En 1994 y con un toque ligeramente “tarantiniano” llego la tercera miniserie de Sin City con el más que apropiado titulo de La Gran Masacre, Miller ahonda en la chicas del Barrio Viejo y recurre de nuevo a la figura de Dwight como protagonista masculino de la obra.
Publicada en forma de miniserie de cinco números entre 1994-1994, La Gran Masacre, permite ahondar tanto en la figura de Dwight, como en la de las chicas del Barrio Viejo, conociendo de esta forma más elementos de su pasado y dotando así de mayor tridimensionalidad a la Ciudad del Pecado.
Por primera vez Miller, no recurre a un protagonista nuevo si no que reutiliza a personajes ya conocidos de las miniseries anteriores, así Dwight se convierte en la sempiterna voz en off tan característica de los trabajos de Miller, y así a través de él conocemos la historia de las chicas del Barrio Viejo, tras años esclavizadas en manos de la mafia y de la policía corrupta las chicas habían conseguido independizarse y jugar según sus propias reglas, la tensa tregua que mantienen con la policía y la mafia (casi una misma entidad en Sin City) amenaza con venirse abajo cuando un condecorado y heroico (lo que en Sin City, quiere decir un violento y corrupto hijo de puta) policía, que intenta sobrepasarse con una de las chicas acaba muriendo (de manera muy truculenta y con un punto muy “tarantiniano”) a manos de la “letal y pequeña” Miho (que hace más que nunca honor a su nombre), Dwight responsable en parte de le llegada del poli al Barrio Viejo, se ve obligado a ayudar a las chicas a deshacerse del cadáver para evitar que la policía (y con ellos la mafia) entre a sangre y fuego en el barrio y se haga de nuevo con su control, de nuevo los ecos de la obra maestra de Tarantino (Pulp Fiction) se dejan sentir en la esperpéntica huida hacia delante en busca de un modo de deshacerse de un cadáver que parece resistirse a desaparecer, así entre idas de olla de Dwight, traiciones imprevistas y situaciones limite, la historia desemboca en un incidente al más puro estilo "desfiladero de las Termopilas" (preludiando así 300, el magnifico comic de Miller), donde para salvar su mundo las chicas acometen La Gran Masacre a la que hace referencia el titulo, y así muerto el perro se acabo la rabia.
Si El largo adiós podía pecar de simplismo (aunque gran parte de su encanto residía en eso, en lo simple y potente de la historia) y Mataría por Ella pecaba de excesivamente alargada, La Gran Masacre peca de todo eso junto y de mucho más, la historia más simple que el mecanismo de un sonajero, desemboca en un brutal incidente que se podía haber orquestado desde el principio y así evitar tanto esperpento, por otra parte si en los dos anteriores Sin City podíamos ver muchos de los elemento que había hecho grande a Miller, en La Gran Masacre caso todos están ausentes, no hay un “héroe” que busca hacer lo correcto, no hay una mujer fatal capaz de volver loco a cualquiera, no hay una historia poderosa y llena de simbolismos, no, en La Gran Masacre, solo hay lo que su titulo promete (en ese sentido es una obra sincera con sus lectores), violencia a tutiplén, en una historia que se podía haber contado en la mitad de páginas y aun así sobraría alguna, y es que el comic parece convertirse para Miller en un mero divertimento, una historia para pasar el rato, muy lejos de la inmensa calidad que se le supone al autor americano.
Desde el punto de vista gráfico, la historia sin llegar al nivel de El largo adiós, si se muestra como potente, Miller es un maestro en el campo de la narrativa gráfica, y pese a que la obra parece por momentos descuida y tal vez demasiado feista, resulta gráficamente muy atractiva, con un Miller que vuelve a demostrar como contar mucho con muy poco, la cuestión tal es ¿esto es suficiente?, siendo Miller es evidente que no debe ser así, hablamos de autor que por aquellos años caso cada obra que tocaba resultaba como mínimo un gran comic, tanto grafica como literariamente, y lo cierto es que La Gran Masacre no estaba a la altura de su autor, el problema parecía venir por que la idea, original, valiente y rompedora en El largo adiós, parecía empezar a dar síntomas de cansancio, de estar agotada, de no dar más de si, y eso que solo iban tres miniseries, y es que cada obra había supuesto un bajon con respecto a la anterior, y si bien La Gran Masacre no era un mal comic, desde luego no era bueno, como mucho mediocre, algo que debería ser imposible en un autor como Miller, así y cuando toda esperanza parecía perdida, llego Ese Cobarde Bastardo, y Miller demostró por que era un genio, pero eso queda para otro día.
2 comentarios:
Qué negativo estoy hoy... Aunque esta es ciertamente de las peores, a mí de Sin City no me gusta ni esta ni la otra ni la de más allá. Ninguna. No me preguntes por qué las tengo todas :D
En mi opinión, el problema de Miller es que sólo saber hacer (y termina haciendo) tebeos de superhéroes, por mucho que lo disfrace con disimulo, vendiéndonos la moto como si de otra cosa se tratase.
PD: cuidado con la portada, que has puesto otra.
Cierto fallo "tesnico", gracias tío, (se ve que esta es tan mala que ya estaba pensando en la siguiente que mi si me parece cojonuda).
Por lo demás a mi de Sin City me gustan la primera y Ese Cobarde Bastardo, que me parece de las grandes del autor, en cuanto a lo que comentas del trabajo de Miller, bueno yo no lo veo así exactamente, creo que Miller siempre escribe sobre superhombres, más que superhéores, superhombres ya sea por su sobrehumanas capacidades fisicas o por sus capacidad morales, site fijas casi todos lo personajes protagonistas de Miller, tienen una idea un código que les guia, y hacen lo que creen que tienen que hacer sin importarles las concecuencias, Miller lleva años contando la misma la historia: el hombre contra la sociedad, contra el "todo", un "todo" que ya sea representado por Kingpim (DD), los Roak (Sin City), el gobierno (Martha Washington o DK2), Gotham (DK), la mano (Elektra Asesina) o los persas (300), se muestra siempre como casi invulnerable, intocable, inabarcable, pero frente al que el “héroe” (termino harto discutible para definir a muchos de los protagonistas millerianos), nunca se rinde, nunca ceja en su lucha, no importa que esta sea justa o no, no importa que la moral del protagonista (y sus actos) sean harto cuestionables, no, lo que Miler narra es una defensa total del un individualismo casi exacerbado, y lo hace de forma general, con una maestría envidiable, no se yo siempre digo lo mismo, los mejores trabajos de Miller (al contrario que los de otros genios como Moore), son aquellos que son como un puñetazo directo al estomago, que te agarran por el cuello y no te sueltan, y creo que el primer Sin City y Ese Cobarde Bastardo (sobre todo) lo consiguen de sobra, es una lastima que el resto no, pero aun así en el peor de los casos Sin City es un espectáculo gráfico espectacular, que para si quisieran muchos autores.
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