viernes, 21 de octubre de 2011

Desde la nostalgia, series para el recuerdo V.

Llegamos ya al ecuador de esta serie de post teñidos de nostalgia por el recuerdo de algunas series que por diversos motivos tuvieron impacto en mi infancia-adolescencia, y es que la televisión no siempre es la caja tonta que se dice que es.


Sensación de Vivir: Brandon, Brenda, Kelly y Dylan, adolescentes veinteañeros que sufrían el amor y el desamor mientras se zambullían en sus placidas vidas plagadas de lujo y pasta, y es que los ricos también lloran. He de reconocer que ya en un principio casi todos los personajes me caía bastante gordos (en especial la “virginal” Donna Martin), casi todos me parecían unos pijos insufribles que merecerían el peor de los destinos....sin embargo casi cada semana (en Tele Cinco creo recordar) caía, supongo que es lo que tienen los culebrones adolescentes hormonados. La solía ver casi siempre con alguno de mis hermanos en sesión doble con ese engendro de Melrose Place (con esta si que no podía, creo que nunca llegue a ver entero un episodio), y lo cierto es que si ya entonces su calidad era cuestionable no quiero ni imaginar lo que será vista hoy en día. En cualquier caso Sensación de vivir si tiene cierta importancia, tanto por su tremenda influencia en la época de los chicos de carpeta y Super Pop como por la enorme cantidad de series que en gran medida pueden ser vistas como herederas espirituales de esta, desde The O.C en los USA hasta Compañeros o Al salir de clase en España. En fin una castaña que aún así tiene su importancia.




Juzgado de Guardia: Una de esas grandes sitcom americanas que antes reponían una y otra vez por diversos canales y que ahora parece un tanto olvidada. No se como habrá envejecido pero la recuerdo con mucho cariño ya que siempre conseguía hacerme reír, cosa que no hacían otros clásicos como Las chicas de oro. Centrada en un juzgado lleno de esperpénticos casos, me resultaban especialmente simpáticos el fiscal interpretado por el gran John Larroquete, todo un personaje lleno de orgullo y mala baba que siempre intentaba sacar ventaja de cualquier situación y el juez Harry T. Stone, siempre de buen humor, tratando de encontrar soluciones equilibradas mientras que buscaba la forma de que su juzgada no cayera en el caos absoluto que siempre parecía rondarle, no pocas veces por su culpa, claro. Tendría que echarle un vistazo un día de estos a ver que tal.




Corrupción en Miami: Mítica serie donde las haya, ya solo por Sonny Crockett y su Ferrari Testarrosa merece ser recordada. De nuevo hace tiempo que no la veo (aunque si he visto hace poco la entretenida película de Michael Mann), la recuerdo como una serie elegante, que destacaba más por la ropa, los coches, el dinero y las chicas guapas que por las investigaciones criminales de la pareja formada por Crockett y Tubbs. Aún con todo, era una serie de acción bastante dinámica y bien hecha que por méritos propios se convirtió en todo un símbolo de los 80, con lo que eso puede implicar para lo bueno y para lo malo. Tenia taras tal vez en el desarrollo de los personajes y por momentos forzaba demasiado la credibilidad, pero en todo caso sus innegables méritos venían por otros lados ya que en el fondo Corrupción en Miami era, como decía antes, mucho más una serie de acción de calidad que no una serie policíaca al uso.




Canción triste de Hill Street: No menos mítica que la anterior aunque en sus antípodas tanto estética como argumentalmente, recuerdo que de chaval me parecía una serie “para mayores”. Demasiado sucia, demasiado realista, demasiado oscura, lejos del entretenimiento y el dinamismo de Corrupción en Miami. Hoy sigo pensando más o menos igual, salvo que todos esos valores hacen que tenga bastante mejor opinión hoy de una una serie que en todo caso se convirtió en todo un referente a la hora de hacer este tipo de series, centrada en los personajes y sus taras. Mucho más a pie de calle y alejada casi de cualquier tipo de espectacularidad el “Tengan cuidado ahí fuera” que el sargento dirigía todas las mañanas a sus gente decía mucho del tono y la forma en la que estaba concebida la serie. Su influencia más allá de la televisión, donde es innegable, se extendió incluso al mundo de los cómics, Alan Moore no ha dudado en calificar a la excelente Top Ten como una suerte de Canción triste de Hill Street con superhéroes y en la potente Gothan Central (una de las mejores series regulares que ha sacado la DC en lo que va de siglo) su influencia se rastrea desde la primera página. Por algo será.



Fuente videos: Youtube.

2 comentarios:

José M. García dijo...

Hace unos cuatro años estaban reponiendo "Juzgado de guardia" en las madrugadas de los domingos en Cuatro, después de "La dimensión desconocida". Yo vi algunos capítulos y aunque hoy se ve un tanto acartonada, también se ha potenciado el tono absurdo y surrealista (debido, supongo, a nuestra mirada más consciente).

En cuanto a "Corrupción en Miami" más que elegante, era puro camp (por no decir hortera) aunque en su contexto funcionara. Todo lo contrario que en la magnífica película de Mann, por cierto, también productor de la serie original en la que pudimos disfrutar del trabajo de directores como Abel Ferrara.

Fer1980 dijo...

Hombre no se, cuando pienso en camp pienso en el Batman televisivo de los 60 y Corrupción en Miami no se me parece nada a esa serie, yo la veía elegante más que otra cosa.

Sobre Juzgado de Guardia tengo que volver a ver algún episodio pero ya recuerdo que en su momento tenía cotas de absurdez rallanas con el surrealismo.