El trafico de drogas, los grandes distribuidores, el papel de la política como parte de problema, todo eso y más ha sido ya visto en The Wire pero ¿de donde salen los niños que venden las drogas en las calles, como llegan allí, cual es su futuro, en el supuesto de que lo tengan?, la cuarta temporada de The Wire tiene alguna respuesta, aunque como siempre serán muchas las preguntas que queden en el aire.
Tal vez sea la cuarta temporada de The Wire la menos interesante de las cinco que componen la serie (lo que curiosamente coincide con un desplazamiento casi a tercer plano de un Mcnulty que esta temporada trata de “reformarse”, lo que hace que pierda interés como personaje), y aún así es magnifica, lo cual muestra a las claras la enorme calidad de la serie.
Esta cuarta temporada se centra en el sistema educativo de la ciudad de Baltimore rastreando los orígenes de los niños que empiezan en las esquinas vendiendo droga y acaban como mafiosos y matones de mayor o menor relevancia, siempre y cuando sobrevivan, claro. Como viene siendo habitual en la serie, el retrato es descarnado y cruel, aunque aún así concede algunas notas de optimismo (tan escasas en la serie y tan bien recibidas cuando llegan) a través de la figura de Howard Colvin que tras su vía crucis en la anterior temporada consigue al menos una victoria en esta.
Retomando lo que es el tema central de la temporada, es sorprendente observar lo bien que juegan los creadores de la serie con el contraste que supone la inocencia infantil que muchos de los personajes siguen desprendiendo (al fin y al cabo son niños, como mucho adolescentes), con la crudeza del mundo que les rodea y que les obliga a crecer y a endurecerse demasiado deprisa
Hablaba antes de la dureza con que la serie refleja la múltiples deficiencias del sistema educativo, una deficiencias que se palpan en un sistema más preocupado de recibir subvenciones que de enseñar, más preocupado de los exámenes que de dar una oportunidad y unas expectativas de futuro a unos niños que carecen de ellas, un sistema donde aunque haya profesores que traten de ir más allá y busque ayudar de verdad a los chicos, se encuentran con un muro cuando a la hora de al final solo se les exige resultados en los exámenes y solo se le juzga por eso.
Por otro lado, esta cuarta temporada será también la de la consolidación de Marlo Stanfield y sus brutal forma de llevar los “negocios” una brutalidad que hará que muchos echen de menos a Avon Barksdale y Stringer Bell, una brutalidad que estallara con furia a final de la temporada, y que volverá a dejar claro que hay demasiados policías y demasiados políticos más interesados en maquillar estadísticas que en hacer lo que se supone es su trabajo.
En fin esta cuarta temporada se antoja como algo menos intensa desde un punto de vista dramático (pese a momentos puntuales brillantes en este aspecto) que las anteriores, aunque de nuevo la caracterización y la evolución de los personajes vuelve a ser clave, en una serie que tiene precisamente en eso uno de sus sello de identidad más interesantes.
4 comentarios:
Bueno, veo que aquí hay un enganche a lo bruto ya XD. Ánimo que ya sólo te queda una.
Ya la he visto, ya la he visto, la semana que viene caera por aqui una reseña.
Por varias recomendaciones la estoy consiguiendo para verla, a ver que tal.
Merece la pena, al principio cuesta un poco (es algo lenta y "documentalista"), pero si le das una oportunidad no te arrepentiras.
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