad que requiere la lectura de un comic de superhéroes, el mensaje de DK no es ese, DK es un comic sobre Batman, y convierte a este en una fuerza de la naturaleza, que no pretende dominar a nadie, que no pretende ser líder de nada, si no simplemente salvar su ciudad de una situación insostenible. Ahondando en este tema pero desde otra perspectiva, DK esta escrito en plena reanudación de la Guerra Fría, con una administración de Reagan tensando cada vez más la cuerda con la URSS (ya por entonces cerca de un final que pocos podían imaginar y aun menos prever), a lo largo del comic Miller realiza una ácida critica a la administración republicana (algo bastante común en su obra, como también se puede ver en Elektra Asesina), y para ello recurre también a la figura de un Superman que se convierte en marioneta en manos de un gobierno al que prefiere seguir para poder salvar vidas, así Superman es usado casi como arma táctica, y finalmente ante los desafíos de Batman a ley federal contra los vigilantes enmascarados, llega el enfrenamiento entre los dos héroes. Miller ha asegurado en multitud de ocasiones que uso a Superman de esa forma por que lo necesitaba así para DK, necesitaba un oponente a la altura de Batman, pero que si la historia hubiese sido de Superman nunca lo habría tratado así, sea como sea lo cierto es que esto permitió presenciar uno de los más espectaculares combates jamás vistos entre ambos héroes.

Para finalizar, simplemente destacar, la ultima frase de la obra, que dejo abierta las puertas a una secuela que aunque tardará casi veinte años al final acabaría sucediendo (y de la que hablare en el próximo post), una frase que viene a decir, “Empieza aquí...con un ejercito...para traer sensatez a un mundo plagado de cosas mucho peores que ladrones y asesinos... Esta será una buena vida....bastante buena”, frase que en si misma contradice la errónea y oscurantista interpretación que este comic tuvo a lo largo de los 90, pero eso es otra historia.

6 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Te habia puesto un comentario largo, pero un problema informatico lo ha borrado. Asi que te lo resumo.
La tematica politica es importante en la obra de Miller y no hay que olvidar que es de EE.UU. y que es discutible que el progresismo sea lo mejor. Cosas como que quiera hacer un comic con Bin Laden, que metiese a Nuke en Born Again, lo de Reagan en DK, la obra de Martha Washington nos revela que a Miller le interesa mucho la politica y que reflexiona sobre ella en sus obras. Lo que pasa, es que tendemos a olvidar esa faceta de Miller.

fer1980 dijo...

El aspecto político esta muy, pero que muy presente en todas las obras de Miller, aunque en muchas ocasiones es dificil saber de que pie cojea, en todo caso parece que su forma de ver el mundo y la politica cambio bastante tras el 11-S, y así lo reconoce el mismo, de hecho en DK2 el mismo dijo que cambio por completo el tercer número, ya que no pidía seguir contanto la historia de un Batman "terrorista" tras el 11-S.

Lord_Pengallan dijo...

Mira, eso no lo sabia.

fer1980 dijo...

Incluso su visón sobre el patriotismo por ejemplo es completamente distinta, antes decia no entenderlo y considerarlo algo estupido, ahora dice que es un mecanismo de defensa de la sociedad y que es fundamental, la verdad es que por lo menos por lo que dice, si que ha cambiado mucho, si.

Lord_Pengallan dijo...

Si que le han acojonado los musulmanes.

fer1980 dijo...

Yo no lo veo tanto como "acojone" si no más bien como un replanteamiento de sus posturas en torno a la tan traida y llevada "seguridad nacional" y en torno al concepto y al derecho de autodef4ensa de su país.