Finalizando con la serie de post dedicados al Batman de Miller, le toca al turno a la quizá obra más polémica del autor DK2, obra que cierra hasta el momento la trilogía milleriana del murciélago (dado que Batman & Robin de Boy Wonder esta inconclusa, y Batman: Holy Terror, es solo un proyecto).
Si de algo no se puede acusar a Miller en DK2 es de incoherencia y es que ya la ultima frase del DK original (“Empieza aquí...con un ejercito....para traer sensatez a un mundo plagado de cosas mucho peores que ladrones y asesinos...Esta será una buena vida...bastante buena”) , dejaba bastante a las claras por donde iban a ir los tiros en caso de una hipotética continuación. Continuación que se hizo esperar mas de 15 años, y es que pese al final claramente abierto y el deseo tanto de fans como incluso del propio autor de continuar la obra, diferentes desavenencias editoriales impidieron que esta se llevara a cabo hasta el año 2001. Sería interesante saber como hubiera sido el comic de publicarse más cercano al original, pero en todo caso es bastante probable que en cuanto a temática no resultase demasiado distinto a lo que finalmente fue DK2, y es seguro que hubiese tenido que enfrentarse a los mismos problemas, y es que continuar una obra maestra del comic que ha smarcado un antes y un después en el género de los superhéroes, supone y supondrá siempre la comparación permanente, comparación de la que la secuela saldrá casi siempre muy dañada, ya que a no ser que se consiga estar a la altura auto impuesta por la obra original, cualquier fallo será exagerado y la valoración en si misma de la obra como individualidad se hará más complicada.
Sea como sea la obra se hizo en el año 2001, y lo cierto es que Miller ya había podido ver las consecuencias y la influencia que su comic había tenido en el genero de los superhéroes, a raíz del éxito de DK o de Watchmen, autores mediocres que no supieron entender las claves de este éxito convirtieron los 90 en una era llena de dientes apretados, “héroes” sanguinarios, y oscuridad a raudales. Así Miller consciente de su influencia en la llamada industria del comic, y tal vez sintiéndose algo responsable (sin duda injustamente) de lo sucedido en esa aciaga década, planteo DK2 como un retorno a la luz, un comic en el que los héroes volverían a ser héroes y en el que se contarían historias más grandes que la vida, enlazando así con el mensaje optimista de DK.
Estas intenciones explicitadas por Miller a lo largo de varias entrevistas tienen su claro reflejo en los dos primeros comics de los tres que compones DK2, comics donde la luz (tal vez algo excesiva por el color demasiado “luminiscente”, pero de enorme valor narrativo de Varley), se convierte en la principal protagonista. La historia se inicia tres años después de lo acaecido en DK, Batman ha formado su ejercito y con su lugarteniente la antaño Robin ahora Catgirl, se dispone a combatir algo más que “ladrones y asesinos”. Miller nos presenta a lo largo de estos dos números un mundo muy parecido al nuestro solo que exagerado, los mass media (aquí Miller vuelve a utilizar el recurso de la televisión como narrador, recurso bien llevado aunque sin alcanzar las cotas de DK) y la realidad virtual han cobrado una fuerza mayor. EEUU se ha convertido en Estado policial gobernado por un presidente virtual, (recurso ya utilizado por Miller en otras obras), controlado en la sombra por dos de las más grandes archivillanos de Superman, Luthor y Brainac. Unos villanos que no dudan en usar los héroes a su antojo, así Flash con la vida de su familia amenazada es usado como batería viviente para generar electricidad, Átomo es encerrado en un tubo de ensayo, o Superman es utilizado casi como arma táctica al igual que en DK, solo que aquí se explica el motivo por el que el hombre de acero se presta a esto, y es que Miller tal vez intentando resarcirse por como trato al personaje en el DK original, justifica su actitud en el hecho de que Luthor y Brainac, tienen en su poder la ciudad miniaturizada de Kandor que contiene la vida de 10 millones de kriptonianos y amenazan con destruirla si Superman no les obedece. Batman decide que es hora de acabar con todo esto y lanza un ataque masivo tanto destinado a rescatar a los héroes como a acabar con Luthor y Brainac.
Estos dos números iniciales presentan una muy interesante trama, a la que tal vez se le puede achacar el que en realidad no parezca una historia de Batman, si no más bien de la JLA o incluso de Superman, ya que por ejemplo en el número uno Batman como tal no aparece prácticamente hasta sus últimas páginas, para pegarle una descomunal paliza (con ayuda de los demás héroes) a Superman, pero esto en realidad ni siquiera es así la presencia de Batman en el número uno es constante tanto como voz en off, como sobre todo como figura que sobrevuela y controla en todo momento todo lo que pasa, una presencia que a pesar de no esta ahí, lo controla todo. En estos dos números además se puede observar de nuevo la vertiente política que tiene casi todo comic de Miller, en este caso y enlazando con Un Mundo Feliz de Huxley , nos muestra como un estado totalitario controla a la población con falsa felicidad, así mientras la gente tiene luz barata, dinero, seguridad e incluso cierto grado de libertad de prensa (genial la frase de Luthor en el número uno cuando dice “la libertad de expresión es algo maravilloso...mientras no le escuche nadie”), y es que con pan y circo se mantiene a una sociedad adormecida y sin respuesta frente al paulatino recorte de las libertades públicas, todo esto sin duda tiene muchos paralelismos en la sociedad actual, y es que Miller se limita a retorcer un poco el espejo.
A nivel narrativo, Miller vuelve a exhibir su talento, y si bien es verdad que su dibujo esta lejos de la fuerza y la grandeza que transmitía en DK, a lo largo de los dos primeros números, el autor norteamericano, se permite dar alguna que otra lección sobre como narra historias, los principales problemas derivan de un dibujo en ocasiones demasiado caricaturesco, y de un color excesivamente chillón, que sin embargo no desentona con la obra ya que permiten ahondar en esa tergiversación de la relaidad que Luthor y Braianac han construido. Una tergivesación cimentada en mundo sobrecargado de información donde lo importante y lo banal se mezclan en un todo dificil de distinguir, de nuevo el espejo ligeremente retorcido. Y es que la sobrecarga sensorial de la obra, tanto a nivel de composición de página, como sobre todo de los colores elegidos, som aqui en elementos narrativos de primer orden, nos enseñan un mundo que busca embotar a sus ciudadanos para impedir o mediatizar su capacidad reflexiva, algo por desgracia que vivimos con frecuencia hoy en día. Se trata por tanto de unos dos primeros números muy completos, que aunque lejos de las fuerza (y sobre todo de la sutilidad) del DK original, se antojan como una digna continuación de un comic mítico lo cual sin duda tiene mucho merito e incluso muestra a DK2 como una obra claramente adelantada a su tiempo.
Todo esto está muy bien, pero queda el tercer y último número por analizar, y aquí es donde DK2 pierde gran parte de lo que había ganado y transforma lo que venía siendo una obra más que notable, casi sobresaliente, en un comic decepcionante en cierta medida. Antes que nada señalar que este tercer número tiene su historia, y es que lo que finalmente apareció poco tiene que ver con lo que Miller planeo al principio, ya que aunque DK2, se empezó a publicar en diciembre del 2001, Miller tenía escrita y presentada la obra antes de los atentados del 11-S. Sin embargo tras estos su visión del mundo y de los héroes cambió radicalmente, ya no podía según sus nuevas ideas concluir DK2 como tenía pensado, ya no podía consentir que Batman se comportase como un “terrorista”, y así se decidió a cambiar el ultimo número de la obra. Lo que provoco que aunque los dos primeros números salieran en diciembre de 2001 y enero de 2002, el tercero se retrase hasta julio de ese mismo año. Es posible que como sucedió con el guión original del número 4 de DK, terminemos conociendo cuales eran los planes originales de Miller, pero lo cierto es que el comic que termino saliendo es claramente inferior a los dos primeros, tanto el guión como el dibujo parecen volverse más precipitados, y aunque Miller juega con habilidad sus cartas, y no nos muestra el nuevo mundo que sale tras lo acaecido en el comic, dejando así abierto a la imaginación del lector lo que viene después, lo cierto es que comete algunos errores de bulto (como convertir a Batman en un asesino por omisión, lo que sin duda no va con la esencia del personaje), además de exagera los defectos que sin duda tienen los dos anteriores números sin por el contrario ahondar en sus muchas virtudes. En fin pese a todo, una obra que el paso del tiempo no hará otra cosa que reivindicar, y es que ya hoy, ocho años después de su publicación, son muchos y variados los artistas y críticos que aluden a ella con admiración y la toman como referente, por algo será.
6 comentarios:
Gran articulo, me he puesto a escribir un comentario, pero me ha salido tan extenso que he acabado poniendolo en mi blog. Pasate a verlo si quieres.
Ya te he dejado un coment alli, yo realmente lo que me encantaria conocer algun dia son los planes iniciales de Miller para ese tercer número.
Si la verdad es que yo tamben espero algun dia ese numero, incluso publicado por presion de dc y sus ambiciones comerciales. Cualquiera sabe.
Estoy convencido que antes o despues caera.
Esta es una de las mejores obras de Miller, ahi que analizarla detalladamente para comprenderla.
Lastima que ahora tengo que esperar dos semanas para volvera leerla.
Veran yo tenía la version de Planeta pero la perdí, yo vivo en argentina, estuve buscando la edicion de ECC perro descubrí que en mi comiquería favorita la tenían en dos semanas, a esperar!
Pues nada a esperar un poco que realmente merece la pena. Es una de esas obras que gana en cada relectura.
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