Una serie de la HBO, cocreada por Michael Mann (quien dirige el primer episodio) y David Milch (responsable de Deadwood) y que entre su excelso plantel de actores cuenta entre otros con un enorme Nick Nolte o un gran Dustin Hoffman debería ser sinónimo de éxito. La fortuna no ha querido en este caso que sea así.
La serie que al final se ha quedado en los 9 episodios que componen su primera temporada, empezó ya desde un principio de manera tormentosa con el agrio enfrentamiento entre Mann y Milch, dotados ambos de una fuerte personalidad que les hizo chocar en más de una ocasión. A esto se unió el que pese al esperanzador arranque, la serie fue poco a poco perdiendo audiencia, a lo que se sumo el elevado coste de producción de la misma (el panel de actores, la cuidadísima producción...) lo que la puso muy pronto en solfa. Pese a todo parecía tener garantizada una segunda temporada que se vio parada en mitad de su rodaje al parecer por la muerte de una serie de caballos que fue la gota que colmo el vaso de una serie sin suerte.
Ambientada en el mundo de las carreras de caballos reflejaba en gran medida todos los aspectos de ese microcosmos: desde la gestión de un gigantesco hipódromo que el expresidario ligado a la mafia, Ace Berstein (encarnado por un Hoffman mucho más comedido que otras veces) quiere controlar como vía de acceso a negocios más lucrativos, pasando por los jockeys y la tremenda presión a la que son sometidos tanto en su peso como en su competitividad, los entrenadores y los propietarios de los caballos (entre los que se encuentra Nolte), a los pequeños apostaderos que prácticamente hacen su vida en hipódromo en busca de una pequeña gran fortuna que haga realidad sus sueños.
Los problemas de Luck, más allá de los aspectos que la rodean, radican en la excesiva morosidad de una trama que hace que la primera temporada en global funcione más como un gigantesco episodio piloto de presentación de ideas y personajes que algo con peso por si mismo, lo que unido a la excesiva frialdad del conjunto permite explicar el fracaso de público de la serie, fracaso relativo en cualquier caso para una cadena como la HBO y es que cabria preguntarse si acaso que es lo que realmente espera la HBO de series tan caras como esta, Roma o en su momento Carnivale, series que nacen sabiendo su elevado coste y que la cadena debería tal vez sopesar algo más antes de cerrar en falso, aunque eso tal vez sea un debate que convendría abrir otro día.
Con todo resulta innegable que Luck es una serie notable que prometía alcanzar elevadas cotas de calidad La solvencia e implicación de sus protagonistas (donde destaca un sobresaliente Nolte), los cuidados valores técnicos y de producción (tan habituales en la casa), la espectacularidad de las carreras rodadas con una fuerza tal, que rayan la épica en no pocas ocasiones, ofreciendo un desbordante espectáculo visual, así como lo interesante que se planteaba el desarrollo de las ideas apenas si esbozados en esta primera temporada, hacían prever que Luck tenía todas las papeletas para tornarse en otro clásico de la HBO.
La lastima claro, es que ninguna trama se cierra quedando la serie inconclusa de la peor manera posible. Todo esto hace que su visionado produzca una sensación de frustración equiparable al cierre en falso de otra gran serie como fue Veronica Mars, lo que no impide disfrutar de un producto plagado de valores que lo hacen digna de ser recordado, pero que supone una rémora a medida que avanza una serie que sabes que no va a alcanzar una conclusión digna de tal nombre.
2 comentarios:
A mi me pareció una grandísima idea la que presentaba esta serie, una vuelta de tuerca a las relaciones de poder y aspirante a llenar el hueco que dejaba Los Soprano. Es una lástima pero es lo que hay.
Si, podía haber llegado muy lejos, tal vez deberían pese a todo haberle dado otra oportunidad o al menos una conclusión. No se puede tener ese plantel de actores e invertir esa pasta para dejar las cosas así.
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