jueves, 24 de julio de 2014

El Batman de Scott Snyder y Greg Capullo: Antes del origen.

Vamos con mi pequeña contribución al 75 aniversario de Batman con un post sobre una de la etapas (junto a la de Morrison) más interesantes que ha vivido el personaje en años.

Los autores.

Con casi tres años manteniendo el mismo equipo creativo, el Batman de Scott Snyder y Greg Capullo es además de uno de los más grandes éxitos del relanzamiento del Universo DC, una autentica rara avis en el mercado actual, donde y sobre todo (que no solo) en la vertiente artista es complicado ver a una misma pareja creativa rigiendo los destinos de la misma colección durante tanto tiempo.

La apuesta por esta pareja unida a un personaje como Batman (el más rentable con diferencia de la editorial) era casi segura y el éxito de ventas y de publico les ha acompañado desde el principio. Snyder convertido en superestrella desde el éxito de AmericanVampire, ya había escrito al personaje en una estimable etapa en Detective Comics durante los estertores del antiguo Universo DC. Aunque por entonces la capa del murciélago la llevaba Dick Grayson, el neoyorkino había demostrado gran talento para moverse por terrenos oscuros, próximos al terror, la caracterización y el estudio psicológico de los personajes y la creación de misterios donde nada era lo que parecía y la verdad se escondía tras varias capas de mentiras, cualidades todas ellas que casaban a la perfección con Batman. Capullo por su parte tras años “perdido” en los más recónditos lugares del “Mcfarlaneverso”, había evolucionado enormemente sus estilo desde los 90, dejando atrás la rigidez y estatismo que por entonces le caracterizaban. Dinámico y lleno de fuerza su grafismo acostumbrado a trabajar con personajes oscuros le hacían también candidato ideal para Batman. Personaje que el artista sabe captar en toda su icónica grandeza, tornándolo en una presencia imponente, más sólido y macizo que no estilizado, un Batman que recuerda más al que dibujara Frank Miller que no al que nos mostraran Alan Davis o Jim Lee por poner solo algunos y muy diferenciados, ejemplos

El contexto.

Aunque teóricamente New 52 supuso un relanzamiento desde cero del Universos DC, esta idea tuvo varios matices: por un lado, salvo la primera saga de La Liga de la Justicia o el Superman de Morrison, los cómics de New 52 se ambientarían cinco años después de la llegada de los superhéroes, lo que dejaba un margen muy interesante de tiempo con el que los autores podían jugar (algo que el propio Snyder esta aprovechando ahora con la saga Origen). Por otro, la continuidad de Green Lantern y de Batman no se borraba de un plumazo si no que se “comprimía” a esos cinco años. Esta idea, concebida sobre todo para salvar los logros de los últimos años con ambos personajes de Geoff Johns y Grant Morrison respectivamente. se hacía muy complicado de entender en el caso de Batman, donde teóricamente en solo cinco años habría tenido cinco Robins. A lo largo de las diferentes series de la Batfamilia se ha matizado e intentado explicar todo esto, pero a efectos de lo que aquí nos interesa debemos partir de la base de que al contrario que otros autores, Snyder y Capullo no tendrían ante si una pizarra en blanco para reescribir al personaje en función de sus intereses, si no que tendría que respetar una continuidad y unas bases previas. El que la etapa este gustando y sea un éxito viene a demostrar una vez más que no hace falta destruir siempre lo anterior para crear algo nuevo, que respetando lo que otros autores han escrito se pueden hacer cómics que gusten y funcionen. Una lección que DC parece haber olvidado y que esperemos que Marvel tenga en cuenta para no convertir en ciertos los inquietantes rumores sobre su futuro.

Llegados a este punto y entrando en al etapa en si, el trabajo de Snyder y Capullo se ha estructurado hasta ahora en tres grandes sagas (con episodios de descanso entre ellas) que han terminado afectando a toda la franquicia. Por un lado empezamos con El tribunal de los Búhos y su correspondiente crossover La Noche de los Búhos; seguimos con La muerte de la familia con el Joker en el centro de la acción y culminamos con Origen saga aún sin acabar, lo que hará que hoy nos centremos en los dos primeras historias.

El tribunal de los Búhos.

Con el paso de los años siempre hemos visto a Batman como una figura infalible, preparado para todo, con soluciones para el más inesperado de los problemas, que en el caso de Batman no parece ser tan inesperado. Planes y contraplanes, para todas las cosas imaginables o no, Batman ha sido presentado como un implacable estratega casi imposible de sorprender. Con El tribunal de los Búhos, Snyder y Capullo quieren mostrarnos al Batman más humano, indefenso y superado que se ha visto en años y lo hacen recurriendo precisamente a uno de los elementos que siempre le han definido: su relación con Gotham.

Batman conoce la ciudad como la palma de su mano, no guarda secretos para él. Batman y Gotham son uno o al menos eso cree el hombre murciélago, pero ¿y si no fuera así?, ¿y si el mal creciera dentro de su ciudad, en su mismo corazón durante años y años y Batman no lo supiera? Tan sugerente premisa esta detrás del concepto de El Tribunal de los Búhos, una misteriosa y poderosa sociedad secreta que lleva rigiendo los destinos de Gotham desde hace años y que decide que ha llegado la hora de acabar con Batman. Un Batman que será puesto contra las cuerdas y que por momentos no sabrá como salir. Ver a Batman desesperado e incluso con miedo no es habitual pero Snyder y Capullo consiguen que el lector entre en el juego, que sienta la angustia del hombre murciélago y que se pregunte como va a salir triunfante esta vez. La historia contenida en Batman resulta tensa y dramática, ampliada a toda la Bat-familia se vuelve un tanto excesiva, con situaciones innecesarias que no permiten que como conjunto sea plenamente redonda. A esto contribuye también su final donde el supuesto poder, antes reflejado casi como omnímodo, de El Tribunal de los Búhos queda muy desdibujado y donde se vuelve a jugar con el pasado familiar del personaje sin el acierto con el que lo hiciera Morrison en su muy reciente etapa. Pese a lo cual supone un excelente debut que casi ocupa todo el primer año de la colección.

La muerte de la familia.

Acabada la saga, Capullo se toma un número de descanso para que Snyder acompañado de Becky Clooman presenten a Harper y Cullen Row, personajes que volverían después en el epilogo de La muerte la Familia (de nuevo sin Capullo) y que vendría a mostrar una vez la capacidad de Batman como fuerza inspiradora del bien, lo que ha generado un entorno muy rico y variado de héroes inspirados por su labor, la llamada Bat-familia. Precisamente ese entorno, junto con el gran villano de la franquicia el Joker, serán los protagonistas claves de la segunda gran saga de Snyder y Capullo: La muerte de la familia. Una historia que parte de la idea de Grant Morrison de que el Joker tienen diferentes personalidades que se activan (o mudan su piel, en este caso casi literalmente) cada cierto tiempo. El Joker al que ahora se enfrenta Batman es más sádico y cruel que bromista y además parece haber descubierto la identidad secreta de Batman atacándolo directamente donde más le duele: a través de su gente, de sus amigos, de sus aliados. La saga que prometía convertir en literal su titulo (haciendo referencia más a la muerte de la familia como concepto, que no a la de algunos de sus miembros en concreto) ocupa la primera mitad del segundo año de Snyder y Capullo en la colección y vuelve a generar un gran crossover a su alrededor, en este caso con mucho más sentido, siendo como es la Bat-familia la victima elegida por el Joker.

Aunque su intensidad e intereses es menor que El tribunal de los Búhos, La muerte de la familia (de inevitable recuerdo a la saga que supuso la muerte del segundo Robin, Una muerte en la familia) permite ahondar tanto en la relación existente entre Batman y el Joker como sobre todo entre Batman y su peculiar familia y más cuando se descubre que es un error suyo, que decidió ocultar a su gente, el que puede haber llevado al Joker a descubrir su identidad y ponerlos a todos en peligro. Un descubrimiento que en cualquier caso permanece en la ambigüedad durante gran parte de la trama. La saga tiene grandes momentos como esa macabra reconstrucción del Joker de los 120 días de Sodoma en los que el autentico terror sobre lo que el payaso asesino ha podido hacer se apoderan de la historia, pero parece un peldaño por debajo del casi impecable debut de la colección. Tras esta saga y antes de la llegada de Origen aún quedan dos muy entretenidos números con Clayface como protagonista y donde la identidad secreta de Batman vuelve a estar contra la cuerdas. Después llegará Origen, sin duda la más ambiciosa (aunque no por ello la de más calidad e interés) aventura de toda la etapa, pero eso queda ya para otro día.

lunes, 14 de julio de 2014

El Aquaman de Geoff Johns, Ivan Reis, Paul Pelletier y otros.

Articulo originalmente publicado en Zona Negativa.

Un icóno minusvalorado.

Aunque incluido siempre de los llamados siete grandes de DC (junto a Superman, Batman, Wonder Woman, Flash, Geen Lantern y el Detective Marciano) y encarnación icónica de los elementos fundamentales de la vida (el agua), Aquaman ha sido tradicionalmente objeto de todo tipo de burlas que han menospreciado su interés y potencial. Reducido por muchas a una mera caricatura que en realidad “solo sabe hablar con los peces”, todos estos prejuicios olvidan dos cosas: el viejo axioma de Alan Moore “no hay malos personajes, solo malos autores” y el enorme e infinito potencial de un personaje que es soberano absoluto (¿abolutista?) del reino más grande sobre el planeta. El potencial del personaje, ya mostrado a las claras por autores de la talla de Peter David, Joe Kelly o Grant Morrison no le había permitido nunca, sin embargo situarse en primera línea del Universo DC al menos no en solitario, con una colección propia llena de vaivenes, parones e irregularidades. La llegada de New 52 parecía destinada a cambiar todo esto.

Geoff Johns es sin duda uno de los arquitectos fundamentales del Universo DC casi desde principios de siglo, guionista de innegable calidad y de ideas brillantes que no siempre sabe culminar debidamente, Johns siempre ha parecido tener debilidad por aquellos personajes que aunque tienen indudable peso en la compañía, no terminan de encontrar su sitio dentro de la misma. Así tal vez el precedente más claro dentro de la trayectoria del guionista a su labor en Aquaman lo encontraríamos su etapa Hawkman, donde acompañado por Rag Morales consiguió poner orden en la caótica continuidad del halcón deceita creando una etapa sólida y recordada. Con un objetivo similar, Johns se encargaría de presentar al Aquaman del Nuevo Universo DC y lo haría acompañado por uno de los dibujantes más importantes de la editorial: Ivan Reis, espectacular artista de sólida narrativa, con clara influencia del mejor John Byrne, lo que suponía una apuesta clara de la editorial por tornar definitivamente a Aquaman en uno de sus primeros espadas. La marcha de Reis a mitad de la etapa Johns encuentra un digno sustituto en Paul Pelletier, un artista no tan espectacular como el brasileño, pero si un sólido narrador, con un estilo visual agradable y marcadamente superheróico que sabe ser continuista con la labor de su merecidamente prestigioso antecesor.

Un héroe dividido entre dos mundos.

Johns afronta el reto de relanzar Aquaman estructurando su narración en torno a tres ejes: por un lado su relación con Mera, por otro la división entre su herencia “humana” y su herencia atlante, con todo lo que ello implica en lo que a su corona se refiere y para acabar el ahondamiento en su pasado y en la circunstancias que le han llevado a ser quien es. Johns nos presenta un Aquaman plenamente autocosciente (tanto que sabe que para muchos es poco más que un chiste), cansado tanto de las presiones que recibe desde Atlantis como del desprecio de la superficie y que decide tomar la decisión, pese a todo de vivir en esta, en el faro que cuidaba su padre, tratando así de estar lo más aislado posible, pero sin alejarse del todo de su medio natural. Contara para ello con la lealtad inquebrantable de Mera, que sin ningún vinculo con la superficie más allá del propio Aquaman, encontrara difícil adaptarse a la vida que este quiere llevar. Mera será uno de los personajes en los que más profundice Johns a lo largo de su etapa y pasara de ser mera muleta en la que el protagonista se apoya, a un personaje con entidad e interés propio que llegara a robar protagonismo hasta al propio Aquaman.

Las intenciones de Aquaman se verán pronto interrumpidas por la realidad, primero por una invasión de monstruosas criaturas marinas que ponen en jaque el pueblo donde ha elegido vivir y después por la interrupción de Los Otros, un grupo del pasado de Aquaman que ahora reaparece cuando sus miembros son paulatinamente asesinados a la par que se roban poderosas reliquias del pasado atlante, todo ello mientras el antiguo rey de Atlantis va descubriendo más misterios sobre el origen de su reino y reaparece Manta Raya enemigo clásico del personaje y reformado para la ocasión por Johns, que será el gran villano detrás de lo que esta pasando con Los Otros.

Estas sagas, primorosamente dibujadas por Reis que convierte a Aquaman en una de las series visualmente más potente de DC, sirven a Johns para ahondar en temas muy queridos por el guionista que antes o después termina tocando en toda colección que escribe. Primero profundizando en la raíces de los personajes, trastocando su pasado para construir su presente y marcar su futuro, la diferencia en este Aquaman es que no tiene que recurrir tanto a la retrocontinuidad en el sentido clásico ya que el relanzamiento del Universo DC le da un lienzo casi en blanco donde puede configurar todo aquello que necesita sin necesidad de explicar contradicciones con otras historias. El segundo aspecto en el que Johns suele moverse con soltura es en la reimaginación de los vilanos clásicos del personaje/grupo que escribe en ese momento, en el caso de Aquaman se centra primero en Manta Negra al que torna en psicópata vengativo obsesionado con Aquaman al que culpa, no sin razón, de la muerte de su padre. El Manta Negra que nos muestra Johns es un personaje terrorífico, frió y calculador; dispuesto a todo para matar a Aquaman.

El segundo gran villano de la etapa será Orm, rey de Atlantis y medio hermano de Aquaman, Orm es presentado en medio de un gran crossover con la Liga de la Justicia y que sirve para despedida de Reis camino precisamente a esa colección (cuyos números del crossover ya dibujara). La saga de explicito titula: El trono de Atlantis, es uno de los momentos cumbres de la etapa y narra un enfrentamiento entre el mundo de la superficie y Atlantis, tras un devastador ataque a esta proveniente, en principio del los EEUU. La Liga de la Justicia habrá de hacer frente a las encolerizadas tropas de Orm, mientras que Aquaman se verá de nuevo dividido entre sus dos herencias a la vez que trata de averiguar la verdad de lo ocurrido. La saga destaca por el tratamiento de Orm, personaje complejo, que en ningún caso es presentado como un villano, si no como un rey que quiere proteger a su pueblo de lo que considera es una ataque sin provocación. Orm, se muestra incapaz de comprender el mundo de la superficie pero quiere a su hermano y trata de convencerlo de la justicia de su causa.

El fin de El trono de Atlantis deja a Aquaman en una situación muy complicada, traicionado por uno de los que creía más fieles amigos, obligado a dejar su hermano abandonado en la superficie, mirado con recelo por sus aliados en la Liga de la Justicia y puesto en un torno que ni quería, ni gran parte de su pueblo quiere que ocupe. Con este escenario Johns plantea una última saga: La muerte de un rey que ahonda en los tres elementos claves que han configurado la etapa, desvelando un sorprendente secreto sobre el origen y hundimiento de Atlantis y sobre las raíces familiares de Aquaman. La saga supone el cierre perfecto de la etapa, da respuesta a todas las preguntas formuladas desde el principio y plantea un nuevo escenario a explorar.

Conclusiones.

La etapa ha sido quizá algo más corta de los esperado, apenas 24 números y algún especial, lo que una vez más le acerca como referente a su labor en Hawkman mientras le aleja de otras etapas mucho más largas como sus estancias en Flash, Green Lantern o la JSA. Pese a su relativamente escasa duración, el trabajo de Johns si ha servicio para mostrar una vez más el potencial de un personaje que al igual que el marvelita Namor, tiene tras de si todo un mundo de posibilidades para explorar. Johns ha sabido equilibrar las dos facetas del personaje, aunque siempre su relación con Atlantis y todo lo que ello conlleva ha resultado mucho más interesante que no los intentos por quedarse en la superficie, intentos que en nuestra opinión solo sirven para convencionalizar al personaje. Johns así lo ha visto y su etapa se ha centrado sobre todo en la idea de que Aquaman asumiera y aceptara en plenitud, tanto su herencia atlante como sus deberes para con ella, escribiendo una serie de cómics francamente entretenidos y que asientas de manera muy sólida las bases sobre las que ha de moverse el personaje,

Queda ahora lo más difícil, saber si los excelentes resultados en ventas de la colección sirven para consolidara en el mercado o si estos se debían solo al presencia de Johns (y más cuando estuvo acompañado de Reis), autor capaz de arrastrar mucho publico tras si. La respuesta la tienen ahora Jeff Parker (una elección cuando menos sorprendente) y Paul Pelletier, que tienen ante si una tarea difícil, pero sin duda emocionante.

lunes, 7 de julio de 2014

La Patrulla X de Bendis.

Articulo originalmente publicado en Zona Negativa.

Brian Michael Bendis, la evolución de un guionista estrella.

El Brian Michael Bendis que ha desembarcado en los mutantes en los inicios de la segunda década del siglo XXI, es un Bendis muy distinto tanto por la situación que afronta como por su mismo estatus como guionista, al Bendis que inicio su etapa en Los Vengadores a principios del presente siglo. Su llegada a las páginas de los héroes más poderoso de la Tierra, supuso para bien o para mal un cambio de rumbo para una colección que hacía mucho tiempo había dejado de situarse en el corazón del Universo Marvel. Anticipándose al éxito de la película, Bendis configuro una franquicia poderosa y rentable que por primera vez en años se situó en ventas e importancia por encima de los mutantes y lo hizo teniendo un control casi total sobre la misma. La franquicia mutante pese a haberse visto relegada a un segundo plano es una clase de animal muy distinto. Gigantesca y con una continuidad tan rica como compleja de desentrañar, Bendis no va tener el poder casi omnímodo que tuvo en Los Vengadores.

Sin embargo el guionista de Cleveland cuenta ahora con varias ventajas que no tuvo allí. Primero, tras ocho años rigiendo los destinos de los héroes más poderosos de la Tierra, Bendis, ya no es el guionista novato, aprendiendo a base de tropezones de sus primeros números en una colección grupal. Es ahora sin duda, mucho mejor escritor de superhéroes: maneja con acierto la dinámica de grupo y sabe encontrar el punto justo entre acción y caracterización necesario para que una colección de estas características funcione. Por otro lado, si algo le faltó a Bendis en su larga etapa al frente del destino de Iron Man y compañía, fue dominar esas historias con amenazas más grandes de la vida donde el destino del universo se juega a cara o cruz, tan propias de una serie como Los Vengadores, al guionista de Alias siempre se le vio mucho más agusto con la relativa cotidianidad y el cierto carácter outsider de Los Nuevos Vengadores de Luke Cage. Un enfoque este, que se adapta como un guante a una Patrulla X que por concepto esta llena de marginados y donde la cotidianidad y las relaciones personales han tenido siempre tanta o más importancia que las grandes (o pequeñas) amenazas que encontraban por el camino.

El concepto es el concepto: la idea detrás de la llegada de Bendis.

El guionista, uno de los principales arquitectos detrás del Universo Marvel, pudo controlar al menos hasta cierto punto el estatus que se iba a encontrar nada más llegar a La Patrulla X. Un estatus por cierto, bastante similar al que ya manejo en Los Vengadores post-Civil War, con La Patrulla X divida en dos bandos más enfrentados que nunca tras los sucesos de Vengadores vs X-Men donde Cíclope, poseído por la Fuerza Fenix asesino a Charles Xavier.

Por un lado estaría Lobezno y sus seguidores (la inmensa mayoría de los mutantes, todo hay que decirlo), que vendría a representar el papel “oficialista” que Iron Man y los suyos jugaron tras Civil War, por otro lado estaría Cíclope y los suyos (gente en general “poco recomendable” con ex-villanos como Emma Frost y Magneto o la medio demoníaca Magik) perseguidos y odiados por todos, pero dispuesto a luchar por lo que consideran justo. Un papel que salvando las distancias recuerda el de Luke Cage y los suyos en el escenario posterior a la guerra civil marvelita.

Bendis por supuesto se encarga de regir los destinos de Cíclope y compañía. Un Cíclope más agresivo, dispuesto a liderar una suerte de “revolución mutante”, mucho más interesada en la lucha por los derechos civiles y por evitar que esta segunda oportunidad para los mutantes en el escenario posterior a Dinastía de M acabe otras vez en desastre, que no en crear una suerte de dictadura mutante, rechazando así caer en la dialéctica que desde el gobierno americano y Los Vengadores se quiere imponer, según la cual Cíclope sería el nuevo Magneto, como paradigma de terrorista mutante y racista, mientras que Lobezno sería el nuevo Xavier como símbolo de la integración (él mismo es también vengador) y la convivencia. Dialéctica esta que como decimos Cíclope rechaza de plana por palabra y acción.

En este escenario Bendis añade un nuevo elemento que lo cambia todo, Hank McCoy, principal aliado de Lobezno y cerebro en la sombra de su facción, decide traer a la Patrulla X original del pasado para que Cíclope se enfrente a aquello en lo que se ha convertido (o lo que McCoy cree que se ha convertido, vaya) y cambie de actitud. Dejando aparte la cuando menos sorprendente lógica de McCoy, que acusa a Cíclope de irresponsabilidad por todo lo que ha pasado con el Fenix y para arreglarlo no dudar en jugar con el espacio-tiempo con consecuencias cuando menos desconocidas, actitud que es como poco hipócrita, lo cierto es que este movimiento supone un órdago a la grande y abre una nueva etapa plagada de interés.

Como decimos el movimiento de Bendis es muy interesante, por un lado la llegada de la Patrulla X original a la actualidad entronca al perfección con la tradición de la saga mutante de jugar con el tiempo, con todos esos futuros alternativos y apocalípticos surgidos a raíz de Días del Futuro Pasado. Por otro y entroncando con su ultima saga en Los Vengadores (La Era de Ultron) la situación es completamente distinta en esta ocasión: el tiempo esta roto, nada esta escrito y ya no se crearan realidades alternativas diferentes al tratar de cambiar algo, lo que suceda tendrá repercusiones reales en el aquí y el ahora y nadie sabe realmente lo que esta situación puede terminar generando.

Relanzando a los mutantes: las parejas de baile de Bendis.

Planteado así el escenario, Bendis se hacía cargo de dos colecciones, La Nueva Patrulla X, donde contaría con los lápices de Stuart Immonen y La Imposible Patrulla X que en su vertiente artística contaría con la labor de Chris Bachalo. Ambos colecciones se iniciarían con un número uno bien grande en sus portadas, lógico en el primer caso, se trata de una colección nueva, no tanto en el segundo donde Uncanny X-Men había sido ya remunerada hace menos de dos años, pero que entronca con la actual tendencia marvelita de sacar un nuevo número uno no ya solo con el cambio de un equipo creativo, si no también con un mero cambio de estatus (Daredevil).

La Nueva Patrulla X que narra las andanzas de la Patrulla X del pasado en nuestra época, cuenta en su vertiente artista con uno de los autores más sólidos y respetados del mainstream actual. Viejo conocido de Bendis, autor con el que ha colaborado en diversos cómics, Immonen es un excepcional narrador dotado de un trazo dinámico y espectacular, que usando una composición de página generalmente clásica, netamente superheróica, se ha convertido en uno de los artistas más cotizados del momento.

La Imposible Patrulla X que se centra en las andanzas de Cíclope y su revolución mutante tiene en Bachalo a un artista veterano, amplio conocedor de la saga mutante (si no es el artista que más números uno ha dibujado en al historia de la franquicia, no sabemos quien puede serlo), que ha terminado con los años exagerando su estilo y haciéndolo un tanto confuso desde un punto de vista narrativo, pero al que nadie puede negar su plasticidad y personalidad propia. Mucho más dado a composiciones llamativas y arriesgadas, menos clásico en forma y estilo, Bachalo no parece una apuesta tan segura como Immonen, pero si se trata innegablemente de un primer espada del cómic comercial americano de hoy en día.

Como siempre pasa en estos casos y más hoy, donde Marvel publica más de 12 números al año de muchas de sus colecciones, Immonen y Bachalo no ha sido los únicos artistas que han pasado por las paginas de las Patrullas X de Bendis así en La Imposible, al parecer mucho más dada a la experimentación visual hemos visto a artistas de tan marcada personalidad como el siempre interesante Frazer Irving en una saga pensada para él con el limbo de Magik de por medio o el nada convencional Marcos Rudy, en un muy interesante número con una reveladora conversación entre Kitty Pride y Scott Summers. En La Nueva, de corte más clásico como sustitutos de Immonen hemos visto a artistas como David Marquez, muy en la línea de lo que se espera de un cómic de superhéreos. En general sin embargo y por lo menos hasta ahora Immonen y Bachalo han cumplido bastante bien, dibujando la mayoría de los números de ambas colecciones. Como ultimo apunte visual señalar si acaso el rediseño de los trajes clásicos de La Patrulla X original llevado a cabo por Immomen, un resideño que busca combinar clasicismo con modernidad y muy influenciado por los trajes originales de Factor X, que ha tenido resultados cuando menos cuestionables.

La etapa hasta ahora.

Los primeros números de Bendis marcan dos colecciones bien diferencias, por un lado Summers y los suyos atrayendo a nueva generación de mutantes a sus filas, mientras los conflictos internos se suceden y la lealtad de Magneto es puesta en cuestión. Esto último es una idea muy querida a Bendis que ya uso en Los Vengadores con la presencia (o no, siempre cabe la posibilidad del doble juego) de un infiltrado en las filas de los protagonistas. En estos números, Bendis se centra en la relaciones personales de unos personajes que ven como sus poderes se han “roto” y tiene que volver a aprender a usarlos, mientras tratan de ensañar a un nueva generación que no han de rendirse y que merece la pena luchar por aquello que consideran justo, La revolución de Summers no es otra cosa que: coexistencia pacifica si, pero no vamos a dejar que nos masacren y nos persigan de nuevo, esta vez vamos a defendernos.

Por su lado en La Nueva Patrulla X, Bendis nos muestra el terrible impacto que para la joven Patrulla X supone la llegada a lo que es su futuro. Nos narra la división en sus filas entre quienes creen que están jugando con fuego y deben regresar a su tiempo y quienes piensan que han de aprovechar esta oportunidad para hacer las cosas mejor. Cobraran especial protagonismo Kitty, que se convertirá en el referente y guía de los chavales, el joven Cíclope desconcertado e incapaz de creer que se convertirá en aquello que dicen que se convertirá (visión al principio mediatizada por McCoy y Lobezno) y Jean Grey absolutamente desbordada por los acontecimientos y dispuesta a todo para cambiar su destino.

El punto de inflexión de estos primeros números llega con el crossover La Batalla del Átomo, una historia algo fallida, sin la intensidad y fuerza de los primeros números, pero que sirve para converger ambas colecciones hacia un mismo punto alejando a La Nueva Patrulla X de Lobezno y los suyos. La historia que vuelve a jugar con elementos tan característicos de la franquicia como los viajes en el tiempo y las versiones divergentes de los principales personajes mutantes sirve para plantar las bases de lo que esta pasando en las colecciones regidas por Bendis en este momento, con un Cíclope dispuesto a atacar S.H.I.E.L.D para frenar la construcción y el despliegue de nuevos Centinelas de los que la agencia de espionaje parece responsable, mientras que La Nueva Patrulla X se encuentra envuelta en una saga galáctica con cruce con Los Guardianes de la Galaxia de por medio que lleva por titulo el explicito “El juicio de Jean Grey”, saga tras la cual el estatus del grupo sufrirá un drástico giro del que aún quedan muchas cosas por explicar.

En general Benids parece haber hecho los deberes antes de acercarse a los mutantes, conociendo sus historia y sus personalidades, lo que contribuye a que este firmando una etapa francamente entertenida. Queda por ver cuanto tiempo puede alargar la idea de La Patrulla X original en el presente, una idea brillante pero que tal vez deba tener fecha de caducidad y por otro lado habrá que ver cuanto tiempo realmente se puede mantener el estatus actual de Cíclope y los suyos como enemigos públicos números uno del Universo Marvel. En cualquier caso y al menos para el que esto escribe, merece la pena conocer las respuestas a estos y otros enigmas de dos colecciones que están entre lo mejor que Marvel publica a día de hoy.