miércoles, 27 de diciembre de 2017

Historia de Marvel: La Marvel de Axel Alonso.

Hace tiempo que por el blog vengo haciendo un somero repaso sobre las diferentes etapas de la historia de Marvel, ahora que Axel Alonso ha dejado de ser el Editor in chief de la casa tal vez convenga hacer un breve repaso de las principales características de su etapa.

Por un lado y como decía el amigo Pedro en su excelente blog UTCON resulta a veces complicado definir donde acaba la Marvel de Quesada y donde empieza la de Alonso, más que nada porque cuando el primero dejo de ser editor jefe su nuevo puesto era algo muy difuso y siempre hubo la sensación de que en realidad Alonso estaba tutelado por Quesada,. Pero dejando esto aparte y teniendo en cuenta que Alonso fue nombrado editor jefe en 2011 hay que tener en cuenta un par de condicionantes que contribuyen a entender su etapa.

Por un lado la definitiva, primero consolidación y luego explosión del Universo Marvel Cinematográfico puso los tebeos de Marvel en el foco, las películas de sus personajes arrasaban en taquilla, las ventas de los cómics debían estar a la altura. Esta sobrepresión, sin embargo, choco de frente con el gran problema con el que se tuvo que enfrentar Alonso: la explosión de Image y otras editoriales independientes que a base de libertad y derechos de autor han terminado llevandose a casi todos los grandes guionistas (y algún dibujante) de la casa a sus filas, dejando a la Casa de la Ideas en una alarmante situación de falta de talento.

Teniendo en cuenta estas dos premisas hay toda una serie de características de esta etapa que permiten diferenciarla de la inmediatamente anterior:

- La concepción de las colecciones como temporadas televisivas. Aunque el tema de las renumeraciones es algo que viene de lejos, lo cierto es que es en estos años cuando el uso y abuso de tal concepto se convierte en norma. Bastaba un simple cambio, no ya de equipo creativo, si no de estatus de algún elemento de una colección para que esta fuera renumerada y pasara a ser una nueva temporada de la misma tal y como si de una serie de TV se tratara. Se puede argüir que Marvel, siempre pegada a las modas de cada época no hizo sino reflejar en sus cómics la pujanza de la ficción televisiva y su paradigma organizativo, pero lo cierto es que tanta renumeración acabo siendo molesto y hasta algo ridículo.

- La concatenación de eventos. Si bien es cierto que la Marvel de Quesada, desde Vengadores Desunidos había descubierto la magia de la interconexión del UM y había tornado los eventos en hilo conductor global del mismo, con Axel Alonso las cosas fueron aun más lejos. Con Quesada tras cada evento había un “landscape” de mayor o menor duración que se dedicaba a explorar las consecuencias de ese evento, con Alonso se llego a un punto en el que un evento enlazaba con el siguiente sin dar tiempo a afrontar sus consecuencias, tornando lo que debía haber sido algo especial en una mera rutina de dudoso interés. Esto no ha impedido que dos de los mejores eventos de la historia de Marvel (Secret Wars e Imperio Secreto) se hayan producido bajo la égida de Alonso.

- La idea del legado: Uno de los principales elementos del Universo DC ha sido siempre la idea de legado, un concepto que en el Universo Marvel ha estado por regla general más olvidado...hasta estos años. Grupos como Los Campeones, la nueva Thor, Riri Williams, X-23 o Miles Morales encarnan con fuerza el concepto de legado que hasta ahora no había estado en el centro del UM y que es sin duda una de las grandes aportaciones de Alonso a la editorial.

- La multiplicación de colecciones: Durante estos años cientos han sido las colecciones que Marvel ha puesto a la venta, siempre con el objetivo de conseguir algún éxito (sobre todo de critica) como Visión de King/Walta o Estela Plateada de Slott/Alred, la Marvel de Alonso ha apostado por dar colección propia a personajes realmente peregrinos lo que ha llevado a que las colecciones con ventas por debajo de los 20,000 ejemplares o muy cerca se hayan multiplicado, con las consiguientes cancelaciones a veces tratadas de disimular con un “era una serie limitada” que no se cree nadie. Si antes era difícil ver colecciones Marvel por debajo del Top 100 de ventas, en estos años su presencia por esas zonas se ha multiplicado. Tal vez detrás de todo esta la presión de las ventas buscando la idea de que si no se alcanzan por calidad al menos llegar por cantidad.

- La diversidad: De nuevo enlazando con la idea de Marvel como caja de resonancia de la realidad, la diversidad cultural, étnica, religiosa y de genero tan definitoria de nuestros días ha tenido su reflejo con más fuerza que nunca durante la era Alonso. El cómic de superhéroes como fantasía de poder adolescente ha sido siempre un medido dirigido por y para hombres y por regla general para hombres blancos y heterosexuales. Teniendo esto en cuenta no es de extrañar las extraordinarias resistencias que la Marvel de Alonso ha encontrado en su decidida (y valiente) apuesta por la diversidad. Esta por ver en queda esto de cara al futuro, pero entre el legado y la diversidad no sería de extrañar que con el paso de los años la Marvel de Alonso sea mucho mejor valorada de lo que a día de hoy parece serlo. Así, personajes como Kamala Kahn o los ya mencionados Miles Morales o Riri Willians son maravillosos ejemplos de lo que ambos conceptos, bien entendido pueden dar de si.

Evidentemente hay muchas más cosas que ayudan a explicar estos años de Alonso al frente de Marvel Comics, pero creo que como idea general de lo que ha sido su mandato estos serían los elementos más destacables. Sea como sea lo que si parece innegable es que el mandato ha llegado un poco su fin natural cuando las ventas han terminado de hundirse y cuando las criticas hacía Alonso se multiplicaban. Se abre ahora una nueva etapa que promete clasicismo (empezando por recuperar las numeraciones y siguiendo con el retorno de los personajes clásicos a su lugar) menos eventos (que no crossovers) y recuperación de talento (eso esta por ver). Esperemos que esta nueva etapa sepa corregir los muchos errores de Alonso (renumeraciones, multiplicación de colecciones, exceso de eventos...) y a la vez no soslayar sus innegables aciertos (legado, diversidad...).

miércoles, 15 de noviembre de 2017

El Caballero Oscuro III: La raza superior.

Tras un largo tiempo de espera y con un número más del previsto, (algo que se esta convirtiendo en costumbre en los cómics estrellas de las majors) por fin ha concluido en España el esperado retorno, (con todos los matices que se quiera) de Frank Miller al particular Universo DC que el mismo concibiera con su ya lejano El regreso del Caballero Oscuro.

Jugando tal vez más un papel de inspirador que de creador, el DK III es, claro, el menos milleriano de los DK, pero no por ello deja de ser estimable. Brian Azzarello un excelente guionista (obras tan importantes como 100 Balas lo atestiguan), consigue aquí imitar la voz del autor de Ronin sin perder la suya propia mientras que Andy Kubert adapta su estilo al del maestro muy ayudado por las tintas de Klaus Janson. Con todo leyendo DK III uno tiene la sensación de estar ante algo muy distinto a lo construido en los anteriores DK.

Es curioso porqué el número uno parece tirar por un camino que no seguirá luego la miniserie, en este primer número volvemos a ver una Gotham totalmente corrupta con una policía en la que nadie confía y en la que de nuevo Batman aparece como fuerza moral que se niega a rendirse a la evidencia de una ciudad que parece insalvable. De nuevo la policía persigue a Batman y esta vez consigue detenerle solo para mostrar que no es Bruce Wayne quien esta tras la mascara...

Sin embargo la trama no ira por ahí y de nuevo al igual que sucedía en DK II el cómic se torna pronto más en una historia de la JLA con Superman como figura central casi por encima de Batman. Destacan aquí las nada disimuladas referencias a una de las obsesiones de Miller en los últimos años cuando un grupo de fanáticos religiosos superpoderosos ponen en jaque al mundo cometiendo por el camino actos de terrorismo suicida (el paralelismo es evidente) y que encontraran en Batman casi la única oposición real ante un mundo que parece dispuesto a claudicar.

Hay en DK III también un papel clave para el concepto de legado, tan descuidado en el DC últimamente pero tan clave en su esencia, por un lado estará Lara la hija de Superman y Wonder Woman presentada en DK II y que aquí, con un padre ausente al principio dudara de su identidad, poniendo en solfa el amor por la humanidad de su padre y enfrentándose físicamente tanto a su padre como a su madre. Por otro lado tenemos a Carrie Kelly que se convertirá en el corazón de la obra y en el fondo en el foco sobre la que esta pivota.

Resulta interesante ver como Carrie ha ido cobrando cada vez más fuerza y protagonismo en cada DK y más teniendo en cuenta que su creación fue casi una casualidad, no hay que olvidar que Miller no quería a Robín en su primer DK y que fue John Byrne quien le convención de la necesidad de incluirla. Además en su primer DK los diálogos de Carrie estaría escritos por Lynn Varley para buscar más autenticidad en el personaje. De nuevo y como viene siendo habitual en los DK, el final es optimista y esperanzador de cara al futuro con una imagen muy incónica en la que Carrie ocupa el papel central que sin duda se ha ganado.

Cabria señalar que aunque DK III es un sin duda un excelente tebeo que se sitúa sin duda entre lo mejor que se ha podido leer este año en el terreno superheroico esa lejos de ser lo revolucionaria e influyente que fue el primer DK y más lejos aun de lo anticipada en el tiempo, atrevida y desafiante que fue el DK II. Un buen tebeo sin duda pero lejos de lo que supone que ha de ser un DK.

Capítulo aparte merecen los minicómics que acompañan la historia principal, son tebeos en formato reducido de unas 12 páginas que dan trasfondo a la trama mostrando mostrando la situación de varios personajes del UDC frente a lo que esta pasando en la historia principal. De los nueve, Miller dibuja en siete (y los co-guioniza siempre con Brian Azzarello) con ese estilo tan feista y tendente a la abstracción pero plagado de fuerza y dinamismo que le acompaña últimamente y que tanto rechazo parece haber generado. Personalmente creo que alguno de estos minicómics son pequeñas joyas que muestran la vigencia y fuerza de un autor que por suerte aun tiene mucho que contar.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Daredevil: Arte oscuro.

Tercer tomo ya de la nueva etapa del Hombre sin miedo con el regreso de Garney y la presencia una vez más de “artista invitados”. Sería bueno que Panini se pusiera un poco las pilas con esta colección que no hace más que acumular retraso con respecto a su edición americana.

A estas alturas con dos tomos ya publicados en España, (nueve números USA, un cómic introductorio, un especial con Masacre y un anual) parecía claro que la etapa de Charles Soule y Ron Garney no pintaba muy bien, y eso que la idea del guionista de recuperar la identidad secreta del personaje, volver a sus raíces más millerianas, entroncando así de paso con el tono de la serie de tv y dejando de lado la vertiente más netamente superherócica ensayada durante la larga etapa Waid, no era ni mucho menos mala.

Bien es cierto que Waid había demostrado que se podía recuperar la vertiente más colorista y hasta (relativamente) alegre del personaje sin dañar su esencia, pero estaba bastante claro que desde que Frank Miller lo toco, Daredevil era en ante todo un cómic de tono cercano al noir, de un héroe callejero enfrentado a criminales de corte más realista (todo lo realista que puede ser un tebeo ambientado en el Universo Marvel) y con la oscuridad y el drama como elementos centrales. Etapas como la de Waid o la de Kesel en los 90, funcionaban casi como contrate frente a esto, sin embargo y como el show televisivo había demostrado, el personaje en mucho más reconocible en otros ambientes.

Además Soule contaba a su favor con la presencia de Ron Garney un espectacular narrador que por una razón u otra nunca ha conseguido convertirse en una superestrella pese a tener todo (en términos de estilo, fuerza, narración...) para serlo. Sin embargo durante sus primeros números y pese a captar muy bien desde el principio “la voz” del personaje no había conseguido que la colección tuviera interés. Jugando desde el principio con el misterio de como había conseguido recuperar su identidad, ni esto, ni la creación de Punto Ciego como pupilo, ni el nuevo papel como fiscal de Matt, habían conseguido que la serie terminase de despegar frente a la abulia narativa en la que la colección parecía sumirse a pasos agigantados, sin que trucos como la aparición de Elektra o Spiderman lo evitase.

A este panorama se unía la aparente indiferencia de Panini en España para con la colección, que con este tomo se sitúa a cerca de un año de distancia con respecto a la edición original americana, muy lejos de otras colecciones del Universo Marvel que están a apenas 3-4 meses. Así las cosas el anuncio de un nuevo tomo de la colección, “Arte Oscuro” (con los números USA 10-14 del volumen 5) solo podía ser recibido con una mezcla de perece y apatía a la altura del “espectáculo” ofrecido en los dos primeros tomo de esta etapa.

Hete aquí que contra todo pronostico este “Arte oscuro” ha resultado ser un cómic tan estimulante como relevante, tanto para el personaje principal como para su nuevo entrono y es que por primera vez Soule consigue algo de lo que había carecido por completo hasta ahora: pulso narrativo, lo que le pone por fin a la altura de su compañero al dibujo un Garney tremendo que aquí retorna tras unos meses de descanso. El escalofriante enemigo creado para la saga, un asesino psicópata extremadamente violento que se ve a si mismo como un artista y que hace de sus asesinatos toda una performance, ya presenta de por si una novedad con respecto al tipo de villanos que se suelen ver, no ya en DD si no en casi todo el Universo Marvel. El que Punto Ciego adopte un papel más activo y tenga por fin relevancia por si mismo, las terribles consecuencias que ambos han de afrontar y el que incluso los Inhumanos hagan acto de presencia en una historia así (sórdida, oscura y por momentos de autentico terror) sin que se resienta el conjunto dicen mucho a favor de la labor de un guionista, que a partir de ahora deberá demostrar si esto ha sido flor de un día por la temática y el villano elegido o si, por contra, la etapa termina de despegar y puede llegar a la altura de sus predecesores.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Historia de un hombre sin miedo especial: The Defenders, ¿una cuestión de química?

Como culminación de una suerte de primera fase del Universo Marvel/Netflix televisivo, hay en Defensores ecos de los que en su momento fue Los Vengadores para el Universo Cinemático, al menos desde el punto de vista conceptual: Los Defensores tornado en el destino al que se dirigían los diferentes héroes individuales teniendo como elemento cohesionador, allí a Nick Furia o el Agente Coulson aquí a Claire Temple, incluso los villanos, en lugar de ser nuevos, derivaban de una de las cabeceras individuales, allí el Loki de Thor, aquí La Mano de Daredevil/Iron Fist.

Las similitudes acaban aquí, las expectativas generadas con Los Vengadores no eran tan elevadas en Defensores, tal vez porque solo Daredevil y Jessica Jones habían generado un consenso en torno a su calidad, quedando las opiniones muy divididas sobre (la interesante) Luke Cage y (la fallida) Iron Fist. Tampoco el aparataje ni propagandístico ni presupuestario era comparable, ni por supuesto el carisma de los personajes implicados, lo que hacía que en realidad hubiera más expectativas por la nueva serie de Punisher o por la tercera temporada de Daredevil y la segunda de Jessica Jones.

Esta relativa falta de expectativas juega a favor de una serie que también tiene como punto favorable el que conste de tan solo ocho episodios en lugar de los trece habituales que tan problemáticos fueron en cuanto a estructura para Jessica Jones o Luke Cage. Aún y con solo ocho episodios en su haber, lo cierto es que la serie se toma su tiempo en reunir a los protagonistas que no es casi hasta la mitad del show cuando son conscientes de estar combatiendo la misma amenaza. Una vez unidos la serie apuesta por dejar muy claro el rol de cada uno de ellos, con Cage como algo así como referente moral del grupo, Jones como una outsider reacia a colaborar, Rand como entusiasta y algo ingenuo pegamento del grupo y un Daredevil que en teoría debería ejercer el papel de líder.

Y digo en teoría ya que una de las cosas que no termina de funcionar en la serie es la química entre los personajes en especial con Daredevil, que acaba involucrado en todo el asunto de manera cuando menos extraña y que tal vez debido a su identidad secreta, y el traje que conlleva usar, (el tema de la identidad secreta de los superhéroes en las ficciones de imagen real merece sin duda un estudio aparte) no termina de encajar del todo con el resto, y eso que junto con Iron Fist es el que más personalmente esta involucrado con el tema. Es curioso todo esto, la química (y la física) ya funciono muy bien en Jessica Jones entre esta y Cage, al igual que la relación de este con Rand, que esta bien llevada, sin embargo Daredevil no parece que en ningún momento este en la misma onda que el resto, por mucho que intenten ligarlo a Rand convirtiéndole en una suerte de modelo referencia para él o busquen que su relación con Jessica fluya, algo que nunca llega a suceder.

Teniendo como showrunners y guionistas a los responsables de la segunda temporada de Daredevil, la serie carece de los desequilibrios que por momentos acuso aquella, pero también es cierto que retoma los elementos menos interesantes de la misma, para una serie que no parece sentar las bases de un futuro grupo, lo que también es cierto enlace con la tradición de no-grupo asociada en los cómics al nombre Defensores (único parecido con el cómic homónimo) lo que no deja entrever una segunda temporada próximamente, a cambio si plantea interesantes opciones de futuro para Iron Fist y sobre todo para Daredevil.

En cualquier caso y pese a innegables puntos de interés sobre todo en algunos aspectos dramáticos centrados en especial en torno a Daredevil y a Collen Wing mucho más interesante como personaje que su partenaire, la serie falla (si bien no tanto como en Iron Fist) en lo que al tratamiento de la acción se refiere, con unas coreografías de lucha que si bien tratan de resaltar la diferencia de estilos de cada héroe (el barriobajero de Jessica, el eclíptico de Daredevil, el elegante de Iron Fist o el brutal y directo de Cage) no terminan nunca de funcionar en su conjunto haciendo que la mayoría de las escenas de acción no fluyan correctamente. Tampoco esta acertada la serie en en el desarrollo de las relaciones personales entre los secundarios, relaciones de las que hay atisbos pero que podían haber dado mucho más de si.

Aparece así la serie como una gran oportunidad perdida de hacer algo más grande y significativo, algo realmente ambicioso que emulase en trascendencia (evidentemente con otros medios) lo conseguido por Los Vengadores en la gran pantalla. Parece casi como si los creadores una vez conscientes de que las seres individuales habían funcionado más o menos bien, quería quitarse Defensores de encima cuanto antes, haciendo que lo que empezó como punto de destino global se tornase en un compromiso ineludible pero poco apetecible que había que ventilar de la manera más digna posible.

sábado, 17 de junio de 2017

Marvel en los 90: Una breve reflexión de la época más oscura de la editorial.

Estos últimos meses en mi afán completista buscando conseguir todo el material publicado en España de la series regulares de los que yo llamo 9 grandes de Marvel, he podido leer diversos anuales de los 90 de las principales personajes de la casa. Su baja (a veces nula) calidad media me lleva a preguntarme qué pasaba por la cabeza de los editores para publicar algo así. Este post es una especie de ordenación de mis pensamientos al respecto.

Teniendo en cuenta solo el aspecto meramente creativo la idea de que los años 90 fueron para Marvel un desastre sin paliativos se ha consolidado como un mantra. Sin embargo la realidad es como siempre mucho más compleja de lo que los tópicos dictan, y lo cierto es que hay muchos elementos a tener en cuenta antes de acepta dicha afirmación como verdad innegable. Y es que para empezar los 90 son muchos años y Marvel una editorial demasiado grande como para aceptar una generalización de tal calibre. Partiendo de esta premisa lo primero que había que definir es que entendemos por los 90 para después poder explicar de dónde viene esta idea.

Cualquier división histórica que se quiera hacer tendrá mucho de artificial, ya que la historia transcurre de manera orgánica sin que las limitaciones temporales que se hacen sobre ella sean más que meras acotaciones para facilitar el estudio de los acontecimientos. Precisamente con ese fin creo que el periodo que va de 1992 a 1997 acota muy bien toda una era de excesos y viene a definir con claridad lo que fueron la esencia de los 90 para Marvel.

En 1992 se fundó Image Comics, un autentico terremoto para La Casa de las Ideas que la dejo descapitalizada de talento (esto es muy opinable) y de ventas millonarias (esto es indiscutible) ante la fuga de sus principales artistas, y lo hizo además creando un nuevo y feroz competidor por un mercado que entonces no parecía dejar de crecer, aunque pronto todo se desvelo como un gran burbuja. En 1997 se puso fin al experimento que fue Heroes Reborn jugada editorial por la que durante algo más de un año los principales héroes no mutantes ni arácnidos de Marvel pasaron a manos de dos de los principales protagonistas de la creación de Image: Jim Lee y Rob Liefeld. Una especie de círculo simbólico se cerraba y una nueva era se iniciaba.


¿Esto implica que todos los cómics que se produjeron en Marvel entre 1992 y 1997 fueron un desastre? Ni mucho menos, como decíamos antes Marvel es una editorial demasiado grande y 6 años son demasiados como para imaginar algo así. Ahí están el Hulk de Peter David, los Thunderbolts de Busiek y Bagley, el Ka-zar de Waid y Kubert o los Clandestine de Alan Davis por poner solo algunos ejemplos, para demostrarlo. Pero en esos años se juntaron una serie de factores que hicieron que sean recordados como los años más oscuros, creativamente hablando, de la editorial.

Gran parte de lo sucedido se explica en la reacción de Marvel a la fuga de sus estrellas y la consiguiente creación de Image, una reacción que por desgracia no paso por intentar realizar los mejores cómics posibles para hacer olvidar a los fugados si no que por el contrario se centro en dos elementos: buscar clones de mayor o menor calidad de los fugados, e inundar el mercado de colecciones intentado ahogar a los recién llegados, con más y más cómics que con el sello Marvel en la portada se entendía tenían mucho ganado de cara a situarse en las estanterías de las librerías especializadas.

En los 90 la era de la comunicación todavía estaba en pañales y la llegada de dibujantes internacionales era mucho más compleja de lo que hoy en día internet ha conseguido que sea, así el principal problema que se encontró Marvel de cara a su ambicioso plan de expansión, era la alarmante falta de talento para hacer frente a todos los cómics que estaban publicando. Y es que no había tantos guionistas y mucho menos aun dibujantes que pudieran tener el nivel suficiente para publicar en Marvel, es más muchos de los que si tenían ese nivel acababan dejando la editorial por Image con el fin de tener más libertad creativa, controlar sus creaciones y sobre todo los beneficios derivados de estas.

Esta ausencia de talento no pareció importar a una editorial empeñada en seguir con su estrategia costase lo que costase, lo que llevo por un lado a multiplicar las colecciones de las franquicias más populares sin freno aparente, mientras que por otro se sucedían las colecciones nuevas de personajes creados casi de la nada cuyo resultado creativo-comercial no era tan relevante como el hueco que iba a ocupar en la librería, hueco que así no iría a parar a un cómic de la competencia. Estamos hablando de colecciones como por ejemplo Darkhawk o Marta Plateada que en otro momento jamás hubiesen llegado a ver la luz y que en estos años superaron la treintena de entregas. Un símbolo de todo esto se vio en los anuales, donde (no solo) las historias de complemento se convirtieron en infames experimentos y campos de pruebas de auténticos horrores comiqueros con autores de los que nunca más se ha vuelto a saber.



En un mercado afectado por una tremenda burbuja especulativa (que como pasa siempre con estas cosas todos negaban) la estrategia de Marvel se rebeló estúpida y fue uno de los elementos (tal vez el menor, pero importante en cualquier caso) para la posterior bancarrota y subasta de derechos cinematográficos que tantos problemas causan hoy en día a la ya consolidada y muy rentable Marvel Studios (pero eso es otra historia). Como salida a todo esto, se intento retornar a los autores que había llevado a Marvel a ventas millonarias a principios de la década. McFarlane rechazo volver a Spiderman pero Lee y Liefeld si aceptaron la oferta de Marvel de relanzar con total libertad Los 4F, Iron Man, Capitán América y Los Vengadores.

El resultado fue comercialmente estimable pero muy lejos de los cifras de ventas de 1990-1992, los responsables del experimento no habían tenido en cuenta lo mucho de especulativo que las ventas habían tenido esos años y lo mucho que se había contraído el mercado del cómic comercial USA desde entonces. Desde un punto de vista creativo, más allá de su (escasa por lo general) calidad, el movimiento estuvo a punto de provocar un cisma en La Casa de las Ideas ante lo que muchos entendía como una traición a lo que Marvel debía ser, es curioso que esa polémica no se levantase anteriormente por las infames etapas que antes de Reborn estaban protagonizando Vengadores o Iron Man. Así las cosas apenas un año después del experimento Marvel decidió retomar el camino e inicio un relanzamiento con Heroes Return que culminaría años más tarde con el inicio de la era Jemas/Quesada y la recuperación definitiva de Las Casa de las Ideas hasta ser el gigante transmedia perteneciente al conglomerado Disney que es hoy, pero esa es también, otra historia…

domingo, 14 de mayo de 2017

Daredevil: El bluff del hombre ciego.

Segundo tomo que recopila en España la titubeante etapa de Charles Soule al frente de Daredevil y que incluye en esta ocasión los números 5 a 9 del volumen V del personaje así como el primer anual de este mismo volumen. A destacar la magnifica portada de Bill Sienkiewicz que ilustra el tomo.

El triste inicio de la etapa de Charles Soule al frente de los destinos del hombre sin miedo ha tenido un respiro en este segundo tomo, “El Bluff del hombre ciego” donde ya sin el fanático dibujo de Ron Garney consigue centrar más la trama en torno a la que parece estar girado su etapa y cuenta con dos invitados muy importantes (de maneras muy diferentes) en la trayectoria del hombre sin miedo: Elektra y Spiderman.

Lo más destacado de ambas apariciones gira en torno al nuevo estatus de Daredevil y su identidad secreta que parece llegar más lejos de lo que en un principio se adivinaba. En concreto la relación con Elektra plantea toda una serie de dudas y contradicciones bastante difíciles de resolver y que en cualquier caso pasan aquí a un segundo plano ante lo sorprendentemente bien que Soule sabe manejar a un personaje muy maltratado desde que Miller no es su escriba. Esta primera saga que ocupa los dos primeros números del tomo cuenta con el dibujo de Matteo Buffagni, desconocido para quien esto escribe pero con un estilo muy continuista con el de Garney y que va perfecto para el tono de la colección.

La segunda saga que incluye el tomo y que le da titulo cuenta con al presencia de un Spiderman afectado por la misma situación que Elektra y que ayuda a Daredevil a conseguir valiosa información para poner en jaque al misterioso enemigo en la sombra que parece tener mucho control sobre como Matt ha conseguido revertir su anterior estatus. Con todo lo mejor de la saga y donde Soule vuelve a brillar es en la caracterización de personajes con muy buenos diálogos entre Daredevil y un Spiderman que brilla con luz propia a lo largo de toda la historia. Dibuja un mucho más conocido Goran Sudzuka que de nuevo consigue que no se eche en falta a Ron Garney con un dibujo plagado de contrastes y una sólida capacidad narrativa.

Cierra el tomo un anual del todo intrascendente que recuerda los peores momentos del primer tomo con Eco como invitada, Klaw como vilano y con una Vanesa R. del Rey no tan afortunada en el dibujo como sus acompañantes en el tomo. Se agradece el retorno de Eco un personaje siempre interesante y que genera un poderoso contraste con Daredevil pero la historia es tan anecdotista que apenas si puede justificar la existencia de un número especial fuera de colección para contarla. El anual cuenta con un complemento a cargo de Roger McKenzie, guionista que pese a ser más conocido por su colaboración con Frank Miller en los inicios de su etapa en Daredevil que por su trabajo propio, siempre ha sido un solido autor con buenas ideas que sin embargo aquí falla estrepitosamente al cargarse toda al complejidad y evolución del un personaje como Gladiador para convertirlo en otro villano loco más. Dibuja un Ben Torres que destaca por su manera de reflejar la locura de Potter.

Como balance este tomo construye algo mucho más interesante que la primera y muy decepcionante saga de Soule con el personaje pero sigue sin dar con el tono que haga que esta etapa pueda tener tanto interés o carisma como las de sus ilustres predecesores. Lo cierto es que es una lastima ya que Soule si demuestra conocer y comprender al personaje, vemos a un Daredevil que actúa, que habla, que se comporta como cabria esperar (muy lejos por ejemplo del de Brubaker) pero el problema es que la historia que se nos esta contando, al menos de momento carece de verdadero interés y ya van nueve números (diez si contamos el especial de Masacre), un especial breve de apertura, un anual y una serie limitada de cuatro cómics en los que Soule no consigue captar el interés por su visión del personaje.

sábado, 8 de abril de 2017

Historia de un hombre sin miedo: Daredevil/El Castigador. El séptimo circulo.

Desde que Frank Miller los enfrentara en la mítica saga Child's Play los encuentros entre Daredevil y El Castigador han sido muchos y rara vez amistosos. Panini publica en un tomo el último de ellos que recopila una miniserie de cuatro números surgida por la influencia de al segunda temporada televisiva de Daredevil.

El enfrentamiento ente ambos personajes siempre ha tenido un hondo calado moral debido a sus casi antitéticas visiones del vigilantismo y condicionadas por el hecho de que Murdock es consciente de que esta a un mal día de convertirse en Castle. Así las cosas las mejores historias entre ambos personajes son las que ponen frente al espejo sus métodos y los que muestran la ambigüedad en las que en no pocas ocasiones se ve obligado a moverse Daredevil frente a la contundencia de los actos del Castigador, que bajo el punto de vista de Matt no es más que otro villano, aunque en el fondo tema que sea más bien un retorcido espejo en el que mirarse.

No ha sido este el enfoque por el que ha optado Charles Soule, a la sazón guionista regular de Daredevil y que aquí se limita a contar un cómic de acción donde Daredevil y su protegido Punto Ciego tratan de llevar a un asesino al aeropuerto de Nueva York para que sea juzgado en Texas mientras que Castle trata de impedirlo para acabar definitivamente con el asesino a la par que este cuenta con sus propios mercenarios que buscan liberarlo.

La estructura que recuerda poderosamente a la película Ruta Suicida o lo que Scott Snyder y John Romita Jr. están haciendo en All Star Batman ofrece un cómic entretenido pero olvidable donde la acción prima por encima de todo y donde el conflicto que alimenta la relación entre los personajes centrales apenas si esta esbozado, pese a tener un fondo con mucho interés y que va a la esencia de los personajes. No contribuye nada a que el cómic sea memorable el dibujo a medio camino entre los desconocidos Relly Brown (el único que parece salvarse), Simon Kudranski y Mast diciendo muy poco a favor de Marvel y sus expectativas para con este cómic que ni siquiera hayan conseguido que un solo dibujante fuera el responsable artístico de una miniserie de tan solo cuatro números.

Con todo la historia mientras se mantiene a ras de suelo con Daredevil y Castle tratando de superarse mutuamente mientras Punto Ciego se ve atrapado en medio de una situación donde hay también mucho ego en juego, el cómic no funciona mal del todo. Son sobre todo los dos primeros números donde además los bocetos de Relly Brown, más crudos y realistas son bastante más interesantes. Sin embargo la presencia de Dinamo Carmesí queda totalmente fuera de scope y no solo no aporta nada si no que parece un pegote sin sentido, que además resta credibilidad a su resolución ya que resulta complicado creer que Daredevil o Punisher puedan derrotar a un enemigo así.

Lo curioso es que de fondo, y como decíamos antes, hay un tema interesante que apenas es explotado en un par de diálogos pero que si va al centro del conflicto entre ambos personajes. Matt sabe que en Texas es muy probable que el acusado sea sentenciado a muerte, al fin y al cabo el destino que le ofrece Punisher aquí y ahora, el propio Punisher le pregunta que cual es la diferencia. Pero claro Matt pese a todo cree en el sistema y si el asesino ha de pagar con su vida por sus crímenes no serán ni él ni Castle quienes lo determinen si no un jurado y un juez tras un proceso debido, esa es realmente la diferencia y lo que para Matt separa a la sociedad de convertirse en una jungla donde impere la ley del más fuerte. Aunque muy de fondo ese el tema central de la miniserie, la que le confiere algo de interés y la que impide que sea el desastre absoluto que en sus dos números finales esta muy cerca de ser.

sábado, 25 de febrero de 2017

Historia de un hombre sin miedo especial: Kingpin en Civil War II.

Como una suerte de prologo de la nueva colección regular del personaje (con muchos visos de ser más bien limitada) llega esta miniserie de cuatro números tangencialmente relacionada con la segunda guerra civil superheroica y que Panini ha recopilado en un único tomo en España.

Lo primero que llama la atención del cómic con un simple vistazo es su dibujo, un trazo feista, deslavazado y por momentos grotesco que no es muy habitual en un cómic Marvel. Sin embargo su elegancia narrativa y su capacidad expresiva es innegable lo que da al asunto un aura especial que desde luego no se deja ver en la historia en si. El autor de los lápices es un artista bastante desconocido para quien esto escribe: Ricardo López Ortíz y por lo que he podido ver este es uno de sus primeros trabajos. Llamativo y distinto, no se pude negar que su trabajo es cuando menos diferente.

A los guiones tenemos a Mattew Rosemberg otro ilustre desconocido que será el encargado de tomar las riendas de la futura serie regular del personaje. Por lo visto aquí el futuro de esta no es muy halagüeño. Y es que la historia que nos narra esta miniserie no aporta nada de verdadero peso al personaje que permita verlo de otra manera o que haga que su bagaje se enriquezca.. Es el enésimo relato que nos muestra el poder y la ambición de Wilson Fisk para controlar el crimen organizado de Nueva York y que se relaciona con la Civil War II por la presencia de Janus Jardeesh un criminal de baja estofa que transformado en Inhumano permite a Fisk ocultarse de las predicciones de Ulysses.

A lo largo de la historia asistimos a un desfile de algunos de los principales criminales callejeros de Marvel con especial relevancia de Turk aquí ascendido casi a lugarteniente de Kingpìn y se nos muestra como el maquiavelismo del personaje logra dar la vuelta a su captura por parte de S.H.I.E.L.D situación en la que Fisk se desenvolverá como pez en el agua. El cómic esta aderezado con la presencia del Punisher que estará muy cerca de lograr por fin su objetivo de asesinar a Kingpin.

El problema de todo es que Kingpin, como tantos otros personajes (Bullseye por ejemplo que parece que también va a contar con serie regular) funciona mejor como amenaza puntual, incluso como elemento en la sombra que controla toda la situación y que parece inalcanzable, exponerlo de esta manera, ya sea en una serie limitada de escaso o nulo interés como esta, ya sea en una serie regular (en lo que sería el segundo intento de dotar al personaje de colección propia) lo único que hace es quitarle parte de su aura y en definitiva convencionalizarlo. Fue lo que paso con Veneno en los 90 que de ser una amenaza poderosa y creíble paso a ser un personaje tremendamente vulgar y puede pasar con cualquier personaje de este estilo al que se sobreexplote.

En cualquier caso y en definitiva una cómic que no aporta nada a la Civil War II cuyo título en portada es un mero reclamo comercial y que lo que es peor no aporta nada a un personaje que es mucho más grande y temible cuanto más espaciadas e impactantes son sus apariciones. Un error de concepto que parece que se va a prologar en el tiempo.

domingo, 19 de febrero de 2017

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil en Civil War II.

Nunca ha tenido Daredevil demasiado peso en los grandes eventos marvelitas, es más una de las claves de la calidad de muchas de sus etapas esta precisamente en eso, sus equipos creativos han podido trabajar con un grado de libertad desconocido en otros personajes más populares, no viéndose obligados a interrumpir sus tramas para contar algo relacionado con el evento de turno. Esta Civil War II no ha sido una excepción y la serie regular del personaje no se ha visto afectada por el crossover, lo que no ha impedido que tuviese un papel en la misma. Cuidado con los spoilers.

A lo largo de los años se ha ido viendo como Brian Michael Bendis, arquitecto fundamental de Marvel tras Vengadores Desnudos, ha ido construyendo sus eventos en torno a grandes golpes de efecto salpicados de muertes y resurrecciones, tenemos caso como el de Ojo de Halcón (que conoció de su mano ambos elementos), La Avispa, Ares y un largo etcétera. Esta Civil War II no podía ser menos y si ya la historia tuvo como punto de arranque la muerte de James Rhodes fue la muerte de Bruce Banner lo que termino de precipitar las cosas.

Dejando de lado la esencia del conflicto (muy rollo Minority Report) la muerte de Banner a manos de Clint “Ojo de Halcón” Barton precipito el pequeño papel de Daredevil en este nuevo drama marvelita en el que nada volverá a ser igual... hasta que en menos de un año llegue un nuevo megaevento y tiro por que me toca. En fin a lo que íbamos, el nuevo status de Matt Murdock como fiscal en Nueva York le convertía en el personaje ideal tanto para acusar a Burton como para describir lo que realmente había detrás de su juicio, un “juicio del siglo” que apenas si ocuparía un par de páginas en la miniserie central pero que sería objeto de un one-shot donde Daredevil seria el autentico protagonista.

Así las cosas en Civil War II: El acusado de la mano de Marc Guggenheim a los guiones y Ramon Bach con Garry Brown al dibujo se nos narra el juicio que ha de terminar la culpabilidad o no de asesinato por parte del acusado Clint Barton sobre el caído Bruce Banner, una acusación que se ve complicada por la aparición de un vídeo donde el propio Banner pedía a Burton que, si ahora que se había librado de la pesadilla de Hulk, volvía a convertirse en este, Burton debería asegurarse de que moría antes de convertirse. La cosa esta claro en que solo Burton vio en Banner un supuesto destello verde en sus ojos que implicaba que iba a convertirse de nuevo en Hulk. El juicio se planteaba por tanto en estos términos: ¿fue la muerte de Banner un asesinato o fue un suicidio asistido?

Guggenheim que entre otras cosas cuenta en su curriculum con colaboraciones en diversas series de abogados y conocedor por tanto de los mecanismo que hacen funcionar un drama judicial, cuenta aquí como Matt dándose cuenta de que el Estado pretende condenar a Burton de la manera más rápida posible y trata de anular pruebas fundamentales, decide como Daredevil investigar que hay detrás de todo esto y aunque perjudique su caso esta dispuesto a ofrecer al acusado un juicio justo. Y es que lejos de lo que el Estado puede pensar, Matt pese a lo precario de su situación (acaba de recuperar su licencia para poder ejercer en Nueva York) y su falta de experiencia como fiscal, no esta dispuesto a dejarse manipular. Quiere condenar a Burton si, piensa que es culpable, pero cree que merece un juicio justo y esta dispuesto a que el jurado emita su veredicto contando con todos las pruebas encima de la mesa.

En El acusado se nos presenta por tanto y ante todo como un drama moral, donde un héroe que por encima de todo cree en la justicia esta dispuesto a apostar por ella aunque signifique perder el caso y dañar su carrera y otro que más allá del veredicto de culpabilidad o inocencia sabe que ha matado a un amigo y no esta seguro de como va poder vivir con ello. Una historia muy bien contada con un sólido dibujo que muestra el carácter de dos de los héroes secundarios pero más reconocibles de la editorial y que mientras que refuerza a Daredevil en su inquebrantable moralidad, deja a Ojo de Halcón hundido y con un futuro incierto por delante.

sábado, 11 de febrero de 2017

La última cruzada del Caballero Oscuro.

Ambientada antes de los narrado en El Regreso del Caballero Oscuro (DK a partir de ahora), La última cruzada narra el momento más traumático de la historia Batman en el particular Universo DC de Frank Miller, que aquí está acompañado por Brian Azzarello al guión, John Romita Jr. a los lápices y Peter Steigerwald a las tintas y al color.

Una de las cosas que más impacto del DK del Frank Miller en un primer momento fue contemplar a ese Bruce Wayne, hundido, demacrado y casi al borde la de la muerte que hacía ya tiempo que había dejado de ser Batman. En el cómic se daban algunas de las razones que había llevado a ese momento, pero sin duda este La última cruzada permite profundizar más en ello.

El Batman que Miller y Azzarello nos presentan aquí no es el bisoño novato de Año de Ano, ni tampoco la ola de energía y engreimiento de All Star, estamos antes un Batman mucho más cercano al Bruce Wayne que se nos muestra al principio de DK. Un Batman cansado que se siente viejo, que incluso se ve superado físicamente por Killer Croc, piensa que Jason Todd puede llegar a sustituirle mientras él puede vigilar sus esfuerzos desde la Batcueva y sin embargo…

Jason está preparado físicamente, el propio Batman comenta que es mejor que él a su edad, si, hay que pulir sus habilidades de detective, pero ahí se puede trabajar, después de la decepción que supuso Dick Grayson (cuyo nombre Batman ni siquiera puede pronunciar), Jason parece el candidato ideal. Pero el problema es que Jason disfruta demasiado con lo que hace, y aunque es cierto que Bruce en su momento también llegó a hacerlo (como bien le recuerda Alfred, ahí está su época All Star para recordarlo), la forma en lo que lo hace Jason tiene algo de inquietante. Teniendo opciones de causar menos daño siempre busca hacer el máximo posible, aun enfrentándose a inocentes dominados mentalmente por Hiedra Venenosa, Jason no duda en emplearse al máximo sin ningún tipo de piedad, además Jason tiene su propia forma de ver las cosas y no son pocas las veces que desobedece ordenes…

Ante este panorama la ominosa presencia del Joker no hace si no aumentar la sensación de que algo grande va a pasar, un Joker capaz de provocar una rebelión en el psiquiátrico solo hablando y capaz de salir andando del mismo en mitad del caos sin que nadie pueda impedirlo. Un Joker que aquí de la mano de un inspirado Romita Jr. (en uno de sus mejores trabajos de los últimos años) aparece como más peligroso y amenazador que nunca.

En estas circunstancias, un convaleciente Batman (al que Killer Croc a estado cerca de matar) ordena directamente al Jason que no se acerque al Joker que no lo busque, pero como decíamos Jason tiene sus propios planes y harto de las dudas de su maestro está dispuesto a demostrar de una vez por todas que puede jugar en las grandes ligas. La tragedia, la mayor derrota en la historia de Batman, lo que explica gran parte del estado de Wayne al principio de DK está a punto de suceder y nada volverá a ser igual.

Las ampliación del Universo DK que trajo primero DK 2 y después la idea de Miller de que todas sus obras con el personaje (Año Uno, All Star, ¿Spawn/Batman?) forman, bajo su punto de vista, parte del mismo universo abría un montón de posibilidades que ahora sólo se está empezando a explorar con DK III. Este One-Shot especial no viene más que a confirmar ese potencial al ahondar en uno de los momentos más oscuros de la historia de Batman y lo hace siendo por un lado totalmente fiel al canon del personaje y por otro mostrando también gran coherencia con todo este Universo DK que Miller ha venido construyendo con las décadas, demostrando una vez más que Azzarello era el guionista ideal para acompañar a un, debilitado por la enfermedad, Miller en el proyecto.

Al dibujo tenemos a un Romita Jr. que no trata de imitar tanto el trazo del maestro como hemos visto en alguno de los minicómics que complementan el DK III (y que de nuevo ahondan en la idea de profundizar en este Universo DK) y que parece haberse tomado más tiempo para acabar el trabajo, ya que aunque tiene trabajos más potentes, si muestra con plenitud la fuerza de su trazo y la energía que transmiten algunos de sus mejores trabajos. Su labor esta aquí potenciada por Peter Steigerwald que, especialmente en el color, con sus tonos apagados, trasmite la tristeza de una historia en la que el héroe está a punto de sufrir uno de los momentos más duros de su vida.

jueves, 2 de febrero de 2017

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil y Masacre. Incordura transitoria.

Tal vez el crossover más peculiar en el que nunca haya participado Daredevil (también es verdad que no es que haya participado en muchos), Incordura transitoria es una divertida aventura que pese a su intrascendencia no deja de tener su miga.

Si hay un personaje que en los últimos años se ha convertido en una autentica estrella por sus propios méritos, sin necesidad de respaldo cinematográfico, este ha sido Masacre, que tiempo antes de su (no tan) sorprendente éxito fílmico se estaba tornando en una estrella que la antigua Casa de la ideas no veía desde Lobezno o Punisher. Una de las claves del triunfo del personaje ha pivotado en torno a su imprevisibilidad, Masacre es el tipo de personaje con el se puede hacer cualquier cosa (retrocontinuidad, ruptura permanente de la cuarta pared, historias violentas, humorísticas, de ciencia ficción, de amor..) sin que se resienta, demostrando un grado de adaptabilidad que es sin duda una de las claves de su éxito.

En este contexto, la idea de crear un crossover del personaje de un solo número pero que en realidad son cuatro podría resultar rara y hasta un poco confusa, pero en realidad es solo una pieza más del conjunto de locuras y libertad creativa que han hecho del personaje lo que es. Así a la altura del número 13 del volumen 6 del personaje (número 9 del actual volumen de Panini en España) al guionista Gerry Duggan se le ocurre la idea de cruzar a su personaje con Daredevil, Luke Cage y Puño de Hierro en un número especial de 96 páginas divido en cuatro partes. Deadpool 13 y Deapdpool 13,1 con guiones del propio Duggan y dibujos de Jacopo Camangi y de Paco Díaz respectivamente, Daredevil 7.1 con guiones de Charles Soule (actual guionista de la serie regular del personaje) y dibujos de Guillermo Sanna y Power Man and Iron Fist 4.1 con guiones de David Walker y lápices de Elmo Bondoc.

Con estos mimbres evidentemente la historia solo podía tener un corte netamente humorístico en el que el elemento clave de unión entre Daredevil y Masacre pasa por las presencia como villana de María Tifoidea, la cual surgida en la páginas del hombre sin miedo tuvo cierto protagonismo en la colección del mercenario bocazas durante la ya clásica etapa de Joe Kelly al frente de los guiones de la misma. La trama gira en torno a un contable que se ve metido en apuros cuando unas malas inversiones dejan sin dinero a clientes muy peligrosos, clientes que no están dispuesto a aceptar un “fluctuaciones del mercado “ como respuesta. Contra la cuerdas y temiendo por su vida el contable recurre a Masacre en su faceta de mercenario para protegerle de María Tifoidea, contratada para matarle. Masacre decide acudir a Matt Murdock que como fiscal puede ofrecerle un trato a su cliente para conseguir una nueva vida a costa de empapelar a los mafiosos para los que trabajaba.

La historia cuenta con varios guiños a Daredevil, como el que esta narrada por Ben Urich que trata de sacar un articulo de todo esto sin saber muy bien como hacerlo o el que Masacre se quede temporalmente ciego, surgiendo multitud de situaciones cómicas sobre sus “sentidos aumentados” y como Daredevil no puede comprenderlo y así un largo etcétera. Tal vez lo que no este del todo bien hilvanado es como se incorporan al asunto Cage y Puño de Hierro pero en cualquier caso a estas alturas es lo de menos ya que su llegada termina propiciando nuevas situaciones hilarantes con pañales de bebes y vertederos de por medio.

En cualquier caso y obviando su innegable intrascendencia, este peculiar cruce se antoja como enormemente divertido, original en su concepción y con un dibujo que pese a la presencia de cuatro artistas muy diferentes consigue mantener un cierto tono estilístico que funciona a la perfección para las pretensiones de lo que se esta contando. Guste o no Masacre, son cómics como este los que permiten explicar en gran medida su éxito, ya que aquí encontramos casi todos los elementos que le han hecho llegar tan lejos: humor autoparodico, ruptura de la cuarta pared y atrevimiento conceptual para probar con éxito formulas diferentes.

sábado, 28 de enero de 2017

El mundo necesita Campeones: el nuevo supergrupo Marvel.

Este es el texto que envié al concurso de Mavel Age y que me sirvió para ganar el tomo del Marvel Héroes de La Cosa. Siendo sincero he de decir que me importan bastante poco estos Campeones, colección que no compro, pero bueno había que “venderla” así que aquí muestro mi vertiente más “mercenaria”. No quedo mal del todo pese a los recortes que tuve que hacer para que no se me fuera la extensión de las manos.

Al contrario que en la Distinguida Competencia, no se puede decir que el concepto de “legado” este en la raíz del Universo Marvel, en realidad entre los muchos aspectos revolucionarios que tuvo el surgimiento de este universo de ficción esta todo lo contrario. A Stan Lee no le gustaba la figura del “sidekick”, el compañero juvenil del héroe que es uno de los pilares clave sobre los que se asienta la noción de legado. La idea del compañero juvenil no solo fue desterrada por Lee de la naciente Marvel si no que, junto a Steve Ditko, transformo el que bien podía ser prototipo de ese clase de personaje en una de la figuras claves de la editorial. Hablamos por supuesto de Spiderman.

Como tantas cosas en los últimos años esta idea también ha sufrido un giro importante dentro de la actual política de Marvel y el concepto de legado ha sido paulatinamente abrazado. Uno de los pilares claves de este cambio vino del ya defenestrado Universo Ultimate y tuvo de nuevo como protagonista central a Spiderman. Concebido por el arquitecto fundamental de la Marvel actual, Brian Michael Bendis y la dibujante Sara Pichelli, Miles Morales vino a asumir el legado dejado por el Peter Parker definitivo tras la muerte de este. Pese a la polémica inicial, la creación de Morales ha demostrado ser todo un acierto tanto por el buen hacer de su equipo creativo como y sobre todo por terminar de abrir la puerta a una Marvel mucho más diversa e integradora. Tras los acontecimientos de Secret Wars, Miles pasa a integrarse en el Universo Marvel tradicional y de paso en Los Vengadores, donde debía ser uno de los jóvenes destinados a asumir el legado de los héroes más poderosos de la Tierra.

Junto a Miles, Los Vengadores también integraron en sus filas a otra joven, Ms. Marvel, Kamala Khan que parecía como este destinada a liderar el grupo en el futuro. En Kamala, una adolescente paquistaní-americana con poderes inhumanos, encontramos también dos de los aspectos clave que definieron a Miles: por un lado la necesidad de diversificar el origen racial o incluso religioso de la nueva oleada de héroes Marvel, en base a buscar lo que siempre ha intentado ser la editorial, un reflejo tamizado por la fantasía de la sociedad en la que vive, y por otro lado la idea de legado, y es que Kamala, fan absoluta de los superhéroes admira por encima de todos a Carol Danvers y esta dispuesta a demostrar que es digna de seguir sus pasos.

El tercer miembro joven de esta nueva hornada de vengadores es Nova, en este caso Sam Alexander. De carácter impulsivo y temerario en Sam encontramos tal vez la idea más clara de legado, no solo por la figura de su padre, también miembro del Cuerpo Nova si no por lo que representa simbolizar al Cuerpo en si y sobre todo suceder al gran Richard Rider muerto en sacrificio heroico para salvar el Universo. Tener ese peso detrás y las inseguridades propias de la edad hacen de Sam el personaje tal vez menos maduro de los tres.

Más allá de este trío vengador también el actual Hulk, Amadeus Cho sabe lo que significa asumir un legado y el peso que lleva consigo. Admirador profundo de Hulk, al que siempre vio como un héroe, Cho no dudo en asumir como propio al monstruo que llevaba años atormentado a Bruce Banner para poder salvarle la vida. Al contrario que este, Cho asumió a Hulk con la alegría propia de su juventud, estando plenamente convencido de que podría controlar el legado de fuerza y odio que implica el gigante verde. La realidad por desgracia es muy tozuda y no hace casos de las buenas intenciones.

Un caso muy distinto es el del joven Scott Summers, recuperado del pasado junto al resto de los X-Men originales, el legado con el que ha tenido que lidiar el joven Scott ha sido cunado menos complejo. Y es que precisamente su llegada se justifico por parte de La Bestia como medida de choque para reconducir el supuestamente errático comportamiento del Scott de presente. Desde su llegada el joven Summers ha tratado de encontrar su propio camino y sobre todo de diferenciarse de aquel en el que supuestamente esta destinado a convertirse.

En lo que a Viv Visión respecta la información que tenemos del personaje es bastante menor, aunque de nuevo la idea de legado es central en su configuración. Androide artificial creado por La Visión para tener una familia “real” su papel como hija modelo pronto se verá puesto en duda por el rechazo de la humanidad y las dificultades de adaptación ante un mundo que ni la comprende ella ni ella termina de comprender. El angst adolescente elevado a la enésima potencia en un personaje artificial que lucha por encontrar su propio camino.

Así las cosas la llegada de Civil War II lo ha cambiado todo. Ser vengadores era el sueño de Miles, Kamala y Sam, pero ¿pueden realmente asumir el legado de unos héroes incapaces de resolver sus discrepancias sin recurrir a la violencia?, ¿puede acaso aceptar Amadeus Cho las decisiones que han tomado los supuestos lideres de la comunidad heroica sin rebelarse antes ellos?, ¿puede el joven Cíclope seguir con sus compañeros X-Men y no combatir lo que le depara el futuro?, ¿puede Viv encontrar su camino, separarse de su padre y elegir su futuro?

Las respuestas parecen encontrarse en Campeones una serie en la que de la mano de Mark Waid y Humberto Ramos, los más jóvenes héroes del Universo Marvel se unen para encontrar su propio destino en el incierto futuro que se antoja tras los traumáticos sucesos de la segunda guerra civil superheroica. Lo hacen asumiendo una vez más un legado, en ese caso el de unos de los grupos más extraños de la historia del Universo Marvel, el de Los Campeones grupo afincando en Los Ángeles que en los 70 no termino de encontrar su sitio en la Casa de las Ideas. Algo me dice que estos Campeones 2.0 van a tener mucha más suerte que sus predecesores.

sábado, 21 de enero de 2017

Mis series de 2016.

Gran parte de mi tiempo de ocio, probablemente más incluso que para el cine o la lectura se me va en la series de las que ahora con Netflix (y desde hace poco con HBO) consumo incluso más que antes. Este año encontramos grandes series que hacen difícil una reducción a un top cinco pero ahí esta la gracia del asunto.


5.- Marco Polo 2ª temporada: Protagonista de una inesperado cancelación, la segunda temporada sumo a la múltiples virtudes de la primera (excelente ambientación, grandes personajes, tramas realmente potentes) la corrección de sus mayores errores (morosidad narrativa sobre todo) dando así lugar a excelente temporada que además abría muchas puertas de cara a una tercera que ya no veremos. Temas como la lucha entre la modernidad y la tradición, las intrigas palaciegas o dilemas éticos de diferente índole se han unido en esta ocasión a ajustadas y bien trabajadas escenas de acción para una serie que tiene en la coralidad su esencia y en la que Marco Polo más que protagonista es guía por un mundo y unos valores tan distintos como atractivos.


4.- The Get Down 1ª temporada: Aunque en realidad solo ha sido “media” temporada, la explosividad de alegría, música y color de The Get Down le hacen acreedora a ser conocida por mucho más que por ser “la serie más cara de la historia”. La serie en a que la mano de Baz Luhrmann es más que evidente destaca también por su profundo calado social con unos barrios destrozados a todo los niveles donde la mafia campa a sus anchas y donde la gente honrada se niega a rendirse. En este contexto la música o los graffitis son tanto vía de escape como forma de expresión artística, en una show pese a todo plagado de ternura, humor y expresividad musical que ahonda en el nacimiento del hip hop como movimiento no solo musical si no político.


3.- American Crime Story: The people vs O.J. Simpson: O la historia de como un juicio que debía versar sobre el asesinato de dos personas, se transformo en un juicio global al racismo en Estados Unidos, donde lo de menos parecía ser si O.J. Simpson era culpable o inocente ya que lo que estaba en juego era el alma misma de todo un país que se vio paralizado por el “juicio del siglo”. Narrada con un ritmo magnifico y con poderosas interpretaciones, la serie ahonda en todos los ángulos posibles de la historia y muestra como el juicio transformo la vida de todos aquellos a los que toco.


2.- Westrworld 1ª temporada: La gran apuesta del año de la HBO recuperando la idea tras la película de culto Almas de metal (solo por el titulo en español la película ya mola mil) se cierra con un rotundo éxito tanto popular como de critica. Con elementos tradicionales de la ciencia ficción en torno a los limites de la ciencia, la IA y la posibilidad de crear la conciencia y por lo tanto transformarse en el equivalente a Dios, en Westworld hay elementos que recuerdan los mejores mejores momentos de Perdidos y que hace que una empezada la serie sera imposible no engancharse a sus secretos, sus misterios y sus personajes.


1.- Juego de Tronos 6ª temporada: Tras dos temporadas donde la serie había bajado el nivel y donde apenas había un par de episodios realmente relevantes en cada una de ellas, esta sexta temporada ha sido un glorioso regreso al esplendor de las primeras, todos los episodios han tenido algo que les hacía realmente especiales y que volvía a lograr que la espera entre semana y semana fuera interminable, todo culminado además en esa Batalla de los bastardos que más que por la batalla en si (brutal para lo que es una serie, lejos del nivel que se puede ver en la gran pantalla) destaca por saber transmitir una poderosa sensación de claustrofobia, de imposibilidad de vencer, de que todo esta perdido y ahí, justo ahí es donde reside la épica.

Quedan fuera cosas como la segunda temporada de Daredevil, excelente aunque peor que la primera, la brutal segunda temporada Better Call Saul que ha mejorado el espectacular nivel que tuvo la primera, la cuarta de Orange is the new black que recupera el nivel y lo hace de forma gloriosa o la cuarta de The Americans serie que no ha hecho más que crecer temporada a temporada. Además hay varias otras que también podían estar aquí, aparte claro de series que no he visto pero que tiene muy buena pinta como Mr. Robot o Billions.

domingo, 15 de enero de 2017

2016 un año de cine.

Potente año cinematográfico el recién finalizado con multitud de películas interesantes y muchas dificultades para elaborar mi personal top 5 de los 43 estrenos que he visto este año. Como siempre el top está compuesto por los carteles que ilustran el post de la quinta a la primera película del año según mi criterio.


De cara a la temporada de los Oscars y como viene siendo habitual gran parte de las películas más “prestigiosas” de año se estrenaron a principios del mismo. Así el primer estreno que cayó este año fue el de Steve Jobs donde el magnífico trabajo de Michael Fassbender no debe eclipsar el muy interesante guión de Aaron Sorkin cuya estructura es una de las claves de la película. También a principios de año llego el esperado nuevo trabajo de Tarantino, Los Odiosos Ocho donde el director mezcla el western con una clásica estructura de “quien lo hizo” dado lugar a una de sus películas más interesantes. No es sin embargo el caso de la decepcionante Joy, está claro que no termino de pillarle el truco a David O.Rusell pero esta oda al capitalismo me pareció francamente aburrida y simplista. En las antípodas estaría La gran apuesta, donde el análisis de lo que paso realmente en la última crisis nos es narrado de manera tan divulgativa como devastadora y donde se deja claro que lejos de sentar las bases para que algo así no vuelva a pasar se están sentando para que se repita más pronto que tarde.

También a principios de año encontramos otras de las películas más potentes de 2016, por un lado la telúrica El Renacido un autentico tour de force que le proporciono su primer y merecido Oscar a Leonardo Di Caprio y que consolida a Iñarritu como uno de los directores más interesantes del mainstream americano. Por otro lado tenemos Carol autentica obra maestra de la sutilidad y la elegancia de Todd Haynes y donde brilla en todo su esplendor Rooney Mara una de las mejores actrices de la actualidad.


Pensadas también de cara a los premios pero tal vez de menos interés para quien esto escribe encontraríamos la estimable Trumbo que pese a su innegable maniqueismo y trazo grueso sobre algunos temas cuenta el relato de la edad oscura de Hollywood durante la caza de brujas y cuenta con un inspirado (aunque un poco sobreactuado) Bryan Cranston. Spotlight fue sin duda una de las triunfadoras del año, pero tengo la sensación de que más por el tema que trata que no por la película en sí que más allá de su magnífico reparto me parece carente de fuerza y algo plana. Tampoco Creed con un gran Sylvester Stallone (sin duda lo mejor de la peli) me parece que destaque en exceso con una historia demasiado tópica y dirigida de forma meramente funcional. Una de las decepciones del año.

Más interesantes aunque sin llegar a ser del todo redondas encontramos la estremecedora La habitación, que pierde gran parte de la fuerza conseguida en la primera mitad en la segundas parte de la película y Ave Cesar un contraste cómico y algo cínico con respecto a Trumbo donde los Coen, pese a narrar un relato interesante y algo cruel del Hollywood más clásico, no están a la altura de sus grandes películas.


Aunque no soy especial fan del terror creo que este es el año que más películas he visto del genero. Por un lado estaría Bone Tomahawk que estaba disfrutando enormemente en su vertiente de western supervivencialista y casi contemplativo pero que me dejo fuera de juego en su brutal final, en la misma onda estaría The Neon Demon, una película fascinante en muchos aspectos y que por mucho que trato de sacar de mi mente no consigo hacerlo y es que este trabajo de Nicolas Winding Refn ha sido uno de las peores experiencias cinematográficas (a nivel sensorial, casi diría espiritual) del año. Más interesantes o al menos más digeribles para mi resultaron tanto La Invitación como El Regalo, dos películas que aunque muy diferentes entre sí, sí cuentan con las suficientes similitudes como para nombrarlas juntas. La primera como reflexión sobre las formas de afrontar el dolor y la pérdida, las segunda como muestra de que realmente las personas no cambian nunca, al menos no en lo que importa. También de mi agrado resultaron tanto La Bruja con su claustrofóbica visión del fanatismo religioso y en la que nunca termina de quedar claro lo que está pasando y Calle Cloverfield 10 claustrofóbica también a otros niveles y cuyo giro final por muy innecesario que pueda parecer a mi me hizo gracia. Alguna de estas películas tal vez no puedan ser clasificadas exactamente de terror pero si hay elementos comunes a ese ámbito como sucede con Green Room película de la que me gustó tanto su retrato de la vida en la carretera de una banda de música desconocida y que ha de hacer de todo para ganarse la vida, como cuando se desencadena el caos y empieza la lucha por la supervivencia.

Entrando en terreno superheroico el año se abrió con la divertida y fresca formalmente (aunque algo convencional en trama) Masacre toda una sorpresa, marcada por una magnifica campaña de marketing que reventó taquillas gusto a críticos y salvo el culo a la Fox ya que su gran apuesta superheroica del año, X-Men: Apocalipsis pese a no ir mal en taquilla no fue precisamente bien recibida. Personalmente su aire de serie B y su espíritu, claramente de otra época hicieron que la película pese a todo me gustase mucho. Pero si el año de la Fox oscilo entre la sorpresa y la decepción el de Warner debió estar siempre cerca del infarto. Su gran apuesta del año, Batman vs Superman: El amanecer de la justicia no fue el megaexisto que todos esperábamos y Escuadrón Suicida pese a sus brutales resultados de taquilla ha generado más críticas que alabanzas. Personalmente para mi ambas son películas muy interesantes con un magnífico trabajo de dirección y que pese a innegables problemas otorgan a DC en el cine una marcada personalidad propia que es de agradecer. Marvel/Disney por su parte han vivido un plácido año de espectaculares resultados donde Capitán América: Civil War ha liderado la taquilla del año y Doctor Extraño ha sido el mejor estreno de un personaje individual de la casa. Magníficos resultados para dos muy buenas películas que sin embargo repiten una vez más la fórmula del éxito sin ofrecer un atisbo de riesgo.


Aunque en los últimos tiempos pueda parecer lo contrario, no solo de superhéroes viven los blockbusters y este año hemos tenido diversos ejemplos desde Rogue One una muy buena película que al contrario que el episodio VII consigue tener personalidad propia y que de paso soluciona el, para mí, uno de los grandes problemas de la trilogía original, siguiendo por la injustamente machacada e ignorada en taquilla Dioses de Egipto una maravillosos y fresco espectáculo digital donde la sensación de maravilla está por encima de todo o continuando con la también machacada (por razones totalmente estúpidas) Cazafantasmas cuyo principal problema es que no es realmente graciosa, aunque si entretiene. A otro nivel pero también con vocación de reventar taquillas regresaron este año Paul Greengrass y Matt Damon con la excesivamente rutinaria Jason Bourne que demuestra que los años donde revolucionaron el género de acción quedan muy lejos.

Si a principios de año se estrenan muchas películas de “prestigio” de cara a la temporada de premios, también pasa lo mismo a finales de cara a la del año siguiente y aquí encontramos las dos películas que quedan para cerrar mi top, por un lado la magnífica Aliados de un portentoso Robert Zemeckis que ofreciendo dos películas en una da toda una lección de plena modernidad desde postulados clásicos y por otro lado el esperado retorno de Mel Gibson tras las cámaras con Hasta el último hombre un portentoso relato de cómo los héroes se encuentran en el lugar más inesperado y como a veces es posible luchar por mantener tus convicciones aun con todo en contra. Se podrían meter aquí sin forzar mucho la maquina películas como Elle otro esperado retorno en este caso de Paul Verhoeven, una cínica y cruel mirada a las relaciones de pareja que no tiene complejos en ser desagradable cuando lo necesita, Sully la nueva película de Clint Eastwood que ahonda en temas comunes en el director y también supone un análisis sobre lo que significa ser un héroe o La llegada donde Denis Villeneuve muestra una sensibilidad parecida a la de Nolan en Interstellar y tiene en el leguaje (cinematográfico, hablado, escrito) una de las claves de su fuerza. También la inquietante a la vez que elegante Animales Nocturnos entra dentro de este grupo, una película que propone un complejo juego al espectador entre “realidad” y ficción y que puede ser interpretada de muchas maneras.


Quedan todavía nueve películas para completar mi año cinematográfico, entre ellas esta Kubo y las dos cuerdas mágicas una maravilla visual y conceptual que tal vez recorra caminos demasiado convencionales a nivel de trama o la única película española que he visto este año (pese a estar interesado en otras propuestas que por razones diversas se me escaparon) como fue la bien intencionada aunque muy decepcionante 1898. Los últimos de Filipinas. Tim Burton por su lado presento El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares una película que tiene destellos de los elementos que hicieron grande al director de Eduardo Manostijeras pero que no termina de llegar a aquello a lo que se aproxima, siendo con todo una película tremendamente disfrutable. Como también es disfrutable a la par que muy divertida Dos buenos tipos nuevo acercamiento de Shane Black a las buddy movie que destaca por la excelente química entre Ryan Gosling y Russell Crowe.

Finaliza ya este somero repaso con la mención a High-Rise desconcertante película basada en la novela homónima de J.G. Ballard a la que no termine de pillar el truco en ningún momento, la decepcionante El Infiltrado, con un Bryan Cranston más contenido en una película que está muy lejos en interés de Narcos con la que comparte temática, la interesante aunque menor Blood Father con un Mel Gibson en su salsa demostrando que sigue conservando todo su carisma en pantalla, la nueva propuesta de Jeff Nichols Midnight Special una suerte de Encuentros en la tercera fase del siglo XXI que plagada de momentos de interés y con un magnífico trabajo de dirección no logra superar el sopor en el poco a poco se sume la película y para cerrar La Juventud de Paolo Sorrentino, una película que pese a su espectacular reparto y aciertos puntuales no termino de convencerme.

lunes, 2 de enero de 2017

“Mis Comis” de 2016 II.

Segundo y último post dedicado a mis mejores lecturas comiqueriles del año recién finalizado, incluyendo en este caso el top 5 de las mismas.


5.-El Caballero Oscuro III. La raza superior de Frank Miller, Brian Azzarello y Andy Kubert. (ECC/DC). Aunque el delicado estado de salud de Miller le impido afrontar este proyecto en solitario, lo cierto es que su espíritu esta presente tanto en el argumento (donde probablemente más ha contribuido) como en los diálogos de Azzarello. Capitulo aparte merece el dibujo de Andy Kubert, que Klaus Janson mediante, consigue salir airoso del reto emulando el estilo del maestro sin perder identidad propia. La historia, interesante y atractiva, nos muestra de nuevo un Batman de alcance casi mítico que en esta ocasión habrá de hacer frente a una amenaza que claramente le viene grande, necesitando recurrir a sus aliados en especial a Superman. En este aspecto juegan un papel determinante los minicomics de complemento, donde conviven autenticas joyas dibujadas por el propio Miller con tebeos más discreto y donde se amplia el escenario de la historia. Una de las lecturas mensuales más estimulantes que por desgracia ahora ha sufrido un prolongado parón.


4.- Miracleman la edad de oro de Neil Gaiman y Mark Buckingham. (Panini/Marvel). El reto que tenía ante si Gaiman y Buckingham era bastante complicado, no sólo debían continuar una obra maestra si no que además debían hacerlo tras un final bastante cerrado donde se habían atado todos los cabos y dejaba un mundo (supuestamente) utópico tras si. Gaiman tuvo sin embargo la suficiente inteligencia de darse cuenta de la imposibilidad de seguir por el mismo camino y opto por un cambio radical de enfoque centrándose en como había afectado la llegada de esta utopía al común de los mortales y como había transformado la presencia de dioses que caminan entre hombres a las vidas y sistemas de creencias de estos. Tanto Gaiman como Buckingham eran novatos cuando hicieron frente a este proyecto y eso se nota en algunos elementos del tebeo, como el excesivo gusto del guionista por dar un toque literario a su prosa,influencia del propio Moore, o la necesidad del dibujante de llamar la atención con sus composiciones, en ocasiones en perjuicio de la narrativa. Sin embargo consiguieron salir airosos de una labor digna de titanes, todo un merito para un cómic magnifico.


3.- Gran Hotel Abismo de Marcos Prior y David Rubín (Astiberri). Definido por sus propios autores con un “si Frank Miller hubiera hecho V de Vendetta. Gran Hotel Abismo es sobre todo un ejercicio de rabia expresada mediante arte ante esta estafa masiva comúnmente llamada “crisis” y que tantas vidas ha destrozado. No cabe esperar de este cómic un un argumento desarrollado, es ante todo una expresión de indignación en estado puro, una obra cargada de fuerza y energía que como en las mejores obras de Miller, se apela a las tripas no a la cabeza. Sin querer menospreciar la la labor de Prior, si por algo destaca el cómic es por el trabajo de Rubín no solo al dibujo si no también al color que es lo que terminal por hacer de Gran Hotel Abismo lo que es dándole esa textura tan especial que hace que llame la atención con solo verlo. Todo un toque de atención frente a la indiferencia y el conformismo.


2.- Providence de Alan Moore y Jacen Burrows. (Panini/Avatar). Adaptar visualmente a Lovecraft siempre ha sido una tarea muy difícil. Su forma de escribir, la atmósfera que creaba en sus mejores relatos, esa sensación de opresión, de autentico horror cósmico eran lo que hacía de su trabajo algo tan especial y a su vez tan difícil de captar en un medio visual que en no pocas ocasiones acudía simplemente adaptar sus monstruos sin comprender que eso era solo la superficie. Moore, tremendamente inteligente y profundo conocedor y admirador de la obra de Lovecraft no podía tomar el camino fácil y en Provindence adapta sutilmente alguno de los mejores relatos del autor de En las montañas de la locura a través de un escritor que paulatinamente se va sumiendo en el horror sin darse cuenta de ello y tratando de racionalizarlo todo. La enormidad del trabajo del de Northampton se muestra cuando no solo consigue capar la atmósfera de los mejores relatos de Lovecraft si no que también llega a provocar autentico terror en determinados pasajes, algo muy difícil de conseguir en un cómic. Además consigue llevar a su terreno a Lovecraft sin desnaturalizarlo y ahonda en la vertiente mágica que se esconde tras la obra del estadounidense. Burrows, aunque algo estático por momentos consigue estar a la altura del reto trasmitiendo toda la opresión y tinieblas que se ciernen sobre el protagonista y su destino.


1.- Wonder Woman Tierra Uno Grant Morrison y Yanick Paquette. (ECC/DC). Repite Morrison como guionista de mi obra predilecta del año y es que tiene merito que a lo largo de la obra del escoces haya sabido captar la esencia y escribir alguna de las mejores historias de personajes como Batman, Superman, la JLA o los X-Men, tarea que ahora repite con esta Wonder Woman, un personaje difícil de escribir y al que Morrsion termina de pillar el punto acudiendo a sus mismos orígenes. Acompañado aquí de un sobresaliente Yanick Paquette, Morrison nos muestra aquí una Wonder Woman, poderosa segura de si misma y que pretende encontrar su propio destino desafiando tanto a su propia madre como al poder establecido en el patriarcal mundo del hombre. Un cómic sin complejos, libre, que muestra a Wonder Woman en toda su grandeza.