Una serie que por su propia naturaleza parecía abocada a no tener final, encuentra sin embargo el cierre a todo un ciclo de manera magistral y coherente, todo empezó con McNulty, es lógico que todo acabe con él.
Son solo diez los episodios (el ultimo doble) que componen esta quinta y última temporada, tiempo más que de sobra para contar lo que se quería contar. Centrada en el periodismo y en concreto en el Baltimore Sun, esta quinta temporada es quizá en la que el tema central tenga menos relación con el tráfico de drogas eje de toda la serie, sin embargo David Simon, creador de la misma y periodista del Sun en el pasado no puede resistirse a dar un repaso a su antigua profesión, y ya puestos como siempre, lo hace magníficamente.
La quinta temporada de The Wire nos muestra con crudeza la crisis del periodismo tradicional, incapaz de competir con la inmediatez y la pujanza de Internet, los antaño prestigiosos periódicos se encuentran en manos ahora de poderosas multinacionales que no dudan en suprimir puestos de trabajo o corresponsalías, no por que no sean rentables si no simplemente para reducir costes, importándoles bien poco la calidad y sobre todo la veracidad de las noticias que sus medios cuentan mientras estos generen beneficios en este contexto (en realidad no demasiado alejado de lo que había antes, solo que ahora exacerbado al extremo), el periodista de raza, aquel que busca contrastar fuentes, que quiere historias reales, que no se deja amedrentar, está más perdido que nunca, en este contexto, el trepa mentiroso capaz de lo que sea por medrar recibe premios, condecoraciones y ascensos, sin que las innumerables pruebas de su estulticia tengan el menor efecto; si el periodismo siempre ha sido una profesión al límite (aquello del poder y la responsabilidad pocas veces se ha aplicado aquí), la realidad que nos muestra Simon es bastante oscura, la batalla está perdida, ya solo importa el espectáculo.
En medio de todo esto, esta temporada supone el regreso de McNulty a primera línea de fuego, convencido por las promesas del nuevo alcalde en torno a que ahora si se van a hacer bien las cosas, McNulty recupera su puesto en investigaciones especiales solo para encontrarse con un panorama aún más sombrío que el anterior ante la falta de liquidez del ayuntamiento, McNultty harto de todo y dispuesto a llegar hasta el final consigue una peligrosa fuente de financiación alternativa y a partir de ahí se desencadena el caos, el hermoso y delirante caos.
La resolución de la temporada, lógica y totalmente coherente, vuelve a ser agridulce (ya es marca de la casa), pero al menos en esta ocasión también cabe una parte positiva: McNulty y compañía se la han metido al sistema y han disfrutado con ello hasta el final, habrá consecuencias claro, pero las habrá para todos, no solo para los de siempre, y es que las victorias aunque sean pequeñas, en esta serie valen su peso en oro.
En fin, sesenta capítulos, cinco temporadas, un principio y una final coherentes, se cierra el círculo y The Wire queda consagrado entre lo más grande que se ha hecho jamás en cualquier medido del mundo audiovisual; ahí queda eso.
4 comentarios:
Lo dicho, no puede hacerse mejor. Completamente de acuerdo.
Si realmente The Wire es algo grande, muy, muy grande.
No tengo palabras... anoche vi el ultimo episodio de la 5ª temporada y aun sigo en estado de shock. The Wire es lo mas grande que he visto nunca en una pantalla de televisión.
Si la verdad es que es una de las series mejor realizadas que he podido ver jamas.
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