Holy Terror era un cómic que ya nacía torcido. Machacado por la critica y despreciado por el público (que sin embargo no dudo en comprarlo), parecía que no había nada salvable en el último trabajo de Miller. Ahora, “gracias” a Norma Editorial (en uno de los precios más desorbitados que recuerdo en este tipo de productos) el lector español puede por si mismo comprobar la veracidad de todas estas afirmaciones. Por desgracia, no hay nada peor que una obra confirme todos los prejuicios que sobre ella se pudieran tener.
Tras la entrada de EEUU en la II Guerra Mundial la importancia de los cómics como vehículo propagandístico fue fundamental. Cómics en la que deshumanización del enemigo y la exaltación de los valores patrióticos estaban por encima de cualquier cosa, incluso muchas veces de la calidad del producto. Cuando Frank Miller tras los brutales atentados del 11-S decidió recuperar ese espíritu en un explicito Batman vs Al-Qaeda uno no sabía muy bien como tomarse aquello.
Sin duda ya no estábamos en los años 40, lo que no quita para que en gran medida el cómic-book americano siga teniendo mucho de vehículo propagandístico, aunque de forma mucho más sutil. Y es que, al menos en teoría, la sociedad actual mucho más cínica y tecnificada no aceptaría con la misma facilidad un discurso tan obvio y carente de matices. Pese a esto cabría preguntarse que habría sido de ese hipotético Batman vs Al-Qaeda de haber salido en 2002, con los atentados tan recientes, un ejercicio de rabia pura sin condicionantes, podría haber tenido cierto interés como reflejo del sentir de parte del pueblo americano ante una barbarie sin justificación, pero eso queda para la especulación. Batman vs al-Qaeda no llego a existir más que como mero proyecto de partida y lo que surgió de todo aquello, Holy Terror ha llegado a nuestra manos en 2012. Lo que tal vez sea lo peor del cómic.
Si uno observa la trayectoria artística de Frank Miller con un poco de perspectiva es innegable que nos encontramos ante un autor polémico, con un discurso político muy marcado, pero lo suficiente ambiguo como para que en el quepan muchas interpretaciones. Un discurso, duro y sin concesiones en el que los golpes caen tanto para un lado como para otro con una sutilidad e ironía de la que Holy Terror carece por completo. También encontramos en la obra de Frank Miller a un autor comprometido su tiempo, consciente de la realidad en la que vive y critico con ella. Tampoco encontramos nada en Holy Terror de todo ello.
Y es que como decíamos más arriba, si Holy Terror pudo ser relevante en algún momento ese momento pasó hace diez años. Ahora, con tiburones financieros que arrasan economías enteras, con gente perdiendo sus casas a cientos, con una situación de desesperación asfixiante en la que la salida no se atisba por ningún lado, venir a contar una historia propagandística para exaltar los valores patrióticos de una América que según Miller debería centrarse solamente en la guerra contra el terrorismo islámico, resulta desfasado, antiguo y carente de sentido.
Lo peor de Holy Terror no es la deshumanización del enemigo, lo simple de sus discurso, el que sus personajes sean Batman, Catwoman o Gordon ligeramente camuflados, al fin y al cabo así es como nació el proyecto: una suerte de cómic propagandístico de los años 40 con Batman enfrentándose a Al-Qaeda. No, lo peor de Holy Terror es que es un cómic totalmente fuera de su época, un cómic que refleja un mundo que no es el nuestro, que habla de una amenaza, que si bien puede ser real, palidece ante las dosis de brutalidad que el capitalismo más salvaje nos proporciona día a día. El mundo actual, que se parece mucho al que Miller anticipara en Robocop o en los dos primeros números de DK2 se encuentra en una disyuntiva mucho más compleja que la de enfrentarse a hostias con unos fanáticos radicales empeñados en volver al mundo a la Edad Media.
Lo curioso de todo esto no es que en gran medida parte de lo que se ve en Holy Terror ya se empieza a atisbar en el tercer número de DK2. La obra que hasta entonces había transcurrido como una lucha de Batman contra un mundo dominado por tiranos que tiene a los políticos como meros títeres para controlar a un pueblo al que desprecian, pasa a transformarse, todavía ligeramente, cuando tras el 11-S (acontecimiento que parece haber transformado a Miller por completo) el guionista de Born Again se da cuenta de que no quiere mostrar a Batman como un terrorista que recurre a la violencia para transformar el mundo.
A partir de ahí el viaje ideológico de Miller, que le lleva a concebir algo como Holy Terror puede resultar más entendible pero vuelve a marcar una clara diferencia: mientras DK2 (cuyos 2 primeros números son excepcionales) es una obra anticipada a su tiempo que cada vez es más revindicada. Holy Terror, concebido como instrumento de apoyo a una supuesta guerra mucho más compleja de lo que Miller plasma, es una obra que nace ya caduca.
Con todo encontramos en Holy Terror algún elementos estimables. Desde un punto de vista gráfico, cuenta con soluciones narrativamente inteligentes y en ella se observa un Miller que ha depurado hasta casi la abstracción el estilo derivado de Sin City ahondando en la faceta caricaturesca que tanta polémica causo en DK2 y que cada queda más claro es el siguiente paso en la evolución artística de un creador que siempre ha buscado, desde un punto de vista visual, reinventarse a si mismo. El resultado global del la labor gráfica del autor de 300 es Holy Terror, es, pese a sus innegables aciertos, irregular, ya que al igual que encontramos esas soluciones narrativamente interesantes a las que aludíamos antes, también es cierto que abundan las páginas profundamente descuidadas y demasiado sucias que llegan a entorpecer la lectura. En todo caso es innegable que es una lastima que un autor de tanta solvencia, que gráficamente sigue arriesgando y queriendo evolucionar, lo haga aquí al servicio de una obra tan reaccionaria y casi carente de todo contacto con la realidad.
9 comentarios:
A Frank Miller se le fue la olla a partir de DK2 y desde entonces ha ido cuesta abajo, hasta convertirse en un John Byrne cualquiera: despreciado por la crítica, olvidado por el público, e ignorado por las grandes editoriales. No hay más que echar un vistazo a sus últimas declaraciones acerca del movimiento Occupy Wall Street para darse cuenta de que este hombre necesita ayuda psiquiátrica. Urgentemente.
Si de por sí la obra en cuestión no me atraía en absoluto, después de lo leído, no solo en este blog, también en otras bitácoras me parece que Miller se merece un -5. Y me jode, pues su DD y su Batman así como Sin City, me parecen obras maestras dignas del más minucioso estudio. Quien te ha visto y quien te ve... Robocop 2 tiene la culpa...XD
Bueno esta claro que desde el 11-S Miller ha radicalizado su mensaje y este Holy Terror es el más claro producto de ello. Pero bueno sus obras pasadas siguen ahí no solo sin haber perdido calidad si no, al contrario, mejorando con los años.
Miller como Moore han evolucionado ha viejo cascarrabias superado por los tiempos. No es más que eso. Los abuelos chochean.
Hombre no son tan mayores, je, je. Pero supongo que de algo de eso hay.
Me encanta que a los pijo-progres les fastidie la propuesta estético-reaccionaria de Miller. Ya está bien de superhéroes que persiguen alter egos de pacotilla. ¿Qué ocurre cuando un artista crea una obra verdaderamente polémica? Que tiene todo el mundo en contra y que levanta ampollas. Todo sea por desprestigiar al que piensa distinto sin valorar la calidad artística de la obra. Cuánto salvapatrias suelto hay por estos lares!
No es la mejor obra de Miller, eso es obvio, pero todo el mundo flipa con 300 aunque ideológicamente sea una defensa del militarismo fascistoide más reaccionario. En fin, siempre nos quedará DKR.
No veo 300 igual que tú. Creo que 300 cuenta un mito, no pretende ser una reflexión política si no una historia contada por un soldado a los suyos antes de una batalla. Su vertiente, creo, es la visión más cercana al mito que rodeo a un acontecimeinto histórico, que una visión extrapolable politicamente a la actualidad de ese acontecimiento histórico.
Comparto tu opinión, pero algo me dice que a Holy Terror podríamos situarla en el mismo cajón. Se trata de una representación artística rodeada de personajes y situaciones inverosímiles, en absoluto realistas. Es más, 300 me parece en este aspecto mucho más cercana al realismo histórico (la batalla de las Termópilas inyectadas de esteroides y heroísmo) que la gamberrada antiyihadista de Miller, pero ambas me parecen políticamente incorrecta. 300 humilla al imperio persa sin piedad. Holy Terror hace lo propio con los fundamentalistas islamistas. Por lo tanto, considero que de ambas obras es posible extraer consecuencias políticas muy similares para el que quiera verlas.
Es un punto de vista interesante el tuyo que no había tenido en cuenta, tal vez se pueda reevaluar Holy Terror bajo otro prisma. De todos modos y a raiz de lo que ha pasado con el tema de Daesh ya hace tiempo que había pensado que esta reseña no había sido del todo justa.
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