lunes, 31 de octubre de 2011

Los 4 Fantásticos de Mark Millar y Bryan Hitch.

Reunir al dream team, responsable de uno de los mayores éxitos de Marvel en el siglo XXI, era algo que la editorial tenía que hacer antes o después. Hacerlo para trabajar en la serie que creo el Universo Marvel tal y como hoy lo conocemos parecía sin duda todo un acierto, y así Mark Millar y Bryan Hitch, creadores de The Ultimates se encargaron de una etapa que duraría poco más de un año en los 4 Fantásticos.

Haciendo un simil con el atletismo, si algo ha quedado claro con la carrera de Mark Millar a medida que esta ha ido evolucionado, es que no estamos antes un corredor de fondo, más bien al contrario Millar se asemejaría mas aun sprinter que procura dar lo mejor de si mismo es recorridos muy cortos. Incapaz de realizar etapas largas, su trabajo en los últimos años, más allá de su particular “Millarworld” (miniseries en su mayoría, por otro lado), ha estado centrado o bien en estancias cortas en múltiples series (Lobezno, Ultimate Fantastic Four, Spider-man) o bien en realizar diferentes temporadas a modo de serie de tv (Ultimates o Ultimate Avengers) del mismo grupo. La única etapa realmente larga desde que esta en Marvel fueron sus Ultimate X-Men, que tuvo un explosivo comienzo para luego languidecer lentamente en la mediocridad más absoluta. Amo del “comomolismo” y principal publicista de si mismo, Millar es pese a todo un magnifico guionista, sobre todo cuando se preocupa más por la obra que esta haciendo y no por que esta “mole” más que nada, y es que no pocas ocasiones Millar parece más centrado en llamar la atención que en escribir buenos cómics.

Sus 4 Fantasticos cabe enmarcarlos dentro de lo que podríamos llamar etapas cortas ya que se compone de 16 números de los cuales los dos últimos solo traza los argumentos. En este tipo de etapas los guiones de Millar suelen estar caracterizadas por buscar los elementos más icónicos de los personajes con los que trabaja para ir a la quintaesencia de los mismos, el problema estriba en que no pocas veces se le va la mano y no son pocos los trabajos del escoces que destilan una soberbia en plan “mirad chicos, así es como se hace”, sobre todo desde que el éxito de The Ultimates le encumbrase definitivamente al estatus de superestrella, del que el autor es plenamente consciente.

Precisamente sería su compañero en aquella obra, Bryan Hitch, quien se encargara de casi todos los lápices de esta etapa (solo falla los dos últimos). Hitch, británico también y enormemente deudor de Alan Davis en sus inicios, consiguió alcanzar un estilo propio de clara vocación realista que le llevaría a tornarse también en una superestrella tras su trabajo en The Authority junto a Warren Ellis (curiosamente sucedido por Millar en la obra que llevo a Marvel, ante la ceguera de DC). Hitch con merecida fama de lento, demuestra en esta etapa, que obligado a hacer un trabajo mensual pierde mucha de su fuerza, y si no mediocre, por que su estilo y su narrativa no lo son, si es cierto que resulta mucho menos atractivo que en The Ultimates, donde gozó de mucho, mucho más tiempo para hacer su trabajo. No sería atrrevido señalar que en los 4 Fantásticos estamos ante un Hitch muy menor.

Entrando en la etapa en si, si por algo se han caracterizado los 4 Fantásticos a lo largo de su ya cincuentenaria existencia, ha sido por la sabía combinación de los elementos más cotidianos y mundanos de una familia un tanto disfuncional con la aventura más desenfadada, la imaginación sin limites y los conceptos desafiantes que hacen de estos personajes más que superhéroes, imaginautas. Seres que expanden la realidad y que buscan siempre nuevos conocimientos. Millar demuestra ya desde el principio que sabe captar la esencia de la primera familia: las primeras páginas de la etapa nos muestran a toda la familia de vacaciones....perdida en el tiempo. Lo mundano y lo fantástico se dan la mano desde la primera página.

Así las cosas el inicio de la etapa es prometedor, combinado una idea desafiante y muy interesante (el mundo esta condenado a la destrucción por los abusos del hombre, ¿por qué no crear otro mundo paralelo donde empezar de cero?) con la aparición de un nuevo interés romántico para Ben o la llegada de una exnovia de Reed. El problema estriba en que pronto a Millar le da por ponerse “molón” trivializando a Galactus (un aspecto este que sería retomado con mucho más acierto acierto y brillantez por Hickman) y con la idea de que Muerte tuvo un maestro en esto de la villanía (como si el Doctor Muerte se considerara a si mismo un villano). Tal vez lo mejor de la etapa, más allá de su prometedor arranque este en lo bien que sabe jugar el guionista con la ya mentada dualidad del grupo, algo que ejemplifica a la perfección la saga de dos números con la familia de vacaciones en Escocia., una historia alejada de todo el trasfondo que Millar pretende crear con la llegada del Maestro de Muerte y demás, pero que resulta fresca y divertida, y que juega con la idea de que los 4 Fantásticos son lo que son y vayan donde vayan, lo fantástico parece destinado a seguirlos.

La saga final, el culmen de todo lo que Millar estaba escribiendo muestra a las claras el cierto desinterés con el que el guionista (y la propia editorial que saco a Hitch del proyecto para llevarlo a hacer Capitán América: Renacimiento) acabo un trabajo que empezó entusiasmado, ya que ni siquiera escribió los dos últimos números al completo, como si su impulso inicial se hubiera ya agotado. Eso si, para lo que si sirve la saga es para mostrar que cada vez que el Doctor Muerte sale en un cómic, se convierte en el protagonista del mismo, y es que al final los malos siempre terminan “molando” mucho más que los buenos y Millar parece tenerlo claro.

viernes, 28 de octubre de 2011

Desde la nostalgia, series para el recuerdo VI.

Toca ya el último post con las series más míticas de mi infancia/adolescencia en lo que a imagen real se refiere. Hoy creo que en general todas las series incluidas siguen mereciendo la pena, aunque como siempre la mayoría hace mucho que no las reviso.


Yo y el mundo: En su momento seguí mucho esta serie, sobre todo cuando su protagonista, Cory Matthews, era aún un niño. La recuerdo como una serie muy fresca y divertida y que tenía un alto grado de identificación. A medida que la serie y los actores fueron creciendo pasando del colegio al instituto y creo que incluso a la Universidad, esta fue perdiendo, al menos para mi claro, su encanto. De esas ultimas temporadas recuerdo ver con desgana algunos episodios por La 2 y tener la sensación que, pese a la rotundidad alcanzada por Topanga, Yo y el mundo había ido perdiendo una magia que sin duda alguna tuvo. Es curioso que una serie que supo crecer y evolucionar, en teoría como sus seguidores, fuera perdiendo su fuerza precisamente por ello. En todo caso creo que la primera temporada sigue siendo aún hoy remarcable.




V: Antes de Twin Peaks, antes de Expediente X, antes de Lost, si hubo una serie que se convirtió en un autentico fenómeno, capaz de parar casi al completo un país esta fue V. No se si la uvemanía fue tan fuerte en otros países como lo fue en España pero aquí fue la ostia. No conozco a nadie que no viera la serie, el capitulo de la semana era un tema de conversación obligado en el colegio al día siguiente, las calles se llenaban de pintadas con el símbolo de la resistencia o con la cuasiesvastica invasora y los cromos artículos coleccionableso o revistas era innumerables. Hoy en día la cosa ya no es lo mismo, y aunque la primera miniserie sigue siendo magnifica en conjunto la serie parece haber perdido algo de fuerza, sin embargo sigue siendo recordada como un hito y en justicia creo que lo fue.




Luz de luna: La serie que dio a conocer al genial Bruce Willis. Llena de encanto, elegancia y clase, Luz de Luna sustentaba su éxito en la tensión sexual existente entre los personajes interpretados por Willis y Cybill Shepherd una pareja de detectives privados con tanta química en la pantalla como al parecer problemas fuera de ella. Recuerdo en su momento, como conociendo a Willis de esta serie y de la peli Cita a ciegas, se me hacía muy difícil imaginarlo como héroe de acción...Hasta que ví esa maravilla que es La Jungla de Cristal claro. En fin tengo un recuerdo algo difuso de esta serie, creo que recordar que Willis, que hay que reconocer que tenía un personaje magnifico, era el alma de la serie y se comía con patatas a una Shepherd muy sosa. Tal vez por ahí vinieron los problemas, en todo caso y como suele pasar con estas cosas (paso también en Lois y Clark, otra serie que por cierto era bastante simpática) cuando la tensión sexual se resolvió la serie perdió su empuje. Algo que en todo caso iba a pasar antes o después, el bueno de Bruce esta destinado a convertirse en una superestrella cinematográfica y Luz de luna era solo una estación de paso.




Remington Steele: Otra mítica serie de detectives que también sirvió para dar a conocer a un actor hoy famoso: Pierce Brosnan. Parte de una premisa bastante curiosa con una detective (Laura Holt) a la que nadie contrata por ser una mujer sola y que decide inventarse a Remington Steele como tapadera y personaje ficticio para conseguir casos...sin embargo el verdadero Remington Steele terminara apareciendo. La recuerdo como una serie bastante atrayente y adictiva, aunque algo blandita que basaba gran parte de su jugo en saber quien era en realidad Remington Steele, un personaje que Laura creía haber inventado y que resulto ser real...o no. Misterio, drama, humor y elegancia para una serie que tal vez carecía de la mala leche de Luz de Luna, mucho más desenfadada y simpática, pero que sin embargo proporcionaba un más que digno entrenamiento de calidad. Destaca sobre todo por un Brosnan excelente que da aquí los primeros pasos para ser el futuro James Bond, mostrando el talento y carisma que luego le serían tan necesarios para interpretar a tan icónico personaje.



Fuente videos: Youtube.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Historia de un hombre sin miedo especial: Cruces con Tierra de Sombras III.

Además de las cuatro miniseries, Tierra de Sombras genero también cuatro one-shots de diversa calidad y centrados en otros tantos personajes que tendrían alguna importancia durante el trascurso del evento. Los especiales han sido incluidos en España por parte de Panini en el tomo 100% Marvel Luchadores Callejeros junto a la miniserie de Collen Wing: Daugthers Of The Shadow.


Shadowland Bullseye: Con guiones de John Layman (conocido por su trabajo en Chew para Image Comics) y lápices del veterano y siempre cumplidor Sean Chen (X-Men: El Fin o Reinado Oscuro: Los 4 Fantasticos), el one-shots se centra en la figura de uno de los catalizadores del evento: Bullseye. Siendo como es Tierra de Sombras una suerte de recopilación mal traída de “grandes momentos” de Daredevil, la definitiva acción de este para con el asesino de la puntería perfecta busca sin demasiado éxito la rima con los sucesos acaecidos en la etapa Miller tras el asesinato de Elektra. Carente sin embargo de la evolución psicológica que el personaje tuvo en esa etapa, su paso definitivo al “lado oscuro” tras esta acción tiene más de artificial que otra cosa. Con este punto de partida este especial, (que tiene en cierta medida ecos del Daredevil 182, donde tanto el propio Murdock como el lector aceptan definitivamente la muerte de Elektra) no termina de funcionar al no tener bases muy solidas. El entierro de Bullseye llevado a cabo por una banda de criminales admiradora del psicópata no consigue transmitir nada sobre el personaje ni aporta relevancia alguna a Tierra de Sombras. Quizá lo más interesante sea la presencia de un personaje de nuevo cuño: Denny Deaver que como un Gaius Baltar cualquiera tiene la desgracia de “tener” a Bullseye en su cabeza lo cual proporciona algún momento de humor que otro. Poco más a destacar en un especial totalmente olvidable.


Shadowland Elektra: Zeb Wells retoma al personaje con el que haría un trabajo bastante digno en la miniserie Reinado Oscuro: Elektra, contando en este caso con los lápices de la española Emma Rios que con claras influencias del manga consigue dotar a este especial de un aura distinta contribuyendo a construir el que sin duda es el mejor de los cuatro one-shots que se cruzan con Tierra de Sombras. Siendo como es Elektra un personaje tan difícil de tratar, Wells vuelve a optar con éxito por la introspección, con una Elektra que se ve reflejada en el intento de Matt Murdock de transformar La Mano en una fuerza del bien. En el pasado (de nuevo resuenan ecos de la etapa Miller) ella también se introdujo en La Mano, en su caso con intención de destruirla y probar así su valía, sin embargo fracaso estrepitosamente y acabo corrompida en su misma alma. Poco a poco ve como su amor (porque pese a todo Elektra sigue amando a Matt más que a su propia vida) va cayendo en la misma espiral en la que ella entró y siente que tiene que hacer algo para apoyarle y evitar tal destino. Un especial como decía francamente interesante y que podría haber resultado relevante para la saga si luego el papel de Elektra en la misma no hubiera estado tan descafeinado; lastima.


Shadowland Ghost Rider: El casi desconocido Rob Williams guioniza este especial en el que la estrella es el dibujante Clayton Crain (X-Force) el cual dotado de un estilo muy realista aunque bastante estático parece haberse ganado el favor del publico americano. Personalmente no me gusta nada, entre su estilo nada dinámico y el color con el que trabaja, siempre tan oscuro lo encuentro un dibujante al que resulta harto difícil seguir, en todo caso si hay que reconocer que consigue hacer un Ghost Rider espectacular. Entrando en el tema resulta curioso constatar como este especial, centrado en un personaje bastante ajeno al mundo de Daredevil es, sin embargo el más relevante para la saga. Y es que en el es donde se decide el destino de los tres lideres de La Mano que propusieron a Murdock como jefe supremo de la secta y que en los primeros números de Diggle tanta importancia tuvieron en la conspiración para corromperle. Llegada luego la saga desaparecieron en combate sin saber muy bien que había sido de ellos, este especial no solo aclara su destino si no que enlaza con la resolución del evento ya que el Motorista juega un papel clave en la posición que alcanzará Wilson “Kingpin” Fisk al final de la historia. En todo caso estamos ante un cómic entretenido que al contrario que los otros dos (una malo e irrelevante, otro bueno pero de escasa repercusión) tiene su peso especifico dentro de la historia.


Shadowland Spider-man: Guioniza Datn Slott actual escriba de la colección regular del hombre arácnido y uno de los baluartes del estilo más clásico de escribir cómics de superhéroes (aunque personalmente he de reconocer que no acabo de encontrarle la gracia ni siquiera a su reconocidìsima Hulka) y dibuja el brasileño Paulo Siqueira. La historia, una mera anécdota que narra la batalla entre La Mano y El Señor Negativo (al parecer villano recurrentes en el Amazing de Slott), tendrá como protagonistas a Spiderman y a Sang Chi y jugará con los paralelismos de la situación en la que se encuentra DD y la que tendrá Sang Chi en el cómic; el cual orrompido por el toque del villano solo conseguirá librarse de su perniciosa influencia gracia a la fe de Spidey en él. Historia poco relevante para el evento y escasamente reseñable en las trayectorias del trepamuros y del hijo de Fu Manchú que, por otro lado, al menos es ágil y trepidante lo que no ha abundado en este evento. Algo es algo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Los Nuevos 4 Fantásticos de Dwayne McDuffie y Paul Pellettier.

Puestos a recuperar la etapa Hickman y en aras al completismo más absurdo pero también más satisfactorio, me decidí a conseguir también estos cómics concebidos como mera etapa de transición, y que sobre todo por ello no me llamaron la atención en su momento.

A lo largo de sus ya cincuentenaria existencia, Los 4 Fantásticos han pasado por múltiples fases. Casi siempre siguiendo los esquemas marcados por la inigualable etapa de Lee y Kirby, Los 4F han conocido no pocos momentos convulsos que le ha llevado a dejar de ser la “primera familia” como tal y a producirse una cierta rotación en sus miembros. Tal es el caso de cuando Lucke Cage (entonces aún Power Man) fue contratado por Reed Richards para sustituir a un Ben que había recuperado su forma humana (uno de los clásicos de la colección), o de los míticos 4F alternativos de Walter Simonson y Arthur Adams en una legendaria y simpática saga donde Lobezno, Spiderman, Ghost Rider y Hulk (los héroes más populares de los 90, tal vez sobre Hulk y falte Punisher para hacer el poker marvelita de la década pero la presencia de Castle, que tiene con todo una suerte de cameo, hubiera sido demasiado) sustituyeron temporalmente al desaparecido cuarteto original.

Al finalizar la Civil War las relaciones entre en el cuarteto no eran las mejores: Reed había sido uno de los pilares en los que se apoyo el bando de Tony Stark, mientras que Johnny y Sue se habían unido al bando del Capi; Ben por su parte había optado por exiliarse en Francia incapaz de enfrentarse a los que aún consideraba sus amigos. Aunque todos sabemos que las consecuencias de las grandes sagas donde, “nada volverá a ser lo mismo” tienden a ser más bien escasa y muchas veces se solventan de la forma más simple posible, (un ejemplo reciente lo tenemos con Bendis y sus lamentables Guerras Asdgarianas vengativas), resultaba claro que las relaciones dentro de la primera familia debían recomponerse. Y en ese contexto cabría situar estos Nuevos 4 Fantásticos, cuyo apelativo (Nuevo) tendría sus raíces en los Nuevos X-Men morrisonianos, momento a partir del cual Marvel uso casi cualquier relanzamiento para poner el apelativo Nuevo (Nuevos Vengadores o Nuevos Thunderbolts) sin que tuviera, claro, el peso y el significado que tuvo el de Morrison.

Con el tristemente desaparecido Dwayne McDuffie (uno de los genios tras esa maravilla que es la JLA animada) como guionista y con Paul “admiro demasiado a Alan Davis Pelletier a los lápices; la breve etapa (apenas 10 números) se iniciaba con Reed y Sue retirándose temporalmente del servicio para reconstruir su matrimonio, mientras que la pareja formada por Pantera Negra y Tormenta les sustituían en los 4F. La idea no era del todo desdeñable, pese a lo ciertamente artificioso de su unión , T'challa y Ororo se habían tornado en una de las parejas más solidas e interesantes del Universo Marvel, y la idea de sustituir, aunque fuera temporalmente al matrimonio por excelencia de este universo de ficción por uno de nuevo cuño y que venía a ser en cierta medida símbolo de una nueva era tenía mucho potencial y más cuando la Pantera Negra era un personaje tan ligado a los 4F de cuyas páginas surgió.

Aunque a lo largo de toda la etapa, McDuffie cae en todos los tópicos asociados a la serie, contando con su propia historia de Galactus y Estela Plateada, su historia del Doctor Muerte o su historia de Los 4 Terribles. Lo cierto es que consigue varios éxitos que subsanan esta falta de originalidad: primero Ororo y T'challa se integran perfectamente generando nuevas e interesantes dinámicas de grupo, segundo cuando se produce el esperado regreso de Reed y Sue este se hace de manera orgánica sin estridencias y con coherencia dentro de la historia que se esta contando, a lo que ayuda claro, que ya desde el principio se anuncie que los reyes de Wakanda están de paso y tercero, el guionista consigue asumir con el legado de Civil War y recomponer el cuarteto de manera creíble, lo que sin duda era el principal objetivo de esta etapa.

Sin embargo por encima de todos esto, si por algo destacan estos Nuevos 4 Fantásticos es por lo tremendamente dinámicos y entretenidos que resultan. Un cómic de superhéroes que asume su condición de tal sin complejos y que ofrece aventuras cósmicas, viajes espacio/temporales, buena caracterización de personajes e ideas desafiantes (que luego serán retomadas por Hickman), es decir todo aquello que cabe esperar en un tebeo de los 4 Fantásticos. A esto todo ayuda y mucho Paul Pelletier, un dibujante de trazo demasiado deudor del de Alan Davis pero tal vez por ello sumamente atractivo, y es que Pelletier es uno de los seguidores con más talento del maestro por lo que sus cómics son clásicos en el mejor sentido de la palabra, muy fáciles de leer y visualmente agradables. Tiene merito sin duda lo conseguido en esta breve etapa, concebida casi desde un primer momento como de transición en espera de la llegada de los “hot artist” Mark Millar y Bryan Hitch, el trabajo de McDuffie y Pellettier consigue alcanzar entidad propia a base de hacer buenos cómics de superhéroes que solo buscan el loable arte de entretener. Y a fe que lo consiguen.

viernes, 21 de octubre de 2011

Desde la nostalgia, series para el recuerdo V.

Llegamos ya al ecuador de esta serie de post teñidos de nostalgia por el recuerdo de algunas series que por diversos motivos tuvieron impacto en mi infancia-adolescencia, y es que la televisión no siempre es la caja tonta que se dice que es.


Sensación de Vivir: Brandon, Brenda, Kelly y Dylan, adolescentes veinteañeros que sufrían el amor y el desamor mientras se zambullían en sus placidas vidas plagadas de lujo y pasta, y es que los ricos también lloran. He de reconocer que ya en un principio casi todos los personajes me caía bastante gordos (en especial la “virginal” Donna Martin), casi todos me parecían unos pijos insufribles que merecerían el peor de los destinos....sin embargo casi cada semana (en Tele Cinco creo recordar) caía, supongo que es lo que tienen los culebrones adolescentes hormonados. La solía ver casi siempre con alguno de mis hermanos en sesión doble con ese engendro de Melrose Place (con esta si que no podía, creo que nunca llegue a ver entero un episodio), y lo cierto es que si ya entonces su calidad era cuestionable no quiero ni imaginar lo que será vista hoy en día. En cualquier caso Sensación de vivir si tiene cierta importancia, tanto por su tremenda influencia en la época de los chicos de carpeta y Super Pop como por la enorme cantidad de series que en gran medida pueden ser vistas como herederas espirituales de esta, desde The O.C en los USA hasta Compañeros o Al salir de clase en España. En fin una castaña que aún así tiene su importancia.




Juzgado de Guardia: Una de esas grandes sitcom americanas que antes reponían una y otra vez por diversos canales y que ahora parece un tanto olvidada. No se como habrá envejecido pero la recuerdo con mucho cariño ya que siempre conseguía hacerme reír, cosa que no hacían otros clásicos como Las chicas de oro. Centrada en un juzgado lleno de esperpénticos casos, me resultaban especialmente simpáticos el fiscal interpretado por el gran John Larroquete, todo un personaje lleno de orgullo y mala baba que siempre intentaba sacar ventaja de cualquier situación y el juez Harry T. Stone, siempre de buen humor, tratando de encontrar soluciones equilibradas mientras que buscaba la forma de que su juzgada no cayera en el caos absoluto que siempre parecía rondarle, no pocas veces por su culpa, claro. Tendría que echarle un vistazo un día de estos a ver que tal.




Corrupción en Miami: Mítica serie donde las haya, ya solo por Sonny Crockett y su Ferrari Testarrosa merece ser recordada. De nuevo hace tiempo que no la veo (aunque si he visto hace poco la entretenida película de Michael Mann), la recuerdo como una serie elegante, que destacaba más por la ropa, los coches, el dinero y las chicas guapas que por las investigaciones criminales de la pareja formada por Crockett y Tubbs. Aún con todo, era una serie de acción bastante dinámica y bien hecha que por méritos propios se convirtió en todo un símbolo de los 80, con lo que eso puede implicar para lo bueno y para lo malo. Tenia taras tal vez en el desarrollo de los personajes y por momentos forzaba demasiado la credibilidad, pero en todo caso sus innegables méritos venían por otros lados ya que en el fondo Corrupción en Miami era, como decía antes, mucho más una serie de acción de calidad que no una serie policíaca al uso.




Canción triste de Hill Street: No menos mítica que la anterior aunque en sus antípodas tanto estética como argumentalmente, recuerdo que de chaval me parecía una serie “para mayores”. Demasiado sucia, demasiado realista, demasiado oscura, lejos del entretenimiento y el dinamismo de Corrupción en Miami. Hoy sigo pensando más o menos igual, salvo que todos esos valores hacen que tenga bastante mejor opinión hoy de una una serie que en todo caso se convirtió en todo un referente a la hora de hacer este tipo de series, centrada en los personajes y sus taras. Mucho más a pie de calle y alejada casi de cualquier tipo de espectacularidad el “Tengan cuidado ahí fuera” que el sargento dirigía todas las mañanas a sus gente decía mucho del tono y la forma en la que estaba concebida la serie. Su influencia más allá de la televisión, donde es innegable, se extendió incluso al mundo de los cómics, Alan Moore no ha dudado en calificar a la excelente Top Ten como una suerte de Canción triste de Hill Street con superhéroes y en la potente Gothan Central (una de las mejores series regulares que ha sacado la DC en lo que va de siglo) su influencia se rastrea desde la primera página. Por algo será.



Fuente videos: Youtube.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El invierno del dibujante.

Tenía pendiente esta reseña desde el año pasado cuando incluí este cómic entre lo mejor de mis lecturas de 2010, así que con un poco de retraso me pongo a ello como se suele decir en estos casos más vale tarde que nunca.

Perdida, derrota, sueños y batallas imposibles: El invierno del dibujante consigue transmitir casi desde su misma portada multitud de sensaciones unidas al intento de cinco artistas por conseguir sus sueños, sueños sin embargo imposibles en una época muy distinta a la actual. La historia de cinco dibujantes que en los años 50 intentaron huir del imperio Bruguera para forjar su propio camino es contada por Paco Roca con retazos, más a través de sensaciones, de gestos y miradas que no a través de una historia que profundice demasiado en los hechos que provocaron el fracaso comercial de la revista Tío Vivo que nacida en plena dictadura franquista buscaba una libertad impensable en aquello años.

A la hora de trazar este relato clave en la historia del medio en España, el autor de Arrugas podría haber optado por un riguroso estudio histórico de lo que era Bruguera, de su poder y de como cinco dibujantes intentaron desafiarlo, sin embargo Paco Roca prefiere centrarse más en las personas que protagonizaron aquellos momentos que no en el contexto y los detalles que lo permitieron. Con una cuidada planificación que cambia la tonalidad de las páginas más que por la estación del año, por las sensaciones, el estado emocional que acompaña el momento que se esta narrando, el autor nos consigue sumergir primero en la ilusión con la que nació un proyecto destinado a cambiar la historia del medio en España, para después transmitir con inusitado éxito, la desazón por el fracaso de un proyecto creativamente impecable pero sin futuro desde el momento que la todopoderosa Editorial Bruguera uso todas las armas a su alcance (y eran muchas) para frenarlo.

Personalmente creo que El invierno del dibujante más que un relato histórico es una obra de sensaciones, de momentos capturados en el tiempo destinados a mostrar los sentimientos de todos los implicados en aquello, bajo este prisma creo que el autor obtiene un éxito absoluto al conseguir transmitirnos el estado emocional de toda una época, un época gris en la que cinco valientes se atrevieron a soñar para descubrir que ni siquiera eso les estaba permitido. Decía más arriba que el cómic se centraba más en las personas que en los acontecimientos en si, tal vez no sea del todo cierto, habría que decir que se centra más en lo que esas personas pudieron sentir a lo largo de toda su aventura, en los distintos estados mentales que llevan finalmente a ese invierno del dibujante tan bien traído del titulo.

Formalmente magnifica, la solidez narrativa, la disposición clásica de la pagina, la viveza de los rostros, la importancia de los gestos y las miradas, la acertada elección tonal y la cuidada ambientación hacen de El invierno del dibujante una obra en la que, un guión tal vez un tanto simple y algo esquemático, en el que la mayoría de los personajes apenas si son definidos, adquiere fuerza inusitada por la planificación visual. Toda una muestra del potencial de un medio eminentemente visual en el que el componete formal puede tener tanta o más importancia que el fondo de lo que se esta contando. Si a esto unimos que ese fondo (en el que se insisto, tal vez se eche en falta algo de profundidad) es tan estimulante como en el caso de esta obra, tenemos la explicación del éxito de un cómic que sin duda merece todos los parabienes recibidos.

lunes, 17 de octubre de 2011

Una muerte en la primera familia.

Se ha publicado este mes en España el esperado Fantastic Four 587, anunciado a bombo y platillo en su momento por la antigua Casa de la Ideas debido a que en el sucedía un acontecimiento vendido como vital para la primera familia: uno de sus miembros encontraría allí su final.

Estamos tan acostumbrados a la muerte en los cómics de superhéores, tan acostumbrados a que no signifique nada, a que a los pocos meses (con suerte tal vez años) todos vuelvan a la vida, que cuando se produce una, por relevante que pueda parecer, lejos de impactar parece poner en marcha el reloj que cuente el tiempo para el retorno del presunto fallecido. A estas alturas de la película ya sabemos que nada es sagrado, que incluso muertes épicas como la de Barry Allen pueden ser anuladas la friolera de 20 años después, que acontecimientos tan relevantes y definitorios de un personaje como la muerte de Jason Todd en Batman pueda dar marcha atrás en aras de “una buena historia”, que pese a que Thor haya funcionado perfectamente sin Odín y de hecho haya crecido como personaje sin su presencia, ha bastado con que un película use al Padre de Todos para que este tenga que volver a los cómics a la fuerza sin otro tipo de consideraciones. Así las cosas cuando desde allende los mares empezaron a llegar las noticias sobre que el Los 4F iba a haber una muerte significativa uno solo podía tomárselo a risa, tampoco ayudaba claro que Quesada dijese cosas como “si algún día vuelve lo hará de una forma tan molona que nadie se lo esperara”. Apenas ha enfriado el cadáver y ya hablaban de traerlo de vuelta.

Cuando esto sucedía en España la etapa del guionista responsable de esta historia, Jonathan Hickman llevaba cerca de un año, más si tenemos en cuenta el prologo a la misma que supuso la serie limitada de los 4F enmarcada en el Reinado Oscuro de Norma Osborn. El guionista que se había hecho un nombre al frente de los Guerreros Secretos, aparecía como un discípulo aventajado de Bendis debido a la excesiva lentitud de sus tramas y a la vacuidad de sus grapas concebidas como unidad, nada fuera de lo normal en los tiempos que corren por otro lado. Sin embargo su etapa en los 4F con artistas como tan capaces Sean Chen, Dale Eaglesham o Steve Epting no paraba de recibir parabienes.

Personalmente hacía un tiempo que había decido alejarme de los 4F concretamente desde el fin de desastre perpetrado por JMS durante los cruces con Civil War y es que realmente tenía la sensación que desde Heroes Reborn (incluido el calamitoso trabajo de Jim Lee) y con la excepción de los inicios de Waid, en los 4F solo se habían llevado a cabo mediocridades que por uno u otro motivo no habían conseguido poner de nuevo en primer plano a los fundadores del Universo Marvel. Tal vez el problema estribaba en la propia leyenda de los 4F, y es que los primeros 102 números de Lee y Kirby son tan potentes, tan definitivos que desde entonces parecía que todo aquel que pasaba por la serie solo podía repetir lo ya contado con su “saga del Doctor Muerte, su “saga de Galactus o su “saga de los Inhumanos. Sin embargo John Byrne consiguió hacer historia en el titulo, empezando con un clásico retorno a los orígenes hizo crecer a los personaje y termino firmando una etapa casi tan mítica como la fundacional, claro que de eso hacía mucho tiempo. En fin que me pierdo, decía que hacía bastantes meses que había dejado de seguir a los 4F (con la excepción de la nuevamente mediocre etapa de Millar y Hitch), sin embargo como me gustan los personajes y ante la avalancha de buenas criticas y pese a mis recelos por el temor a asistir a otra muerte gratuita y sin sentido decidí darle una oportunidad a Hickman, y la verdad es que no me arrepiento. Aunque es cierto que Hickman es lento en el desarrollo de sus tramas (supongo que a estas alturas este estilo de narración hay que tomarlo o dejarlo, lo que esta claro es que ya no es una moda, esta consolidado y así es como se escriben los cómics de supers hoy), su trabajo en los 4F esta siendo un interesante puzzle que poco a poco se va completando y en el que a medida que avanzas puedes sentir como todo encaja.

Esto nos lleva de nuevo a la muerte que acontece en el ya famoso FF 587 USA (46 del volumen actual español), que más que por el suceso en si, en todo caso tan pretendidamente épico como tópico, un sacrificio heroico en toda regla para salvar a su familia y a la humanidad, que sin embargo suena a ya visto, destaca por como Hickman nos ha conducido hacía el mismo. A lo largo de los 22 números que componen su etapa hasta este cómic, el guionista ha tejido una gran historia que ha llevado a los 4F a estar separados por diferentes motivos, con uno de sus miembros en situación de extrema debilidad y consiguiendo transmitir la idea de que cualquier de ellos podía caer. Hickman ha usado para ello viajes en el tiempo, Galactus y Estela Plateada (si él también ha hecho su “historia de Galactus, pero lo ha integrado en el todo mayor que estaba contando), ciudades perdidas o conceptos nuevos como la Fundación Futuro, todo ello tan dentro del scope de la colección que demuestra el intenso trabajo del autor para construir algo nuevo sobre los cimientos de lo ya existente yendo directamente a la esencia de los 4F. Todos sabemos que esta muerte no durara, ni siquiera es en verdad una muerte ya que no hay cuerpo, con todo lo que eso conlleva, pero lo cierto es que Hickman la ha integrado en la historia que esta construyendo con inteligencia e interés haciendo de ella una muerte significativa, con un sentido dentro de lo que se esta narrando, todo lo contrario a las muertes gratuitas que en los últimos años se han hecho tan habituales en el genero, sin duda un ejemplo a seguir si se quiere hacer algo así.

sábado, 15 de octubre de 2011

Desde la nostalgia, series para el recuerdo IV.

Sigo desgranado las series de televisión que por un motivo u otro más marcaron mi infancia (ochentera) o mi adolescencia (noventera), aunque por regla general casi ninguna serie ha envejecido bien y pocas aguantan un revisionado, creo que las dos de hoy son una clara excepción.


Aquellos maravillosos años: Pocas series son tan relevantes y generacionales como esta. Una serie especial, que al menos en mi caso conseguía reunir a toda la familia frente al televisor y que captaba el interés a través de la identificación de grupos de edad muy variados. Estructurada en forma de flashback permanente con un narrador omnisciente que en voz en off nos cuenta los recuerdos de su infancia-adolescencia (estructura que tanto ha influido en nuestra Cuéntame por desgracias muy lejos de esta) enmarcada en los definitorios años 60-70 de la historia de los USA; consigue transmitir nostalgia por los cuatro costados. Años de rebeldía, años en los que el mundo parecía que podía cambiar de verdad, en contraste con la oscuro realidad de finales de los 80: el mundo no podía cambiar, lo malos habían ganado. La serie que sigue resultando a día de hoy un certero (aunque algo acaramelado) análisis del paso a la adolescencia en una familia de clase media en el mudo occidental, jugaba como decía antes la baza de la identificación, la gente de mi edad podía en cierta medida reconocerse en Kevin Arnold a la par que se enamoraba también de la simpar Winnie Cooper, gente de más edad podía conectar con esa hermana rebelde que buscaba su propio camino lejos de las rígidas estructuras sociales y familiares heredadas de los 50 , mientras que los padres podían ver cierto reflejo en una pareja clásica que se veía desbordada por los cambios que se sucedían a su alrededor, cambios que no terminaban de entender. A todo esto hay que añadir su magnifica banda sonora ya desde la intro con un Joe Cocker soberbio. Cierto es que hace tiempo que no vuelvo a ver algún capitulo de esta maravillosa serie, pero tengo la total certeza de que no solo si ha aguantado el paso del tiempo sino que incluso ha mejorado con los años.




Edición anterior: Esta es otra de esas serie de sobremesa de Canal + (la verdad es que este canal era una mina, aquí vi por primera vez Buffy, Friends, Caroline....) que me pillo en los años finales del instituto y que solía ver con cierta regularidad. Desde un primer momento me llamo mucho la atención su planteamiento: Gary Hobson (Kyle Chandler, uno de los protagonista de la también nostálgica y ochentera Super 8) empieza a recibir una mañana los periódicos del día siguiente. Siendo como era un buen chico en vez de forrarse con la lotería centra sus esfuerzos en prevenir los desastres que anuncia el periódico de mañana. Concebida de manera formulaica (no es difícil suponer en que consistía esa formula, ¿verdad?) la serie tenía toda una mitología detrás a cuenta de los anteriores portadores de este “legado”, los motivos del mismo y la razón por la que Gary había sido elegido. Bastante entretenida y simpática más que por Gary, demasiado boy scout, destacaba por los secundarios sobre todo dos: el mítico y misterioso gato que entregaba el periódico cada mañana y Chuck Fishman (interpretado por Fisher Stevens que luego saldría en Lost), mejor amigo de Gary y que siempre estaba tentándole para que usara el periódico de manera un poco más egoísta. Nunca he visto enteras las cuatro temporadas que componen la serie y eso que más de una vez lo he pensado, el problema tal vez este en que aunque Edición Anterior esta bien y es interesante, no es en realidad nada realmente especial y claro hay tantas cosas que ver, pero quien sabe a lo mejor algún día...



Fuente videos: Youtube.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Historia de un hombre sin miedo especial: Cruces con Tierra de Sombras II.

Seguimos con el repaso a las miniseries generadas por el mayor crossover protagonizado por Daredevil en toda su historia, hoy con las dos que quedan para completar las cuatro que surgieron al rebufo de Tierra de Sombras.

Enmarcadas dentro del relanzamiento de su universo “más callejero” que supuso Tierra de Sombras para Marvel, las dos miniseries que completan el evento (a falta de repasar los one-shots) buscan actualizar con diferente acierto conceptos y personajes que últimamente parecían fuera de de juego.

La primera miniserie de cuatro números titulada Blood on the streets y publicada aquí por Panini en un tomo 100% Marvel (rustica con solapas) adecuadamente llamado Sangre en las calles, cuenta con guiones de Antony Johnston, de quien ya hemos hablado por aquí, no es vano es junto a Andy Diggle uno de los arquitectos de la saga y lápices de Wellington Alves. Este dibujante de origen brasileño más conocido por su labor en la vertiente más cósmica de la editorial (Reino de Reyes: Inhumanos) se adapta relativamente bien a un entorno más urbano. Más preocupado por la espectacularidad que por la narrativa y dotado de gran habilidad para dibujar féminas de buen ver, Alves cumple con los estándares de los cómics de hoy en día: cierto grado de dinamismo, pocas viñetas por página y el espectáculo por encima de todo.

La miniserie, cuenta con la presencia de Misty Knight, ex-policia y ex heroína de alquiler, detective privada en la actualidad y de dilatada trayectoria en el Universo Marvel como eje central de la historia. Claro que Misty no estará sola: le acompañaran por el camino Paladín, mercenario surgido en las páginas de Daredevil a finales de los 70 y que tendría cierto protagonismo durante la etapa de Bendis en el cuernecitos. Marta Plateada, otra mercenaria surgida en este caso de las páginas de Spiderman que aceptaba contratos para contribuir a la economía de su país la ficticia Symkaria y Mortaja oscuro y siniestro vigilante surgido también de las páginas de Spiderman.

Este estrafalario grupo de muy diversos intereses termina convergiendo en la Tierra de Sombras creada por Daredevil cuando en apariencia asesinos de La Mano se dedican a matar a peligrosos criminales, algo que choca con su habitual actitud de detención pero no muerte de los mismos. Los intereses de los cuatro protagonistas terminaran cruzándose de manera un tanto forzada en un investigación que afecta al pasado de Misty y en la que nada es lo que parece. Sangre en la calles es un cómic escasamente entretenido, en el que Tierra de Sombras apenas es el telón de fondo (Daredevil no aparece en toda la miniserie), en el que se desarrolla un drama que busca poner en el mapa a unos personajes en general (y con la posible excepción de Misty) lago tiempo olvidados, ni siquiera eso consigue claro.

La segunda miniserie, en este caso de tres números Daughters of the sadow ha sido recopilada aquí por Panini junto con los one-shots (a imagen y semejanza que el tomo americano) en otro tomo 100% Marvel bajo el nombre de Luchadores Callejeros. Con guiones del desconocido Jason Henderson (al parecer un novelista de terror con cierto renombre al otro lado del Atlántico) y lápices del no mucho más conocido, pero en todo caso competente Iván Rodríguez (cuyo trabajo más relevante hasta ahora tal sea el Doktor Sleepless de Warren Ellis para la editorial Avatar); la miniserie se centra en Colleen Wing, mejor amiga y eterna socia de Misty Knight, que aquí buscará su propio destino.

Dentro de la comunidad superhéroica la actitud de Daredevil en Tierra de Sombras despierta, cuando menos recelo, si no oposición frontal, Colleen sin embargo, atada de pies y manos por una ley incapaz de resolver los problemas reales empieza a pensar que tal vez DD tenga algo de razón en su cambio de actitud. El salto definitivo a los brazos de antiguo héroe sin miedo llegará cuando este muestre a Colleen como su madre formo parte antaño de La Mano liderando un subgrupo solo de mujeres conocido como La Uña, DD ofrece a Colleen seguir los pasos de sus madre y liderar una nueva encarnación de La Uña; la Hija del Dragón aceptara hasta que se de cuenta que los métodos de Daredevil no son tan positivos como ella en un principio pensó. Historia bastante tópica que intenta poner en primer plano de nuevo a Colleen (de nuevo con resultados discretos) a la par que presentar toda una serie de personajes nuevos que configuren las futuras Hijas del Dragón (Colleen y Misty en un primer momento).

Resulta interesante señalar, a modo de balance del crossover, que la idea de usar a Daredevil y su posición como líder La Mano como punto de arranque para una revitalización del la faceta más callejera del Universo Marvel termina en general con un fracaso absoluto: Daredevil y el Caballero Luna serán relanzados con equipos e ideas que poco tiene que ver con lo por aquí se ha narrado, el nuevo Power Man (tal ves el personaje más interesante salido de todo esto) apenas si ha tenido repercusión; Colleen, Misty y todo el tema de Las Hijas del Dragón no parecen haberse beneficiado en nada de su paso por aquí y la en cierta medida heredera de todo esto, la nueva Heroes de Alquiler (con Elektra, Marta Plateada, el Paladin o Misty por allí), esta pasando con más pena que gloria por el top ventas americano.

Miniseries con autores o desconocidos o no de primera fila, historias de escaso interés y de todo punto irrelevantes en las historia de sus protagonistas, ¿que pretendía Marvel con estos tien-in?, es más que pretendía con Tierra de Sombras (tal vez repetir el relativo éxito del relanzamiento cósmico de hace unos años, claro que Tierra de Sombras esta a años luz de Aniquilación), fuese lo que fuese no lo han conseguido lo único que han hecho es cargarse una etapa que podría haber resultado interesante (Diggle es un buen guionista) y convencionalizar una premisa (Daredevil al frente de La Mano) que daba mucho más de si, un desastre, no cabe otra palabra.

lunes, 10 de octubre de 2011

Releyendo a Grant Morrison: El Asco.

Concluyo el repaso a las obras de Grant Morrison que he podido volver a leer en las últimas semanas con una de sus obras más provocativas y escatologicas: El Asco, con dibujos de Chris Weston. Una reconocida secuela espiritual de Los Invisibles.

Maxiserie de 13 números concebida en la época en la que Morrison estaba en la cresta de la ola por su trabajo en los New X-Men marvelitas. Resulta curioso observar como el proyecto, en su origen una idea para Nick Furia (probablemente enmarcada dentro del entoces naciente sello MAX para lectores adultos), termino transformándose en algo muy distinto. Aún así, si se observan en la obra ciertas reminiscencias de ese origen, con una poderosa organización secreta uniformada, que en el diseño de Weston, guardan cierto parecido visual con los uniformes de S.H.I.E.L.D, con su querencia por cierto fetichismo por el cuero y la autoridad centralizada, y en la que siguiendo la tradición aparece una suerte de Helitransporte que no tarda en volar por los aires.

Dejando aparte esto, si se quiere puramente anecdótico; decía al principio que El Asco es una suerte de reconocida secuela espiritual de Los Invisibles y lo es no solo porque el propio Morrison así lo señalase en las diferentes entrevistas que concedió por la época, si no porque los temas que trata el cómic y la manera en la que son tratados, tienen innegables ecos de la que aún hoy es la obra más personal del escoces. Incluso a nivel visual El Asco enlaza directamente con Los Invisibles: Weston ya colaboro allí con Morrison y aunque aquí, como único dibujante si consigue que la obra luzca con mayor uniformidad, tal vez sea un artista demasiado realista para los delirios del guionista de Arkham Asylum; delirios que por otra parte si tienen su reflejo en las magnificas portadas de Carlos Segura. En cualquier caso, y aunque Weston pueda parecer un dibujante no del todo adecuado para esta obra, si es verdad que es un excelente artista, cuyo trazo realista al menos permite jugar al contraste con los estimulante y algo enfermizos guiones de Morrison.

Planteado casi todo el rato desde el punto de vista contrario al que nos fue narrado Los Invisibles, tal vez por la fallida (aunque tremendamente estimulante) experiencia de esta, Morrison torna El Asco en una obra mucho más provocadora y gamberra que revolucionaria, esto hace que este cómic sea probablemente más accesible que el de King Mob y compañía, pero también a mi juicio bastante menos interesante y ambicioso. Pese a todo hay en El Asco no pocas ideas estimables, como por otro lado en casi todas las obras de Morrison: basureros dotados de poderosos recursos tecnológicos en defensa de lo que ellos conocen como Status Q (esto es, que las cosas sigan como están, lo que decía antes del punto de vista contrario al de Los Invisibles) y que buscan reconvertir para su causa (o destruir) a los conocidos como antipersonas, esto es aquellos que desafían el Status Q, o sea a Los Invisibles.

El cómic vuelve a mostrar muchas de los sellos característicos de su guionista, con mucha simbologia, cuestionamiento sobre lo que es la realidad, sobre el poder del creador sobre aquello que crea y del observador sobre lo que ve y preguntas entorno a si es posible un autentico cambio social sin recurrir a la violencia. La obra parece en general mucho más planificada y cerrada que Los Invisibles haciendo que lo que le falta en espontaneidad lo compense con un discurso mucho más fácil de seguir aunque en el fondo viene a contar, si no lo mismo, si algo muy parecido. En general El Asco sin parecer tan fallida como al final resulto ser Los Invisibles, no llega a estimular de la misma forma que lo hacían aquellos siendo un trabajo sin duda interesante pero mucho menos poderoso que aquel. Y es que para quien esto escribe siempre es mejor no llegar por exceso de ambición que quedarse corto por no no intentarlo, y no es que El Asco no sea también un obra valiente y en cierta medida a contracorriente, si no que simplemente no intenta siquiera llegar tan lejos como si lo hizo su antecesora.

sábado, 8 de octubre de 2011

Desde la nostalgia, series para el recuerdo III.

Nueva tanda de series de los 80 y los 90 que por un motivo u otro tuvieron repercusión en mi infancia y adolescencia, hoy al contrario que otras veces vamos con cuatro series ¡y alguna incluso es buena!


El Trueno Azul: Tengo un recuerdo bastante difuso de esta serie: se que me gusto muchísimo cuando la dieron por La Primera y también que duró muy poco, en su momento me pareció como si se evaporara y de repente dejara de estar en antena. La recuerdo como una suerte de Coche Fantástico del aire llena de ritmo y realmente entretenida, investigando un poco descubro que se trato de una serie de tan solo 11 episodios y que se baso en una película (que no he visto) dirigida por John Badham director de otros mitos de los 80 como Juegos de Guerra o Cortocircuito y protagonizada por Roy Scheider el de Tiburon. La serie no la he vuelto a revisar desde que la dieron por la tele, de hecho durante mucho tiempo no supe el nombre de la misma, solo me acordaba de “aquella serie del helicóptero que molaba tanto”, no se como habrá envejecido, pero casi prefiero dejarla en el recuerdo como una gran serie que comprobarlo y llevarme otro chasco como el de Alf.




Los líos de Caroline: De esta ya he hablado por aquí a propósito de su sustitución por Friends en la sobremesa de Canal +. La serie narraba las desventuras de Caroline una dibujante de una tira cómica de éxito (lo que ya era un punto a su favor, claro) que cuenta con un estrafalario ayudante, una histérica y atractiva vecina y una serie de relaciones personales bastante desastrosas. Tampoco la he vuelto a revisar pero la recuerdo como una serie bastante divertida que al igual que tantas sitcom de reconocido éxito basaba su comicidad casi exclusivamente en un personaje: Richard, un cínico colorista (creo recordar) políticamente incorrecto y con la “mala” costumbre de decir siempre lo que pensaba sin medir las consecuencias. Pensándolo un poco la serie resultaba bastante convencional y creo recordar que su decadencia empezó cunado la relación profesional entre Richard y Caroline empezó a ser algo más, lo que también suele pasar en estos casos. En fin, con todo, en una época sin Internet y donde solo podías ver las series que te ponían; Caroline resultaba un agradable y divertido entretenimiento.




Los problemas crecen: Serie mítica donde las haya, repuesta mil y una veces en mil y un canales, Los problemas crecen (donde debutaría ni más ni menos que Leonardo DiCaprio), es el ejemplo más claro (o uno de los más claros vaya) de las sitcom familiares americanas en su vertiente más netamente conservadora. Recordada sobre todo por su magnifico y significativo opening no era raro ver multitud de carpetas femeninas en el colegio empapeladas con fotos de Kirk Cameron extraídas de la hoy extinta Superpop. Hace mucho tiempo que no veo episodios de esta serie, pero ya en su momento parecía rancia casi de otra época, apenas un entretenimiento a la hora de la merienda que con suerte conseguía sacarte una sonrisa, rara vez una carcajada. Aún así se trata de una serie de los 80 que casi todos los que crecimos en esa década hemos tenido por fuerza que ver alguna vez y eso es significativo.




Salvados por la campana: No muy distinta de la anterior aunque con algo más de mala leche, a día de hoy Salvados por la campana es casi más rememorada por el destino de alguno de sus actores que por la calidad de la serie ya bastante floja en su momento. Chicos y chicas de instituto guapas y guapos que buscando la identificación de un público muy concreto jugaban a ser rebeldes, terminado por hacer siempre “lo correcto”. Llena de los estereotipos más burdos, intentaba tener algo de reflejo generacional. El problema claro es que ya entonces resultaba demasiado superficial e incluso escasamente divertida. Con varios derivados en su haber, (y una clara heredera, la inefable California Dreams), lo cierto es que no la he vuelto a ver en muchos años, quizá ahora sea más interesante pero realmente lo dudo.



Fuente videos: Youtube.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Los Muertos Vivientes treinta números después.

Hacía tiempo que no escribía por aquí sobre Los Muertos Vivientes (en concreto desde el 48 USA), más que nada porque el parón del blog del año pasado coincidió en el tiempo con la afortunada decisión de Planeta de acelerar la serie con ni más menos que cuatro tomos salidos en 2010, toca así pues hacer un repaso general a la colección.

Los Muertos Vivientes sigue siendo aún hoy la serie mainstream más prestigiosa que uno puede encontrar, con el centenar de entregas asomando en el horizonte y con uno niveles de tensión y drama que no hacen si no aumentar, parece claro que el trabajo de Kirkman y Adlard es incontestable y sin embargo....

He de reconocer que cuando leí por primera vez este cómic no había visto en mi vida ni una sola pelicula de zombis, sabía quien era Romero claro, pero no conocía su trabajo, fue precisamente esta serie lo que me llevo a acercarme a esas películas y allí descubrí que el trabajo de Kirkman en esta serie tenía muchas de las virtudes que se encuentran en la trilogía inicial de Romero (La Noche de los Muertos Vivientes, Zombi y El día de los muertos) y que su originalidad venía dada sobre todo por el medio (el cómic) usado para reflejar todo lo que Romero había mostrado en sus filmes. Los zombis como elemento de fondo del autentico horror de lo que la humanidad esta dispuesta a hacer para sobrevivir, al fin y al cabo los zombis solo quieren comer, son los hombres los que sin leyes, sin consecuencias y preocupados solo por su destino, comenten las mayores tropelías.

Estas influencias, reconocidas claramente por Kirkman que en todo caso pretende ir más allá de donde llego Romero en lo que al destino de los supervivientes de este mundo apocalíptico respecta, estas influencias decía, alcanzaron su punto culminante en el lacónico y tal vez excesivamente autoconsciente “Nosotros somos los muertos vivientes”, del número 24 americano (cuarto tomo español). Cierto es, que es una conclusión a la que el lector debería haber llegado por su cuenta y que verbalizada de esa forma puede perder parte de su significado, pero no es menos cierto que es un brutal epilogo a lo vivido hasta ese momento y que permitía dar la sensación de obra cerrada. Pero no se acabo ahí, Kirkman quería ir mucho más lejos y realmente tengo la sensación de que desde entonces la colección, aun con cómics estupendos, aún justa merecedora de todos los parabienes cosechados; no ha hecho otra cosa que repetirse en un más difícil todavía que no parece ir a ningún sitio.

De vocación claramente literalizante y con una sobreabundacia cada vez mayor de diálogos lo mejor que ahora se puede decir de Los Muertos Vivientes, es que sus principales protagonistas, de tan autoconscientes parecen estar cerca de romper la cuarta pared, hablando directamente al lector de aquello por lo que están pasando y mirándoles a los ojos como desafiándoles a seguir contemplando el dantesco panorama en el que se han transformado sus vidas. Así las cosas, el cómic ha dejado de ser una metáfora de nuestra sociedad llevado al extremo que busca con el juego de los espejos deformados indagar en la verdadera naturaleza del ser humano, para tornarse en una explicita declaración de principios que deja pocas dudas sobre lo que el autor (la vocación literalizante que señalaba antes, muestra a las claras a Kirkman como responsable casi único del mensaje de la obra) pretende narrar.

Lejos de cualquier tipo de sutilidad, de la más mínima búsqueda de esperanza, Los Muertos Vivientes alcanzan cotas de crueldad que a estas alturas no resultan ya sorprendentes, si acaso al contrario redundantes en un panorama que de tan negro empieza a resultar demasiado previsible. Hay que esperar para ver el futuro de la colección, pero a estas alturas parece, como decía antes, bastante repetitiva e incluso cíclica (el estatus actual recuerda demasiado a la cárcel por la que pasaron los supervivientes, y no pocos de los nuevos personajes parecen actualizaciones de algunos ya fallecidos) lo que no impide que siga siendo una colección francamente disfrutable a la que sin embargo se le empiezan a ver las costuras.

lunes, 3 de octubre de 2011

Releyendo a Morrison: Animal Man.

Sigo con el repaso a algunas de las relecturas que he podido hacer últimamente de las obras del genial guionista escoces, en este caso con la que aún hoy sigue siendo la que más me gusta: Animal Man.

Animal Man es para mi un cómic especial.  Para ello convergen toda una serie de factores: por un lado fue el primer cómic de Morrison que leí, no tenía ni idea de quien era el guionista (este es su primer su primer trabajo en un major americana) y desde entonces su nombre se me quedo grabado como un tipo a seguir; por otro nunca había leído un cómic así. Me explico, cuando leí por primera vez Animal Man mi bagaje como lector de cómics no era demasiado amplio, si, había leído muchos cómics de superhéroes, de Mortadelo y SuperLopéz y gracias a la biblioteca cosas como Tintin y Asterix, pero nunca en mi vida había leído una ruptura de la cuarta pared llevada a cabo de manera tan magistral y coherente, he de reconocer que en su momento el cómic fue un autentica bomba para mi y desde entonces todos mis acercamientos a esta obra están condicionados por ese primer impacto, cuyo calibre solo recuerdo haber sentido con Born Again.

Pasado el tiempo y con varias relecturas a mis espaldas (intento leerlo al menos una vez al año), uno ya es consciente de las debilidades de la obra, un cómic tal vez excesivamente caótico en ocasiones que abre muchos frentes y cierra pocos, que exagera su ecologismo radical en sus comienzos y que se ve un tanto afectado por los vericuetos editoriales de la época, no olvidemos que por mucho que ahora se incluya en el sello Vertigo, Animal Man estaba en su momento plenamente integrado en el Universo DC e incluso formaba parte de la JLA.

Capitulo aparte merece el dibujo, donde Chas Toug ha sido machacado una y otra vez (al contrario que las maravillosas portadas de Brian Bollard, que en todo caso tienen algo de engaño: lo de dentro no tiene nada que ver, cualitativamente hablando, claro), cierto es que no estamos ante un gran artista, tal vez ni siquiera bueno, pero a mi desde luego me resulta cumplidor, no esta a la altura de los guiones de Morrison, es verdad, pero no diría que Animal Man es un destrozo visual, mas bien me resulta un dibujo muy de su época sin nada especial, demasiado convencional desde un punto de vista visual, algo por otra parte que pasa a menudo en la obra del guionista de Los Invisibles.

En todo caso y aún con sus debilidades, Animal Man sigue siendo aún hoy una obra de referencia en el cómic comercial americano y una muestra clara del trabajo de Morrison, que hará aquí por primera vez aquello en lo que luego sería un experto: coger un personaje/s ajeno y sin traicionarlo llevarlo a su terreno para tornarlo casi en uno propio, todo ello aderezado con una reivindicación del superhéroe clásico como único camino valido para el genero si este desea perdurar más allá de obras puntuales. En esta caso, además el autor de Final Crisis aprovecha su revisión de Animal Man para realizar una profunda reflexión sobre el papel del creador sobre su creación y del lector con respecto a aquello que lee. Tal vez el de Glasgow se paso de chauvinista en un final demasiado personalista pero en todo caso su trabajo muestra a las claras la tremenda personalidad de un autor destinado a ser una de la referencias allende los mares, incluso el caos que acompaña la obra terminara por tornarse en una de las señas de identidad del guionista, siempre preocupado por plantear preguntas pero menos interesado en dar las respuestas, un autor que desde el principio confía y respeta en la inteligencia de sus lectores y que, respetando su esencia y huyendo del realismo mal entendido, intenta ir más allá de los caminos más trillados en un genero, el de superhéroes, en el que indudablemente se enmarcan tanto este Animal Man como lo mejor de la producción de Grant Morrison.