Ahora que ya acabado la larga etapa de Mark Waid al frente de los guiones del hombre sin miedo llega la ahora de hacer un balance global de su trabajo empezando con una introducción a lo que ha supuesto su trabajo en la serie.
Empezando por los números puros y duros, Mark Waid es con 56 números de la colección regular (36 del volumen III más el 10.1 y 18 del volumen IV más el 15.1) el guionista que más números de la colección de Daredevil ha escrito jamas, superando a Bendis que hizo 55 (aunque si contamos las minisereis escritas por este, Ninja y El fin de los días Bendis seguiria siendo el escriba con más números en su haber del personaje). A esto habría que añadir el especial del 50 aniversario del personaje y el 0.1, cómic primero publicado en digital que marco la transición entre el volumen III y el IV. Estando como están ambos, completamente integrados en el discurrir de la etapa se podría elevar la cifra a 58. Durante estos números Waid contó con la colaboración de varios dibujantes, el más prolífico de los cuales fue Chris Samnee que con 36 cómics en su haber se sitúa entre los dibujantes que más cómics ha dibujado del personaje (solo superado por Gene Colan y Alex Maleev), destacar también que fue el guionista de una de las historias cortas incluidas en el 15.1 del volumen IV. Después vendrían, ya muy lejos Paolo Rivera con 6 números, Javier Rodríguez con 5 (clave en la etapa en su faceta de colorista de gran parte de la misma) Marcos Martín con 3 y Khoi Pan con 2. Por su parte Kano, Marco Checchetto (que dibujo los tres números del crossover entre las colecciones de Daredevil, Punhiser y Avenging Spider-man, realizado en colaboración con Greg Rucka a los guiones), Mike Allred y Jason Copland dibujarían uno cada uno. Además tendríamos la presencia de Peter Krause, Karl Kesel (que también guionizo la historia corta que dibujo) y Alex Maleev (en una historia corta del especial del 50 aniversario guionizada por Bendis) en los especiales e historias secundarias del 15.1 (una de las cuales fue guionizada por Marc Guggenhein) y la presencia de Emma Ríos (que contribuye a “españolizar” aún más la etapa) con los lápices del Amazing Spider-man 677 crossover con la colección.
A lo hora de abordar la etapa de Waid al frente de Daredevil conviene contextualizar el momento de la llegada del guionista. Desde que Miller marcara a fuego al personaje durante su primera etapa en el mismo, DD se había tornado en un héroe oscuro y atormentado con especial querencia por lo noir y los ambientes más callejeros y “realistas”. Sin duda era algo que le sentaba a al perfección al personaje tanto por entorno como poderes o diseño. Esta tendencia, con notables pero puntuales excepciones, había llegado hasta el siglo XXI en el que el personaje había entrado con fuerza a través del sello Marvel Knights. Sería en este sello donde DD había vivido la gran etapa que marcó al personaje hasta la llegada de Waid, la celebrada colaboración entre Brian Michael Bendis y Alex Maleev. Durante estos más de 50 números el personaje no solo vio acentuado su tono noir si no que se dio un vuelco total a su estatus quo con el cuestionamiento mismo de su identidad secreta, que fue hecha publica, aunque el personaje, a pura fuerza de voluntad se negaba a reconocer que era DD.
La etapa Bendis/Maleev se cerro en falso con el personaje en prisión y fueron sus sucesores el dúo Ed Brubaker/Michael Lark quienes hubieron que lidiar con una situación casi irresoluble. Durante estos números la serie se oscureció a un más y la moralidad del personaje se vio cada vez más comprometida al punto de comportarse en ocasiones como un villano. De nuevo la etapa se cerro en falso y en una suerte de “reto Daredevil” por el cual cada equipo creativo dejaba una situación compleja al siguiente, Daredevil acabo la etapa Brubaker/Lark al frente de La Mano. La malévola organización de asesinos ninja que DD pretendía usar como fuerza del bien.
Andy Diggle y Roberto de la Torre tomaron el relevo y con injerencia editoriales de por medio se orquesto el evento Shadowland (el primero generado entorno al personaje en toda su historia) en el cual Daredevil era corrompido totalmente por La Mano y se enfrentaba a sus camaradas de la comunidad hérocia. Diggle si cerro en este caso sus tramas y dejo el camino relativamente libre a su sucesor en la miniserie Renacimiento, sin embargo aun quedaban muchas cosas en el aire sobre todo lo relacionado con el tema de la identidad.
En estas circunstancias fue en las que Mark Waid llego a la colección, con el personaje muy tocado y con la sensación de que se había ido demasiado lejos en el “oscurecimiento” del mismo. Así las cosas Waid tuvo muy claro desde el principio su enfoque. Daredevil debía volver a ser un superhéroe, integrarse más en el Universo Marvel y alejarse de tanto mal rollo. La idea era retornar a las esencias al Daredevil preMiller, lo cual no significaba enfrentarle al Matador o crear terceras identidades absurdas, no. La idea era hacer de Daredevil una lectura más ligera, un buen cómic de superhéroes con sus dosis de acción, romance y caracterización de personajes. Esto que en otra época hubiera sido visto si no como una herejía (al fin y al cabo mal llevado podía dañar la identidad propia del personaje, llevándolo a los problemas que tenia antes de la llegada de Miller) si como una etapa menor y pasajera, se antojaba ahora como absolutamente necesario para reconstruir un personaje demasiado dañado por el lastre que cargaba.
Esta suerte de redefinición tuvo un claro componente visual, con la llegada de dibujantes como Rivera o Martín, muy distintos del realismo oscuro y noir de Lark o Maleev y con una paleta de colores mucho más luminosa que trasmitía esa nueva sensación de optimismo y energía que Waid quería para la serie. Esta redifinción visual se llevo también a las portadas que en tono y composición eran muy distintas a las de la anterior etapa y que desde un punto de vista de diseño y concepción atraían sin duda la vista hacia la colección. El éxito de este nuevo enfoque y el estilo de la colección marco tendencia dentro de Marvel y junto Ojo de Halcón se convirtió en el emblema de una forma diferente de hacer las cosas dentro de la editorial con claras repercusiones a día de hoy. En cualquier caso de los resultados finales de las ideas e intenciones de Waid hablaremos otro día.
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