lunes, 20 de mayo de 2013

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil vengador.

Tras mucho tiempo intentándolo, por fin el B.M.Bendis consiguió meter a Daredevil en sus Nuevos Vengadores. Hoy toca un breve repaso por la trayectoria de DD en el grupo con sus antecedentes y sus resultados.

Hablar de un personaje solitario en universos de ficción complejos e integrados como son los de Marvel o DC es cuando menos complicado. En mundos con continuas amenazas planetarias o galácticas y donde a nivel editorial, los crossover llevan décadas siendo sustento fundamental de una industria que no parece encontrar otras mecanismos de viabilidad comercial, ningún héroe es una isla y Daredevil claro no es una excepción. Dicho esto y aunque a lo largo de su historia DD ha compartido pareja (y titulo de colección) con La Viuda Negra, se ha encontrado decenas de veces con Spìderman, ha colaborados con Los Defensores, Los Vengadores o Los 4 Fantásticos y se han enfrentado multitud de veces al Punisher (incluso en una suerte de no grupo conocido como Marvel Knights), es bastante claro que (tal vez junto a Punisher) DD es, dentro de los grandes personajes de las dos editoriales, el que mejor ha representado el papel de solitario o al menos todo lo solitario que se puede ser dentro del contexto en el que se mueve el personaje. Y es que si bien es cierto que DD fue uno de los protagonistas de Contest of Champions, primera limited de la historia de Marvel, y primer ensayo de macroevento, lo cierto es que el cuernecitos no estuvo presente en las Secret Wars, su papel en (por ejemplo) Civil War fue casi nulo e incluso durante los “peligrosos” años 90 estuvo relativamente autocontenido en su propia serie.

Su tono más oscuro y “realista”, su carácter eminentemente urbano, lo relativamente limitado de sus poderes y el que no sea una superestrella de la editorial (al contrario que, por ejemplo Spiderman) han permitido a DD vivir alejado de los focos y seguir su propio camino sin demasiadas interferencias. Sin embargo con la llegada del nuevo siglo esto empezó a cambiar, despacio pero de manera inexorable y el cambio tenía nombre y apellidos: Brian Michael Bendis. Guionista de una de las etapas más extensas y relevantes de la historia del personaje (posiblemente solo superado en este ámbito por Frank Miller), Bendis tuvo al personaje en mente de cara a su refundación de Los Vengadores a mediados de la década pasada. De hecho en la saga que dio origen al grupo DD fue uno de los involucrados en la detención de la fuga de La Balsa...y también fue, por contra, el único héroe allí presente que termino rechazando la posibilidad de unirse al grupo.

El momento que estaba pasando el héroe en las páginas de su propia colección (recordemos aún regida por Bendis) con su identidad al descubierto, hacía poco aconsejable que el personaje ingresase en la filas de los héroes más poderosos de la Tierra. Aunque es bastante cierto que su perfil encajaba de lleno en lo que quería Bendis, que con las incorporaciones de Lobezno o Spiderman parecía tratar de tornar la serie en una suerte de all star. Sea como sea, Bendis nunca se olvido de la posibilidad de que el personaje se integrase en el grupo. De nuevo los acontecimientos de su propia colección lo impidieron. Con Bendis ya fuera de las páginas del cuernecitos y con su sucesor (Ed Brubaker) siguiendo su estela, era bastante complicado que DD pudiese ingresar en al filas de ningún grupo. Cuando Brubaker se fue la situación no mejoro al contrario, DD había quedado como líder de La Mano, una situación con la que el guionista Andy Diggle lidio como pudo y que culmino el crossover más grande de la historia del personaje: Shadowland, donde DD parecía quedar limpio de polvo y paja para que con Mark Waid a los guiones se iniciase un nuevo ciclo.

El DD de Waid, mucho más optimista y ligero, sin (al menos de momento) tanta carga dramática ponía al personaje en franquicia para que Bendis lo pudiese usar, algo que hizo en cuanto tuvo la oportunidad. Aprovechándose de la amistad entre DD y Luke Cage (forjada sobre todo en la etapa del guionista al frente del cuernecitos) y poniendo como excusa argumental la actuación del hombre sin miedo, que durante Miedo Encarnado salvaría a la hija de Luke y Jessica Jones. DD pasaría a formar parte de Los Nuevos Vengadores porque realmente no había ninguna razón para que no lo hiciera. Lo curioso del caso es que esto termino sucediendo cuando la etapa Bendis al frente de la colección se acercaba a su final tras cerca de ocho años al frente de la misma, por lo que realmente la importancia de Daredevil como vengador ha resultado más bien escasa. Y es que una vez conseguido su objetivo lo cierto es que no se puede decir que Bendis haya usado mucho al personaje durante su recta final al frente de la franquicia vengadora. Más allá de algún diálogo perdido aquí y allí y un combate nulo (por el resultado) con Mariposa Mental durante AvX, la presencia del cuernecitos en Los Nuevos Vengadores ha sido apenas testimonial. Bien es cierto que si Bendis hubiese tenido tiempo tal vez hubiese conseguido que el personaje encajase en el grupo, con Lobezno lo hizo  aunque no es menos cierto que fracaso miserablemente en ese aspecto en lo que a Spiderman se refiere: a lo largo de estos años a parte de comparsa humorística apenas si ha jugado un papel en la colección.

En cualquier caso y sin poder despejar nunca la duda de que hubiera pasado si Bendis hubiese contado con más tiempo, lo que parece innegable es que el guionista no ha conseguido despejar la sensación de que DD funciona mucho mejor en su propia serie y que su presencia en un grupo como Los Vengadores (aunque sean nuevos) es contraproducente para un personaje que se mueve mejor en otra tipo de ambientes y situaciones, pareciendo siempre fuera de lugar en la mansión de los héroes más poderosos de la Tierra.

viernes, 10 de mayo de 2013

Marvel en los libros: un breve repaso sobre la bibliografía más reciente sobre La Casa de la Ideas I.

En los últimos años y en gran medida al albur de los éxitos en la gran pantalla se están multiplicando los libros teóricos sobre Marvel y sus personajes (no solo, ya hay por ejemplo anunciados dos libros de Superman...que seguramente caerán). En espera de completar la lectura del Marvel Comics: La historia jamás contada de Sean Howe (que tiene pinta de ser apasionante) que junto con los dos tomos de Los Vengadores sacados por Dolmen culminaran este diptico dedicado al tema, hoy voy a escribir brevemente sobre dos libros muy distintos entre si publicados ambos también por Dolmen.

El viaje del superhéroe: La historia secreta de Marvel en el cine: El repaso por la historia audiovisual de Marvel supone en gran medida también un repaso por la historia de la editorial en su conjunto. No tanto desde un punto de vista creativo, ya que sus épocas de mayor esplendor en ese aspecto no se vieron reflejadas con un auge audiovisual equiparable al de DC, su gran competidora, si no más bien desde un punto de vista de empresarial y en su consolidación como líder dentro de la industria del entretenimiento. Bajo este punto de vista la obra de Iñigo de Prada y Sara G. Rodríguez supone tanto un exhaustivo análisis de los orígenes y la consolidación del actual boom cinematográfico de la antigua Casa de la Ideas, como (y ahí reside a mi entender el mayor interés del libro) su transformación de un pequeña editorial que apenas podía mantener 6 títulos mensuales en el mercado, a un gigante multimedia en el que los cómics apenas si son banco de pruebas de su verdadera fuente de ingresos: el cine.

Resulta curioso comprobar como la trayectoria de Marvel en el mundo cinematográfico esta plagada de fracasos y decepciones hasta que casi sin querer y en los albores del siglo XXI Blade y sobre todo X-Men demostraron el potencial comercial de unos personajes que parecían destinados a protagonizar filmes de serie B con mayor o menor encanto pero lejos de los presupuestos y posibilidades de Batman o Superman. El inicio del libro con los ignotos seriales del Capitán América y su fin con la megaexitosa Los Vengadores son la historia de una mutación que por momentos se antoja como milagrosa. El libro narra toda esta evolución con acierto e interés dejando de paso análisis críticos de los distintos productos audiovisuales generados en torno a Marvel. Aquí es donde tal vez encontremos los puntos más discutibles y es que defender la calidad de X-Men 3 a la vez que se dan palos a Spiderman 2 es cuando menos llamativo, pero no dejan de ser opiniones que en todo caso no restan un ápice de interés a un libro que se lee y se disfruta con ganas.

La explosión Marvel, historia de los 70: Los 60 fueron el surgimiento de todo, una época marcada por al creatividad sin limites donde nada parecía imposible. Los 80 fueron años de esplendor, con cómics legendarios y etapas que aún hoy son recordadas como las mejores de toda la historia de un importante número de personajes de la editorial. Los 90 fueron un desastre, la rabia y la furia se adueño de unos héroes que dejaron de serlo y que casi llegan a desaparecer entre la especulación, el hundimiento de las ventas y la sobreexplotación. La irrupción exitosa del cine lo cambio todo en el siglo XXI, a lo que se unió la peculiar forma de narrar de estos años, heredada de las series de TV haciendo que el cómic de superhéroes pierda gran parte de sus propios recursos narrativos y tornándolo cada vez más en el hermano pobre del cine. En medio de todo quedan los 70 una década a veces olvidada entre dos épocas grandiosas y en la que parece que no paso nada destacable. Evidentemente no fue así, y José Joaquin Rodrguez lo viene a demostrar en este extraordinario libro prologado por Rafa Marín.

Antes que nada hay que dejar claro que las afirmaciones del párrafo anterior son generalizaciones absurdas pero muy extendidas sobre la historia de Marvel y como en toda generalización hay mucho de injusticia y los 70 son, quizá, la muestra más clara de ello. Época de experimentación y de gran libertad creativa, gran parte de las obras que en el imaginario popular se atribuyen a los 80 (pienso en el DD de Miller o en los X-Men de Claremon y Byrne) son en realidad productos de finales de los 70. Aunque bien es cierto que habría que acotar con más precisión la época en la que se centra el libro, que iría a grandes rasgos desde 1968 con el fin de las limitaciones de distribución en Marvel, hasta 1978 con la llegado de Jim Shooter al poder. Más allá de eso los 70 son una época de explosión creativa solo equiparable a los primeros 60 y que nunca más La Casa de la Ideas (entonces aún merecedora de ese nombre) ha vuelto siquiera a rozar. Durante esos años Marvel trato de ir más allá de los superhéroes probando géneros de moda como las artes marciales o el terror (de donde saldrían clásicos como Sang Chi o La Tumba de Drácula) además de expandiéndose por el mercado de las licencias con singular éxito en el caso de Conan o Star Wars.

Dejadas atrás las ataduras de la distribuidora que limitaba el número de títulos mensuales y con actitud editorial bastante laxa (son los años previos a la llegada de Jim Shooter, cuando muchos guionistas eran a su vez editores de sus propias series y con editores en jefe se sucedían uno tras otro sin apenas durar en el cargo) los 70 fueron en Marvel una época tan anárquica como maravillosa. Y es que solo en esos años algo tan marciano como Howard el Pato podría integrarse (y triunfar) en el Universo Marvel con total naturalidad. Eran cómics llenos de pasión y energía y precisamente eso es lo que Rodríguez transmite en cada página de una obra que se devora más que se lee y que tiene en su debe algo en nada achacable al autor: una maquetación chabacana y lamentable que nada tiene que ver con (aún sin ser perfecta) la de El viaje del superhéroe: La historia secreta de Marvel en el cine. Más allá de la encuadernación en rústica de esta (algo bajo mi punto de vista innecesario y que solo encarece el producto sin aportar nada realmente valioso), el tipo de letra empleado, los excesivos margenes, la colocación de las imágenes...contribuye a que visualmente el libro sea de todo menos llamativo y que uno tenga cierta sensación de que se pretende inflarlo artificialmente solo para que tenga más páginas. Una lastima por que sin duda estamos ante una obra que merecía mucho más cuidado quedando el continente muy por debajo del contenido.