Ya que hace tiempo que no escribo por aquí voy a publicar la reseña que envíe al concurso de Zona Negativa sobre la caja de Frank Miller para que no quede inédita. Esta basada sobre el post que escribí en su día sobre la obra aunque (o al menos eso intente) con otro enfoque.
Vivimos en una sociedad en la que vales tanto como lo último que has hecho. El pasado no cuenta, la rabiosa actualidad y el cinismo inherente a la era de la información ha traído un paradójico resultado: la gente no tiene memoria. Esto que se aplica a tantos ámbitos de la vida tiene su claro reflejo en el mundo del cómic. Pese a todo, uno (tal vez algo ingenuo) pensaba que aún había figuras intocables. Figuras cuya aportación no a un género en concreto, si no al medio como tal harían suponer que, aunque sus últimas obras pudieran ser más o menos discutibles, su trabajo, su trayectoria nunca sería olvidada. Frank Miller parecía jugar en esa liga, sin embargo solo era eso, apariencia. Basto con que tras acomodarse en exceso en su Ciudad del Pecado, Miller regresara al mainstream para hacer DK2, para que muchos saltarán al cuello como aves rapaces en busca de carroña. Miller como siempre, nada acomodaticio, inconformista nato, hizo en DK2 una apuesta arriesgada, un trabajo diferente, plagado de aciertos que sin duda superaban con creces a los errores que hubiera podido cometer, pero claro, se esperaba al Miller de los 80, se esperaba otro DK, olvidando que esa obra ya estaba escrita y dibujada, que ya había marcado una época en su momento y que el escriba de Born Again, no era, ni podía ser el mismo a principios del siglo XXI que a mediados de los 80. Así que Miller hizo lo más valiente, lo que siempre ha hecho por otro lado, hizo lo que dio la gana, y pese a quien pese lo hizo espectacularmente bien.
Con todo estaba claro que fuese como fuese la polémica iba acompañar el siguiente proyecto del guionista de Give Me Liberty y así fue. Su colaboración con Jim Lee en All Star Batman y Robin ha sido criticada hasta la saciedad. Objeto de todo tipo de mofas y befas, se han multiplicado las preguntas del tipo ¿qué le pasa a Miller? Leída la aún inconclusa obra, uno no puede más que esbozar una sonrisa y responder, nada, no le pasa nada. Ahondando un poco más en el tema, a la hora de analizar esta obra hay que tener en cuenta múltiples elementos, el más relevante de los cuales es sin duda el dibujante. Jim Lee autentica superestrella del cómic américo, autor para el que prácticamente se inventó el concepto “hot artist”, símbolo clave de los 90 con todo lo que ello significa (de bueno y de malo) para el cómic de superhéroes, es fundamental para entender lo que Miller pretende con este trabajo.
Si algo ha caracterizado al autor de 300 cuando ha colaborado con otros artistas, es su capacidad de adaptación a los puntos fuertes de su pareja de baile. Lo hizo con el barroco Geoff Darrow en Hard Boiled, con el realista Dave Gibbons en Give Me Liberty o con la maestría narrativa y noir de Mazzuchelli en Año Uno. Y lo hace aquí con Lee en All Star. ¿ y cuales son los puntos fuertes de Lee?, cabría preguntarse. Desde luego no es la narrativa, ni el dinamismo de sus páginas, no, si Lee destaca por algo es por su espectacularidad vacua pero visualmente poderosa. Hombres musculosos siempre posando para la foto, playmates espectaculares que no podrían llevar ropa más ceñida aunque quisieran, acción y explosiones por un tubo, y una fuerza especial que hace que en un vistazo superficial sus defectos pasen desapercibidos. Miller le da a Lee lo que sabe dibujar y lo curioso es que además lo hace escojonandose por el camino de lo peor que tuvieron los 90, de los que como decíamos, para bien o para mal, Lee es un símbolo
Resulta curioso observar los caminos que unen DK, DK2 y All Star. La mala interpretación de la primera por parte de autores mediocres fue una de las “responsables” de los dientes apretados, los héroes inmorales y la oscuridad de los 90 (lo que no deja de resultar curioso, DK es una obra que al final se revela como luminosa y optimista). En DK2, Miller trato en cierta manera de “enmendarse” (no tenía motivo, el no es responsable de la mediocridad ajena, pero ese es otro tema), buscando recuperar la luz, hacer que lo héroes se comportaran como tales y planteando una historia clásica de superhéroes desde una perspectiva, eso si, totalmente moderna y quizá adelantada a su tiempo. En All Star, retoma todas las características de aquellos cómics noventeros y las lleva a su máximo exponente, al extremo (Miller siempre lleva todo al extremo), mostrando lo ridículo de aquel enfoque y riéndose en cierta medida de su pareja de baile en esta obra, y lo hace además en un cómic cargado de mala baba, que recuerda en cierta medida a aquel divertimento sin pretensiones que fue el Spawn/Batman donde colaboraba con otra estrella de los 90: Todd McFarlane.
Lo mejor de todo, lo que demuestra el talento del autor de Ronin es que All Star Batman y Robin se puede disfrutar enormemente como una parodia pasada de vueltas que sin embargo si enlaza con el Batman que nos ha venido mostrando Miller. Así en Año Uno teníamos a un Hombre Murciélago primerizo, aprendiendo a ser lo que llegaría a ser. En DK contábamos con un personaje poderosos y seguro de si mismo, una autentica fuerza de la naturaleza al que sin embargo aún le quedaban cosas por aprender. En DK2 se nos mostraba a un Batman que ya había dado el salto definitivo llevando su guerra a los auténticos villanos de este mundo. En All Star, por su parte, se retrata a un Batman mucho más confiado que en Año Uno, pero aún lejos de lo que veríamos en DK, un personaje que pese a su aparente rudeza y auto confianza, sigue dudando de si mismo y de sus acciones. Visto en conjunto, y para ser un trabajo menor, All Star no deja de tener facetas muy interesantes entre las que sin duda sobresale el que pese a ser un cómic concebido como mero divertimento, Miller consiga hacerlo suyo y enlazarlo con la trayectoria que a lo largo de las décadas ha pergeñado para el cruzado de la capa. Algo solo al alcance de los más grandes, categoría en la que Miller, sigue estando aunque muchos se empeñen en dudarlo.
4 comentarios:
A pesar de que a mí me parezca un comic muy mediocre, puedo comprender que haya gente que "DK2" le guste por su apuesta descarada por el delirio más gamberro. Pero lo de "All Star Batman y Robin" creo que ya no tiene defensa alguna. Y yo no veo conexión alguna con el Batman de "Año uno" y el de "DK1". Aquí tenemos a un pirado que no para de reírse como un lunático y dejarse arrastrar por una espiral de ultraviolencia. Igual que un Miller en pasotismo crónico (hasta el punto de ni siquiera acabar la obra) se deja arrastrar por el espectacular pero hueco trabajo de Lee.
No veo en "ASByR" ninguna parodia de los comics más señeros de los 90 (o los que le dieron su mala fama al decenio), sino un título tan malo como lo eran algunos de la época.
Bueno esta claro que no vemos este cómic (ni DK2) de la misma forma.
En All Star creo que esta clarísmo que Miller lleva muy, muy lejos (al extremo) lo peor de los 90. Va tan lejos que para mi solo cabe pensar que esta riendose de todo aquello. Y conmigo al menos funciona. All Star me parece un tebeo menor, pero extremedamente divertido.
Yo nunca contare a esta historia como parte del Universo DK,no me pareció del estilo de las otras tres obras, saludos.
Bueno, yo si veo una clara relación por los motivos que expongo en el post.
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