El que sin duda es uno de mis cómics favoritos en la historia de Marvel sigue siendo a día de hoy, junto con el trabajo de Frank Miller en Daredevil o el de Alan Moore en La Cosa del Pantano, uno de los ejemplos más claros de como un autor con talento y personalidad puede relanzar y hacer suyo a un personaje con décadas de historias a sus espaldas.
Cuando Stan Lee y Jack Kirby crearon a Thor y tras un primer abandono del personaje, fijaron a fuego lo que sería la esencia del mismo. Divido entre la Tierra y Asgard, Thor sería siempre un personaje a medio camino de dos mundos sin pertenecer del todo a ninguno de los dos. Esta división se reflejaba en la propia división física del personaje: su identidad humana, Donald Blake un médico cojo, excepcionalmente capaz en su trabajo y el propio Thor, deidad nórdica del trueno dotado de grandes poderes e hijo del todopoderoso Odín, señor de Asgard y en cierto sentido freno y contrapunto del personaje.
Ya desde sus comienzos la aventuras de Thor en Asgard tenían un épica, una carga dramática, frente a la que palidecían las aventuras terrestres mucho más mundanas y con enemigos por lo general de escasa entidad y que rara vez suponían una amenaza real para Thor. Con el paso del tiempo además el papel de Donald Blake se fue haciendo cada vez más secundario, en lugar de ser una contrapartida humana que enseñara a Thor lo que significa ser un simple mortal, Blake era poco más que un recurso dramático, el punto débil de Thor que los guionistas usaban como herramienta para ponerlo en apuros, y es que cuando Thor estaba más de un minuto separado de sus mistisco martillo Mjolnir se tornaba en el Blake quedando así a merced de sus enemigos.
Cuando a mediados de los 80 Walter Simonson recibió el encargo de relanzar al personaje al borde mismo de la cancelación, Thor llevaba demasiado tiempo sin ser la serie épica y poderosa que había sido en sus mejores años. Demasiado atado a la Tierra y sin apenas nada nuevo que contar el excesivo poder del personaje hacía que pareciera bastante difícil tratar con él. La situación que se encontró Simonson era compleja si, pero le permitía gozar de una libertad casi absoluta para trabajar con un personaje que casi todos daban por desahuciado.
Lo primero que hizo Simonson nada más ocuparse de Thor fue regresar a las raíces, y con ello no me refiero a regresar a la etapa Lee-Kirby, no, me refiero a la raíces mismas del personaje. Thor era un dios nórdico, ¿por qué no regresar a los mitos que le vieron nacer para construir su relanzamiento? Desde el primer momento, Simonson fue revolucionario, consciente de la libertad que se tendía ante si y conocedor a fondo de la mitología nórdica, Simonson cambio la serie casi desde la primera página quitandole incluso a Thor su martillo para darselo a un alienigena de aspecto equino que demostro merecerlo de sobra. Todo en una historia que hoy en día sigue siendo recordada y aplaudida y que en cierta medida se puede interpretar como una declaración de intenciones: Thor había dejado de merecer el martillo porque no había estado a la altura del mismo, como si Simonson viniera a decir que los ultimos años de aventuras del personaje había estado demasiado lejos de lo que se supone ha de ser una serie como esta.
La revolución de Simonson se plasmo en todos los ambitos de la serie: argumentalmente se deshizo de un Donald Blake cuya presencia ya no tenía sentido, asentó al personaje plenamente en Asgard, lugar que siempre debería ser el foco central de sus relatos dejando la Tierra en segundo plano y quitó de en medido a un Odín que en no pocas ocasiones había sido usado como deux ex machina y que de ese modo solo hacía que frenar la evolución del personaje. Visualmente modifico la tecnificada y futurista Asgard de Kirby creando una visión mucho más mítica a medio camino entre lo medieval y lo tecnológic. Su trazo suelto y elegante vislumbro un Thor mucho más musculado e imponente y sus ya famosas onomatopeyas terminaron de redondear un conjunto que destilaba épica y grandeza, historias más grandes que la vida.En definitiva aquello que nunca debio dejar de ser una serie como Thor.
Simonson hizo totalmente suyo al personaje, creando casi un nuevo canon por el que este podría regirse, de esta forma consiguió que funcionase ver a Thor convertido en rana y viviendo una fabula de Esopo, que un grupo de asgardianos asaltase Hel armados con rifles y metralletas o que Thor tuviese un nuevo traje que resultara visualmente tan impactante con el clásico y hasta entonces casi inalterado diseño de Kirby. Por el camino realizo la que tal vez siga siendo aún la mejor historia de siempre de Thor: La Saga de Surtur. donde además de como dar una lección sobre crear tensión (esos DOOM!) trazo una historia que resume a la perfección lo que uno puede esperar y debería obtener de un cómic de Thor.
El trabajo de Simonson demostró que un personaje como Thor, con una mitología tan rica a su alrededor nunca puede ser desahuciado, sus sucesores, Tom DeFalco y Ron Frenz prefirieron ignorar en gran medida los avances de Simonson recuperando ahora si la raíces Lee-Kirbinyanas del personaje. Hicieron un trabajo más que aceptable, pero a años luz de un creador que se atrevió a tener su propia voz dejando su imborrable huella en un personaje que desde entonces esta en permanente deuda con él. Al igual que nosotros, los lectores que podemos disfrutar en primera fila de semejante espectáculo.
5 comentarios:
Para matarme, me regalaron mis colegas por mis 30 años toda la colección de thor de simonson de best of marvel essential y todavía no la he releído!!! XD
A mi me repatea que todo guionista posterior reconoce esa etapa como la mejor de Thor para acto seguido trae de vuelta a Blake. Si la de Simonson es buena es precisamente porque no hay Blake que valga. Quién no se acuerda de ese gag mítico en que Furia disfraza a Thor?
yo lo tngo en los tomos que sacó forum hace unos cuantos años.
x cierto, no se si conocias este blog.. :) reseñas interestings. abrazos.. http://lahabitacionnumero26.blogspot.com/
m an u . alicante
Yota, ya tardas, je, je, yo creo que ya lo he leido como tres veces, y cada vez me gusta más, incluso cuando Simonson no dibuja. Sal Buscema no tiene su fuerza, pero cumple a buen nivel.
Lord, si Blake u otro del palo como lo de DeFalco/Frenz. No se yo tengo claro que Thor no necesita contrapartida humana, no necesita humanizarse, sus historiras funcionan a otro nivel.
Manu, no conocía el blog le echare un vistazo. Yo del Thor de Simonson tenía muchas grapas, pero no lo tenía completo, lo complete con los tomos de Forum también.
Simonson hizo un buen trabajo, pero hay que reconocer que lo hizo utilizando LO que Kirby había CREADO (con Stan Lee). Me había gustado en los 80, pero cuando leí la etapa de Kirby, descubrí la diferencia entre escribir/dibujar sobre algo ya hecho, y crear de cero. Kirby creó montón de personajes y un mundo, del que Simonson hizo uso (ya abuso, a veces), emulando a Byrne y a Miller, en aquella época en la que estaba de moda relanzar personajes por medio de autores completos, o sea dibujo y guión (cosa que Alan Moore no es). Lo hizo bien (fue empeorando, lo de la rana me parece un delirio), pero siempre apoyándose en lo ya creado (no quiero nombrar aquí los personajes que recuperó de la época Kirby), y creo que por eso, y por la floja etapa por la que pasaba el rubiales en esa época, triunfó. Bill Rayos Beta nunca me entusiasmó (era creación propia), y nunca le ví mucho sentido incluirlo en Thor; quizá era un personaje que no tenía futuro como propio. En lo de dibujar tecnología, no podía competir con el Rey, y le fue más fácil recrear un mundo más Edad Media/fantástico, que tan de moda estaba en los 80. Eso sí, como dibujante tiene su pico en esta colección, después se repitió (hay que reconocerlo, sus dibujos son limitados), y a mi entender, los siguientes años fue viviendo de "rentas". Eso sí, comparado con lo que se cuece en Marvel desde hace 2 décadas, es un trabajo entretenido y, dando por supuesto que viene de donde viene, original.
Saludos!!
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