Tras cuarenta números y diversos especiales, todo recopilado en España por Norma en 8 tomos de muy irregular aparición, por fin acaba la “octava temporada” de Buffy Cazavampiros, continuación presuntamente oficial de la serie televisiva.
En el fondo Buffy siempre fue un cómic de superhéroes llevado a la pequeña pantalla con la ventaja de que aquí los personajes, su estatus, su entorno, si podía evolucionar, si podía crecer y es que si de algo no se puede acusar a Buffy es de miedo al cambio. En continuo crecimiento, siempre mirando hacía delante Buffy se gano una legión tal vez no muy numerosa, pero si incondicional de fans. Se mantuvo siete temporadas en antena y tuvo un final digno de tal nombre. Sin embargo, el final fue lo suficientemente abierto como para que aún se podíeran contar muchas cosas centradas en la exploración del nuevo (radicalmente nuevo) estatus que se había configurado.
Sin posibilidad de seguir en la televisión (pese a que la actual moda vampirica podría haberlo facilitado), Whedon, que baso muchas de sus ideas y planteamientos para la serie en los cómics de superhéroes que tanto ama, se disponía a continuar las andanzas de la cazavampiros en el medio del que tanto tomo: el cómic. Con el marchamo de “oficial” (lo que dejaba la anteriores aventuras de Buffy en cómic en una especie de limbo) y con el propio Whedon escribiendo (o co-escribiendo) el principio y el final, esta octava temporada de Buffy no podía tener mejor pinta. Más si tenemos en cuenta que uno de los problemas principales que había tenido la serie original era su ajustado presupuesto, que pese a ser usado con grandes dosis de talento e imaginación, no permitía hacer todo lo que a los creadores les hubiera gustado hacer. El formato cómic eliminaba ese problema de raíz, el presupuesto era infinito, el único limite era la imaginación, y de eso Whedon había demostrado ir sobrado.
Lo curioso es que tal vez ahí radique el problema y es que si algo resulta ser la 8ª Temporada de Buffy es excesiva: excesiva en su duración, excesiva en sus planteamiento con una nueva vuelta de tuerca a Sunnydale que fuerza demasiado la credulidad, excesiva en recursos, con demasiada magia, demasiados seres míticos, demasiado todo en general. Es como si Whedon y su gente, quisieran desquitarse de un plumazo de las restricciones televisivas forzando las cosas más allá del enfoque esperado en Buffy, como si fueran incapaces de aplicarse aquello de un “gran poder conlleva una gran responsabilidad” queriendo hacer todo un más grande todavía continuo que no alcanza nunca la épica de, por ejemplo la quinta temporada, la ambigüedad de la sexta o el nivel de amenaza inabarcable de la séptima.
Y ahí es donde encontramos otro problema, es una obviedad si, pero no por ello menos cierta, y es que por mucho que Whedon conozca el medio, por mucho que se haya rodeado de guionistas interesantes, Buffy era una serie de televisión maravillosa, llena de magia, que te atrapaba episodio a episodio y esta “octava temporada” es otra cosa muy distinta, no un mal cómic en sentido estricto, pero desde luego no una temporada de Buffy. Carente de la magia y el encanto de la serie televisiva, resulta por momentos difícil identificar a los personajes, tanto por actitudes (tal vez lo más grave) como porque, George Jeanty el dibujante, pese a que se esfuerza en hacer un trabajo fotorealista no termina de conseguirlo. Para más inri sus dibujos son estáticos, su narrativa escasa y sus intentos de espectacularidad son de todo menos eso, un desastre vaya, y lo curioso es que Whedon señala todo lo contrario en el epilogo, diciendo que Jeanty capto la esencia de los personajes sin ser estático y sabiendo dar espectáculo, se ve que vimos cómics distintos.
Con todo el cómic esta lleno de grandes ideas, muchas de las cuales apenas si son exploradas, pero esta claro que eso no basta, al menos a mi claro, así que por mucho que se intente dar oficialidad a esta octava temporada, para mi Buffy ("mi" Buffy, vaya) acabo y muy bien por cierto en la séptima temporada, esto que aquí hemos podido leer, aunque me duela admitirlo, no es si no un pálido reflejo de lo que se pudo disfrutar en la pequeña pantalla.
4 comentarios:
No llegué a acabar el primer arco argumental, el dibujo me pareció horroroso. Eso no era Buffy ni era ná, me quedo con lo que dices, Buffy tuvo sus 7 temporadas magnificas (menos la 6ª, no me gustó nada) y su final. yasta.
Pues a mi la sexta si me gusto mucho la más floja me pareció la cuarta, en todo caso es una pena que la cosa no haya terminado de funcionar en cómic, pintaba bien.
Madre mía, la sexta es LA TEMPORADA DEFINITIVA de Buffy. La season finale, con Xander frente a Willow me parece el momento cumbre de la serie (y de la televisión, así, en general).
La cuarta es floja a nivel de trama, pero tiene episodios independientes maravillosos.
El problema de la octava temporada creo que ha sido el equipo del que se ha rodeado Whedon. Entiendo el concepto de "Buffy con presupuesto ilimitado" pero realmente esto solo ha funcionado en el tercer arco (el que escribió Drew Goddard), cuando guionizaba Whedon y el resto de guionistas parecían no entender lo que Buffy había sido en televisión.
Espero que la novena temporada sea otra cosa. El propio Whedon ha reconocido que cometió un error de enfoque, así que confío en que la cosa cambie.
Si a mi la sexta también me parece tremenda, la cuarta es verdad que tiene episodios geniales (el mudo por ejemplo), pero la trama es como dices la más floja.
A ver la novena, no se, parece que quieren volver un poco a las raices, cuanda salga pensare si pillarla o no.
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