5.- Jupiter´s Legacy de Mark Millar y Frank Quitely.: (Panini/Millarworld) Aunque el estilo de Millar me ha terminado cansando y hace ya tiempo que sus cómics han dejado de ser compra obligada para mi, lo cierto es que no podía dejar de escapar un cómic dibujado por Quitely que como mínimo sabía que iba a ser entretenido (raro es el tebeo en el que Millar no da eso). Por suerte más allá del, una vez más, majestuoso trabajo del dibujante escoces, Millar ha conseguido trazar una historia potente, que sin ser original, sabe jugar con la idea de legado, la dicótoma entre superhéroe clásico-supérheroe posmoderno y la eterna cuestión de que pasaría si los superhéroes hicieran frente a los problemas reales de la sociedad (un tema al que el guionista ya se había aproximado otras veces con distintas respuestas). La historia bien escrita, con buenos diálogos y plagada de grandes ideas deja con ganas de más y esperando la ya anunciada continuación.
4.- Velvet de Ed Brubaker y Steve Epting: (Panini/Image) Aunque por regla general me gusta más el genero negro que el espionaje y este año ha terminado la magnifica Fatale del dúo Brubaker/Philips, cómic que podría estar aquí perfectamente, la historia de Velvet una exespeia caída en desgracia que se obligada por las circunstancias a volver al tablero de juego, me ha fascinado. El ultrarealista pero narrativamente potente dibujo de Epting acompaña a un Brubaker en estado de gracia que partiendo de todos los tópicos clásicos del espionaje (como en Criminal partía de todos los tópicos clásicos del noir) construye un relato tenso donde nada es lo que parece y donde todo el mundo tiene mucho que ocultar, creando de paso un personaje magnifico, la propia Velvet que da titulo a la obra.
3.- García 1 de Santiago García y Luis Bustos: (Astiberri) Lo que Santiago García y Luis Bustos hacen en García me recuerda poderosamente a lo que (salvando las distancias) Alan Moore y un pléyade de dibujantes hicieron con Miracleman, esto es situar un personaje “inocente”, casi puro en su contexto de aventuras “blancas” (como es el caso aquí de un sosias de Roberto Alcazar) en un contexto actual que no termina de entender y donde parece que en un principio esta de más. Partiendo de una base tan potente el cómic ofrece una lectura ágil y amena con claras influencias/homenajes del cómic de superhéroes y que al igual que en el trabajo de Millar/Quitely deja con ganas de una ya anunciada segunda y definitiva parte.
2.- Lazarus de Greg Rucka y Michael Lark: (Norma/Image) Ambientado en un mundo futurista y distópico donde el darwinismo social ha triunfado en toda su extensión y una serie de familias controlan todos los medios de producción y ejercen el monopolio de la violencia, la obra se centra en una Lazarus, titulo que hace referencia a una suerte de general que lidera los ejércitos de las familias tanto de cara a guerrear con otras familias como de cara a controlar a la población. Siendo este el punto de partida la historia se centra más en las disputas familiares en pos del control del poder y en la búsqueda de Forever Carlyle (la Lazarus en cuestión) de su verdadera identidad así como de la aceptación por parte de una “familia” que la teme más que quererla y que la ha creado más que criado. Forever se presenta como un personaje típico de Rucka, una mujer fuerte, empoderada, en apariencia muy segura de si misma pero en el fondo consciente de que solo está donde está por su habilidades y dudando en todo momento tanto de su propia identidad como de su sitio en la familia. Magníficos personajes, un entorno atractivo, un dibujo potente y afilados diálogos son las armas claves de un cómic que me ha enganchado desde el principio.
1.- Multiverso de Grant Morrison y varios: (ECC/DC) Con Multiverso, Morrison sigue profundizando en ideas tratadas en 7 Soldados de la Victoria, 52, su larga etapa en Batman o (sobre todo) Crisis Final. En comparación con esta sin embargo el genio escoces consigue crear una obra redonda sin apenas fisuras, completamente coherente y mucho más “fácil” de seguir (tal vez por eso mismo menos estimulante). Un cómic en cualquier caso que da mil patadas a casi cualquier otro tebeo de superhéroes de las majors en 2015 y que demuestra que lejos de ser un problema, el concepto de multiverso es algo genial con lo que jugar si se deja en las manos adecuadas. El proyecto compuesto por dos especiales de apertura y cierre (ambos dibujados por Ivan Reis) y siete one-shots dibujados por un autentico quien es quien de los mejores lápices con los que cuenta DC tiene en su haber cómics de muy distinto tono y enfoque, todos con un tema común que al final termina encontrando su resolución y entre los que destacan con fuerza Pax Americana con el gran (una vez más) Frank Quitely, una suerte de parodia/homenaje a Watchmen y Ultra Comics con Doug Mahnke donde Morrison demuestra que sigue siendo un maestro en la ruptura de la cuarta pared y que por muchas veces que repita el mismo truco, en sus manos va a seguir funcionado.
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