miércoles, 23 de mayo de 2012

Luck, tentando a la suerte.

Una serie de la HBO, cocreada por Michael Mann (quien dirige el primer episodio) y David Milch (responsable de Deadwood) y que entre su excelso plantel de actores cuenta entre otros con un enorme Nick Nolte o un gran Dustin Hoffman debería ser sinónimo de éxito. La fortuna no ha querido en este caso que sea así.

 La serie que al final se ha quedado en los 9 episodios que componen su primera temporada, empezó ya desde un principio de manera tormentosa con el agrio enfrentamiento entre Mann y Milch, dotados ambos de una fuerte personalidad que les hizo chocar en más de una ocasión. A esto se unió el que pese al esperanzador arranque, la serie fue poco a poco perdiendo audiencia, a lo que se sumo el elevado coste de producción de la misma (el panel de actores, la cuidadísima producción...) lo que la puso muy pronto en solfa. Pese a todo parecía tener garantizada una segunda temporada que se vio parada en mitad de su rodaje al parecer por la muerte de una serie de caballos que fue la gota que colmo el vaso de una serie sin suerte.

Ambientada en el mundo de las carreras de caballos reflejaba en gran medida todos los aspectos de ese microcosmos: desde la gestión de un gigantesco hipódromo que el expresidario ligado a la mafia, Ace Berstein (encarnado por un Hoffman mucho más comedido que otras veces) quiere controlar como vía de acceso a negocios más lucrativos, pasando por los jockeys y la tremenda presión a la que son sometidos tanto en su peso como en su competitividad, los entrenadores y los propietarios de los caballos (entre los que se encuentra Nolte), a los pequeños apostaderos que prácticamente hacen su vida en hipódromo en busca de una pequeña gran fortuna que haga realidad sus sueños.

Los problemas de Luck, más allá de los aspectos que la rodean, radican en la excesiva morosidad de una trama que hace que la primera temporada en global funcione más como un gigantesco episodio piloto de presentación de ideas y personajes que algo con peso por si mismo, lo que unido a la excesiva frialdad del conjunto permite explicar el fracaso de público de la serie, fracaso relativo en cualquier caso para una cadena como la HBO y es que cabria preguntarse si acaso que es lo que realmente espera la HBO de series tan caras como esta, Roma o en su momento Carnivale, series que nacen sabiendo su elevado coste y que la cadena debería tal vez sopesar algo más antes de cerrar en falso, aunque eso tal vez sea un debate que convendría abrir otro día.

Con todo resulta innegable que Luck es una serie notable que prometía alcanzar elevadas cotas de calidad La solvencia e implicación de sus protagonistas (donde destaca un sobresaliente Nolte), los cuidados valores técnicos y de producción (tan habituales en la casa), la espectacularidad de las carreras rodadas con una fuerza tal, que rayan la épica en no pocas ocasiones, ofreciendo un desbordante espectáculo visual, así como lo interesante que se planteaba el desarrollo de las ideas apenas si esbozados en esta primera temporada, hacían prever que Luck tenía todas las papeletas para tornarse en otro clásico de la HBO.

La lastima claro, es que ninguna trama se cierra quedando la serie inconclusa de la peor manera posible. Todo esto hace que su visionado produzca una sensación de frustración equiparable al cierre en falso de otra gran serie como fue Veronica Mars, lo que no impide disfrutar de un producto plagado de valores que lo hacen digna de ser recordado, pero que supone una rémora a medida que avanza una serie que sabes que no va a alcanzar una conclusión digna de tal nombre.


domingo, 6 de mayo de 2012

Los Vengadores la película, la espera mereció la pena.

La paulatina creación del Universo Marvel cinematográfico a lo largo de no menos de cinco películas ha culminado en Los Vengadores de Joss Whedon, el referente en torno al cual se configuraba el sacrificio emprendido en los anteriores filmes.

Nos preguntábamos no hace tanto si la condición de capítulos pilotos, de meros vehículos de presentación de películas como Thor o el Capitán América no eran un peaje demasiado elevado en aras a una película que si no se situaba por encima de sus predecesoras apenas si tendría sentido. Con el estreno de Los Vengadores todas las dudas han sido despejadas, todas las pruebas superadas y todos los errores han encontrado su solución.

Si encontrábamos que en Iron Man, tanto en la 1 como en la 2, pese a ser hasta ahora las mejores películas salidas de Marvel Studios faltaba un rival a la altura de su carismático protagonista ya que en ningún momento Tony Stark parecía estar contra las cuerdas. Si en Thor, Capitán América o El Increíble Hulk asistíamos a unas películas técnicamente bien hechas pero carentes de toda ambición y concebidas casi con un molde, en Los Vengadores encontramos todo lo contrario. Una amenaza a la altura que pone a los protagonistas contra las cuerdas y que solo puede ser detenida por la alianza de Los Héroes más Poderosos de la Tierra, lo que contribuye a la concepción una película grande y ambiciosa que busca recoger lo mejor de los cómics que la dieron lugar, sin avergonzarse nunca de sus orígenes.

Al contrario que sucede en el Dark Knight de Nolan, Los Vengadores de Whedon dejan a un lado la densidad dramática y la reflexión sobre lo que en realidad significa ser un héroe para centrarse en la parte más lúdica (dionisíaca que diría Jesús Palacios) del género, ofreciendo un espectáculo grandioso pero no hueco. La caracterización de personajes, el choque de personalidades y las disputas internas hacen reconocible a un grupo heterogéneo de personas que han de trabajar juntos por un bien mayor por mucho que en realidad no se soporten.

Sin embargo más allá de eso el acento de Los Vengadores esta puesto (como en los mejores cómics de la Marvel más clásica) en la acción y a través de ella va a la esencia misma del superhéroe, siendo en este aspecto la película más puramente superheróica que ha dado el cine del genero en su actual edad dorada. Lejos de cualquier enfoque posmoderno que mire de manera irónica a auténticos Dioses que caminan sobre la Tierra, en Los Vengadores, Whedon va a la pureza del concepto inicial (el superhéroes visto como un héroe con poderes que esta dispuesto a sacrificar todo para proteger a los demás) y le saca el máximo partido posible en una historia si, algo ingenua, casi de otro tiempo (no en vano no son pocos aquellos que revindican la película como un homenaje a los cómics de los 70), pero tremendamente poderosa que consigue rescatar algo que en estos tiempo tan cínicos parecía estar olvidado: el sentido de la maravilla.
  
Los Vengadores la película busca en cierta medida lo mismo que Grant Morrison intento con All Star Superman: recuperar al superhéroe original, con sus cosas absurdas (peleas sin sentido entre los héroes) pero también con toda su gloria (sacrificio definitivo, lucha contra toda esperanza etc). Pese a lo que pudiera parecer los resultados de critica y público vienen a mostrar que en gran medida lo consigue. A todo esto se le añade que estamos ante una película visualmente asombrosa, donde junto al consabido espectáculo de fuegos de artificio consustancial a todo blockbuster que se precie asistimos a una peleas coreografiadas con maestría en las que (sorpresa, sorpresa) se ve lo que pasa, todo ello sin abusar de la cámara lenta, recurso al que directores con talento sacan sin duda mucho partido pero que no siempre funciona tan bien como cabria esperar. Un espectáculo pues a la altura de Los Héroes más Poderosos de la Tierra.