Los Muertos Vivientes: Esta triste vida.

De nuevo de la mano de Pda, y tras un año de espera, llega por fin la sexta entrega de esta genial serie de Robert Kirkman y Charlie Adlard, que tanto éxito esta teniendo y tan buenas lecturas nos esta proporcionando.

El bajón que en la calidad de la serie, se había apreciado en el anterior tomo, hacía presagiar lo peor para una colección que rozaba limites de calidad insuperables, el climax del cuarto tomo con ese “¡¡Nosotros somos los muertos vivientes!!”, parecía un final más que adecuado para una colección excelente a todos los niveles, y seguir más allá de ese punto podía suponer prolongar artificialmente la vida de la serie.

Por suerte este sexto tomo, viene a demostrar lo infundado de esos temores, Kirkman vuelve a agarrar el toro por los cuernos y en un comic plagado de tensión, de emoción y de crueldad (con probablemente las escenas más duras de toda la colección hasta el momento), consigue volver a poner las cosas en su sitio a la vez que abre la puerta a nuevas tramas con mucho jugo.

Si en el anterior tomo dejábamos a nuestros protagonistas indefensos en manos del sádico “gobernador” y su pueblo de hipócritas, en este asistimos a su fuga y a su cruel venganza, en especial de Michonne, que en una muestra más de inestabilidad mental (¿doble personalidad o algo más?), lleva a cabo una brutal y sádica represalia contra el gobernador, solo equiparable a la que él había cometido antes contra ella, y es que se a ve que a Michonne aquello del “ojo por ojo y te quedaras ciego” no le va demasiado...o si, literalmente.

Más allá de la trama central, bien escrita y bien dibujada (como siempre), de nuevo las relaciones humanas y la reacción del hombre ante la adversidad más extrema son los ejes centrales sobre los que pivota el comic, tornándose Rick una vez más en hilo conductor del asunto, y es que ¿hasta donde estamos dispuestos a llegar por proteger a los nuestros?, ¿estamos dispuestos a matar a gente que aún no siendo una amenaza puede llegar a serlo?, si la respuesta es si, ¿eso nos convierte en malas personas?, el comic no ofrece respuestas, solo plantea preguntas, esas preguntas que ninguno queremos tener que hacernos jamás, por que tal vez temamos las respuestas, y es que la clave de la calidad de esta obra (más allá de su profundo respeto por la convenciones de un género, más allá del hábil manejo de Adlard de las expresiones y la tensión, más allá de la acción y la tensión que supone la situación en al que se ven envueltos los protagonistas), es sin duda la inteligencia con la trata la reacción del ser humano como individuo y como sociedad ante la desaparición de todo aquello que damos por sentado, una reflexión tal vez un tanto pesimista sobre la autentica naturaleza del hombre, pero en todo caso magníficamente contada.

Para finalizar simplemente un pequeño-gran tirón de orejas para Pda, ¿cómo es posible que entre el anterior tomo y este haya transcurrido casi un año?, este tomo recopila los números 31-36 USA, y allí ya van por el número 50 con lo que este retraso se entiende todavía menos, y otra cosa, ¿dónde están las portadas?, se esta siguiendo la edición USA en TPB y entiendo que si no se incluyen es por que los recopilatorios USA no las traen, pero allí al menos tienen la grapa para conseguir las portadas, aquí no hay esa opción, por lo que sin las portadas, Pda esta ofreciendo una edición mutilada que deja mucho que desear, ya que no tiene ningún sentido el no incluirlas y si mucho el hacerlo, por que no creo que nadie a estas alturas cuestione el que las portadas son una parte básica del comic; en fin un excelente comic en una edición mediocre por no decir mala, y lo peor es que ya se esta convirtiendo en algo habitual.