En solo dos tomos Planeta ha recopilado la extensa y polémica etapa del guionista Brian Azzarello al frente de la colección más veterana de Vertigo, dos tomos que incluyen por tanto los Hellblazer 146 a 174 USA.
A la hora de afrontar una etapa en un personaje consolidado, con una larga trayectoria a sus espaldas se puede optar por adaptar las historias al personaje y a su entorno, sin sorpresas pero con solidez y respeto por el personaje y su historia (la etapa de Mike Carey es un claro ejemplo de esto), o bien se puede meter al personaje en historias y entornos que le son totalmente ajenos, retorcer su personalidad para adaptarlo a aquello que quieres contar, y en definitiva poner al personaje al servicio de la historia y no a la inversa , este camino, está plagado de dificultades, y si se hace mal, además de cabrear a mucha gente (algo que pasara aunque se haga bien), puede terminar creando auténticos problemas, sin embargo si hace bien, puede aportar nuevas perspectivas sobre el personaje, puede romper la monotonía, y suponer un autentico soplo de aire fresco que a la larga es bien recibido.
Siendo como es Azzarello (un guionista que como ya hemos mencionado por aquí, tiene un fuerte y marcada personalidad que se refleja claramente en sus obras), está claro que en su etapa en Hellblazer opto por este segundo camino, algo que no está exente de lógica por otras parte, cuando Azzarello llego a la colección de John Constantine (poco después de la frustrada, por lo breve, etapa de Warren Ellis), era el primer guionista no británico que se encargaba del personaje, estaba claro que con este movimiento, DC, buscaba algo distinto, algo nunca visto en el personaje emblema de su sello adulto, y Azzarello cumplió con creces tal deseo; cumplir la expectativas de la editorial no impidió que su trabajo fuera criticada y dividiera a los fans entre quienes encontraron en la etapa, algo fresco, dinámico y estimulante, y quienes vieron una traición a la esencia del personaje, además de un comic mal hecho.
Curiosamente el enfoque de la etapa de Azzarello revierte un poco a las raíces del personaje, por que al igual que hiciera Alan Moore en los orígenes del mismo, Azzarrello, plantea su etapa como un viaje a lo largo de la América más oculta, aunque será un viaje muy distinto al planteado por el genial barbudo en "American Ghotic", no habrá aquí zombis o vampiros, ni metáforas sobre él la sociedad a través de esos icónicos monstruos, Azzarello, como en casi toda su obra (¿acaso no es 100 Balas, al menos en cierta medida, un análisis de las bandas, los bajos fondos y el funcionamiento del crimen organizado en los USA o Loveless un drama histórico, sobre un periodo clave de la historia americana?), se convierte en cronista de su país y usa a Constantine (un extranjero), como guía por la América profunda, por la América carcelaria, o por la América más ultraderechista, una mirada fría e intensa a través de unos ojos ajenos a una realidad que no siempre se muestra tan a las claras, y que no siempre ni Constantine ni nosotros mismos seremos capaces de comprender del todo.
De toda la etapa Azzarello, tal vez la saga más simbólica, más polémica y más interesante sea la primera, que bajo el titulo de “Hard Time” recure al espectacular talento de Richard Corben (de ahí en gran medida su fama), para narrarnos un drama carcelario en toda regla en el que Constantine encerrado por un asesinato que no cometió pronto se convierte en el amo estando a punto de pagar como precio por ello con su propia cordura, la saga, intensa y dramática, causo gran polémica por la actitud de Constantine, lo curioso del tema es que Azzarello lo único que hace es tomar las características básicas de Constatine y llevarlas al extremo, algo que además será común a toda la etapa.
Si Constantine es cínico y algo cabrón, el Constantine de Azzarello es un cabrón sin apenas matices y habría que inventar una palabra nueva para definir su cinismo, si Constantine y la magia son casi sinónimos y uno no se entiende sin lo otro, el Constantine de Azzarello usa la magina apenas como mero Deux Ex Machina con el que salir de situaciones convulsas, la magia como recurso no como esencia, si Constantine es un “detective de lo oculto”, el Constatine de Azzarello es un detective a secas que se dedica a investigar quien y porque le llevo a acabar en la cárcel, estas y otras diferencias, hacen que si bien en Hellblazer de Azzarello sea indudablemente Constantine, no es menos indudable que es un Constantine muy diferente al que estamos acostumbrados.
Lo más gracioso de todo es que funciona, Azzarrello tiene una historia que contar y la cuenta con sabiduría, dosificando información, impactando cuando tiene que hacerlo, y haciendo un retrato por momentos brillantes de la “América oculta”; acabada la etapa Corben y acompañado fundamentalmente por el argentino Marcelo Frusin (un dibujante muy influenciado por Eduardo Risso y habitual colaborador del guionista), Azzarello, nos lleva al corazón de la América profunda, mostrándonos lo que la gente hace por sobrevivir en contextos complejos y de moralidad ambigua, pasa luego a la América más reaccionaria, esa América que rechaza al gobierno federal, que en DMZ protagonizaría el inicio de la IIª Guerra de Secesión, para la que la Biblia es ley, la raza blanca símbolo de pureza y los extranjeros el enemigo que corrompen el país, todo en un camino prefijado para el enfrentamiento final con un represente algo retorcido (“hellblerizado” se podría decir) de la América empresarial, un poderoso empresario, que se muestra en ocasiones como un nada disimulado sosias de Bruce Wayne, que se cree dueño del mundo, y que lleva queriendo vengarse de Constantine desde hace ya muchos años, esta ultima saga, polémica una vez más (sobre todo por explicitar la bisexualidad del personaje) y de final deliberadamente ambiguo, acaba con una extensa e intensa etapa que supone un autentico punto y aparte en la trayectoria de un personaje (ni lo que había antes, ni lo que habrá después tendrá nada que ver con lo aquí narrado) que necesitaba esta mirada totalmente distinta para no anquilosarse en una forma de hacer las cosas que podía llegar a resultar excesiva por lo repetitivo de la misma; de vez en cuando no está mal jugar con la esencia de los personajes y trastocar sus más hondas raíces…siempre y cuando se haga con talento, y de eso en esta hay de sobra.
2 comentarios:
Que maravillosa etapa esta de HELBLAZER Fer. Aunque, con permiso de Corben, he de decir que mi arco favorito es "Hielo en el infierno" ( asi se llama en la edición de Norma). La manera en que retuerce una situación tan tremendamente tópica es maravillosa (personas atrapadas en una tormenta de nieve que caen en manos de unos asaltantes). El Constantine de esos cuatro numerillos es nihilismo puro; no usa la magía, es puro diálogo, a veces simplemente un espectador, que lo único que hace es hacer entender a quienes desean salvarse que la magia, los miedos y las leyendas sólo están en ellos. La magía es simplemente una farsa, además estas ideas las proyecta en los dos números siguientes (una historia de Constantine en su juventud). Creo que en estos seis numerillos, que solo son una transición hacía arcos más importantes, Azzarello se la juega a fondo, armando a su propio Constantine.
saludos!
A mi la saga que más me gusto es al de Highwater resulta escalofriante como Azzarello retrata ese ambiente de la ultraderecha, sus justificaciones y demás, en todo caso una etapa más que notable.
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