Ambientada antes de los narrado en El Regreso del Caballero Oscuro (DK a partir de ahora), La última cruzada narra el momento más traumático de la historia Batman en el particular Universo DC de Frank Miller, que aquí está acompañado por Brian Azzarello al guión, John Romita Jr. a los lápices y Peter Steigerwald a las tintas y al color.
Una de las cosas que más impacto del DK del Frank Miller en un primer momento fue contemplar a ese Bruce Wayne, hundido, demacrado y casi al borde la de la muerte que hacía ya tiempo que había dejado de ser Batman. En el cómic se daban algunas de las razones que había llevado a ese momento, pero sin duda este La última cruzada permite profundizar más en ello.
El Batman que Miller y Azzarello nos presentan aquí no es el bisoño novato de Año de Ano, ni tampoco la ola de energía y engreimiento de All Star, estamos antes un Batman mucho más cercano al Bruce Wayne que se nos muestra al principio de DK. Un Batman cansado que se siente viejo, que incluso se ve superado físicamente por Killer Croc, piensa que Jason Todd puede llegar a sustituirle mientras él puede vigilar sus esfuerzos desde la Batcueva y sin embargo…
Jason está preparado físicamente, el propio Batman comenta que es mejor que él a su edad, si, hay que pulir sus habilidades de detective, pero ahí se puede trabajar, después de la decepción que supuso Dick Grayson (cuyo nombre Batman ni siquiera puede pronunciar), Jason parece el candidato ideal. Pero el problema es que Jason disfruta demasiado con lo que hace, y aunque es cierto que Bruce en su momento también llegó a hacerlo (como bien le recuerda Alfred, ahí está su época All Star para recordarlo), la forma en lo que lo hace Jason tiene algo de inquietante. Teniendo opciones de causar menos daño siempre busca hacer el máximo posible, aun enfrentándose a inocentes dominados mentalmente por Hiedra Venenosa, Jason no duda en emplearse al máximo sin ningún tipo de piedad, además Jason tiene su propia forma de ver las cosas y no son pocas las veces que desobedece ordenes…
Ante este panorama la ominosa presencia del Joker no hace si no aumentar la sensación de que algo grande va a pasar, un Joker capaz de provocar una rebelión en el psiquiátrico solo hablando y capaz de salir andando del mismo en mitad del caos sin que nadie pueda impedirlo. Un Joker que aquí de la mano de un inspirado Romita Jr. (en uno de sus mejores trabajos de los últimos años) aparece como más peligroso y amenazador que nunca.
En estas circunstancias, un convaleciente Batman (al que Killer Croc a estado cerca de matar) ordena directamente al Jason que no se acerque al Joker que no lo busque, pero como decíamos Jason tiene sus propios planes y harto de las dudas de su maestro está dispuesto a demostrar de una vez por todas que puede jugar en las grandes ligas. La tragedia, la mayor derrota en la historia de Batman, lo que explica gran parte del estado de Wayne al principio de DK está a punto de suceder y nada volverá a ser igual.
Las ampliación del Universo DK que trajo primero DK 2 y después la idea de Miller de que todas sus obras con el personaje (Año Uno, All Star, ¿Spawn/Batman?) forman, bajo su punto de vista, parte del mismo universo abría un montón de posibilidades que ahora sólo se está empezando a explorar con DK III. Este One-Shot especial no viene más que a confirmar ese potencial al ahondar en uno de los momentos más oscuros de la historia de Batman y lo hace siendo por un lado totalmente fiel al canon del personaje y por otro mostrando también gran coherencia con todo este Universo DK que Miller ha venido construyendo con las décadas, demostrando una vez más que Azzarello era el guionista ideal para acompañar a un, debilitado por la enfermedad, Miller en el proyecto.
Al dibujo tenemos a un Romita Jr. que no trata de imitar tanto el trazo del maestro como hemos visto en alguno de los minicómics que complementan el DK III (y que de nuevo ahondan en la idea de profundizar en este Universo DK) y que parece haberse tomado más tiempo para acabar el trabajo, ya que aunque tiene trabajos más potentes, si muestra con plenitud la fuerza de su trazo y la energía que transmiten algunos de sus mejores trabajos. Su labor esta aquí potenciada por Peter Steigerwald que, especialmente en el color, con sus tonos apagados, trasmite la tristeza de una historia en la que el héroe está a punto de sufrir uno de los momentos más duros de su vida.
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