Finalizando ya el repaso (a falta de un balance global) a lo que para mí ha sido lo mejor del 2008 en el mundo del comic le toca el turno ahora a Promethea, cuyos últimos números permanecieron inéditos por años en España hasta que Norma por fin los recopilo el año pasado.
Si toda obra en cierta medida nos dice algo de sus autores, en Promethea tenemos una aproximación muy clara al pensamiento filosófico-mágico de Alan Moore, a su forma de ver la realidad y a su creencia en la capacidad del hombre para transformarla con sus acciones.
Acompañado por un deslumbrante John H. Williams III; Moore realiza en Promethea uno de sus trabajos más personales; en ocasiones desbordante, en ocasiones difícil de seguir, pero siempre brillante, Promethea, avatar de la imaginación pura, es el vehículo que el genial barbudo inglés usa para guiarnos por la cábala, el Tarot, el mundo de la imaginación (tan “real” para el autor como lo que nosotros percibimos como realidad, condicionada siempre por la acción del hombre) y su particular visión del cielo y el infierno.
Usando con descaro y alegría la estética más puramente superhéroica (mezclada con cierto aire pulp tan propio de la línea ABC), Promethea es ante todo un viaje de conocimiento que culmina en un apocalipsis que no es sino un nuevo comienzo, Moore cierra en Promethea el universo que trato de construir con la línea ABC Comics solo para dejar entreabierta la posibilidad de que otros autores tras él sigan su legado, algo que salvo ocasiones puntuales, apenas si se ha producido y que el propio autor, antes de su enésimo enfrentamiento con DC, (propietaria de Wildstorn), no descarto.
Sea como sea, la grandeza de Promethea, más allá de la fuerza del concepto de base (un legado transmitido de generación en generación que simboliza la imaginación pura), radica en la facilidad con la que Moore consigue presentarnos su modo de ver la vida sin tratar de aleccionar a nadie ni mostrarse como un profesor creído que se dirige a sus ignorantes alumnos, Promethea es un comic fantástico, lleno de momentos dramáticos, acción superhéroica, caracterización de personaje y buenos diálogos, además de estar excepcionalmente bien dibujado por un John H. Williams III lleno de garra y elegancia, que convierte cada página en un diseño conceptual y que le da el tono justo para convertirla en una autentica maravilla visual, con un enfoque y un diseño muy distinto a lo que normalmente estamos acostumbrados a ver en el comic comercial americano, convirtiendo Promethea en una obra que tanto en forma como en fondo busca la innovación de manera continua.
A lo largo de los 32 números que componen la colección, Moore y Williams nos enseñan el origen del legado de la protagonista, sus distintas encarnaciones a la lo largo de la historia, enfrenta a una Promethea con otra por la posibilidad de ser la Promethea del siglo XXI y convierte al personaje en heraldo de un apocalipsis que no es lo que parecía ser, todo esto mientras acompañamos a las protagonistas en un viaje en busca de sí mismas, de su destino y de la compresión de dos mundos, el material y el inmaterial, el de la imaginación, del que Promethea es símbolo y estandarte, y el que a las claras Moore parece preferir.
En fin un comic que como todas las buenas obras de Moore (y Promethea está sin duda entre sus mejores trabajos) está cargado de matices y gana con cada relectura, aunque (y como viene siendo habitual en el autor inglés), en ocasiones la excesiva “perfección” que busca el comic hace difícil, si no empatizar si cuando menos emocionarte con la obra, de nuevo Moore apela a la cabeza y se olvida del corazón, lo que no quita que Promethea sea una de las obras más interesantes salidas del comic comercial americano en lo que va de siglo
5 comentarios:
Maravillosa Promethea. Una de las últimas obras maestras del barbudo. Todo un tratado de magia y ocultismo disfrazado con el ropaje superheroico de la Wonder Woman mooriana, que transmite un mensaje de optimismo y de vitalidad difícilmente igualable.
"al pensamiento filosófico-mágico de Alan Moore, a su forma de ver la realidad y a su creencia en la capacidad del hombre para transformarla con sus acciones."
¡Ahí, hay que clavar este post en la contracapa de la edición española y remarcar ese fragmento! Gnosticismo... ¡A otro con esa mortadela colorada!
Solo necesitariamos robarle una citas a Malraux para indicar la proximidad de la idea del museo imaginario y Promethea.
Fascinante. Me acabo de comprar el quinto tomo y lo estoy releyendo desde el numero 1. Es difícil repetir el shock que supuso su primera lectura (me leí el 1 no seguí y al año me compré los 12 primeros juntos y ya no puede parar)pero vale la pena. La última obra maestra de Moore y la mejor (sin que las otras sean mancas) de la línea ABC.
Por cierto, ¿se sabe si Moore está trabajando en algún comic? O realmente está cumpliendo su promesa de retirarse a los 50?
Etrigan, si la verdad es que es una serie bastante optimista, yo también la situo entre lo mejor de Moore.
Ismael, bueno leyendo la obra y tal, es la idea que por lo menos a mi me transmite.
Mariano, para mi también es el mejor comic de la línea ABC con diferencia, sobre lo que preguntas, por lo que tengo entendido, Moore seguira haciendo de vez en cuando La Liga de los Hombres Extraordinarios y nada más.
LA verdad es que cuando por estos lares apareció la línea ABC, promethea se solía describir como el patito feo del grupo, en comparación con una apuesta ganadora tan evidente como "Tom Strong". Pero digamos que con la serie se hacía una apuesta a largo plazo y con un plan en mente.
Pero Moore no se planteaba "Promethea" como si fuera una de esas seres de TV destinadas a caer de la parrilla de programación si no cumplen unos mínimos de audiencia (y por eso tenemos las teles de cosas infectas que pasan por programas). Por suerte, Moore puede permitirse el lujo de hacerlo.
Lo que también me gusta es que Moore no dice "Sólo hay un camino y es este" sino que ofrece tantas miradas alternativas que realmente se hace imposible concebir un universo en el que sólo "mande" una versión de las cosas. Vamos, que Moore no es nada monoteista, conceptualmente hablando.
Y bueno, no creo Moore vaya en plan de apropiarse de ideas ajenas descaradamente: no hay más que ver sus continuas referencias a Crowley (un tipo con el que, evidentemente, se rie muchísimo) o a otros autores. Por cierto, que éste cóctel de misticismo y tebeo también lo suele cocinar Jodorwsky... ¿Será todo una pérfida maniobra de mercadotécnia para que ambos autores nos coloquen sus tarots personalizados? (Jodo ya ha publicado, al menos, un par, je, je...)
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