Por fin he podido resolver una de mis más prolongadas asignaturas pendientes: leer El Eternauta un clásico indiscutible del medio y una de sus más revindicadas obras cumbres.
Hay cómics míticos cuyo prestigio es tan grande que uno se acerca a ellos por primera vez con cierto recelo. Ya sea por miedo a quedar decepcionado como por la intimidación que pueda ejercer un cómic de tamaño calado y repercusión, ciertas obras ejercen a la vez un poder de fascinación y reparo hasta que por fin pueden ser leídas. Si El Eternauta forma parte de esas obras es algo que enseguida queda relegado a un segundo plano ante el inicio de una lectura tan apasionante como adictiva.
Y es que más allá de las disquisiciones políticas hechas a posteriori cuando el devenir de los acontecimientos trazaron el cruel destino final de H.G Oesterheld. El Eternauta es un cómic de ciencia ficción, concebido con una tremenda humanidad, en el que en un genial juego metalinguistico, un hastiado y perdido viajero temporal narra al propio guionista su lucha por sobrevivir ante una insólita invasión extraterrestre, un juego que por cierto tendrá en cierta medida su reflejo en su genial e inesperado final. Con ese comienzo, los autores ya tiene al lector ganado para su causa y a partir de ese punto solo queda crecer.
Con personajes llenos de humanidad y una brillante planificación de la obra, heredera sin duda de su origen folletenisco en la revista Hora Cero Semanal. El Eternauta, siguiendo los parámetros ya ensayados por H.G. Wells en la mítica “La Guerra de los Mundos”, nos acerca a la invasión desde un punto de vista intimo, de los afectados por la misma, y no de los grandes poderes que tratan de combatirla. A diferencia del clásico decimonónico, aquí son un grupo de amigos los protagonistas, un grupo que en circunstancias extremas forjaran vínculos más fuertes que los de la sangre. Este punto de vista grupal, es precisamente una de los elementos más interesantes de una obra que pese a que juega con la idea de que “el hombre es el lobo para el hombre” tan manida ya en este tipo de historias, termina revindicando nuestro carácter social y la necesidad de la colaboración como elemento clave en la supervivencia. Así las cosas la obra hace una decida y optimista apuesta por la esencia misma de la humanidad, con personajes llenos de vida y fuerza que se niegan a rendirse y que incluso están dispuestos a sacrificarse por los demás. Una concepción coral que, en definitiva dota a la obra de otra dimensión que la aleja de los tópicos y la hace mucho más atractiva.
El dinamismo de la historia, la sabia dosificación de la información y el que pocas veces las cosas sean lo que parecen, enmascaran con acierto una critica atroz a la guerra como mecanismo resolutor de conflictos. Critica no a los que hacen la guerra en el campo de batalla, si no a aquellos que están en las sombras, siempre ocultos, manejando a unos y a otros en defensa de sus propios intereses. Destacan en este aspecto el papel que juegan los invasores y los elementos que vamos descubriendo sobre “Los Ellos” (sobrenombre con el se conoce al misterioso y esquivo enemigo), un papel que tiene una carga metafórica tan fuerte que incluso tiene relevancia hoy en día cuando no es difícil imaginar esos “mercados” que nos manejan en las sombras como una suerte de “Ellos” que con múltiples agentes, más o menos conscientes, están invadiendo nuestras vidas.
Destaca el trabajo de Solano López, poderosamente realista, que consigue captar la terrible claustrofobia que implica estar encerrado primero en tu propia casa, cuya intimidad parece violada al tornarse en cárcel y ya después en los icónicos trajes de buzos caseros que mantiene a salvo a los protagonistas a la vez que le impide acceder a la libertad plena y al verdadero contacto humano. Es sobre todo, que no solo, en estos momentos cuando el cómic parece apostar decididamente por el terror, un terror a lo desconocido, al otro, a dejar la seguridad del hogar, pese a que este se ha tornado en prisión. Sensaciones todas que Solano López consigue transmitir con la atmósfera que crea su trabajo y que completan una obra a la altura de su fama.
2 comentarios:
hola fer.. soy manu, de alicante. yo me pillé la edición mexicana que venía con la portada troquelada. aún lo tngo a medias pero lo que he leído es la hostia. hace poco me pillé el eternauta 2 que ha sacado norma.
una gran reseña, como siempre.
saludos alicantinos. :)
El Eternauta 2 no me llama tanto al parecer tubo muchos problemas y no termino saliendo del todo bien, pero si es cierto que El Eternauta esta a la altura de su fama.
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