jueves, 26 de julio de 2012

Daredevil: la (tan necesaria) sonrisa del diablo.

En formato 100% Marvel y con los 6 primeros números del volumen III americano del personaje en su interior, Panini publica por fin una de las series más esperadas y con mejores criticas de la Marvel actual: el Daredevil de Mark Waid, Marcos Martín y Paolo Rivera.

Hacía ya tiempo que Daredevil necesitaba un cambio de rumbo. La alargada sombra de Frank Miller ha calado tan hondo en el personaje que para trabajar con él parece condición indispensable el tratar de hundirlo, de hacerle sufrir sin limites, de llevarle más allá de la razón. Dentro de esta desesperación continua que es la vida de Matt Murdock ha habido guionistas (Nocenti, DeMatties o Bendis) que han sabido sacar partido al carácter indomable del protagonista, a su inquebrantable fe en si mismo. El ciclo de caída/redención de nuestro héroe también esta presente en manos de estos autores, pero consiguiendo que el personaje salga fortalecido cada vez. Por contra otros escribas, ya sea por falta de talento (Chichester), de implicación, comprensión y cariño para con el personaje (Brubaker) o por imposiciones editoriales (Diggle) no han sabido tratar con el personaje, mostrandolo no en pocas ocasiones como pusilánime y convirtiendo su vida en un infierno tal que llegaba agobiar al lector. El que dos de estas etapas hayan coincido seguidas (Brubaker-Diggle) y el que se quisiera seguir adelante con el personaje (nada de dejarlo como villano o retirado) hacía imprescindible un cambio radical de dirección, cambio que ha dado lugar a un relanzamiento multipremiado que por fin hemos podido leer en España.

Al contrario que en otras ocasiones, la cabezas pensantes de Marvel han sido inteligentes y han elegido un equipo creativo ideal para lo que necesitaba el personaje. Como guionista tenemos a Mark Waid, autor de corte clásico, con una trayectoria ejemplar (Flash, Kingdome Come, Capitán América...) y con gran conocimiento de la continuidad, que se ve acompañado por dos dibujantes europeos, Marcos Martín y Paolo Rivera, de trazo limpio y sencillo claramente influidos ambos por Mazzuchelli y con una narrativa digna de admiración. El planteamiento del equipo creativo recuerda a aquel que en los años 90 Joe Kelly y sobre todo Karl Kesel siguieron para la serie (y que en su momento paso bastante desapercibido): revindicar el Daredevil más clásico, el que antes de la llegada de Miller a la colección tenía siempre la sonrisa en la boca y que vivía aventuras desbordantes de energía y muy centradas en su faceta como abogado.

Como ya hicieran Kelly y Kesel en su momento, Waid no niega el pasado de Daredevil, ni lo contradice, ni lo ignora, simplemente lo asume y decide mirar adelante consciente de que el personaje es poco menos que insostenible si se centra en las continuas tragedias que han rodeado su vida. Así el Daredevil que Waid/Martin/Rivera nos proponen, es un Daredevil más superhéroico y menos noir que nunca, un Daredevil que lucha más contra supevillanos y menos con mafiosos o ninjas, pero también un Daredevil que ha de enfrentarse a las consecuencias de su pasado más reciente (Shadowland) como bien le recuerda el Capitán América o las continuas argucias de los abogados rivales que no dejan de recordarle que Matt Murdock es Daredevil, al menos “presuntamente”.

Sin duda este planteamiento, fresco, desenfadado e inteligente (la solución que Waid encuentra a los problemas judiciales de Murdock es muy interesante) era lo que necesitaba un personaje que se había asomado al abismo demasiadas veces. Aventuras más ligeras, no por ello carentes de interés, que nos descubren nuevas facetas del cuernecitos. Si a esto añadimos un trabajo visualmente esplendoroso por parte de dos artistas que encajan como un guante en el personaje, resulta fácil entender el espectacular éxito de critica (no tanto de público) y sus, sin duda bien merecidos premisos Eisner.

No se sabe cuando va durar esta etapa, ni cuando va a volver el Daredevil más oscuro (que lo hará antes o después, el genero es su vertiente más industrial es como es), pero mientras tanto esta etapa apunta muy buenas maneras para convertirse en una de las más interesantes de un personaje que se acerca paulatinamente a su cincuenta aniversario.