Llega a sus fin en España el último gran evento DC, tal vez el más polémico de los últimos años, no tanto por si mismo sino por todo aquello que ha generado tras su final y que aquí veremos desde el mes que viene.
En universos de ficción con vocación continuista e integradora como son los de Marvel o DC jugar con la idea de mundos alternativos, de pequeños cambios en la historia que lo alteran todo es sin duda muy atractivo. Por ese camino se puede situar a los principales personajes del cosmos de ficción en cuestión, en situaciones nunca antes imaginadas y que probablemente nunca se verán en la continuidad normal, debido precisamente a su vocación de perdurar en el tiempo. Este tipo de historias, tan abundantes en el género superheróico, tiene una clara tendencia a sufrir lo que se podría llamar el “síndrome What if?”. Y es que en aquella mítica cabecera Marvel, donde se planteaba la idea de como hubieran sido las cosas si tal o cual acontecimiento no hubiera pasado como paso, el continuo abuso de cataclismos, situaciones brutalmente dramáticas y muertes de algunos de los principales personajes Marvel, eran el pan de cada día. El que no hubiera ningún limite, puesto que la historia allí planteada no iba a seguir, hacía que los finales atroces para alguno de los principales héroes de la casa superaran con creces a los finales felices (que alguno hubo). Casi como si los autores quisieran vengarse de unos personajes a los que en la continuidad normal no podían hacerles lo que en los What if? si.
Este tipo de historias han encontrado también proyectos más ambiciosos que han buscado repercutir en la continuidad tradicional, tal vez en el más conocido de ellos se la Era de Apocalipsis mutante, una saga que en los 90 supuso un autentico boom y que aún hoy es recordada y revindicada con cariño por los aficionados. Más recientemente tendríamos el ejemplo de Dinastía de M, de nuevo en Marvel, una historia que pese a sus limitaciones es el evento que más repercusiones ha tenido en el Universo Marvel y donde en gran medida se asientan las bases del Avengers vs X-Men que asoma en el horizonte.
Todo esto nos lleva a Flashpoint, el mundo alternativo creado por Geoff Johns y Andy Kubert y que recientemente ha finalizado en España de la mano de ECC. La historia como Dinastía de M, como la Era de Apocalipsis, parte de la idea de que alguien ha alterado algo en el pasado que ha creado ecos en el presente dando como resultado (no podía ser de otra manera) un mundo atroz y sin esperanza. En el caso de Flashpoint asistimos a un mundo en guerra, donde Wonder Woman y Aquaman han entrado en conflicto destruyendo casi toda Europa, donde no hay un Superman que sirva de referente moral y donde un Batman más desquiciado que nunca no duda en asesinar sin piedad a sus enemigos. En este contexto solo Flash (como Bishop en la Era de Apocalipsis o Lobezno en Dinastía de M) es consciente de que algo va mal, de que el mundo no es como tiene que ser y de que probablemente el sea el único que pueda poner las cosas en su sitio.
El concepto no es desde luego original pero ese no es el problema de Flashpoint, el problema es que estamos ante un cómic concebido con una idea: relanzar el Universo DC desde... ¿5?, para lo cual la calidad intrínseca de la miniserie es irrelevante. Es solo un medio para obtener un fin y a lo largo de todo el cómic se plasma la idea de que lo que aquí se esta narrando ni tiene excesivo interés ni va ir más allá de la última página del cómic. Lo que termina haciendo que nos encontremos ante un tebeo profundamente convencional en el que realmente no importa demasiado el destino de la inmensa mayoría de los personajes que en el aparecen y al que ni siquiera se le puede conceder el que sea entretenido. Demasiado fragmentada, la miniserie no parece apenas sostenerse por si misma para mostrar un mundo coherente. Se supone que este se construye en las distintas miniseries que surgen a sus alrededor, pero lo cierto es que (al igual que sucedía en Dinastía de M) lo que se muestra en la miniserie central no es lo suficientemente atractivo como para querer profundizar en el apocalíptico mundo imaginado por el guionista de La Noche Más Oscura.
Con todo no se puede decir que Flashpoint sea un cómic fallido, más bien al contrario, ha cumplido con creces el objetivo para el que nació: dejar el Universo DC en disposición de un relanzamiento multipublicitado con el polémico New 52 que el mes que viene inicia su desembarco en España. El que solo haga con apenas la mitad de las series que lo componen viene a demostrar la oportunidad que DC ha desaprovechado para construir algo nuevo y sorprendente, tomando camino tan trillados como por los que se circula a lo largo de Flashpoint.
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