A lo la largo de 16 números se prolonga la etapa del polémico guionista americano, etapa que contó además con hasta cuatro dibujantes distintos, y que supuso un loable aunque fracasado intento por hacer evolucionar a un personaje incapaz de despegarse de la alargada sombra de su creador.
Greg Rucka es un autor polémico, alabado por su trabajos en obras Queen and Country, Detective Comics o Gotham Central, su labor en Wonder Woman, Wolverine o Omac Projet han puesto en el disparadero a un guionista que apuntaba a gran estrella y se ha quedado a medio camino, siendo como es uno de los máximos exponentes del llamado decompressive storytelling, su labor en obras más cercanas al género negro (su punto fuerte) que al superheroico en comics como los ya mencionados Detective Comics o Gotham Central le llevaron a Marvel, donde se encargaría de diversos proyectos relacionados con la Viuda Negra y con Elektra (de la que por un tiempo llego a ser casi único escriba, ya que fue autor tanto de la serie regular del personaje, como de su primera miniserie en versión Ultimate amen del relato ilustrado Elektra: The Redeemer), tras esto pasaría a ocuparse de Lobezno donde firmaría una de las etapas más lamentables de su historia con comics tan lentos que hacían que Bendis pareciera Carl Lewis, fue entonces cuando su prestigio empezó a decaer, a lo que contribuyo definitivamente su regreso en exclusiva a DC donde firmaría etapas muy mediocres en Superman, o en Wonder Woman, en la actualidad finalizado su contrato en exclusiva con DC se dispone a colaborar con Brubaker (con quien ya lo hiciera en su etapa en el murciélago y en la excelente Gotham Central), en una saga para la colección regular de Daredevil.
Su etapa en Elektra se prologo a lo largo de 16 número (del 7 con fecha de portada de marzo de 2002 al 22 con fecha de portada de junio de 2003), en ella contaría con hasta cuatro dibujantes el primero de los cuales, Chuck Austen que venía de la etapa anterior se ocuparía solo de los dos primeros números hasta tener que abandonar la colección debido a su apretada agenda con sus continuos encargos como guionista, el segundo dibujante sería el brasileño Joe Benett (Jaque Mate) el cual se ocuparía del dibujo de cuatro números en este etapa (9-10 y 16-17), su estilo muy influenciado por el de Mike Deonato Jr. aunque carente en gran medida de su espectacularidad, pecaba de cierta torpeza narrativa y de parquedad en los fondos, aunque al menos permitió volver a ver a una Elektra hermosa lejos del oscuro y triste trazo de Austen, tras Bennet llegaría el que podríamos llamar “dibujante regular” de la etapa, ya que se ocupo de 8 de los 16 números de la misma (11-15, 18 y 21-22), se trata de Carlo Pagulayan dibujante de origen filipino que en la actualidad ha trabajado en la exitosa Planet Hulk, y que cuenta con estilo bastante influido por en de Jim Lee, aunque con la suficiente personalidad propia como para hacerlo distinguible de por si, un buen dibujante y sólido narrador, que sin duda es el mejor de toda la etapa, el cuarto y último dibujante que colaboraría en esta etapa sería el argentino Carlos Meglia, con un estilo a lo Humberto Ramos pero exagerado, su mezcla entre caricatura y amerimanga, muy apropiado para otro tipo de series supuso un contraste excesivo con lo que se venía haciendo en Elektra, y sobre todo quedo desastroso para el tipo de historia que estaba contando Rucka, no es que Meglia sea mal dibujante, que no lo es, si no que se estilo no era el adecuado para este comic, claro que eso no es culpa suya si no de quien le dio el encargo, por suerte su colaboración se limito a dos números (18-19) y el desaguisado no fue tan grande como pudo haber sido.
Entrando ya en el análisis de la etapa en si, esta se estructura en torno a tres grades ciclos arguméntales, aunque en realidad los dos últimos forman parte de la misma historia, la primera saga que se desarrollara a lo largo de los tres primeros números supone una primera toma de contacto de Rucka con el personaje, y elige partir de las bases que ya tenía, así mientras Elektra es perseguida por la Interpool, recibe el encargo de una misteriosa mujer para capturar a cuatro hombres que hace ya muchos años por acción u omisión participaron en su violación, una historia de venganza y retribución, en la que Elektra apenas juega el papel de desencadenante de un asunto en la que ella poco tiene que ver, de nuevo estamos ante un personaje frió y lejano, muy parejo al retrato que Bendis hizo del mismo, y que intenta aproximarse al personaje (sin demasiado éxito) que en un primer momento concibiera Miller.
Tras este arco, pareciera que la etapa de Rucka iba a tomar el camino fácil y centrase en diferentes encargos que la asesina fuera recibiendo, sin embargo la situación disto mucho de ser esta, y es que ya desde su segundo arco argumental se vio que Rucka iba por otros derroteros, el siguiente número, bajo el explicito titulo de “En paro”, muestran a una Elektra desesperada antes su falta de trabajo, lleva meses sin encontrar un nuevo encargo, y decidida a conocer el motivo acude directamente a los “proveedores” de trabajo, para descubrir que mientras que unos intentan matarla directamente, otros le señalan que después de llamar la atención de SHIELD y de la Interpool, contratarla se ha vuelto demasiado arriesgada, así a lo largo de los siguientes números asistimos una cada vez mayor degeneración de Elektra, incapaz de encontrar trabajo y cada vez más desesperada, su adicción a la violencia le llevan a provocar todo tipo de peleas simplemente para satisfacer sus ansias de sangre, cuando su situación es limite y parece que ya no tiene más salidas, aparece en escena Jeremy Locke, el cual afirma liderar una coalición de cuatro personas que en el pasado han sido perjudicadas de un forma u otra por Elektra (en el caso de Locke, su esposa fue asesinada, como “daño colateral” en uno de los encargos de Elektra) y que tras varios años invirtiendo mucho tiempo y dinero han conseguido aislarla e imposibilitar sus opciones laborales, Locke a diferencia de sus compañeros no quiera matar a Elektra, quiere ponerla ante el espejo demostrarla quien es en realidad, que se vea como el monstruo asesino que es realmente, que piense en lo que significa matar a una persona, ante esto Elektra solo tiene dos opciones o suicidarse, o tratar de buscar otro camino. “has tenido dos vidas, en las dos has sido una asesina, tal sea hora de ser otra cosa”, con esta frase Locke muestra las intenciones de Rucka para con el personaje.
Desde su regreso de la tumba Elektra ha intentado se una heroína, ha intentando ayudar a los demás, para finalmente volver a la casilla de salida, tornándose de nuevo en despiadada asesina a sueldo, Rucka consciente de que los intentos por cambiar al personaje se habían realizado sin partir de una base sólida, y consciente también de que los intentos por repetir la Elektra de Miller habían acabado en mera y triste imitación, trata de hacer suyo al personaje, haciéndole cambiar, haciéndole evolucionar, trata de poner a Elektra ante el espejo, demostrarla quien es, para sacar de todo ello un personaje distinto, la frase “has tenido dos vidas, en las dos has sido una asesina, tal sea hora de ser otra cosa”, resume a la perfección lo que Rucka quiere hacer, la idea es buena (aunque no fueron pocos los que montaron en cólera diciendo que lo que Rucka hacía traicionaba la “esencia” del personaje y cosas así, como si la esencia del personaje no hubiera sido traicionada y destrozada una y otra vez que regreso de la tumba), el modo de plantearla también, el desarrollo....desgraciadamente no lo será tanto, veamos por que.
Tras estar al limite del suicidio, tras verse a si misma ante el espejo y tener que apartar la mirada, Elektra parece que encuentra de nuevo la luz gracias a la figura de Drake, sensei que muestra a Elektra que si bien no es posible redimirse por todo el mal causado, si es posible cambiar, Drake con un pasado casi gemelo al de Elektra (paso por la Casta fue rechazada por el odio que anidaba en su corazón, fue a la Mano para intentar acabar con ellos desde dentro y demostrar así su valía, solo para acabar al borde de la destrucción), representa para esta la posibilidad de hacer algo mejor con su vida, posibilidad que parece truncarse cuando la Mano regresa, por enésima vez para recupera a una Elektra que consideran suya, Elektra vestida del blanco puro con el que acabo en la etapa Miller, se ve forzada de nuevo a recurrir al violencia, siendo responsable de la muerte de Locke.
De esta forma concluye la etapa de Rucka con un final que un tanto negativo, Elektra no es capaz de escapar de la violencia que la rodea por mucho que lo intente, además su acción final que le hace sacrificar a Locke para acabar con los ninjas de la Mano, de esta forma Rucka deja las cosas bastante fáciles a su sucesor, que puede optar o bien por desarrollar lo contado por Rucka intentando si no la redención, si al menos el cambio, o bien ante el fracaso de Elektra en su intento por cambiar, puede optar por que esta asuma quien es, deje de cuestionarse lo que hace y simplemente retome su vida tal y como estaba antes de que Locke entrara en ella, este segundo, sería el camino elegido por Robert Rodi, sustituto de Rucka en la colección.
Haciendo una breve reflexión sobre la etapa de Rucka, decía antes que su idea y el modo de plantarla eran buenos, no así su desarrollo, y es que recurrir a un personaje como Drake solo puede ser calificado de tramposo, un personaje que cuenta con casi el mismo pasado que Elektra para buscar su redención es un camino fácil, demasiado cómodo, por otro lado el recurrir por enésima vez a la Mano, además en el mismo contexto (“Elektra es nuestra”), no deja de ser ciertamente repetitivo, y de nuevo un recurso demasiado sencillo, aun y así lo cierto es que Rucka tuvo el acierto de dejar un final lo suficiente abierto como para dejar paso a otras interpretaciones, lo que evitaba los siempre molestos problemas de continuidad como los que existieron (y existen) entra la primera serie regular del personaje y esta segunda, en definitiva una etapa, con buenas ideas, y no mal resulta, pero con desarrollo claramente deficiente, lo cual resulta más penoso ante lo interesante y valiente del planteamiento de Rucka, una lastima, ya que esta fue tal vez la oportunidad más grande que tuvo el personaje de salir de la sombra de Miller, y de poder encontrar otro camino.
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