
Así y a lo tonto ya van 30 entregas (este tomo recopilas los números USA 23-30) de una colección nacida con polémica (DC no quiso seguir publicándola) y que desde entonces ha seguido teniendo la provocación como bandera.
The Boys no es el mejor trabajo de Ennis, ni de lejos, ni desde luego lo es de Robertson que cada vez hace menos, pero esta divertida, gamberra y con escasas pretensiones serie, si tiene el sello característico que ha marcado la obra del irlandés: los colegas fieles hasta el final, el duro descreimiento aquí con los superhéroes, en otras con la religión, el gusto por las armas, la violencia explicita y la provocación gamberra y deslenguada, al contrario que en obras como Predicador o Hitman donde debajo de todo eso había una profunda reflexión sobre el sentido de la amistad y los limites de la lealtad, The Boys apenas si es un mero divertimento escrito con oficio, y dibujado con desgana, que sin embargo cumple de sobra su objetivo.
Y es que The Boys se lee con ganas, entretiene, divierte y hasta en ocasiones sorprende, tiene personajes bien construidos, diálogos tan ágiles como lapidarios y solo le falta que Robertson dejara de abusar de los primeros planos y le diese por dibujar algún que otro fondo para ser una serie notable, pero aún y con eso, The Boys es sin duda una de las lecturas más frescas de lo que nos llega del otro lado del Atlántico.
Esta entrega en concreto, recopila la saga de siete partes “Nos damos el piro” que se centra en la presentación de los mutantes de este mundo, los G-Men, que como dice Hughie “no son los más poderosos, pero si duda si los más rentables y números”, una franquicia en permanente expansión que cuenta con varios grupos en su haber, su propia y siniestra versión de Xavier, además de las versiones de personajes como Cíclope (tal vez el mejor conseguido), el Hombre de Hielo o la Bestia.
La saga se inicia con la misteriosa muerte de una G-Woman, (sosias de Jean Grey) y con la infiltración de Hughie en uno de los grupos (en el que equivaldría a los Nuevos Mutantes), para descubrir que es lo que esta pasando, esta infiltración termina sacando a la luz secretos muy oscuros que la verdad sea dicha se ven venir casi desde el principio. Ennis sigue destilando mala baba a raudales contra los supertipos (se ceba en especial con Lobezno, al que presenta como un subnormal con martillos en vez de manos que solo sabe decir “¡voy a!”) y propone una solución un tanto radical, pero sin duda definitiva a la continua multiplicación de grupos mutantes.
En fin, un comic que da lo que promete, honesto con sus lectores de principio a fin y con el que se puede pasar un rato la mar de entretenido ante las burradas que en el se van perpetrando, si a esto unimos buenos personajes, buenos diálogos y la sensación de que detrás de todo hay una buena historia, la verdad es que The Boys se torna en un comic que merece la pena leer.