viernes, 24 de agosto de 2012

Batman: El regreso del Caballero Oscuro y Batman: El contraataque del Caballero Oscuro; afianzado el mito del superhéroe.

Esta es el post que envíe a Zona Negativa para su reciente concurso. De nuevo no ha habido suerte así que para que no quede inédito y ya que lo escribí aprovecho y lo publico por aquí.


Hablar (escribir) hoy en día de la influencia de Batman: El regreso del Caballero Oscuro (DK a partir de ahora) en el cómic de superhéroes es un ejercicio harto repetitivo, se han llenado páginas y se han realizado sesudos estudios sobre la mala interpretación de la obra en los 90 y sobre como su fuerza sigue presente incluso hoy en día. Pese a todo, su coincidencia en el tiempo con el Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, si resulta como poco remarcable, habida cuenta, más que del tremendo impacto de ambas obras, sus evidentes diferencias. Así, si el cerebral trabajo del dúo británico supuso la deconstrucción del mito del superhéroe, la pasional obra del de Maryland busca el afianzamiento de ese mito. El (super)héroe se convierte en una fuerza de la naturaleza, más grande que la propia vida, alcanzando una condición quintaesencial que situá a DK en las antípodas intelectuales de Watchmen.

Miller narra en DK una reivindicación del concepto más clásico de superhéroe puro, un concepto que funciona en un mundo parecido pero a la vez muy diferente al nuestro, en el que el maniqueismo esta mucho más marcado y en el que, curiosamente, el héroe para serlo, ha de ser por fuerza un revolucionario. En contraste con el Batman dirigido por Nolan, en la, por otro lado estimable The Dark Knight Rises, el guionista de Born Again situá a Batman en enfrentamiento directo con el poder establecido. Un poder que corrupto hasta la médula ha dejado de servir al ciudadano (si es que alguna vez lo hizo) para pasar a servirse del ciudadano. Frente a esta situación, un Batman cuarentón, retirado y al borde del suicidio se rebela, rompe la baraja y lucha por modificar un status quo a todas luces injusto e ineficaz.

Bajo este prisma y aunque es innegable que el autor de Sin City va a la esencia misma del mito superheróico, resulta curioso comprobar como da la vuelta al concepto más clásico del género, y lo hace insisto, respetando su esencia. Así, el Batman de DK lejos de ser un defensor del status quo (rol tradicional del héroe en el género) pase a desafiarlo erigiendo planes en su contra, lo que siguiendo el esquema más tradicional del cómic de superhéroes transformaría a Batman en un villano. De esta manera quedaría libre el hueco del “héroe” en la historia, rol que cabría atribuir a Superman, defensor del orden establecido a lo largo de la obra.


Siguiendo este razonamiento, Batman: El contraataque del Caballero Oscuro (DK2 a partir de ahora) toma otro sentido como continuación de la obra original, y es que tras lo sucedido en DK parece lógico pensar en un Batman convertido en un “terrorista”, al menos desde el punto de vista del sistema. También es lógico que DK2 alcance uno de sus puntos culminantes cuando Superman, se da cuenta de lo injusto de status que defiende (o que más bien se ve obligado a defender) y termine por rebelarse contra el mismo, pasando así (de nuevo bajo el prisma del sistema) al “lado oscuro”.

Con todo, pese a su modernidad formal, sin duda anticipada a su tiempo, DK2 vuelve a ser una obra que va a la quintaesencia del cómic de superhéroes ya que en gran medida es un clásico enfrentamiento entre la JLA y Luthor/Brainac...pasado por el tamiz excesivo y gamberro de un Miller con ganas de fiesta. El paso del tiempo para haber hecho mucho bien a DK2, que si bien es cierto puede ser inferior a la obra original, ni es tan diferente en cuanto a sus pretensiones, ni desde luego en cuanto a su impacto formal y atrevimiento de sus planteamientos. Lo mejor es que ambas obras son totalmente independientes pero a la vez complementarias dando un cuadro global de la evolución de la visión del dibujante de Lobezno: Honor sobre el género superheróico.

viernes, 3 de agosto de 2012

¿Hay un solo Batman?

Aprovechado el estreno de la nueva peli de Batman, y vista la cierta polémica desatada sobre la fidelidad o infidelidad de Nolan para con el personaje, me decido a recuperar este post que escribí en su día y que creo que puede resultar pertinente.

Batman el icono: Símbolo absoluto de la oscuridad, Batman es casi más un concepto que un ser humano. Una fuerza de la naturaleza destinada a repartir justicia de una forma u otra. Bajo este prisma su contraposición con Superman (símbolo absoluto de la luz), engrandece y enriquece a ambos personajes, en un contraste buscado que hace realmente épicos sus encuentros. Destaca en este campo el increíble trabajo de Miller en DK, lleva al extremo todo lo aquí expuesto y va más allá. La versión definitiva del personaje esta allí.



Batman el detective: El mejor detective del mundo, ¿cuántas veces hemos leído esto? Batman es un superdotado, inteligente calculador, imposible de sorprender o engañar. Batman en el Sherlock Holmes, de la era moderna. Las historias de Batman como detective partiendo de los pilares clásicos del género funcionan a diversos niveles y muestran el enorme potencial del personaje. Son demasiadas las historias de este estilo como para quedarse con una como definitiva. Como muestra tal vez valga lo que Dini esta hizó para Detective Comics hace unos años..


Batman el superhéroe: ¿Que es Batman si no un superhéroes? Vale no tiene poderes, pero se disfraza como tal, se comporta como tal y colabora con otros superhéroes. Aunque sabe que su “trabajo” es casi imposible e inabarcable, que su labor surge de la venganza y la tragedia, bajo esta visón, Batman, casi disfruta con lo que hace, casi sonríe y casi se puede permitir ser feliz. Destaca aquí la excelente labor de Alan Davis en Detective Comics.



Batman la leyenda: Robin, Batgirl, el Joker, Dos Caras, el Comisario Gordon. El paso de los años han traído toda una serie de elementos comunes a todas las visiones del personaje. Bajo este prisma destaca especialmente la fastuosa labor de Bruce Timm y Paul Dini en la ya mítica Batman TAS, donde se puede observar la maestría con la que se entremezclan las cuatro visiones vistas hasta ahora: la icónica, la leyenda, la detectivesca y por supuesto la superheroica.

Batman el solitario: Batman el mito, la leyenda urbana, ¿existe Batman realmente? Hay muy pocas aproximaciones a este punto de vista, muy pocas, casi hay que remitirse a lo orígenes mismos del personaje. En los Archivos de Batman, sus creadores Bill Finger y Bob Kane, nos aproximan a este visión del personaje, visión que por su parte Miller toca en Batman Año Uno.



Batman y el género negro: Mafiosos, corrupción, un protagonista de comportamiento dudoso y poco ejemplarizante, calles lúgubres, mujeres fatales, no, no hablo de Sin City, aunque si de nuevo de Miller y de Batman Año Uno. Loeb y Sale se acercaron (con menos éxito) en El largo Halloween y Dark Victory, donde por otra parte se pone en cuestión la figura de Batman como mejor detective del mundo, pero ese es otro tema.




Batman la “locaza”: Años 60, pop, psicodélia. ¿Qué se fumaron los guionistas de la serie de imagen real de los 60? Nunca lo sabremos, pero la imagen esta hay, un recuerdo imborrable que todavía marca de una forma u otra al personaje. En papel tenemos las historias del personaje en la Edad de Plata, que el rey de la descontextualización Jotace tan hábilmente nos recuerda y a las que tanto partido ha sacado Morrison en su revisión del personaje.




Batman el líder: ¿Solitario?, ¿Batman solitario?, Outsiders, JLA, Batfamilia…pues va ser que no.La visión de Batman como referente, líder en la sombra (como no) del Universo DC es una constante en el personaje, destaca bajo este prisma los primeros números de la JLA de Morrison, con un Batman inmenso, que prácticamente devoraba a todos sus “compañeros de reparto”.





Batman la obsesión: Un callejón oscuro, una familia indefensa, un asesino sin escrúpulos, una pistola. Bruce Wayne murió en aquel callejón, se fue para siempre con sus padres, ahí nació una obsesión, ahí nació Batman. No volvería a permitir que sucediera, dedicaría su vida entera y más a que nadie volviera a sufrir lo que Bruce Wayne sufrió en aquel oscuro callejón. No pudo salvarlos a ellos, no puedo salvarse a si mismo, pero salvara a los demás, a todos los demás o morira en el intento. De nuevo Batman Año Uno aparece en el horizonte.



Batman ¿el terrorista?: No permitirá que el gobierno le diga lo que ha de hacer. No dejara que le impidan llevar a cabo su misión. Él es Batman, él es más grande que ellos, él lucha por algo más importante y acabara con ellos si es necesario. Miller, DK y DK2, en la visión más extrema hasta ahora del personaje.





Batman el….

¿Quién es Batman?, no lo se, pero desde luego es uno de los personajes más grandes jamás creado, un personaje que ha trascendido el papel donde nacio y se ha convertido en uno de los elementos más visibles de la cultura contemporánea. Si, Batman es mucho más que un personaje de comic, es todo un símbolo y su grandeza viene en gran medida dada por su increible capacidad de adaptación, por soportar casi cualquier visión, algo de lo que muy pocos iconos pueden presumir.

miércoles, 1 de agosto de 2012

The Dark Knight Rises, una cuestión de ambición.

Ha sido sin duda uno de los estrenos más esperados del año y ha cerrado de paso el ciclo de las tres grandes películas de superhéroes del 2012: Los Vengadores, The Amazing Spiderman y la propia The Dark Knight Rises. Tres películas muy distintas entre si pero que se pueden conectar por la ambición (o falta de ella) de sus planteamientos.

Se ha escrito ya tanto sobre la nueva película de Batman que poco ya puede decirse. Con su mensaje conservador, con su visión personal (demasiado para algunos) del personaje y con su innegable calidad, lo que más me llama la atención de The Dark Knight Rises (el titulo español es un tanto ridículo, ¿no?) es su inmensa ambición. Ambición ciertamente excesiva por momentos que incluso llega a ahogar a la película y que tal vez sea uno de los motivos de que se recibimiento sea más equiparable a Batman Begins (de la que es mucho más deudora e incluso cabría decir secuela directa) que no al de The Dark Knight.

En todo caso, el motivo fundamental por el que me parece destacable esta ambición es por el contraste con la inmensa mayoría de las películas superhérocias de los últimos tiempos. Sin ir muy lejos este mismo año tenemos el ejemplo de The Amazing Spiderman, película de presupuesto parejo a TDKR pero a años luz en cuanto a planteamiento y fuerza. Y es que independientemente de que lo consiga o no, Nolan en TDKR intenta construir un relato inmenso, poderoso, complejo, intenta ir más allá, intenta hacer la película más grande de la historia. El que fracase, incluso el que lo haga estrepitosamente no ha de servir para ocultar su atrevimiento, su osadía, su (de nuevo la clave) ambición.

Frente a esto tenemos The Amazing Spiderman, una película construida con un molde en torno al cual parece que se configuran todas las películas de supertipos. De nuevo perdemos casi la mitad del metraje en contar un origen de sobra conocido por todos, de nuevo tenemos una suerte de capitulo piloto que apenas si presenta un mundo y personajes estereotipados a más no poder, de nuevo tenemos escenas “espectaculares” mil veces vista que ya ni emocionan ni impactan como lo pudieron hacer hace años y de nuevo hay una sensación final de “no esta mal, entretenidilla”, aunque en este caso ni eso, la película es mortalmente aburrida.

The Amazing Spiderman, apenas si se diferencia de Thor, del Capitán América o de Green Lantern en que el personaje es distinto, el resto es igual siguiendo el particular libro de estilo del género. No hay fuerza, no hay ganas de hacer algo grande, no hay imaginación, no hay nada de nada. Lo único por lo que destaca la película de Marc Webb es por su total y absoluta falta de ambición y personalidad.

TDKR puede resultar un tanto decepcionante en su conjunto, puede no estar a la altura de su inmensa predecesora, puede haber sido ahogada por el hipe y por el exceso de un director que tal vez tenga un punto de megalomaníaco, pero lo cierto es que este es el planteamiento con el que pienso que se deberían hacer este tipo de películas: buscando siempre la grandeza. Al fin y al cabo hablamos de mitos modernos, de dioses o semidioses que pisan la Tierra.

Lo curioso es que el de Nolan no es ni mucho el único camino para hacer algo grande en el cine con los superheroes, ahí tenemos a Whedon y sus Vengadores. En las antípodas conceptuales de TDKR, pero que se hace grande por su sentido de la maravilla y la épica, por dejarnos pegados a a la pantalla ante el glorioso espectáculo de entretenimiento en estado puro al que estamos asistiendo. A su manera Los Vengadores son tan ambiciosos, tan grandes como TDKR, más incluso y lo son huyendo del molde preestablecido, teniendo imaginación y ganas de hacer algo diferente.

Al final lo que queda claro es que no es el dinero lo que marca la diferencia (las tres pelis tienen un presupuesto similar) si no el talento, las ganas y si, sobre todo la ambición, aunque como en el caso de TDKR se peque por exceso.