
Lo primero que llama la atención del cómic con un simple vistazo es su dibujo, un trazo feista, deslavazado y por momentos grotesco que no es muy habitual en un cómic Marvel. Sin embargo su elegancia narrativa y su capacidad expresiva es innegable lo que da al asunto un aura especial que desde luego no se deja ver en la historia en si. El autor de los lápices es un artista bastante desconocido para quien esto escribe: Ricardo López Ortíz y por lo que he podido ver este es uno de sus primeros trabajos. Llamativo y distinto, no se pude negar que su trabajo es cuando menos diferente.
A los guiones tenemos a Mattew Rosemberg otro ilustre desconocido que será el encargado de tomar las riendas de la futura serie regular del personaje. Por lo visto aquí el futuro de esta no es muy halagüeño. Y es que la historia que nos narra esta miniserie no aporta nada de verdadero peso al personaje que permita verlo de otra manera o que haga que su bagaje se enriquezca.. Es el enésimo relato que nos muestra el poder y la ambición de Wilson Fisk para controlar el crimen organizado de Nueva York y que se relaciona con la Civil War II por la presencia de Janus Jardeesh un criminal de baja estofa que transformado en Inhumano permite a Fisk ocultarse de las predicciones de Ulysses.
A lo largo de la historia asistimos a un desfile de algunos de los principales criminales callejeros de Marvel con especial relevancia de Turk aquí ascendido casi a lugarteniente de Kingpìn y se nos muestra como el maquiavelismo del personaje logra dar la vuelta a su captura por parte de S.H.I.E.L.D situación en la que Fisk se desenvolverá como pez en el agua. El cómic esta aderezado con la presencia del Punisher que estará muy cerca de lograr por fin su objetivo de asesinar a Kingpin.
El problema de todo es que Kingpin, como tantos otros personajes (Bullseye por ejemplo que parece que también va a contar con serie regular) funciona mejor como amenaza puntual, incluso como elemento en la sombra que controla toda la situación y que parece inalcanzable, exponerlo de esta manera, ya sea en una serie limitada de escaso o nulo interés como esta, ya sea en una serie regular (en lo que sería el segundo intento de dotar al personaje de colección propia) lo único que hace es quitarle parte de su aura y en definitiva convencionalizarlo. Fue lo que paso con Veneno en los 90 que de ser una amenaza poderosa y creíble paso a ser un personaje tremendamente vulgar y puede pasar con cualquier personaje de este estilo al que se sobreexplote.
En cualquier caso y en definitiva una cómic que no aporta nada a la Civil War II cuyo título en portada es un mero reclamo comercial y que lo que es peor no aporta nada a un personaje que es mucho más grande y temible cuanto más espaciadas e impactantes son sus apariciones. Un error de concepto que parece que se va a prologar en el tiempo.