domingo, 16 de diciembre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Bullseye, corriendo con el diablo.

Con este tomo, Panini completa en España la fracasada iniciativa de, al albur de las series de Marflix, crear toda una franquicia entorno a Daredevil bajo el lema de Corriendo con el diablo. Más allá de esta ausencia de éxito, la idea ha dado de momento lugar a una obra notable (Kingpin) y a una autentica aberración (Elektra). Falta por ver que tal le ha ido a Bullseye.

No es Bullseye un personaje especialmente agradecido a la hora de formular sus “aventuras” en solitario y es que el psicópata de la puntería perfecta más allá de su labor como mercenario y su presencia como contrapunto casi cómico (y terrorífico) en grupos como Thunderbolts o Los Vengadores Oscuros, ha funcionado siempre mejor como enemigo implacable y sin escrúpulos de cualquiera que sea el héroes que se topara por el camino. Como sucede con la mayoría de los grandes villanos el exponerlo demasiado trae consigo una banalización de su figura o incluso la tentación de convertirlo en (anti)“héroe” para justificar su protagonismo. Casos así hay muchos en el Universo Marvel y no siempre han salido bien.

Esto no ha impedido sin embargo que Bullseye haya disfrutado de varias miniseries desde que empezó el siglo XXI (narrando sus orígenes y motivaciones, enfrentándolo al Punihser o asumiendo el papel de Ojo de Halcón durante el Reinado Oscuro). Así las cosas esta nueva miniserie (fallido proyecto de serie regular en realidad) opta por el camino más sencillo, el ya mostrado en las anteriores aventuras del personaje en solitario y decide centrarse en su labor de mercenario, poniendo el foco en su total carencia de empata y en su macabro sentido del humor,

Al guión tenemos a Ed Brisson (Old Man Logan) uno de esos nuevos escritores que Marvel se esta empeñando en promocionar ante el abandono masivo de talento que la editorial ha sufrido en los últimos años, al dibujo esta el español Guillermo Sanna con un trazo simple, algo feista y tremendamente expresivo. Hay además una (simpática) historia de complemento a cargo del creador literario del personaje (Marv Wolfman) y el dibujante Alec Morgan que ahonda en el peculiar carácter del villano y en como pese a estar presuntamente contra las cuerdas siempre tiene un as en la manga.

El guión de Brisson parte de la premisa de un nuevo encargo para Bullseye, en este caso rescatar al hijo de un mafioso retenido por un cartel de la droga colombiano y de paso arrasar con los líderes del mismo por atreverse a llevar a cabo semejante acción. La cosa se complica cuando una agente del FBI inicia, casi en solitario, la caza de Bullseye responsable de la muerte de su marido en un encargo anterior y cuando el líder de los narcos colombianos resulta ser tan brutal y despiadado como el propio Bullseye. Brisson tiene ademas el acierto de recuperar a dos personajes como Bala o Shotgun que jugaron un papel más o menos relevante en el añorado Daredevil de Nocenti y Romita Jr. todo un guiño a los lectores veteranos que es de agradecer (incluso recupera al atribulado hijo de Bala, aquí aparentemente feliz por fin).

Con estos mimbres lo que nos trae el cómic es un ensalada de tiros con momentos plagados de momentos de acción espectacular (aquí es donde mejor luce Sanna) y donde se muestra a un Bullseye que es tan capaz de planificar todos sus movimientos como de improvisar cuando la situación así lo requiere. Además el cómic presenta un curioso giro final que nos muestra un Bullseye tan cabrón como jugentón. En definitiva estamos antes cómic tremendamente desenfadado, plagado de acción en el que Brisson es lo suficientemente inteligente como para no buscar la identificación con un protagonista que aquí es tratado más como unan granada tirado en medio de una fiesta, No es un cómic tan interesante y con segundas lecturas como los es el de Kingpin, pero como espectáculo de acción, de puro entretenimiento, es infinitamente superior a Elektra,

domingo, 9 de diciembre de 2018

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil la serie, tercera temporada.

Amalgama de influencias, la tercera temporada de Daredevil (y que a la postre ha resultado ser la última) no ha sido la esperada adaptación de Born Again, aunque sí ha tenido mucho de ella, como también toques del Diablo Guardián de Smith/Quesada o incluso de la visión más cotidiana e implicada socialmente del Daredevil de Nocentii/Romita Jr

A nivel de producción, planificación, guion y puesta en escena, se nota prácticamente desde el minuto uno que esta es la serie estrella de Marflix y donde más se han centrado sus esfuerzos y es que aunque la serie haya tenido su tercer showruner en otras tantas temporadas, su solidez como conjunto no es equiparable a ninguna de las otras series de la plataforma. Así la labor de Erik Oleson como conductor del show (primero no ligado al buffyverso de una forma u otra) solo puede calificarse de ejemplar, y es que en términos de solidez y finalización esta tercera temporada de la serie del hombre sin miedo ha sido sin duda la más completa. Sin el desequilibrio que tuvo la segunda, con esas dos historias de calidad e interés tan descompensadas y sin ese final tan precipitado que lastro un poco a la primera, la tercera temporada ha sabido explotar la dimensión trágica del personaje, sus limitaciones y defectos así como sus innegables virtudes, mejor que ninguna otra.

Empezamos la temporada con un Matt Murdock derrotado física y mentalmente tras los acontecimientos de los Defensores, un Matt al que todo el mundo cree muerto y que busca recomponerse acudiendo a sus esencias. Pero el odio y la amargura son demasiado grandes como para avanzar. Por otro lado Wilson Fisk inicia una larga y peligrosa partida de poker con las autoridades en la que poco a poco se va mostrando que juega con cartas marcadas. Mientras Karen y Foggy (con Deborah Ann Woll y Elden Henson detrás, ambos muy bien en su papel) intentan seguir adelante con sus vidas sin terminar de creer que Matt haya muerto pero sin bases para pensar otra cosa. Con estos mimbres se construye una temporada en la que los personajes son el foco central de una nueva batalla entre Fisk y Murdock que ira mucho más lejos que nunca.

La manera en la que se introduce a Benjamin 'Dex' Poindexter (interpretado por un muy acertado Wilson Bethel al que nunca se le llega a llamar Bullseye en la serie, pero vamos tampoco hace falta) sólo puede calificarse de brillante y su evolución de leal sin matices al FBI hasta sicario a la ordenes de Fisk es ejemplar, con una construcción muy cuidada del personaje y sus motivaciones. Algo que también se hace con la figura de Ray Nadeem (papel encarnado por un magnifico Jay Ali ) personaje creado ex profeso para el show y que también es un ejemplo de cómo presentar y desarrollar a un personaje. Pero si hay un personaje (y un actor) que roban el show este es Wilson Fisk (con un hipnótico Vicent D´Onofrio detrás) que aquí se muestra más Kingpin que nunca con una inteligencia y crueldad sin parangón, tanta que para poder hacerle frente Daredevil (de nuevo un excelente Charlie Cox) ha de recurrir (como el Daredevil de Miller) a tácticas de moralidad cuando menos dudosa.

El tema central de la serie gira en torno al amor que Fisk siente por Vanessa (magnética actuación de Ayelet Zurer ) y lo que está dispuesto a hacer y sacrificar por ella y la amistad que Matt necesita para conseguir la victoria. La cabezonería de Matt y sus problemas para confiar en los demás le harán chocar una y otra vez con un muro en sus solitarios intentos por derribar a Fisk, sólo cuando aprenda a confiar en los demás (algo que en cierta medida recuerda a las conclusiones de la potente etapa de Morrison en Batman) tendrá alguna oportunidad de conseguirlo.En fin, una temporada sobresaliente con una concepción de la acción espectacular (para el recuerdo queda ese brutal plano secuencia del cuarto episodio) y tremendamente física y con un final que si bien deja alguna puerta abierta por si se quería continuar, supone un broche de oro a una serie que ha sabido estar a la altura del personaje con el que estaba tratando.