Tercer y ultimo post de la semana de los crossovers dedicado en esta caso a la vertiente más puramente cósmica del Universo Marvel.
El relanzamiento del cosmos marvelita, tras la larga atonía que había sufrido desde el final de la trilogía cósmica de Starlin en los 90 (con excepciones como el Capitán Marvel de Peter David o el crossover Maximun Security de Kurt Busiek, que en el fondo eran eso, excepciones), tuvo su punto de partida con la excelente Aniquilación, donde sobre todo Keith Giffen, Dan Abbet y Andy Lannig demostraron el inmenso potencial de unos personajes y conceptos que nunca debieron caer en el olvido.
Ya sin Giffen, Abbet y Lannig asumieron en solitario las riendas del cosmos marvelita, primero con Nova, una de las series regulares más estimulantes publicadas por Marvel en el ultimo lustro y luego con Aniquilación: Conquista secuela que estuvo claramente a la altura de su predecesora.
Tras esto y con los renacidos Guardianes de la Galaxia uniéndose a la fiesta han sido dos nuevos megaeventos los que han cerrado este ciclo cósmico dejando el camino abierto para contar nuevas historias.
El primero Guerra de Reyes, demuestra la habilidad de Abbet y Lannig para aprovechar las sinergias que le ofrece la editorial, primero rescatando a los Inhumanos de la debacle de Invasión Secreta y luego retomando conceptos de la fallida etapa Brubaker en los X-Men con Vulcano el enloquecido tercer hermano Summers al frente del Imperio Shi´ar, elementos provenientes de las dos grandes franquicias actuales del Universo Marvel (la de Los Vengadores y la de los cada vez venidos a menos mutantes) que se integran con lógica y fuerza en la relativamente menor franquicia cósmica.
Guerra de Reyes focalizada en una miniserie de seis números dibujada con acierto por Paul Pelletier, supone un nuevo triunfo de la pareja guionista que comprenden a la perfección el tipo de material que están manejando, esta claro que ni Abbet ni Lanning va a reinventar la rueda, no son desde luego un Moore, un Morrison o un Miller, tampoco lo necesitan, saben que cuando dos grandes Imperios cósmicos chocan, cuando dos formas de entender el universo casi antagónicas se enfrentan el resultado ha de ser una batalla épica, colosal, que desgarre el mismo tejido del Universo, y eso es lo que nos cuentan en Guerra de Reyes.
Mucha más política de lo que nunca fue Civil War, mucho más épica de lo que jamás soñó Asedio y mucho mejor desarrollada de lo que Invasión Secreta termino siendo, Guerra de Reyes que con sus consecuencias engrandece el universo cósmico marvelita (al presentar un tablero de juego completamente nuevo) a la vez que corre el riesgo de debilitarlo (la muerte de algunos personajes, demasiado importantes, es jugar con fuego), supone cuando menos un intento real por mirar hacía delante.
Todo lo que supuso Guerra de Reyes se fue desarrollando en diversas miniseries o en la regulares de Nova y Los Guardianes de la Galaxia para culminar en El Imperativo Thanos, donde Abbett y Lannig (en compañía del solvente Miguel Ángel Sepulveda) cierran su historia para abrir nuevos caminos cargados de interés.
La gracia de este Imperativo es que lejos de las grandes batallas de sus predecesoras (aunque aquí también las hay, claro), la resolución del conflicto llega a través de una pequeña y desesperada incursión que culmina con un grandioso final al estilo de Dos hombres y un destino, El Imperativo, tal vez sea el menos grandioso de todos estos eventos cósmicos, y eso que era donde probablemente más había en juego, sin embargo es una historia donde los personajes y los conflictos internos más protagonismo cobran, especialmente en el caso de Thanos un excelente personaje que ha trascendido a las claras su origen “Darkseidiano” y que adquiere un papel clave en la obra.
En fin como decíamos, ni Abbet ni Lanning han inventado la rueda ni revolucionado el medio, pero si todos los cómics de superheroes fueran como estos (épicos, con personajes magníficamente caracterizados, con acción y con momentos de pausa, con segundas lecturas interesantes, bien dibujados, etc) otro gallo nos cantaría, veremos que nos depara el futuro del cosmos marvelita pero el pasado más reciente solo puede ser calificado de brillante.
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