martes, 8 de septiembre de 2020

Superman Año Uno de Frank Miller y John Romita Jr.

Miniserie de tres números sacada en España por ECC en formato de lujo (ultracara) que, como siempre pasa con cualquier cosa que hace últimamente Miller (y Romita Jr.) ha causado un gran división de opiniones. 

Desde que en Dark Knight, Miller retratara a Superman como una especie de títere del gobierno americano (aunque en realidad el asunto es muucho más complicado), este siempre ha declarado sentirse en “deuda” con el personaje, añadiendo que el motivo de sacarlo así tenía más que ver con el contraste buscado con la representación de Batman como outsider que no con una su visión como tal del último hijo de Krypton

Deseoso de tener en su particular comicgrafia un tomo con la gran S en el lomo y recuperado de sus problemas de salud, Miller, tras el ensayo que supuso DKIII regresa a su peculiar Universo DC con control completo en los guiones y al igual que hiciera en el excelente One-Shot, La última cruzada , lo hace acompañado de Romita Jr., con quien en los 90 pergeñara una de las grandes obras maestras del genero: Daredevil, el hombre sin miedo

Siendo innegable que Romita Jr ha conocido épocas mejores, no lo es menos que conserva su fuerza que tanto recuerda a Jack Kirby y que permite que sus cómics tengan una energía arrolladora que disimula sus defectos en cuanto a anatomía y proporciones. Miller por su parte ha firmado (y muy recientemente además) trabajos francamente mejores que este Año Uno de Superman, pero su estilo es netamente inconfundible al igual que lo que desea contar. 

Cada uno de los tres libros esta ambientado en tres situaciones bien distintas, pero siempre entrelazadas de la vida de Superman, cada una dejando claro desde el principio como es el Superman que ve Miller: alguien que no soporta a los abusones, que actúa siempre en favor de lo que considera que es justo, posicionándose siempre del lado del más débil y que pese a ser criado como humano sigue sintiéndose algo alienado y ajeno en el mundo. 

El primer libro, sin duda el mejor de todos, narra la vida de Clark en Smallville y como hacer frente a unos abusones sin hacer un uso desmedido de su poder, Miller deja claro que ante un problema complejo no caben soluciones fáciles. No es es la especialidad de Romita Jr dibujar niños pero si consigue recrear el aspecto presuntamente bucólico de un pequeño pueblo americano...que también esconde monstruos en su interior. En todo un rito iniciático de transición hacía la madurez, Miller se esfuerza en mostrar como Clark aprende de su entono mientras que trata (con éxito discutible) de encontrar soluciones no violentas.

El segundo libro parte de la idea de la necesidad de Superman de seguir aprendiendo, de seguir creciendo, lo que le lleva a alistarse al ejercito, decisión harto cuestionable de lo que el propio personaje se dará cuenta al ser incapaz de seguir ordenes, actuando en pos de aquello que cree necesario, el tomo, tal vez el más flojo de los tres, narra también una bizarra historia de amor submarino que parece concebida para hacer ver a Superman que el mundo es mucho más grande y maravilloso de lo que podía sospechar. 

En el tercer libro, llegamos por fin a Metrópolis con un Superman mucho más seguro de si mismo y sobre el que Miller deja una vez más clara su visión del persona. Clark Kent es una máscara, una herramienta que le permita hacer su trabajo. Un enfoque que choca bastante con la tradicional visión del personaje desde Byrne y que lo emparenta más con el famoso discurso de Bill en el Kill Bill de Tarantino, pero que dentro del peculiar universo milleriano tiene su sentido. En el cómic vemos también los primeros encuentros de Superman con Luthor, con Batman o con Wonder Woman, ampliando los horizontes del personaje por todo el Universo DC en su versión made in Frank Miller. 

Así tenemos al Batman chulito y pagado de si mismo de All Star, que no siente el más mínimo miedo (casi ni respeto) por Superman, o una Wonder Woman irremediablemente atraída por él y sin duda la más madura e inteligente de los tres. Luthor por su parte es mostrado como un poderoso empresario manipulador y con toques psicopáticos no muy distinto a su visión tradicional. 

El enfoque de Miller parte de una narración con perenne voz en off en la que la voz interior de Superman y sus puntos de vista son casi omnipresentes, resultando refrescante cuando se cambia el punto de vista, ya sea al de Luthor o la de Wonder Woman, Su idea de un Superman, con todo inocente y dispuesta a creer siempre en la bondad de la gente contrasta con la actitud cínica de Batman o la mucho más guerrera de Wonder Woman, 

Estamos pues ante una obra que se centra en el crecimiento de Superman, en la forja de su carácter y en los motivos que le llevan a usar sus vastos poderes sólo para ayudar, nunca para conquistar o imponer, un cómic que con sus problemas, deja claro que Superman siempre piensa en el bien mayor.

domingo, 21 de junio de 2020

Historia de un hombre sin miedo especial: El Daredevil de Charles Soule III.



Tras analizarla a nivel numérico/estadístico y tras centrar sus claves temáticas, cerramos la serie de post dedicados al Daredevil de Charles Soule con un breve resumen de su larga etapa en Daredevil.

Como viene siendo habitual desde los albores del siglo XXI, la estructura de las diferentes etapas de las colecciones superheroicas están enfocada en torno a arcos argumentales , de mayor o menor duración, para su posterior recuperación en tomos. La publicación en España de toda la etapa en tomos directamente, ha potenciado esa estructura. Son en total ocho tomos (mas uno en forma de epílogo ya sin Soule) los que recopilan la etapa completa y aunque no coinciden exactamente con los arcos argumentales (algunos muy cortos de dos o tres números) si sirve como clara guía de lo que será el conjunto de la etapa.

El primer tomo, Chinatown, sirve de presentación del nuevo estaus del personaje, con su traje oscuro, el retorno de su identidad secreta, su papel como fiscal o su regreso a Nueva York y de paso a asistimos a la presentación de Punto Ciego como particular sidekick de Daredevil. Soule intenta retornar el trasfondo social, tan querido a la strip, con el tema de la inmigración, con personas indefensas ante la explotación, por el estatus legal de su situación en el país. Hay buenas intenciones y el dibujo de Garney es fantástico, pero el conjunto termina siendo decepcionante al no conseguir implicar al lector en la situación que describe y presentar un villano de todo punto ridículo.

No supone un gran mejora el segundo tomo, El bluff del hombre ciego. Incluye dos arcos argumentales que exploran el nuevo estatus del personaje dejando claro que ni siquiera aliados (Spiderman) o antiguas amantes (Elektra) recuerdan la identidad secreta de Daredevil, mientras que el misterioso responsable de ese estatus se dedica a jugar con con el Matt, tratando de complicarle la vida. De nuevo Soule no consigue ninguna implicación emocional con el personaje y sus aliados y el secreto en torno a como a recuperado su identidad, empieza a ser más molesto que misterioso,.

Es el tercer arco, Arte Oscuro, de nuevo con Garney a plena potencia, cuando la etapa empieza a crecer y ganar interés, sobre todo al conseguir implicar por primera vez, emocionalmente, al lector con lo que le pasa a los personajes. Todo empieza con la creación de un espeluznante y psicopatico villano que hace entender a Punto Ciego el verdadero precio a pagar por se un héroe y que pone en cuestión todo lo que Daredevil estaba intentado hacer con él.

La buena racha sigue con Identidad, donde por fin se da a conocer el motivo tras la recuperación de la identidad secreta de Daredevil, en una historia construida con lógica, que sienta sus bases en la anterior etapa, la de Waid/Samnee y que ofrece respuestas más que satisfactorias para el nuevo estatus del personaje que ha de enfrentarse a si mismo para conseguir salir adelante, eso sí, más reforzado que nunca.

En la misma línea cabe situar el arco Supremo que da sentido a la labor de Matt como fiscal y que justifica con creces lo que se había venido construyendo desde el primer número de la etapa. Aquí Soule hace por fin honor a su faceta de abogado y sin perder nunca al lector, consigue crear un cambio sustancial en la estructura y el estatus jurídico del superhéroe dentro del Universo Marvel. Con los dos últimos arcos, Solule había conseguido dejar a las claras cual era su idea central tras la etapa, que estaba contando esta poco a poco pero sin perderse, faltandole quizá algo de pulso narrativo, pero siempre con el destino claro en el horizonte.

Acabados esos dos arcos, parece que lo que Soule quería contar ya estaba contado y entramos ahora en otra fase de la etapa que, plagada de ideas y conceptos interesantes, no termina de concluir y deja un poso de insatisfacción. En primer lugar tenemos Alcalde Fisk, donde, por temas que coleaban del asunto de Punto Ciego, y con La Mano de por medio, Daredevil ha de ausentarse de Nueva York durante meses y se encuentra a su regreso que Fisk a ganado la alcaldía de su ciudad.

La idea, con ecos de actualidad (hay evidentes paralelismos entre Fisk y Trump), será lo suficientemente potente como para que trascienda las páginas del Guardián de la Cocina del Infierno y afecto en pleno al Universo Marvel, en especial a Spiderman, lo que impide a que Soule deje cerrada esta trama al final de su etapa. Con todo, con lo que aquí Soule vuelve a jugar es, con la estrecha relación de odio que une a Fisk y Matt y como ambos desean controlarse mutuamente, uno ofreciendole ser su mano derecha en la alcaldía, para desactivar su posible labor en la fiscalía y de paso blanquear su imagen, otro aceptando para controlar a Fisk y tratar de desmontar su administración desde dentro.

Aunque Matt esta convencido de la imposibilidad de que Fisk ganara las elecciones limpiamente, la saga deja a la claras que es más que posible que así pasase...aunque también puede ser lo contrario, una ambigüedad que queda en nada cuando la Mano ataca brutalmente Nueva York en busca de Punto Ciego y Daredevil, y cuando con Fisk herido de muerte, Matt tiene que asumir la alcaldía en un arco (llamado explícitamente Alcalde Murdock,) plagado de acción y con Matt manteniendo un equilibrio delicado entre su identidad superheroica y su faceta pública, donde Foggy jugara un papel clave.

Queda el último arco, La muerte de Daredevil, donde lejos de aprovechar para cerrar tramas, Soule narra números muy locos, donde con los inhumanos de por medio (Soule fue el guionista principal del intento fallido de creación de una franquicia en torno a ellos y en toda su etapa en DD han tenido un protagonismo más o menos relevante) asistimos al sorprendente regreso de Mike Murdock, o donde Matt, sufre un accidente similar al que doto de sus poderes quedando al borde de la muerte. Lo curioso es que todo el arco juega con una idea, que hubiera puesto un broche de oro a la etapa...para tirarlo todo a la basura en el último minuto, lo que deja una cierta sensación de impotencia y desencanto en el lector.

De esto sale el epilogo a la saga, ya sin Soule, la miniserie a cargo de Erica Schultz y Marcio Takara, Daredevil: ¡El hombre sin miedo! (que si alguien en Marvel tuviera sentido común, hubiera llamado de otro modo, ya que ese es el titulo de la canónica miniserie noventera de Miller y Romita jr.) que básicamente trata del proceso de recuperación, física y mental de Daredevil y que sinceramente es perfectamente prescindible.

Nos queda pues, una etapa irregular, que empieza mal, mejora a medida que avanza llegado a tener tramos más que notables y que termina de manera muy decepcionante, sin cerrar tramas y con una sensación de que todo podía y debería de hecho (lo que casi pasa en el último arco, es la prueba) haber sido mucho mejor. Y es que, uno no puede evitar preguntarse si lo que esta a punto de pasar, es como realmente Soule quería cerrar su etapa (famoso es el caso de Englehart en los 4F cuando al final de su etapa se dedico a contar historias alternativas con aquello que realmente quería contar, pero la editorial no le dejo) pero la editorial no quería que se cerrasen determinadas tramas por su potencial. Pero esto es, claro, mera especulación.

domingo, 31 de mayo de 2020

Historia de un hombre sin miedo especial: El Daredevil de Charles Soule II.



La etapa de Charles Soule en Daredevil, aunque larga es bastante fácil de estructurar dada su condición de historia río, y es que con sus muchos defectos, lo que no se puede negar al guionista de Milwaukee, es que tenía muy claro la historia que quería contar. Hoy vamos a analizar un poco las claves de la etapa y su estructura, para en el tercer y definitivo post quedará un breve resumen/crítica de los diferentes arcos de la etapa.

A la hora de afrontar la etapa Soule en Daredevil hay que tener en cuenta varios condicionantes previos que serán en si, los tres pilares sobre los que se apoyara su estancia en la guiones del hombre sin miedo. La exitosa y larga etapa de Mark Waid (pronto con Chris Samnee como dibujante regular) se había caracterizado, entre otras muchas cosas, por rebajar el tono hard boiled del personaje y revindicar en cierta medida su faceta más alegre y desenfada del personaje pre-Miller. Con este nuevo relanzamiento (enmarcado dentro de el enésimo movimiento publicitario de Marvel, ahora llamado All New, All Diferent) se pretendía, muy influenciados por la magnifica serie de televisión de Netflix, recuperar esas raíces más oscuras y sucias del personaje, acudiendo a un tono más milleriano.

Por otro lado, Soule, abogado de profesión, parecía un guionista ideal para poner en valor esa faceta del personaje, cosa que había conseguido en su celebrada etapa en Hulka con dibujos de Javier Pulido y cuyo protagonismo en la colección siempre había sido muy irregular. Por último y desde el final de la etapa Bendis/Maleev el personaje venía arrastrando el que su identidad secreta fuese pública, algo que había condicionado todas las etapas posteriores del personaje en una medida u otra, unos había lidiado muy bien con ello (Waid) otros muy mal (Brubaker), pero en cualquier caso era una losa que pesaba mucho sobre el personaje.

Con estos elementos como base del trabajo de Soule, tenemos en primer lugar un oscurecimiento del personaje que se nota ya en el traje diseñado por Ron Garney y el tono de las historias más detectivesco y con el noir como base. Partiendo también de la idea (muy discutible) de que Daredevil es el Batman de Marvel, Soule decide dotarle de un sidekick al más puro estilo Robín. Punto Ciego será el muchacho que con una especie de armadura (¡¡que va a pilas!!) creada por el mismo y que le da invisibilidad, usara su leve conocimiento de artes marciales para defender su comunidad de varios mafiosos..

La idea aunque algo ridícula, sirve a Soule para dar un toque social a la colección, algo que siempre a funcionado muy bien en Daredevil, Punto Ciego es un inmigrante ilegal chino y Daredevil le toma bajo su ala, consciente de que lo haga o no, el chico va a seguir defendiendo a los suyos, así al menos tendrá un entrenamiento decente que mejorara sus habilidades. Todo esto enlaza bastante con la etapa Nocenti/Romita Jr recordando el personaje de Punto Ciego a Tyrone. El que Daredevil ejerza de maestro cual Stick, traerá problemas y la carrera heroica de Punto Ciego tendrá múltiples consecuencias, sin embargo el tema social que era el enfoque que mejor parecía funcionar aquí, muy pronto dejara de tener importancia.

Respecto al tema de la abogacía, en principio pareciera que su importancia iba a ser relativa, ya que muy pronto pasa a segundo plazo, sin embargo la construcción de la etapa y el verla en su conjunto deja claro los planes a largo plazo que tenía Soule y como esta faceta será uno de los puntos culminantes de su etapa, con cambios muy importantes para el estatus legal de los superhéroes que deberían tener importantes repercusiones en todo el Universo Marvel. Con todo al principio de la etapa nos encontramos a Matt habiendo dejado la abogacía por libre y pasándose al “enemigo”, siendo así fiscal dentro del la ciudad de Nueva York y empezando realmente por lo más bajo, siendo su despacho un cubículo en lo que antes era el hueco del ascensor y teniendo varias dificultades en sus primeros casos.
En cuanto al tema de la identidad, fue una de la mayores polémicas con las que empezó la etapa. Si con Waid, Matt estaba en San Francisco, con pareja y habiendo asumido que su identidad secreta sería algo que nunca podría recuperar, la etapa Soule se inicia con Matt de regreso a Nueva York soltero y sin que nadie, absolutamente nadie, recuerde su identidad secreta. Sin explicaciones, la etapa empieza así y más de un lector puede tener la sensación de haber sido engañado, sin embargo, poco a poco, Soule va dejando pistas aquí y allí de lo que ha sucedido. El como, el porque y lo que esta dispuesto a hacer Matt para protegerlo, será el tema de fondo de por lo menos la mitad de la etapa hasta que, de manera sorprendentemente coherente y muy bien pensada todo tiene su explicación.

El tema de la identidad secreta y la recuperación de la misma, le sirven a Soule para ahondar en la esencia misma del personaje, sus motivaciones, su psique, por que hace lo que hace y sobre todo porque sigue haciéndolo y todo aquello a lo que ha de renunciar por el camino. Y es el que guionista de Inhumanos, lo que si deja claro es que comprende al personaje a la perfección y cuales son los mecanismos que le hacen funcionar. Identidad secreta, noir y mundo judicial serán por tanto los pilares en torno a los que se estructura una etapa que empezó mal, se desarrollo de manera magnifica con dos arcos espectaculares y concluyo de manera algo decepcionante. Pero esa queda ya para el próximo día.

viernes, 29 de mayo de 2020

Historia de un hombre sin miedo especial: El Daredevil de Charles Soule I.

La etapa completa más reciente del personaje ha estado plagado de claroscuros con una irregularidad evidente. El estar en medio de dos etapas unánimemente aplaudidas (la de Waid/Samnee y la recién iniciada de de Zdarsky/Checchetto) no le ha beneficiado. Como siempre al abordar estas grandes etapas, en este primer post vamos a dar un vistazo meramente numérico, para en los siguientes ya ir al fondo de la etapa.

Entroncada en medido del caos de volúmenes y numeraciones que Marvel, con su idea de estructura por temporadas, ha padecido en los últimos años, la etapa de Charles Soule se inicia como tal en el número uno del volumen V USA del personaje (hay un previo en un especial llamado All-New, All-Diferent Marvel Point One). Este volumen llego hasta el 28 tras el cual la colección recupero su numeración clásica a la altura del #595 tras sumar los diferentes volúmenes del personaje, llegando como tal su etapa hasta el Daredevil #612.

Son por lo tanto 46 números, lo que le convierte en el cuarto guionista que más cómics ha realizado en la historia de la colección regular del personaje, por detrás de Stan Lee con 50 y por delante de D.G Chichester con 44, a ello hay que añadir el Deadpool 13, una suerte de experimento del que Daredevil y Soule formaron parte con una especie de número 7.1, a lo que habría que añadir los dos anuales que el personaje ha tenido durante estos años, uno de los cuales contó con guiones del propio Soule. Se suman además dos miniseries, ambas de cuatro números y ambas escritas por Soule aunque con una relación más bien tangencial con lo que pasaba en la serie regular, la primera Daredevil/El Castigador, el séptimo circulo y la segunda La búsqueda de Lobezno: Arma Perdida.

En la parte artística la etapa empezó de forma muy prometedora, con un genio como Ron Garney al frente, el cual además había oscurecido y estilizado su estilo para adaptarse al enfoque que se quería dar al personaje. Sin embargo tras dibujar entero el primer arco argumental de cinco números (“Chinatown”) y la historia corta de presentación de la etapa , su presencia en la colección se fue diluyendo y, en un mal que afecta a casi todas las colecciones a día de hoy, la etapa careció como tal de un dibujante regular. Con todo Garney es el artista que más cómics ha realizado en este etapa, así a los números 1-5 ya mencionados, suma los de la tercera saga de la etapa (“Arte Oscuro”) del 10 al 14 y luego ya números sueltos como el 17-18, el 20, del 26 al 28 (de nuevo una saga completa, “En el país de los Ciegos”) y luego y para despedirse del 598 al 600 (número redondo que sin duda merecía dibujar). Son por tanto 19 de de los 46 números de la etapa, no llegando por ello ni siquiera a la mitad.

Después de Garney hay que tener en cuanta que los dos últimos arcos argumentales se encargaron de forma completa a dos dibujantes, el primero “Alcalde Murdock” de cinco números corrió a cargo de Mike Henderson el segundo, “La Muerte de Daredevil” de siete números contó con el excelente trabajo de Phil Noto. De los 15 números que quedan Goran Zudzuka dibujo seis (8 y 9, una pequeña historia llamada “El Bluff del hombre ciego”, 15 y 16 otro pequeño arco llamado el “El Séptimo Día”, y los 21 y 22 que formaban parte del arco “Supremo”). Matteo Buffagni dibujo los números 6 y 7, un pequeño arco con Elektra de por medio y c on el explicito titulo de “Conexión Eléktrica”. Marc Lanning aporto su trabajo el #19 que formaba parte de la fundamental saga “Púrpura”. Alec Morgan dibujo los números 23 al 25 del arco “Supremo”, mientras que Stefano Landini realizo los números 595 al 597.

A esto habría que sumar a Rod Reiss y Mike Perkins, los cuales dibujaron respectivamente dos historias secundarias de los número 595 y 600, con guiones de Christos Cage y Robbie Tompson. No conviene cerrar este caos de hasta ocho dibujantes para cuarenta y seis números sin mencionar la figura del colorista Matt Milla, el cual aportaría cierta coherencia visual a la etapa (y más ahora cuando el papel del colorista, ante la paulatina desaparición del entintador, ha ido adquiriendo más relevancia) ya que se ocupo del color de todos los cómics excepto los siete de Phil Noto que se colorearía el mismo. Destacar también dentro de este repaso numérico la excelente calidad de las portadas de la colección, con autores del nivel de Bill Sienkiewicz (autor de una poderosa e icónica portada con Elektra y Daredevil en el centro), Dan Panosian o Mike Deonato Jr.

A modo de resumen/conclusión, lo que este repaso numérico deja a las claras es uno de los principales problemas no sólo de Marvel, si no también de DC en los últimos años, esto es las casi imposibilidad de establecer un equipo creativo sólido y estable durante un largo periodo de tiempo. En el caso de Daredevil es más sangrante después de venir de etapas ejemplares en ese aspecto (Bedis/Maleev, Burbaker/Lark o Waid/Samnee). La imposición de una periodicidad quincenal, los plazos de entrega imposibles, cada vez con estándares de calidad más altos, o la política de continuos relanzamientos/temporadas con lo que ello implica de movimientos artísticos para llamar la atención, esta provocando que si bien si hay etapas más o menos largas de guionistas, estos rara vez están acompañados por un mismo artista (con alguna, pero escasa sustitución) a lo largo de las misma.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil en La Guerra de los Reinos.

Como ya hemos mencionado múltiples veces por aquí, en cuanto a grandes eventos y demás, Daredevil, con su carácter eminente urbano y su condición casi de outsider dentro de la primera línea marvelita, suele quedar fuera de los mismo o si acaso participar de manera muy tangencial. No ha sido el caso de esta Guerra de los Reinos donde el hombre sin miedo ha jugado un papel muy relevante por empeño de su principal artífice, el guionista Jason Aaron.

Resumido muy brevemente, La Guerra de los Reinos es el punto culminante de la larga y brillante etapa de Jason Aaron en Thor, una idea que se empezó a concebir hace años y que habida cuenta de su repercusión en todo el Universo Marvel, la editorial decidió sacar de la colección del Dios del Trueno y transformar en el evento de la temporada. La historia es fundamentalmente la batalla final contra Malekith y sus hordas que tras saquear (o aliarse) con los restante nuevo mundos de la mitología asdgardiana se dispone a arrasar con el décimo: Midgard, esto es la Tierra y aquí sus héroes tendrán mucho que decir al respecto.

El papel de Daredevil en el evento parte del mismo primer número de la miniserie central, cuando se ve obligado a combatir las hordas invasoras de Malekith en plena Cocina del Infierno, sería sin embargo en el tercer número cuando su protagonismo aumente al hacerse, previa petición de un cegado Haimdall con la espada Hofund lo que le convierte en guardián del Bifrost, el Puente del Arco Iris que conecta los diez mundos entre sí y en casi un dios por derecho propio.

Aquí Aaron juega con múltiples ideas que dejan a las claras su conocimiento e interés en el personaje, por un lado las profundas raíces católicas de Daredevil, no terminan de estar a gusto en un mundo de presuntos dioses y en un conflicto que parece poner en un brete su fe, por otro lado que el guardián tradicional del Bifrost, el hombre que lo ve todo y lo vigila todo para proteger Asgard, se haya quedado ciego como consecuencia de las acciones de Malekith y elija a otro ciego como Daredevil para ser su sucesor no deja de ser paradójico. Por último, Aaron plantea la idea de dar a un personaje urbano, de poderes limitados, un poder inimaginable que eleva sus supersentidos hasta casi la omnisciencia, tornándolos en algo así como “omnisentidos”.

A lo largo de la miniserie, Daredevil será importante para guiar a Thor en su camino hacía la victoria y también dará a muestras de su coraje e incapacidad para rendirse aún con todo en contra enfrentándose a gigantes de hielo y demás monstruos aliados con Malekith. Pero donde de verdad tendrá protagonismo el cuernecitos será en el serial en tres partes que protagonizara dentro de la antología The War of the Realms: War Scrolls.

War Scrolls es una miniserie de tres números que complemente y amplifica lo que sucede el evento con tres historias cortas en cada grapa, la más importante de la cuales es sin duda la protagonizada por Daredevil, “The God Without Fear”, más que nada por estar escrita por el propio Jason Aaron y contar al dibujo con toda una estrella del cómic USA actual como es Andrea Sorrentino. En España la miniserie, junto a otras relacionadas con el evento fue recopilada en tres tomos de tapa blanda que bajo el nombre de Universo Marvel: La Guerra de los Reinos Extra, ofreció un material de interés y calidad muy desigual.

En lo que se refiere a “The God Without Fear”, Aaron empieza siempre con un flashback en el que nos muestra la incomodidad de DD con Thor y lo que este representa, su lado oscuro con su inmensa capacidad para la violencia y su entrenamiento como “dios” por parte de Heimdall que tiene ecos de Stick. En la historia Aaron nos muestra como Fisk es capaz de pactar con Malekith y no sólo salir airoso si no con ventaja o el pensamiento lateral del que muchas veces hace gala Daredevil, enfrentándose con Malekith mismo y su lugarteniente Kurse, para, sin poder impedir que se destruya el Puente del Arcoiris si haciéndole daño y dándole a conocer el miedo al fracaso, algo que hasta entonces ni siquiera había concebido. Pero por encima de todo donde más destaca la labor de Aaron es en mostrar, como aún omnisciente, la esencia de Daredevil esta en su faceta de guardián y protector de la Cocina del Infierno, simbolizada aquí en una pequeña iglesia a la que salva del ataque de hordas de gigantes de hielo.

Cada capitulo es de apenas de diez páginas, pero tanto Aaron como Sorrentino dejan con ganas de ver un Daredevil realizado por ellos de manera regular, Aaron por su conocimiento del personaje y lo bien que sabe captarlo, Sorrentino como sólido narrador , (aquí mucho más que en su celebrada etapa en Green Arrow) por lo bien que sabe “mover” al personaje y representar sus supersentidos y la forma en la que el personaje ve el mundo. Estamos pues ante una pequeña joya, que esta entre lo mejor del evento y que por desgracia se hace muy corta.

Queda una adenda en forma de una grapa, La Guerra de los Reinos: Omega, una suerte de epílogo/prologo a todas las historias surgidas alrededor del evento y sus consecuencias de cara al futuro, que de nuevo con guiones de Aaron y en este caso dibujo de Ron Garney (cuyo Daredevil es, como siempre excepcional) nos muestra en apenas siete páginas como Daredevil devuelve a espada, reflexiona sobre sus dudas por su papel en la Guerra y afianza su amistad con Heimdall, que exalta su figura como clave en la victoria final y le regala unos bastones hechos con fragmentos de Yggdrasil, el árbol del mundo, cuyo peso e importancia para el personaje de momento esta por ver.

domingo, 8 de marzo de 2020

Historia de un hombre sin miedo especial: Marvel Knights 20. Celebrando el aniversario de una nueva era.

El impacto del sello Marvel Knights en la Marvel del siglo XXI es fundamental, así que llegada la hora de celebrar su vigésimo aniversario la editorial opto por una miniserie homenaje coordinada por una de sus más rutilantes y recientes estrella: Donny Cates.

Miniserie de seis números en origen, publicada en España en formato tomo por Panini Comics, la labor de Cates fue más la de una suerte de showrunner que plantea la trama general de la historia a la par que escribe los números de apertura y cierre. Serían otros guionistas como el también de moda Matthew Rosenberg o los menos conocidos Tini Howard y Vita Ayala, los que completarían la labor en los guiones de una miniserie que no debemos olvidar, se publico originalmente en apenas tres meses.

Al dibujo tenemos a Travel Foreman que abriría y cerraría la miniserie contando con la colaboración de Kim Jacinto y Derek Frindolfs en el primer número, Niko (“Leones de Bagdad”) Herinchon que dibujaría los números dos y cinco, mientras que Damian Couceiro y Joshua Cassara harían lo propio con los números tres y cuatro respectivamente. Ningún dibujante estrella y sólo dos realmente conocidos (Foreman y Herinchon) para un proyecto que tal vez mereciera más foco.

La historia que plantea Cates busca tratar con los principales personajes que dieron brillo al sello, con la significativa ausencia de los Inhumanos (con los que el propio guionista había tratado no hace mucho bajo el descriptivo titulo de, La Muerte de los Inhumanos), teniendo especial relevancia Daredevil, Puinisher, Elektra y Pantera Negra. Siendo el concepto de identidades olvidadas el foco fundamental de la obra, la figura de Karen Page (una de las muertes más significativas de los primeros tiempos del sello) y de El Vigía (el personaje original tal vez más relevante que saldría de Mavel Knights) tendrán también un papel central.

La idea consiste en jugar con el misterio de lo que esta pasando, no conociendo el lector, ni los personajes el motivo por el que el mundo esta tan diferente y la razón por la que ellos sólo recuerdan fragmentos de su verdadera identidad, todo aderezado con conceptos tan queridos a lo superheroico como son, el sacrificio o el circulo de violencia en el que siempre están atrapados. Una idea que recuerda mucho a lo que Kirkman y Ottley plantearon el arco Reboot?, en Invencible.

Lo que fundamentalmente buscan trasmitir Cates y sus colaboradores es la noción de lo que implica ser un héroe, la posibilidad o no de aprovechar una segunda oportunidad y el hecho de que hay cosas que siempre están destinadas a ocurrir (que Fisk y Murdock choquen esta entre ellas, claro). El problema fundamental de la miniserie es por un lado su poca estabilidad gráfica, con dibujantes demasiados diferentes entre si y con una calidad demasiado dispar y por otro el que no parece que en ningún momento, salvo guiños puntuales, se pretenda captar el tono de aquello que en teoría se esta homenajeando. Por otro lado aunque la idea de jugar con el misterio de que es lo que realmente esta pasando, puede ser divertido, si al lector no se le dan pistas para que pueda sacar conclusiones (equivocadas no) sobre lo que sucede, gran parte de esa diversión se pierde por el camino.

Con todo estamos ante un cómic de lectura agradable, que consigue trasmitir muy bien esa sensación de desconcierto que en todo momento busca y en el que los personajes, su modo de comportarse y su forma de pensar esta muy bien conseguida. Un homenaje interesante a un sello fundamental de la historia reciente de Marvel, pero que por desgracia ni es tan ambicioso, ni tan relevante como debería haber sido.

Como apunte final, señalar lo desastroso que es la nueva forma de edición de Panini de este tipo de tomos, no sólo se eliminan las solapas sin ninguna rebaja de precio, si no que los créditos de la pagina inicial, antes ordenados por funciones y capítulos, ahora son un totum revolutum bastante más confuso y que dificulta que de un simple vistazo se vea quien ha hecho que, uno más de los pasos atrás que viene dando Panini desde el año pasado en su forma de editar Marvel en España.

domingo, 12 de enero de 2020

“Mis Comis” de 2019.

Cerramos los tops del año pasado con el quizá más importante de todos, el de cómics. Desde hace dos/tres años estando como estoy envuelto en la recuperación de material clásico de Marvel, mis compras de cosas actuales se han reducido un poco, lo que ha hecho que este año no haya habido tantas novedades como otros que me hayan llamado la atención, lo cual no ha impedido que un puñado de cómics se cayeran finalmente en un top cinco más mainstream que nunca.



5.- God Country de Donny Cates y Geoff Shaw. (Panini/Image): Emmett Quinlan un anciano atacado por el alzheimer, enfermedad que poco a poco esa alienando a su familia, ve como con la posesión de una misteriosa espada viva (la encarnación misma de todas las espadas) y con personalidad propia sus males desaparecen. La espada claro es codiciada por seres muy poderosos y su posesión traerá consigo más de un quebradero de cabeza. El cómic que lanzo al estrellato a su guionista y que más allá de actitudes, frases y conceptos “molones”, tiene su corazón en conceptos como lealtad, legado, familia (para lo bueno y lo malo) y honor. El dibujo de Shaw potencia el conjunto para un cómic que es una autentica gozada de leer.



4.- Saga de Brian K. Vaughan y Fionna Staples. (Planeta/Image): Saga es una colección que ha mantenido un nivel ta alto, durante tanto tiempo que al igual que sucedió con Walking Dead durante tanto tiempo, parece que ya estamos acostumbrados, que no tiene sentido seguir hablando de lo buena que es. Sin embargo sigue siendo una colección tremendamente valiente, con un gran dibujo (si Staples dibujara fondos ya sería la hostia) y en la que en cada número pasan cosas que no te esperas. Y es que justo ahora que los autores han decidido tomase un respiro de un año, el final de este tomo 9, en realidad todo lo que sucede en el, es más impactante y demoledor que nunca, un cambio brutal en el estatus de la colección cuyas repercusiones tardaremos por desgracia en ver.



3.- Mis héroes siempre han sido yonkis de Ed Brubaker y Sean Philips. (Panini/Image): A estas alturas de la película decir que el dúo Brubaker/Philips es sinónimo de calidad es como decir que el cielo es azul, es algo demasiado evidente como para que tener que decirlo, sin embargo en esta pequeña novela gráfica ambientada en el mundo de Criminal lo han vuelto a hacer. Una historia una vez de genero negro puro, con una cruel vuelta de tuerca al concepto de mujer fatal, donde el crimen, las lealtad (entendida de manera muy torticera), las mentiras y la nostalgia se dan de la mano en una obra en la que Philips esta especialmente afortunado, ayudado por un color (de su hijo Jacob Phillips) que lleva la historia por otros caminos muy diferentes de los habituales.



2.- Green Lantern de Grant Morrison y Liam Sharp (ECC/DC): Aprovechando la grapa en toda su gloria y con un concepto que meza lo superheróico con la ciencia ficción más loca al estilo 2000 A.D, Morrison y Sharp hacen tabula rasa con el personaje y sin negar nada de lo anterior empiezan casi desde cero con historias muchas veces autoconclusivas, otras de dos episodios en la que que Hal Jordan es más policía que nunca , mientras se retoman y actualizan conceptos de la Edad de Oro, se tira mucho del multiverso morrisoniano y se apuesta sin miedo por la ciencia ficción tan en el scope del personaje. El dibujo de Sharp, aunque algo confuso en ocasiones, funciona genial con su toque oscuro, grotesco a veces para la grapa que, esta si, esta concebida claramente para ser disfrutada mes a mes.



1.- Potencias de X/Dinastía de X de Jonathan Hickman, Pepe Larraz y R.B. Silva. (Panini/Marvel): Aunque sería injusto decir que desde Grant Morrison no ha habido buenos cómics mutantes (los ha habido y muchos) lo que si es cierto que una revolución de esa escala, ambición y calado si que no la han conocido los mutantes desde entonces. Tras años de arrastrase por el fango (al menos desde mediados de la etapa Bendis) y habiendo perdido el incuestionable liderazgo no ya de Marvel, si no de todo el cómic de superhéroes, los mutantes han encontrado un guionista no sólo que les entiende a la perfección si no que además no tiene miedo en llevarles allá donde nunca han ido antes. Aún inconclusa en España, las sensaciones producidas por este cómic, el devorar cada grapa como si no hubiera mañana y esperar la siguiente con desespero es algo que, independientemente de como acabe hace que este relanzamiento (este si de verdad), ya merezca la pena. Y es que Hickman, tras revolucionar los 4F y los Vengadores va ahora por los mutantes y es innegable que, de momento al menos, lo esta consiguiendo también. In Hickman we trust.

lunes, 6 de enero de 2020

2019: Un año de cine.

Un año más toca hacer balance de lo que ha supuesto para mí el año cinematográfico. Con multitud de películas interesantes y con la dificultad de hacer un top cinco, que en este caso esta representado como siempre por la fotos que adornan el post de la quinta a la primera peli del año.


Empezó el 2019 realmente interesante con dos películas muy diferentes entre si pero de enorme calidad ambas. Por un lado tenemos Glass donde Shyamalan completo su (muy sui generis) trilogía empezada con El Protegido y continuada por Múltiple. Una película donde el director del Sexto Sentido reflexiono sobre el superhéroe en un tiempo mucho más propicio para ello aunque sin la profundidad y la fuerza de El Protegido. La segunda película es El vicio del poder, donde Adam McKay profundiza en el discurso de La gran apuesta y muestra como el abuso de poder se torna en la clave que hizo del mundo un lugar mucho peor tras el 11S.

Green Book, triunfadora en los Oscar y gran “feel god movie” del año y primera película en solitario de Peter Farrelly es, pese a todos los prejuicios que se le asocian una divertida, tierna y con momentos realmente oscuros película, donde destacan las interpretaciones de Mahershala Ali y sobre todo de un magnifico Viggo Mortensen. Potentes interpretaciones tenemos también en La Favorita de Yorgos Lanthimos donde el trío protagonista (Olivia Colman, Emma Stone, Rachel Weisz) construye un triangulo, de poder, dominación, celos y deseo que hacen de la película un intenso tour de force interpretativo.


Pasando del terror a la ciencia ficción más loca, Feliz día de tu muerte 2 donde repite Christopher Landon y sabe reinventar el concepto sin resultar cansino, dándole un giro diferente y sin perder un ápice de entretenimiento. Como también entretenida y con imágenes de gran potencia visual tenemos en Alita de Robert Rodríguez, tal vez la primera película del año con clara vocación de blockbuster que sin llegar a serlo si consigue construir un filme lo suficientemente potente como para querer ver más de este mundo.

Entrando ya en el terreno del blockbuster conviene hablar como no de los superhéroes con varias (y muy distintas) películas estrenadas este año. Empezando con la muy decepcionante Capitana Marvel, donde unos buenos Brie Larssom y Samuel L. Jackson hacen lo que pueden para levantar una película meramente funcional en la que Anna Boden y Ryan Fleck no consiguen superar un guion realmente mediocre. Siguiendo con Marvel el estreno del año (no en vano ha sido la película más taquillera de la historia) ha sido sin duda Vengadores: End Game, un filme de los hermanos Russo que tras una primera hora realmente interesante, cae pronto en la autocomplacencia, el autohomenaje con una estructura demasiado similar a Infinity War resultando al final demasiado convencional, más de lo mismo, siendo por momentos indistinguible de otras pelis del MCU. No mucho mejor (aunque si superior a su horrible primera parte) resulto Spiderman, lejos de casa, donde Jon Watts vuelve a firmar un trabajo formulaico e impersonal y donde por lo menos se agradece el giro de guion final que deja abiertas puertas interesantes.


Fuera del MCU aunque también de Marvel, tenemos la que bien podría ser la coda de Fox con los X-Men, con X-Men: Fénix Oscura, dirigida por el productor Simon Kinberg la película tiene innegables aciertos en términos de tratamiento de Fenix y cuenta con un inicio realmente potente, pero pronto cae en la mediocridad de las últimas producciones mutantes de Fox, resultando reiterativa y no consiguiendo remontar el vuelo. Warner por su parte, sigue sin tener muy claro que hacer con el UDC en el cine, pero eso no ha impedido que este año haya estrenado dos películas tremendamente diferentes entre si. Por un lado ¡Shazam! de David F. Sandberg, donde un magnifico Zachary Levi consigue dotar de gran humanidad, desparpajo e inocencia a un personaje que sin ser un icono, si es tremendamente popular en los USA. Una película muy dinámica y entretenida aunque con un final demasiado convencional y poco estimulante. Por otro lado tenemos a Joker de Todd Philips, donde Joaquin Phoenix en casi un one man show realiza una de las interpretaciones del año, en una película polémica y con muchas aristas, pero tremendamente efectiva en aquello que desea contar.

Pero no solo de cómics viven los blockbuster, y así hemos tenido desde una magnifica Toy Story 4 dirigida por Josh Cooley, que consigue mantener el excelente nivel de la saga pero que tiene en su contra el ser la única película que a no ha mejorado a su predecesora. A finales de año hemos tenido el estreno de Star Wars: El ascenso de Skywalker con el regreso de J. J. Abrams a una saga que al final ha terminado por ser tremendamente decepcionante, sobre todo al constatar que la nueva trilogía estaba lejos de estar bien planificada y que la improvisación y cierto aire de chapuza a terminado rodeando el proyecto. También con vocación de taquillazo aunque no lo obtuviera tenemos la muy entretenida Godzilla: Rey de los monstruos de Michael Dougherty, una película honesta que da aquello que promete al espectador y que resulta tremendamente impactante y espectacular.

No se si a estas alturas se puede considerar la saga de John Wick una rompetaquillas, pero lo cierto es que cada una de sus entregas ha ido creciendo en presupuesto, duración y recaudación, la tercera parte Parabellum dirigida una vez más por Chad Stahelski no es una excepción, para una franquicia que esta complicando demasiado su mitología y haciendo de su personaje central casi un superhéroe imposible de vencer. Terminando con los superhéroes/adaptaciones del cómic no se debe olvidar el Hellboy de Neil Marshall que obviando la versión mutilada que llegó a España, resulta una película desenfadadamente gore, sin ningún complejo ni vergüenza y por ello muy divertida, pero que carece del carisma e interés de las pelis de Del Toro.

No siendo yo especialmente fan del terror, este año sin embargo han caído varias de ese genero, entre ellas tenemos dos adaptaciones de Stephen King, primero la muy decepcionante It 2 donde Andy Muschietti no es capaz de escapar de los tropos de la primera, resultando casi un remake “adulto” de aquella, con un concepto más de aventura que de terror, y la muy apreciable Doctor Sueño de un Mike Flanagan que no tiene miedo de tomar como referente El Resplandor de Kubrick para elaborar su propia película, con su propio discurso adaptado al siglo XXI. La atmosférica Midsommar del muy discutido Ari Aster, esta llena de puntos de interés, pero no es desde luego el tipo de peli con la que yo disfruto, así que puedo decir más que la sufí que no que la vi. No paso lo mismo con la muy estimulante Nosotros de Jordan Peele que con un potente discurso detrás no se olvida de los mecanismos que hacen funcionar el terror con una implacable y cruel persecución de una familia sin aparente escapatoria.

Entrenado en el cine español, tres han sido las películas que he visto este año y las tres están entre lo mejor del 2019, abrimos con Feedback con el debut de Pedro C. Alonso, una peli de tremenda actualidad en plena era de las imágenes, del culto al famoso y del me too. Una película con un mensaje de hondo calado moral, pero que también sostiene una brutal tensión a lo largo de su muy ajustado metraje. Como también tenemos tensión en Quien a hierro mata de Paco Plaza que aunque fuera del fantástico consigue un tono que le acerca a este en una película de venganza y consecuencias con un magnético Luis Tosar en la que la tensión se puede cortar con un cuchillo hasta que estalla en su brutal final. No menos genial aunque en un tono muy distinto es Dolor y gloria donde Pedro Almodovar reflexiona sobre la creación y el precio a pagar que supone todo acto artístico, aquí tenemos también una de las interpretaciones del año con un gran Antonio Banderas.

Hablando de interpretaciones y entrando ya en el cine estrenado directamente en casa (fundamentalmente en Netflix) si por algo destaca Historia de un matrimonio de Noah Baumbach es por el trabajo actoral de Adam Driver y Scarlett Johansson (con una también magnifica Laura Dern), que ponen todo su talento al servicio de una película un tanto desequilibrada pero no por ello carente de interés. También de Netflix, aunque en un registro más de TV Movie tenemos El Camino donde Vince Gilligan realiza un regalo (tal vez innecesario) a los fans de Breaking Bad con una despedida final de Jesse Pickman que, como personaje, tal vez si mereciera algo así. También de Netflix es la interesante y gamberra Velvet Buzzsaw donde el director de Nightcrawler, Dan Gilroy realiza un cruel análisis del mundo del arte, como maldición y fuerza destructiva de sus participantes. Muy menor en comparación resulto ser Polar de Jonas Åkerlund donde Mads Mikkelsen apenas consigue ser un John Wick de hacendado en una película, excesiva, lo que podría ser una buena señal, pero que al final resulta vacua y sin sentido. Cerramos Netflix, sin embargo con una de los filmes del año, El Irlandes, donde un Martin Scorsese en plena forma sigue ahondando en el mundo de la mafia, sus miserias, sus traiciones, el arrepentimiento y el significado de la amistad en ese mundo. Dirigida con pulso maestro, ni su duración ni su estreno fuera del ámbito cinematográfico (salvo una pocas salas) perjudican una obra crepuscular y llena de aciertos. Queda por señalar en este ámbito el díptico de Andrea Sorrentino, Silvio y los otros, estrenada en su montaje original en España por Movistar +. Si alguien esperaba un biopic al uso Silvio de Berlusconi se va a sentir muy decepcionado con una peli que va por otro camino, centrándose más en el componente estético (casi kistch) que rodean al mundo del exprimer ministro italiano, sus fiestas y sus mundo de exceso, bellas mujeres y negocios. Una película que si tiene algo de estudio moral del personaje y de la sociedad que le llevo al poder, pero que resulta por momentos demasiado frívola y no termina de completar el análisis de una figura si, compleja, pero no inaprensible.

Quedan todavía una pocas películas por reseñar, pero entre ellas están alguna de las mejores del año. Empezamos por Mula del Clint Eastwood, un filme que ahonda en el paso del tiempo, la vejez las oportunidades perdidas, las decepciones y la familia. Con un innegable tono melancólico Eastwood construye uno de sus mejores filmes de los últimos años alejándose del estudio del héroe americano que ha marcado sus últimos trabajos. No tan estimulante, pero con múltiples puntos de interés es el Yesterday de Danny Boyle que imaginando un mundo sin los Beatles termina haciendo un filme sobre el impacto de la cultura popular, el precio del éxito y las claves de la felicidad personal, en otra “feel god movie” al estilo de Green Book pero sin el interés de aquella.

Quedan para cerrar cuatro películas, abrimos con Ad Astra donde James Gray partiendo de una apócrifa adaptación de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad realiza una inteligente reflexión sobre los traumas, la perdida, el amor y la paternidad. Con imágenes realmente potentes, tal vez sea el mayor espectáculo visual del año con un maravilloso Brad Pitt al frente de todo. También Brad Pitt (aquí junto con un gran Leonardo Di Caprio) realizara un portentoso trabajo en la fabula de Quentin Tarantino, Erase una vez en… Hollywood, una película que homenajea una época y que juega a imaginar lo que pudo, lo que debió haber sido, frente a la oscuridad de lo que realmente fue. Espinosa (por ser suaves) desde un punto de vista ideológico, y con problemas de montaje evidentes, la película, solo por la luz y brillantez que consigue cada vez que Margot Robbie/Sharon Tate sale en pantalla ya merecía la pena, pero es que es más, mucho más.

Tremendamente divertida, desenfadada, con interpretaciones magnificas, con un guion gamberro e inteligente a partes iguales y con alguno de los personajes del año (esa Ana de Armas como Marta Cabrera…) la película de Rian Johnson, Puñales por la espalda es de lo que más he disfrutado en cine este año, un whodunit de manual, con giros y contragiros que consiguen tenerte pegado a la pantalla en sus más de dos horas de duración. Cerramos con Parásitos de Bong Joon-ho una película especialmente brillante en su transición de la comedia más desenfadada al terror más escalofriante y que es un torpedo en plena línea de flotación del capitalismo, sus miserias y sus brutales desequilibrios.

Capitulo aparte merece Matrix de las hermanas Wachowski, un filme que de no ser un reestreno sería, con diferencia, la película del año, y es que en pleno 2019 sigue conservando intactas su impacto visual, su trasfondo filosófico y su capacidad para asombrar. Toda una gozada poder volver a verla en pantalla grande.

sábado, 4 de enero de 2020

Mis series de 2019

Como viene siendo habitual, acabado el año toca hacer balance de lo mejor que ha dado a nivel de ocio en las tres principales facetas que ocupan mi tiempo a este respecto: cine, cómics y lo que hoy toca series de TV. A este respecto el año ha sido muy intenso, con una recta final realmente potente y muchas miniseries de gran nivel. La selección no ha sido fácil y más eligiendo sólo cinco, pero al final la cosa ha quedado así:


5.- Sex Education: Estrenado a principios de años por Netflix, la serie destaca por sus magníficos personajes, su humor inteligente y las relaciones que se construyen con el sexo siempre como elemento de fondo, y a veces como obsesión para una panda de adolescentes que se van abriendo paso en la vida, mientras descubren que los adultos están lejos de tener las cosas bajo control. Tierna y tremendamente divertida, espero con ganas la segunda temporada que llega ya este mismo mes de Enero.


4.- Watchmen: Intentar continuar una obra maestra incontestable y con un aura tan especial con el Watchmen de Moore y Gibbons parecía una locura e incluso tenía un punto de herejía, sin embargo que HBO y Damon Lindelof estuvieran detrás otorgaba un margen de confianza que al final se ha demostrado lógico. Tremendamente respetuoso con el original, sabe tanto continuar lo planteado por Moore y Gibbons con coherencia y sentido como construir su camino contando su propia historia. Una pequeña gran sorpresa que no creo que deba tener 2ª temporada al haber quedado perfecta tal y como esta.


3.- Chernóbil: Una de las grandes sorpresas del año que ni siquiera HBO esperaba, Chernóbil se convirtió en un autentico fenómeno al poco de acabar la esperada (y decepcionante) temporada final de Juego de Tronos. Con un tono marcadamente documentalista, la miniserie narra con crudeza el brutal desastre de Chernóbil, sus causas (con un brillante episodio final), sus consecuencias y los desesperados intentos por contenerlo. Con episodios de terror puro y con un toque humano que no cae en el sentimentalismo barato, su visionado deja un escalofrío en el cuerpo del que no es fácil librarse.


2.- Fleabag: Dramedia que podemos encontrar en Amazon Prime y que cuenta con un guion tan excepcional en estructura y desarrollo que por momentos parece increíble que se haya podido escribir algo tan bueno. Phoebe Waller-Bridge, guionista, alma mater y protagonista de la serie, da un cierre perfecto con una segunda temporada brillante, en la que las rupturas de la cuarta pared, el sentimiento de culpa, el amor (y el sexo) o la lealtad forman el núcleo central de una serie que es un autentico diamante que brilla de forma cegadora.


1.- The Boys: De nuevo en Amazon Prime, encontramos lo que para mi es la serie del año. Tremendamente superior al cómic del que parte, la serie al igual que este parte de la idea de la existencia de superhéroes corporativos que, al servicio de una gran multinacional, están muy lejos de ser los héroes que aparentan ser. Enfrente encontramos a Los Chicos, un grupo que por diferentes motivos odian a los superhéroes y están dispuestos a todo para acabar con ellos. Tremendamente violenta (escatológica por momentos), los secretos, las mentiras y la oscuridad que envuelve la serie esta tremendamente conseguida, mientras que vamos descubriendo que nada es lo que realmente parece.