Puestos a recuperar la etapa Hickman y en aras al completismo más absurdo pero también más satisfactorio, me decidí a conseguir también estos cómics concebidos como mera etapa de transición, y que sobre todo por ello no me llamaron la atención en su momento.
A lo largo de sus ya cincuentenaria existencia, Los 4 Fantásticos han pasado por múltiples fases. Casi siempre siguiendo los esquemas marcados por la inigualable etapa de Lee y Kirby, Los 4F han conocido no pocos momentos convulsos que le ha llevado a dejar de ser la “primera familia” como tal y a producirse una cierta rotación en sus miembros. Tal es el caso de cuando Lucke Cage (entonces aún Power Man) fue contratado por Reed Richards para sustituir a un Ben que había recuperado su forma humana (uno de los clásicos de la colección), o de los míticos 4F alternativos de Walter Simonson y Arthur Adams en una legendaria y simpática saga donde Lobezno, Spiderman, Ghost Rider y Hulk (los héroes más populares de los 90, tal vez sobre Hulk y falte Punisher para hacer el poker marvelita de la década pero la presencia de Castle, que tiene con todo una suerte de cameo, hubiera sido demasiado) sustituyeron temporalmente al desaparecido cuarteto original.
Al finalizar la Civil War las relaciones entre en el cuarteto no eran las mejores: Reed había sido uno de los pilares en los que se apoyo el bando de Tony Stark, mientras que Johnny y Sue se habían unido al bando del Capi; Ben por su parte había optado por exiliarse en Francia incapaz de enfrentarse a los que aún consideraba sus amigos. Aunque todos sabemos que las consecuencias de las grandes sagas donde, “nada volverá a ser lo mismo” tienden a ser más bien escasa y muchas veces se solventan de la forma más simple posible, (un ejemplo reciente lo tenemos con Bendis y sus lamentables Guerras Asdgarianas vengativas), resultaba claro que las relaciones dentro de la primera familia debían recomponerse. Y en ese contexto cabría situar estos Nuevos 4 Fantásticos, cuyo apelativo (Nuevo) tendría sus raíces en los Nuevos X-Men morrisonianos, momento a partir del cual Marvel uso casi cualquier relanzamiento para poner el apelativo Nuevo (Nuevos Vengadores o Nuevos Thunderbolts) sin que tuviera, claro, el peso y el significado que tuvo el de Morrison.
Con el tristemente desaparecido Dwayne McDuffie (uno de los genios tras esa maravilla que es la JLA animada) como guionista y con Paul “admiro demasiado a Alan Davis” Pelletier a los lápices; la breve etapa (apenas 10 números) se iniciaba con Reed y Sue retirándose temporalmente del servicio para reconstruir su matrimonio, mientras que la pareja formada por Pantera Negra y Tormenta les sustituían en los 4F. La idea no era del todo desdeñable, pese a lo ciertamente artificioso de su unión , T'challa y Ororo se habían tornado en una de las parejas más solidas e interesantes del Universo Marvel, y la idea de sustituir, aunque fuera temporalmente al matrimonio por excelencia de este universo de ficción por uno de nuevo cuño y que venía a ser en cierta medida símbolo de una nueva era tenía mucho potencial y más cuando la Pantera Negra era un personaje tan ligado a los 4F de cuyas páginas surgió.
Aunque a lo largo de toda la etapa, McDuffie cae en todos los tópicos asociados a la serie, contando con su propia historia de Galactus y Estela Plateada, su historia del Doctor Muerte o su historia de Los 4 Terribles. Lo cierto es que consigue varios éxitos que subsanan esta falta de originalidad: primero Ororo y T'challa se integran perfectamente generando nuevas e interesantes dinámicas de grupo, segundo cuando se produce el esperado regreso de Reed y Sue este se hace de manera orgánica sin estridencias y con coherencia dentro de la historia que se esta contando, a lo que ayuda claro, que ya desde el principio se anuncie que los reyes de Wakanda están de paso y tercero, el guionista consigue asumir con el legado de Civil War y recomponer el cuarteto de manera creíble, lo que sin duda era el principal objetivo de esta etapa.
Sin embargo por encima de todos esto, si por algo destacan estos Nuevos 4 Fantásticos es por lo tremendamente dinámicos y entretenidos que resultan. Un cómic de superhéroes que asume su condición de tal sin complejos y que ofrece aventuras cósmicas, viajes espacio/temporales, buena caracterización de personajes e ideas desafiantes (que luego serán retomadas por Hickman), es decir todo aquello que cabe esperar en un tebeo de los 4 Fantásticos. A esto todo ayuda y mucho Paul Pelletier, un dibujante de trazo demasiado deudor del de Alan Davis pero tal vez por ello sumamente atractivo, y es que Pelletier es uno de los seguidores con más talento del maestro por lo que sus cómics son clásicos en el mejor sentido de la palabra, muy fáciles de leer y visualmente agradables. Tiene merito sin duda lo conseguido en esta breve etapa, concebida casi desde un primer momento como de transición en espera de la llegada de los “hot artist” Mark Millar y Bryan Hitch, el trabajo de McDuffie y Pellettier consigue alcanzar entidad propia a base de hacer buenos cómics de superhéroes que solo buscan el loable arte de entretener. Y a fe que lo consiguen.
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