Tras 50 entregas (9 tomos en España) llega a su fin el principal (que no único) spin-off de ese buque insignia del Vertigo actual (un sello por otra parte cada vez más debilitado) que es Fábulas, y lo hace como no podía ser de otra manera...a lo burro.
Jack empezó siendo una serie, fresca, divertida y desenfada que contrastaba bastante con la gravedad tan habitual en el sello (y en la serie madre, claro), los primeros números resultaban la mar de simpáticos, con un personaje principal que era un autentico cabronazo lleno de ego, pero un cabronazo con todas las ley, nada del típico duro malencarado con pinta de cínico, pero de buen corazón en el fondo, Jack era egoísta hasta limites insospechables, hiriente, mentiroso y manipulador, lo más jodido era que además se creía sus propias mentiras, y se veía a si mismo como un autentico héroe al que los demás envidiaban.
El problema claro empezó pronto, cuando se vio que era realmente muy difícil trabajar con un personaje así, o al menos hacerlo de forma regular, una cosa era tenerlo danzando por Fábulas donde era el caos en persona y siempre generaba situaciones que los demás habían de resolver, o en los primeros números de la serie donde su actitud y forma de ver la vida daba mucho juego, sin embargo a medida que avanzaba la colección, esta se iba metiendo en un callejón sin salida, lo que por otra parte parece estar pasando en la serie madre tras los magníficos primeros 75 números, pero eso es otra historia.
Aunque los guionistas Bill Willingham y Matt Sturges, crearon una potente red de secundarios y una subtrama bastante interesante (con los literales, seres de gran poder capaces incluso de reescribir la historia..literalmente), cuando todo esto se resolvió en un crossover un tanto descafeinado con Fábulas, la serie se quedo sin su principal sustento.
A partir de ese momento y sin saber muy bien por donde tirar, la colección pego un brusco giro cuando Jack sufrió una transformación radical y su hijo, este si un héroe de tomo y lomo (en el sentido más puro, romántico...e ingenuo del concepto) que trataba de diferenciarse lo máximo posible de su padre, se hizo con el protagonismo, se pasaron a contar entonces aventuras de corte más clásico (con continuos guiños, y algún detalle de mala leche que otro) que mezclaban fantasía heroica con ciencia ficción, pero que pese a las buenas intenciones, la cosa no parecían ir a ninguna parte.
Con este panorama llegamos al final, recopilado en un tomo llamado adecuadamente “Fin”, y es que pocas veces un titulo ha sido más literal, la historia además de narrar el esperado (y violento) reencuentro entre Jack y su hijo, prepara una de las mayores escabechinas jamás vistas en un cómic de estas características.
Lo más curioso, es que este tomo recupera en gran medida el espíritu con el que se inicio la colección, creando una historia divertida, donde hasta la violencia, por irreal, parece más una broma que otra cosa, y con una final que recuerda a la relación de Constantine con el Infierno, todo un guiño sin duda a la colección más longeva de Vertigo.
Dibuja Tony Akins habitual por estas lides, su estilo bastante dinámico, aunque nada espectacular, tiene un cierto tono caricaturesco que pega bastante bien con el tono de una colección cuyo balance final es con todo positivo, desde luego esta lejos de situarse entre lo mejor que ha ofrecido un sello que por desgracia cada vez parece más en decadencia, sin embargo hemos asistido a unos cómics honestos, ya que casi siempre dan lo que prometen: una lectura amena y divertida con la que pasar un buen rato entretenido, que tampoco es poco oigan.
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