El que sin duda es el mayor crossover de la historia de Daredevil con varias miniseries, one shots y personajes implicados ha tenido su foco central en la miniserie de cinco números Sadowland y en la propia serie regular del personaje.
Sadowland 1-5, Daredevil 508-512 y Shadowland: After the Fall componen los elementos clave de una saga que en realidad (pese a tener múltiples) no necesita más complementos.
Publicados con fecha de portada de Septiembre de 2010 a Febrero de 2011 todos los comics cuentan con guiones del británico Andy Diggle que recibe la ayuda de Antony Johnston tanto en el one shot After the Fall como en la serie regular del personaje, a los lápices tenemos a Billy Tan en la miniserie, mientras que Roberto De La Torre comparte cartel con Marco Checchetto tanto en la serie regular como en el especial, los comics han sido publicados en España en un voluminoso tomo 100% Marvel de Panini que incluye todo lo aquí mentado.
Habiendo ya señalado brevemente la trayectoria de Diggle y De La Torre conviene si acaso reseñar que Billy Tan dibujante de origen malayo y responsable del especial que abrió la etapa (Daredevil: The List) con su estilo algo abigarrado y de clara influencia y estética noventera, se ha ido abriendo paso en el comic comercial americano donde empezó en Image (y de donde todavía conserva la clara influencia del actual Marc Silvestri) bajo el sello de Top Cow, para luego dar el salto Marvel donde su trabajo más destacado aparte de este Shadowland, ha sido los inicios de la decepcionante etapa de Ed Brubaker en los X-Men, Marco Checchetto por su parte es un dibujante de origen italiano que ha realizado diferentes trabajos para Marvel (destacando el fallido relanzamiento del Escuadrón Supremo a cargo de Howard Chaykin) y cuyo estilo tal vez demasiado limpio no termina de cuadrar en Daredevil, escasa también es la trayectoria del británico Antony Johnston dentro del comic comercial americano, destacando más su labor como adaptador a formato comic de obras de tipo conceptual de Alan Moore para la independiente Avatar.
Entrando en los comics en si, cabe remarcar primero el nombre, que hace referencia a la fortaleza que Daredevil construye en mitad de la Cocina del Infierno ocupando el lugar del edificio que destruyó Bullseye causando cientos de victimas y que lleva al héroe sin miedo a erigirse en una especie de señor feudal que desde su castillo y con su ejercito controla todo lo que pasa en su reino.
En segundo lugar también seria necesario referirse a la estructura del evento: mientras que en la miniserie se despacha la trama central de Daredevil al frente de La Mano y su paulatina corrupción, así como la reacción de sus diversos amigos y aliados ante este hecho, en la serie regular son los principales personajes secundarios de la saga (sobre todo Foggy Nelson, Dakota North, y el detective Alex Kurtz aportación de Brubaker a la que Diggle saca más partido), los que llevan la voz cantante y tratan de poner algo de orden en todo el caos creado por el cuernecitos, por su parte After the Fall como su mismo nombre indica narra el panorama tras la batalla a la par que sienta las bases de lo que será Daredevil: Reborn.
Con esta estructura y aunque pueda parecer demasiado evidente, la serie regular es sin duda lo mejor de una saga que nace ya con mal pie, y es que lo que Diggle pretendía que fuera simplemente el inicio de su etapa, termina transformándose por designios editoriales en un megaevento dirigido desde arriba que carece de toda fuerza y personalidad, así las cosas los esfuerzos de Foggy y Dakota por llegar a Matt y la frustración del detective Alex Kurtz al ver la Cocina del Infierno convertida en un estado policial suponen sin duda, lo mejor de una saga en la que el tratamiento de los demás personajes brilla por su ausencia, y en la que todo parece consistir en un “más lejos todavía” que cae continuamente en la precipitación y la falta de originalidad.
Esta falta originalidad esta patente casi desde el principio, uno puede observar como todos los elementos que sustentan los mimbres de la obra son ajenos, así el desencadenante que lleva al limite a Daredevil ya lo uso Miller, de manera mucho más conseguida y con el tiempo suficiente como para explayarse en la transformación psicológica del personaje, el tener a Daredevil como “amo” de la Cocina del Infierno y la preocupación que eso genera en sus amigos y aliados ya lo hizo Bendis, de nuevo con más tiempo y de manera mucho más coherente, y el sacar al personaje de su estatus e iniciar una búsqueda personal, recuerda demasiado al tramo final de la colaboración entre Nocentti y Romita Jr..
Con este panorama, Shadowland en su conjunto parece una suerte de “grandes éxitos” remasterizados del personaje pero con la ausencia de la transcendencia de los originales, todo con el objetivo de llevarlo por enésima vez a un limite que a estas alturas hace tiempo que debiera haber sobrepasado.
Si como decíamos Diggle no es responsable de la elefantiasis de su idea inicial, si lo es en cambio de no saber tratar a unos personajes que actúan mecánicamente, de no dar entidad al combate, clave para lo que vendrá después, entre Daredevil y Bullseye y de diseñar una “caída” a los abismos del personaje tan predecible como precipitada y llena de incoherencias.
Todo en Shadowland parece pasar porque si, porque lo necesita la historia, sin tener en cuenta los tiempos necesarios para contar lo que se quiere contar, en una era marcada por el decompressive storitelling, Diggle quiere narrar demasiadas cosas en poco tiempo, haciendo que todo caiga en el ridículo: ni los ninjas de La Mano son una amenaza creíble, ya que en lugar de ante una secta centenaria parece que estamos ante una panda de amigos sin apenas formación física, ni el liderazgo de Daredevil parece firme, siendo engañado fácilmente por cualquier postor, y dejando la seguridad de su teóricamente inexpugnable fortaleza mucho que desear.
Tal vez Diggle este más brillante en el tratamiento de Kingpin, siempre a la sombra orquestándolo todo y con el objetivo de hacerse con el control de La Mano, claro que a estas alturas uno ya se pregunta si el premio merece la pena ante la tamaña incompetencia mostrada por los miembros de la secta, en todo caso el estatus con el acaba Fisk y las aliadas que le acompañan dibujan una vez más un panorama interesante para el rey del crimen.
Cuando Brubaker se fue lo dejo muy difícil a su sucesor, pero también dejo abierta una puerta llena de posibilidades, con DD al frente de La Mano, podíamos verle triunfar y convertir a la secta en una fuerza del bien, por el contrario podíamos verle caer en el más hondo de los abismos y tornarse en uno de los villanos más peligrosos (e interesantes) de todo el Universo Marvel…claro que también podía tomarse el camino elegido por Diggle, la decepción apenas puede ser mayor.
2 comentarios:
¡Completamente de acuerdo! La situación prometía mucho, e igual Diggle quería seguir por ahí, pero quien paga manda, así que la propia editorial lo manda todo al traste, con el megaevento. De todos modos, espérate a "DD: Reborn": ¡es todavía peor!
No fastidies!, ese si parecía tener mejor pinta, no se, Diggle me parece un buen guionista pero aqui entre que no le han dejado y no ha podido la csa ha quedado floja, floja.
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