miércoles, 13 de febrero de 2008

Daredevil: Historia de un hombre sin miedo. Parte LXIII: Elektra Raíz del Mal.

Siguiendo con el repaso a la trayectoria del principal spi-off generado por DD le toca el turno ahora a la miniserie Elektra Raíz del Mal, que resitua el papel del personaje en el Universo Marvel.

Concebida como miniserie de 4 números publicada con fechas de portada de Marzo a Junio de 1995, Elektra Raíz del Mal (publicada en España también en grapa y a lo largo de 4 números por Forum), supuso el regreso de D.G Chichester y Scott McDaniel al personaje que hace apenas un año habían retornado a la continuidad marvelita en la polémica Caída del Paraíso, saga que por otra parte servirá de detonante de la trama en la que se centra la miniserie.

Si en Caída del Paraíso descubrimos que la Elektra purificada por el amor de Matt había estado desde entonces con la Casta dedicada más que nada a la vida contemplativa, tras su fusión con Erynys (su parte “malvada”, la que Matt supuestamente había purgado y que la Mano a través de se rama de la Serpentería pretendía traer de vuelta como su asesina perfecta) y su consecuente cambio de actitud, Elektra trata a en la primera páginas de la miniserie de fundar su propia Casta, aunque eso si con una actitud mucho más proactiva, su objetivo es atacar directamente a la Mano sin esperar a que esta actué, este proyecto encontrara por el camino el rechazo de Daredevil, y de Piedra, recelosos del liderazgo de alguien como Elektra.

A partir de esta premisa, Chichester se dedica a reconstruir el pasado de la asesina, un pasado que aunque semejante al narrado por Miller se nos muestra como muy diferente en bastantes matices, introduciendo elementos tales como un hermano (Orestes) responsable real de la muerte de su madre harto de sus infidelidades para con su padre, en este aspecto Chichester da por bueno lo narrado por Miller el Elektra Asesina, al menos en lo que respecta a que Elektra nació de su madre muerta, no en lo que respecta a los abusos paterno que allí se insinúan, también modifica ligeramente su relación con la Casta, tal y como Chichester lo cuenta, Elektra fue allí con 12 años solo para ser rechazada poco después, tras la muerte de su padre volvería pero ni siquiera se le permitiría entrar yendo a parar a la Mano, aspecto este donde se vuelven a introducir nuevos matices., tales como su relación Tegaki, miembro de la Serpentería y oponente principal de Elektra durante la miniserie.

Tras la Caída del Paraíso, y el fracaso de la Serpenteria, su líder Daito, mancillado por la vergüenza se suicida por el viejo ritual del seppuku, usando para ello la espada Sakki, mítica espada de la secta, que solo debe ser usada para matar a inocentes y que después de cientos de años amenaza con destruirse al haber sido usada en la muerte de Daito, Tegaki, asume entonces el liderato de la Serpentería con el objetivo de matar a tres inocentes para “purificar” la espada, Elektra y su nuevo grupo trataran de impedirlo, lo que costara la muerte de todos los miembros del grupo, salvo claro esta a la propia Elektra, que se da cuenta que ha de seguir su vida en solitario, abandonado sus deseos de fundar una nueva Casta.

La miniserie entretenida, y muy bien dibujada con un McDaniel mucho más sólido que en su etapa en DD, se trata probablemente del mejor comic escrito sobre Elektra, desde su regreso, sirve además para resituar al personaje en el Universo Marvel y abre las puertas a su futura serie regular, sin embargo y aun siendo cierto todo esto, la verdad es que si por algo destaca esta obra es por la “normalización” a la que somete a su personaje principal; la Elektra de Miller, poderosa, lejana, casi inalcanzable, se torna en manos de Chichester en un personaje convencional, típicamente noventero, dura y con los dientes apretados, de pasado oscuro y tortuoso, Elektra se transforma así en el símbolo del uno de los prototipos de mujer que por regla general se vio en el comic de superhéroes de los 90, (el otro sería el de chica dulce, ingenua e inocente, todas eso si muy ligeritas de ropa), Elektra dejaba de esta forma de ser un personaje distinto, de desbordar fuerza y carisma en todas sus apariciones, pasando a ser un personaje más, cuyo interés sería mayor o menor en función del comic donde apareciese, pero poco más.

Tal vez esta “banalización” del personaje fuera necesaria si lo que realmente se quería era dotarle de una serie regular, algo que se antojaba bastante difícil con el personaje tal y como fue concebido por Miller, sin embargo lo cierto es que la Elektra que salió de todo esto era un personaje que había perdido toda su magia, convirtiéndose en uno más, tal vez sea el peaje a pagar para que el personaje pueda ser usado por alguien más que por Miller, pero sea como sea el precio se antoja tal vez como demasiado alto.

2 comentarios:

Lord_Pengallan dijo...

Esta miniserie me gustó mucho en su momento. La volví a releer hace poco motivado por tí (es decir, tu blog) y ya no me pareció gran cosa. Vamos, ni me animó a dedicarle un post. Pero mi opinión es más o menos la misma que viertes tú en otro post. Es un cómic digno, que resolvió con eficacia la difícil papeleta, aunque por el camino Elektra perdiese su misterio, su chaladura y su omnipotencia milleriana.
Es lo que pasa siempre cuando se quiere meter en el redil a una criatura salvaje, que la has de domesticar y por tanto la haces perder las características que la hacían admirable. Elektra tenía que haberse quedado como un secundario de lujo en plan Thanos o algo así. Un animal salvaje que de vez en cuando baja a mezclarse con los animales mansos. A lo mejor el problema es que ese pj ha seducido a demasiados guionistas mediocres y/o que Marvel no tiene muchos pjs femeninos cool.

fer1980 dijo...

Eso, es, se pueden hacer buenas historias con Elektra pero una vez que "normalizas" al personaje (o domas a la fiera como muy bien has dicho) el asunto pierde toda su magia y su misterio.