lunes, 28 de octubre de 2013

Los Vengadores de Bendis, el final de toda una era.

La era de Ultron pone punto y final a los casi 9 años de Bendis al frente de Los Vengadores. Lo hace cuando hace ya casi un año que cedió el testigo a sus sucesor, Jonathan Hickman al frente de las principales colecciones regulares de la franquicia y lo hace con una historia que es todo un símbolo de su etapa: un gran evento en el que las consecuencias se antojan mucho más interesantes que el evento en si.

Amado por unos, odiado por otros lo que resulta innegable es que el paso de Bendis por Los Vengadores ha supuesto un antes y un después tanto para el grupo en si como para la propia Marvel en su conjunto. Antes de la llegada del de Cleveland, Los Vengadores lejos de ser el referente central de la editorial que es a día de hoy, era una franquicia menor tanto en ventas como en atención en torno a ella, lejos de Spiderman, los X-Men o incluso la línea ultimate. Bendis (anticipándose al cine) torno a Los Vengadores en lo que siempre debieron ser: el centro del Universo Marvel, permitiendo de paso generar una lucrativa (o todo lo lucrativa que cabe dentro del pauperrimo mercado americano actual) franquicia en la que el sello Vengadores se convertía en garantía de éxito. Para conseguir todo esto el guionista de Powers cambio muchas cosas y claro no todo el mundo fue receptivo a esos cambios.

Visto con la perspectiva que da el tiempo esta claro que Los Vengadores necesitaban un golpe de timón., pese al excelente arranque del relanzamiento de Heroes Reborn a manos de Kurt Busiek y George Pérez, tras la marcha de este, la serie parecía haber caído en la autocomplacencia: una serie clásica, bien escrita, a veces bien dibujada, pero un tanto aburrida, casi sin alma. El golpe definitivo tal vez vino asestado por The Ultimates de Mark Millar y Bryan Hitch, una revisión moderna y desenfada del concepto de Vengadores que aunque cuestionable en muchos aspectos tenía algo que Los Vengadores no tenían desde hace mucho tiempo: The Ultimates molaban y molaban mucho. Así mientras en The Ultimates Millar nos ofrecía unos vengadores, modernos, llamativos, desafiantes, Busiek y sus sucesores (Johns y Austen) seguían una colección clásica que no parecía conectar más que con los seguidores de toda la vida. Había que cambiar las cosas y en esas estaba Bendis.

Cuando Bendis llego a Los Vengadores tenía mucha experiencia en los cómics, incluso en los superhéroes, estaba firmando una gloriosa etapa en Daredevil y había escrito Alias, un tebeo diferente y atractivo, sin embargo ambas colecciones parecía adaptarse como un guante aun guionista que se manejaba a la perfección en el genero negro algo que desde luego no pegaba ni con cola en Los Vengadores. Sin embargo Bendis era el guionista de moda uno de los autores (junto al propio Millar) destinado a llevar a la antigua Casa de la Ideas al siglo XXI y además parecía tener muy claro que quería para el grupo. Se preguntaba una y otra vez si la JLA tiene a Batman, Superman y Wonder Woman a sus filas ¿por qué Los Vengadores no podía tener a Lobezno, Spiderman o Daredevil?, ¿por qué Los Vengadores no eran el centro del Universo Marvel, la franquicia más vendida, la más poderosa? Bendis quería cambiarlo todo y para ello primero tenía que destruir, deprisa y sin piedad lo anterior.

Vengadores Desunidos fue el debut de Bendis en la franquicia y pese a que aún sigue siendo de sus peores historias en su larga etapa como declaración de intenciones no podía ser más honesta: nada (o casi nada) de lo que hay ahora vale, todo sobra, vamos a empezar desde 0 y para ello si es necesario matar o lisiar a la mitad de Los Vengadores actuales así se hará. Bendis necesitaba unos nuevos Vengadores y a fe suya que iba a conseguirlos. La escabechina de Desunidos acabo claro en la disolución del grupo y en el surgimiento de una nueva colección llamada claro Los Nuevos Vengadores, el ciclo comenzaba de nuevo y Bendis estaba dispuesto a dejar huella. Leídos hoy, los primeros números de Los Nuevos Vengadores no son buenos cómics, sin llegar a la ignominia de Desunidos se nota que Bendis no sabe manejar todavía la dinámica de grupos, que personajes como Lobezno (y sobre todo) Spiderman están por estar y que aún no tiene pillado de todo el tono en el que quiere que se mueva el grupo. A medio camino entre el espionaje (donde se le nota mucho más cómodo) y la épica (donde muestra gran torpeza, eso se vera claro en la mediocre Los Poderosos Vengadores), Bendis va construyendo una poco a poco una serie en la que cada vez se le nota más a gusto.

El punto de inflexión lo encontramos tal vez en Invasión Secreta, de nuevo no tanto por el crossover en si (plagado de buenos ideas pero mediocre y convencional en desarrollo y resolución), si una vez más por sus consecuencias. A estas alturas Bendis ha conseguido dominar la dinámica de grupos, ha conseguido que cada personaje tenga su propia voz, su propio peso y ha conseguido defenderse mejor (sin llegar nunca a dominar del todo) el registro épico tan del gusto de una colección como Los Vengadores protagonizado por “los héroes más poderosos de la Tierra”. Tras Invasión Secreta, Bendis escribe el que sin duda es su mejor trabajo al frente de la franquicia: Los Vengadores Oscuros. El peculiar grupo de Osborn, destinado claro esta, al fracaso sirve a Bendis tanto para mostrar lo que supone ser un héroe perseguido por el sistema como para ahondar en la idea de que podría pasar si un lunático llega al poder. Con una gran caracterización de personajes y con soluciones imaginativas, Bendis demuestra con los Oscuros que si sabe escribir grupos y que además puede hacerlo muy bien.

Resuelta la historia de manera demasiado previsible con otro evento Asedio, Bendis tal vez debió dejar la franquicia cuando alcanzó su punto más alto. Decidió seguir sin embargo y aún nos dejo para el recuerdo momentos de gran interés sobre todo en Los Nuevos Vengadores donde siempre se le noto mucho más a gusto que en su hermana Los Vengadores (nombre que sin epítetos se recupero ahora tras el final de Asedio). Lo curioso del tema es que al final de su etapa en la colecciones regulares Bendis termino de deshacer casi todas las consecuencias que los distintos eventos de su etapa había generado. Así de Desunidos ya no quedaba ningún vengador muerto y la Bruja Escarlata había sido rehabilitada, de Dinastía de M ya no flotaba el ambiente su única consecuencia (ese “no más mutantes”), de Civil War ya se había recuperado la hermandad entre la trinidad marvelita (Thor, Iron Man y el Capi), de Invasión Secreta estaba claro que lo de Osborn no podía durar e incluso “resucito” a la Avispa y de Asedio, bueno en realidad Asedio fue una suerte de vuelta al estaus quo pre-Desunidos. Quedan eso si vigentes la consecuencia de AvX (que él mismo esta explorando al frente de la franquicia mutante) y la de Age of Ulton que apenas si ha finalizado.

Esta última es tal vez una muestra y catalogo tanto de las virtudes como de los defectos del guionista: una idea llena de potencial y construida con cuidado desde el final de Asedio desemboca en un evento el que, pese a tener grandes personajes con grandes diálogos, las cosas no siempre terminan de tener sentido, ni siquiera dentro de la lógica de la mismo evento y que parece que solo se hacen con el objetivo de alcanzar el final prefijado, sin importar si por el camino se caen en incoherencias. Siempre con la idea en mente de explorar una consecuencias que una vez más se atisban llenas de potencial. Más allá de todo esto sin embargo, lo que si esta claro es que (consolidado por el cine) Los Vengadores se han convertido en la franquicia central y más rentable de la Marvel actual, lo que que estaba lejos de suceder cuando Bendis llegó. Algo tendrá que ver el calvo de oro.

jueves, 3 de octubre de 2013

El Daredevil Pre-Miller.

Pocas veces un autor ha marcado tanto a un personaje no creado por él como Frank Miller a Daredevil. Desde su estancia en la serie el tono de la misma quedo fijado con tal fuerza que apenas si hay excepciones puntuales que se hayan apartado de ese camino. Sin embargo antes de Miller ya existía Daredevil...


Origenes y primeros años.

Creado en 1964 por Stan Lee y Bill Everett, (aunque existe polémica en torno al diseño del personaje que muchos atribuyen a Jack Kirby, discusión en cualquier caso que sobrepasa los limites de este articulo) como el último gran personaje de la Era Marvel, Daredevil fue en gran medida la sublimación de la idea en torno a la cual se configuraría el primigenio Universo Marvel: “superhéroes con superproblemas”. Y es que el “superproblema” de Daredevil (la ceguera) se situaba incluso por encima de sus superpoderes (los supersentidos). Bajo este concepto básico el Daredevil (nombre por cierto heredado de un famoso cómic de los 40 del que Lee se declaraba seguidor) primigenio es a grandes rasgos una suerte de Spiderman entrado en años y por ese lado vendría muchos de sus problemas. En realidad no son pocos los que opinan que la verborrea sin freno de Daredevil (esto es importante de Daredevil, no de Matt Murdock, todas las taras psicológicas que Miller explotaría más tarde ya estaban desde el principio), su carácter extrovertido y en cierto sentido bufonesco eran lo más parecido a un alter ego del propio Stan (al igual que La Cosa/Ben Grimm tenía mucho de Kirby) que este diálogo por la época.

Como decíamos, y al contrario que otros grandes personajes de la editorial las bases sobres las que se concibió Daredevil resultaron ser muy poco sólidas. Estamos ante un personaje de eminente carácter urbano cuyos poderes relativamente limitados le acercaban mucho más a Spiderman que a cualquier otro personaje de la casa, lo que unido a su parecido también al trepamuros en cuanto a actitud termino siendo un problema ya que los diálogos chispeantes y las continuas bromas que tan bien quedaban en Spiderman hacían de Daredevil un personaje redundante que además carecía del poder de identificación de aquel. Mientras que el teórico público objetivo al que iban dirigidos estos cómics podían identificarse con el estudiante incomprendido y lleno de problemas Peter Parker, era mucho más difícil que lo hicieran con Matt Murdock, un abogado más cerca de los 30 que de los 20 y con una vida exitosa y ya encauzada.

Así las cosas, es durante la estancia de Stan Lee al frente de los guiones del personaje (en el que permanecería más o menos 50 números) cuando se establece el tono que tendría la colección antes de la llegada de Miller: un claro predominio de la aventura, villanos relacionados en gran medida con la faceta laboral de la identidad secreta del personaje y un aire culebronesco que marcaría las relaciones de los tres principales personajes de la serie: Matt/Daredevil, su mejor amigo y socio Foggy Nelson y su secretaria e intereses amoroso de ambos Karen Page. Situación en la que también se metería Mike Murdock una bizarrada de Lee que convirtió a DD durante breve tiempo en un personaje con triple identidad, siendo Mike un falso hermano gemelo inventado por Matt para proteger su identidad como Daredevil (¡¡toma ya!!).


Desde un punto de vista visual y tras la marcha de Everett (creador de Namor en los 40) por problemas de salud y la breve estancia de Joe Orlando (mítico autor/editor de EC) estos primeros tiempos estarían macados primero por la llegada de Wally Wood quien en el número 7 (probablemente el mejor cómic de toda la etapa Lee) fijaría el aspecto visual definitivo del personaje desterrando el amarillo y añadiendo una segunda D al emblema del pecho. Después llegaría el gran John Romita Sr. en lo que sería un campo de pruebas para su posterior desembarco en Spiderman. Pero si por algo se caracteriza esta etapa es por la llegada de Gene Colan, el rey de las sombras que permitió vislumbrar (al menos si no argumental, si visualmente) toda la oscuridad que atisbaba el personaje y que permanecería en el mismo cerca de 100 números con diversas interrupciones siendo aún hoy el artista que más tiempo ha dibujado al personaje. Así, si bien las bases del hombre sin miedo estaban lejos de ser sólidas, al menos artísticamente no se puede negar que Daredevil tuvo mucha suerte contando siempre con lápices de autores de primerísimo nivel

Mientras Colan permaneció en al dibujo salvo excepciones puntales (entre ellas algún número suelto de Barry Windsor Smith muy deudor todavía de Kirby) el sustituto de Lee a los guiones como era habitual en aquellos tiempos fue Roy Thomas que permaneció en la colección en torno a 20 números. Su etapa en cuanto a tono no se diferencio demasiado de la de Lee: predominio de la aventura, gran importancia de la faceta de abogado de Murdock y profundización en la relación con Karen ya sin Foggy de por medio. Precisamente sería en este aspecto donde más relevancia alcanzarían estos números y donde, de manera indirecta se sentaron las bases de la posterior Born Again. Si como observamos ya desde el principio Matt tuvo problemas para ocultar su identidad secreta (de ahí todo lo de Mike Murdock), Thomas da un paso más y decide que Karen descubra la identidad secreta de su amado, es entonces cuando incapaz de soportar que Matt ponga en peligro su vida de esa manera opta por abandonarle e intenta iniciar una (fallida como luego sabríamos por Miller) carrera en Hollywood.

Es un movimiento arriesgado por parte de Thomas y una muestra más de que Marvel en los primeros tiempos no era inmovilista. No solo saca del escenario uno de los personajes secundarios más relevantes de la serie (que por cierto no tenía muchos) si no que elimina de un plumazo la “novia eterna” otro tópico más del género que la por entonces si Casa de las Ideas no dudaba en dar de lado. Por lo demás la etapa de Thomas permite imbricar algo más al personaje en el Universo Marvel con la presencia de Pantera Negra que hará buenas migas con DD y con el que visualmente formara un dúo muy potente. Pese a los esfuerzos de Thomas los problemas de base del personaje siguen ahí: Daredevil no termina de conseguir una personalidad definida, siendo esta demasiado genérica, sus contradicciones no son explotadas y sigue siendo (pese a rebajarse el tono de los diálogos) demasiado “spidermaniano”. En cualquier caso si por lago destaca la serie por aquel entonces y le permite seguir en el candelero es por su factura visual, con un Gene Colan en plena forma. Su dominio de los claro-oscuros, su personalísima composición de página y la plasticidad del diseño de Wally Wood para el traje hacen de DD una serie como mínimo llamativa.

Daredevil and the Black Widow: De New York a San Francisco.




Tras la marcha de Thomas sería Gerry Conway, por entonces un autentico niño prodigio, el encargado de seguir las andanzas del cuernecitos permaneciendo en el mismo cerca de 30 números acompañado una vez más a los lápices por Gene Colan. La llegada de Conway supuso una autentica revolución en la serie y es que si la marcha de Karen había dejado a nuestro héroe compuesto y sin novia esta situación no duraría mucho tiempo ya que en el horizonte asomaba ni más ni menos que Natasha Romanoff, la Viuda Negra. Nacida en las páginas de Iron Man y traspasada luego a las de Los Vengadores esta exespia rusa adquiría tal importancia que llego a compartir cabecera durante más de un año rebautizándose la serie a un explicito Daredevil and the Black Widow. Esto que hay que ligarlo en cierta medida con el incipiente movimiento feminista de los 70 (Marvel como siempre intentando vivir pegada la realidad social en la que se movía, aunque en este caso sin demasiado acierto...pero ese es otro tema) y para Daredevil significaría no solo compartir su cabecera si no también cambiar de costa al trasladarse a San Francisco.

Si hoy, tras el paso de Miller por la serie, resulta muy complicado imaginar a DD fuera de New York, entonces, con un personaje no tan definido no lo era tanto, pretendiéndose tal vez, una mayor diferenciación del mismo a cuenta del cambio de ciudad. En todo caso el tono de las aventuras no varía demasiado por ir de New York a San Francisco y solo la compleja relación entre Matt y Tasha, aportaba alguna novedad realmente destacada. Vista con la perspectiva que da el tiempo la etapa de Conway no deja de ser mediocre y hasta por momentos aburrida solo salvada una vez más por el excelente trabajo de un Colan que dibuja una Viuda Negra bella como pocas veces se había visto antes. Sin embargo no hay que restar merito al hecho de que se atrevió a narrar que dos héroes vivieran juntos (e imaginamos que harían algo más que vivir) sin pasar previamente por la vicaria ni tener esta en perspectiva cercana, lo que hoy puede ser muy normal pero que entonces con el Code de por medio y con la mojigateria predominante a nivel oficial no deja de tener cierto valor.

Conway sería sustituido por Steve Gerber uno de los guionistas más importantes e innovadores de los 70 y que estaría en la serie en torno a 20 números. Gerber contaría al principio con la colaboración de Colan que pronto sería sustituido por Bob Brown, un dibujante mucho más “académico” que Colan lo que haría a la serie perder gran parte de su encanto. Si la etapa de Conway, pese a su mediocridad tiene una segunda lectura habida cuenta de la relación entre Matt y Tasha la de Gerber va aún más lejos. Aunque no estamos ante el Gerber bizarro y desafiante de Howard el Pato o Man-Thing su etapa en Daredevil es tal vez la más interesante que hasta entonces había tenido el personaje y no tanto porque por fin consiguiera encontrar una identidad propia para el protagonista (esto hasta Miller no llegaría) si no por las segundas lecturas que asomaban tras los guiones aparentemente sencillos de Gerber.

En plenos 70 con temas como las drogas, la liberación sexual, los movimientos anti bélicos o el descontento con el gobierno en primer plano, el subtexto de muchas de las historia de Gerber van mucho más lejos de lo acostumbrado y aunque como decíamos no es Daredevil donde el guionista muestra sus lado más desbocado, si es cierto que historias como la del hippie desencantado, Angar el aullador y sus “ilusiones visuales” son muy significativas en los años del LSD, como también lo es la saga del Mandril, villano capaz de dominar a la mujeres y ponerlas a sus ordenes en una época de lucha por la igualdad plena. Más allá de eso sería con Gerber cuando Daredevil regresaría a New York y cuando se formalizaría la ruptura de la siempre tensa relación con Tasha desencadenada entre cosas por la negativa de DD a unirse a Los Vengadores.


Al borde del abismo

Con Gerber fuera y tras el interludio que supuso la labor de Tony Isabella (en una de las sagas más recordadas del DD setentero, Foggy Nelson agente de S.H.I.E.L.D, en el que probablemente fue el mejor trabajo de Bob Brown en la colección) el encargado de regir los destinos de Daredevil sería Marv Wolfman que contando sobre todo con la colaboración de Bob Brown permanecería en la serie en torno a 20 números. Su aportación más destacada a la colección sería la creación de Bullseye. Con un magnifico diseño de John Romita Sr. el asesino de puntería perfecta estaría todavía lejos de ser la némesis física definitiva del personaje, como sería con Miller, es más en manos de Wolfman es un villano de opereta que llega a atar a Daredevil a una ballesta gigante como gran plan para vencerlo. Pero más allá de eso, resulta innegable que el aspecto visual del personaje esta muy conseguido y parece que por fin DD va a tener un villano de altura.

Si uno analiza la galería de villanos del personaje en estos años lo cierto es que apenas consigue encontrar rivales de autentico peso. Quizá puede nombrarse como tal al recurrente Búho (que tampoco paso nunca de ser un mafioso de segunda), pero ni Zancudo, ni Matador, ni Rana Saltarina ni incluso villanos del potencial de Mr. Miedo o El Hombre purpura (potencial visto años después en manos de guionistas como de Brubaker o Bendis) dotaban al personaje de una galería de enemigos realmente potente. Antes de la llegada de Bullseye, solo el mencionado Buho y si acaso Gladiador (de nuevo con un magnifico diseño de Romita Sr.) parecían un villanos de altura...si obviamos el hecho de que este segundo en realidad era poco más que un sastre con ansias de dominación mundial. De nuevo sería Miller quien habría de rehabilitar y dar contenido al personaje.


Más allá de Bullseye la etapa de Wolfman destaca tanto por la creación de Heather Glenn rica heredera y nuevo interés amoroso de Matt como sobre todo por una cierta profundización en el carácter de Matt, mostrandole con un alguien muy seguro de si mismo y preparado para casi cualquier sobresalto, siendo uno de los guionistas que más se preocupo por dotar al personaje de una identidad más propia y diferenciada. Además de eso y atisbando el potencial del personaje para el noir fue uno de los guionistas que más acerco al personaje a esos turbios callejones y matones de poca monta que luego sería seña de identidad.

Sea como sea lo cierto es que ya durante la etapa de Wolfman la serie pendía de un hilo, pasado poco después a ser bimestral (por entonces antesala de la cancelación) a lo que tampoco ayudo el que tras la marcha de Brown la serie careciera de dibujante regular pasándose por sus páginas artistas del calado de Gil Kane, Carmine Infantino o el propio Gene Colan, pero sin que ninguno se consolidara ademas de ser autores con estilos demasiado divergentes. Con todo, antes del desembarco de Frank Miller primero como dibujante (DD 158) luego ya como guionista acreditado (165, aunque estuvo co-escribiendo la colección meses antes), serían Jim Shooter y Roger McKenzie (guionista con el que colaboro Miller sus primeros números) los encargados de regir los destinos del hombre sin miedo.

La etapa de Shooter, breve pero interesante destaco tanto por fijar un tono más oscuro para la colección (que venía como anillo al dedo al personaje) como por profundizar en las mente de un Bullseye que ya mostraba claros signos de desequilibrio metal, además de esto profundizo en la relación entre Heather y Matt a través de una compleja trama empresarial que terminaría con la chica descubriendo (una vez más) la identidad secreta de Matt. McKenzie por su parte sigue el camino trazado por Shooter, haciendo que Heather, al contrario que Karen, asuma y acepte el secreto de Matt, creando secundarios tan interesantes como la ayudante de Matt y Foggy,  Becky Blake y en general manteniendo un tono oscuro, pero aventurero que hacía que su Daredevil fuera como poco agradable de leer.

Como balance global del Daredevil previo a Miller es obvio que estamos ante un personaje de un potencial tremendo pero todavía no explotado. Personaje que, aunque visualmente resulta magnifico (lo que se debe tanto al gran rediseño del traje de Wood como a la inmensa labor de Colan)
tiene todavía gran parte de su personalidad por definir y que resulta tanto en concepto como en forma de actuar demasiado deudor de Spiderman. A esto se añade el que el plantel de secundarios no sea demasiado elevado y el que su galería de villanos sea cuando menos cuestionable. Decir que Miller se encontró con una pizarra en blanco cuando llego al personaje sería mentir (ademas de ser injusto) pero si es cierto que la pizarra estaba lo suficientemente vacía como parta que el genio de Maryland pudiera hacer suyo al personaje sin traicionar ni contradecir nada de lo que configuraba su pasado. Un pasado que en cualquier caso estaba de lejos de ser tan glorioso como lo era el de la mayoría de sus compañeros de generación.



Articulo originalmente publicado en la web Excelsior.